Paradojas y la intolerancia de los tolerantes
Recientemente da vueltas por internet este cuadro:
Con bonitos dibujos se nos explica la opinión de Karl R. Popper (1902-1994), en cuanto a que la sociedad moderna, a pesar de valorar la tolerancia, tiene el derecho a reprimir ciertas ideas, cuando las son “intolerantes”. A esto se le ha llamado la “Paradoja de la Tolerancia”.
Resulta curioso que una opinión de fines de la 2ª Guerra Mundial (Popper la expuso en La Sociedad Abierta y sus Enemigos de 1945) resurja en la internet 2017, en un mundo totalmente diferente. Después de todo, no parece que las ideas de Hitler u otras de similar calaña se acerquen siquiera a poner en peligro la paz mundial, o la estabilidad de los países. Sin embargo, claramente no es una coincidencia.Lo que sucede es que grupos que hasta hace poco pedían tolerancia, han alcanzado el poder en años recientes, y se preparan para ejercerlo en contra de sus enemigos. Desde luego, no se trata de los nazis, reducidos a grupos minúsculos y desarticulados en todas las naciones occidentales. Muy pronto (y ya ha comenzado) serán los homofóbicos, los opositores al aborto, y los cristianos estarán bajo esa bota negra del último cuadro.
Por eso este tipo de publicaciones deberían ser motivo de preocupación para nosotros.
¿Es válida la opinión de Popper? Creo que no. De entrada se nos dice que estamos ante una paradoja, y eso es problemático. En filosofía se entiende que una idea, para ser verdadera, al menos debe ser coherente consigo misma. Si se produce una paradoja al aplicar una explicación a una situación concreta, la explicación es falsa. Reductio ad absurdum, le decimos los siúticos. Sin embargo, aquí se nos dice que la idea de tolerancia que nos proponen contiene una paradoja: toleramos las ideas diferentes (no como esos sucios intolerantes del pasado), pero no todas. Hay ciertas ideas y expresiones que son intolerables incluso para nosotros, inmaculados caballeros de la tolerancia.
El resultado de esta paradoja debería ser el mismo en todos los casos: la tolerancia de los modernos es una idea errada, o vacía en el mejor de los casos. Sin embargo, cuadritos como el de más arriba no dicen eso. Casi nos invitan a tolerar esta paradoja como la única alternativa posible, como la máxima de un sabio oriental que parece absurda pero no sabemos exactamente cómo.
Ya puedo oír a mis detractores: “¿Acaso eres un intolerante? Miren todos, el odia la tolerancia”. Gran escándalo ante tamaña herejía.
Más allá de la indignación moral y las caminatas de la vergüenza, la solución a la paradoja de Popper es bajarnos del pedestal moral que nos otorgan palabras como “tolerante” y “liberal”. La respuesta es quitarnos los ropajes blancos de los Caballeros de la Tolerancia y la Libertad, y vernos tal como realmente somos. Existen en el mundo regímenes sumamente duros con ideas que a nosotros nos parecen normales (la libertad de culto, por ejemplo), y son tolerantes con otras. Hay personas que reclaman espacio para sus ideas en base a cierto principio de tolerancia (los nazis, por ejemplo) pero que no tenemos por qué soportar. En uno y otro caso, la diferencia con nosotros no es entre blanco y negro, los buenos y los malos, los tolerantes y los intolerantes.
La diferencia entre una sociedad de libre y otra opresiva es de grados, no de si somos tolerantes o no. La pregunta no es si trazamos o no una la línea de tolerancia, sino dónde la trazamos. La pregunta es ¿cuál es el estándar mínimo que impondremos a todos? Al hombre moderno no le gusta la idea de imponer, o los estándares comunes, suena a algo violento. Sin embargo, eso es exactamente lo que hace Popper con su aparente solución a la paradoja de la tolerancia.
Pero ese todavía no es el problema de fondo. Cuando hemos decidido dónde poner la línea de lo que estará prohibido en la sociedad, todavía nos queda la pregunta definitiva ¿por qué trazar el límite de la tolerancia precisamente ahí, y no más adelante o más atrás? “¡Juego democrático!” dirán muchos “que la mayoría decida”. El problema es que los procesos democráticos no garantiza una buena solución, como tristemente lo demostró el ascenso del nacional socialismo alemán, o la experiencia de Venezuela.
La respuesta a esa pregunta solo puede provenir de una verdad trascendente, que se encuentra más allá del Estado, y que surge directamente de nuestra identidad como seres humanos. La respuesta, en definitiva, solo surgirá cuando sepamos quienes somos, y para qué estamos aquí. Esos son problemas filosóficos y religiosos que el hombre moderno no quiere tocar ni con una vara de 3 metros. Para no hacerlo, está dispuesto a soportar ideas como la tolerancia con sus evidentes paradojas, decir “no se tolera al intolerante”, pretender que eso es una respuesta y encogerse de hombros.
34 comentarios
Saludos cordiales
Tomemos el caso de las carmelitas de Compìegne que fueron obligadas a abandonar el convento porque los votos perpetuos, aún siendo voluntarios, aherrojaban su libertad, según los principios revolucionarios. Eso fue en 1794 y en 1926 la Ley Calles de Delitos y Faltas en Materia de Culto Religioso dice lo mismo:
"Artículo 6. El estado no puede permitir que se lleve a efecto ningún contrato, pacto o convenio que tenga por objeto el menoscabo, la pérdida o el irrevocable sacrificio de la libertad del hombre, ya sea por causa de trabajo, de educación o de voto religioso; la ley, en consecuencia, no permite el establecimiento de órdenes monásticas, cualquiera que sea la denominación u objeto con que pretendan erigirse".
Es decir, en nombre de la libertad prohíben los votos que voluntariamente se quieran hacer, obligando a las personas a llevar la vida que no quieren llevar: para que seas libre te prohíbo hacer esto.
Es decir que si el los revolucionarios, tanto franceses como mexicanos, hubiesen sabido que yo prometí a Dios que si me daba salud cuidaría de mi madre hasta su muerte natural, también habrían tenido que hacer conmigo lo mismo que con las religiosas de Compiègne, es decir separarme de mi madre y entregarla a la sanidad pública, ya que el cuidado de una enferma sine die también coartaba grandemente mi libertad. Sin embargo las religiosas nunca fueron más felices que en el convento, ni yo más feliz que cuidando a mi madre, eso que Calles llamó "el irrevocable sacrificio".
diariopregon.blogspot.com.ar/2011/04/la-tolerancia-virtud-peligrosa.html
En su final:
Este hipertolerante está en el auge de una crisis de intolerancia. Todas las violencias, todas las injusticias, todas las unilateralidades pueden ser temidas de su parte. Es que su tolerancia de fachada solo existía cuando estaban en juego valores insípidos y secundarios como la ortodoxia, la pureza de la fe, los derechos de la Santa Iglesia. Pero cuando su persona entra en escena, todo cambia y helo aquí dispuesto a precipitar en el infierno a quien lo hiera aunque sea levemente, con indignación análoga a la que San Miguel tuvo contra el demonio: «¿Quién como yo? ».
En tiempos pasados los estados eran confesionales y las leyes se hacían pensando en la Biblia, y eso no impedía que se castigara a los homosexuales con trabajos forzados e incluso la muerte, que a los herejes se les quemará, que se pudieran comprar y vender esclavos sin remordimientos, etc. Comportamientos que hoy en día avergüenzan a cualquier cristiano y hace que muchos se pregunten cómo era posible que sociedades cristianas permitieran eso.
Así que ni siquiera reconocer la existencia de Dios (o eufemisticamente "la verdad trascendente ") garantiza una moral permanente en la sociedad.
Se supone que todos tenemos los mismos derechos y están en la declaración de los derechos humanos (//www.un.org/es/universal-declaration-human-rights/). Ahí es claro que no existe el derecho de adopción, ni de matrimonio pero hay grupos que lo buscan, con escalofriantes resultados: menores obligados a usar fármacos y hormonas de por vida e incluso castrados.
Homosexuales activistas del lobby gay para adoctrinar a niños en la ideología de genero
Así se envenena la cultura judeo cristiana de occidente libre, infectandola con todos éstos virus de la muerte : el marxismo cultural y el terrorismo islamico
Se les hace creer a nuestras sociedades que nuestra cultura y valores cristianos son malos, que nuestro Dios es "homofobo" "nazi" "discriminador" etc etc
Las sociedades se averguenzan de su cultura y bajo una falsa tolerancia, acogen a todos éstos venenos que a la postre destruirán nuestra sacrosanta cultura y raíces cristianas,.Es el plan del NOM para destruir occidente. Lo están haciendo en Europa como un banco de pruebas,..una vez que destruyan la cristianidad europea , irán por América
La tolerancia en el contexto actual es fruto del relativismo que niega la verdad objetiva.
La verdad es la llave que abre la paradoja de la tolerancia/intolerancia.
Solo la verdad tiene derecho de existir, no la mentira, el engaño o el error; temporal o parcialmente se les puede tolerar, en lo que se les elimina.
"La Verdad les hará libres".
Pregunto, ¿La afirmación "no existe la verdad absoluta", es una verdad absoluta? Si lo es, la frase es falsa (porque entonces existe una verdad absoluta), si no lo es, también es falsa (porque admite que hay verdades absolutas). Por lo tanto, de cualquier forma es falsa.
Otra forma de demostrar la falsedad de la afirmación de que "no hay verdades absolutas" sería enunciar algunos ejemplos de verdades absolutas: "los triángulos tienen tres lados", "tus padres nacieron antes que tú", "cualquier cantidad multiplicada por cero resulta en cero", etc.
Me adhiero a la opinión de que las armas de la intolerancia apuntan contra la Iglesia Católica, pues los apóstoles de la tolerancia no buscan la verdad, sino la justificación de sus faltas.
La tolerancia no es que todo te caiga bien y que no reconozcas que hay cosas mejores que otras, simplemente es que aguantas a los otros porque otros te aguantan a ti.
Yo tolero a los musulmanes, aunque el Islam no me haga gracia y reconozca que siendo ateo prefiero vivir rodeado de cristianos que de musulmanes.
Pero de ahí a pretender prohibir el Islam y pisotear los derechos de los musulmanes hay un abismo.
Incluso a veces es bueno demostrar cierta superioridad moral y tolerar hasta cierto punto a los intolerantes.
Por ejemplo en España son legales partidos como Falange, que cuando gobernaba Franco no permitían la existencia legal de los otros partidos.
En los Estados Unidos a pesar de haber combatido contra los nazis y los comunistas en varias guerras, sin embargo son legales un Partido Nazi Americano y un Partido Comunista Americano.
Aunque esa tolerancia tiene un límite y si esos partidos dejarán de ser minoritarios y volvieran a usar los métodos de violencia y guerrilla urbana que en el pasado les llevaron a poder, serían prohibidos.
Mi punto es que no me digan que hay tolerancia cuando esa tolerancia es hasta cierto punto (cualquiera sea el punto), porque lo mismo puede decir cualquiera. Hasta los regímenes comunistas toleraban hasta cierto punto. Díganme hasta donde hay tolerancia, y por qué hasta ahí.
Por cierto, que creo que dan bastantes más problemas y quebraderos de cabeza a nuestra pobre democracia, (y están siendo o han sido ya muy bien tolerados) grupos como batasuna, bildu, sortu, cup, erc, podemos, etc..., que los que pueda dar la falange, cuya existencia ni se nota siquiera, y si fuera ilegalizada lo sería por lo que tú sientes: puro odio.
En este momento no sabemos a qué grado de tolerancia tenemos derecho porque no está establecido claramente. Mis principios de tolerancia me impiden entrar en una sinagoga o una mezquita profiriendo improperios, pero una cosa son mis principios y otra los establecidos por la ley, supongo que si Rita Maestre pudo hacer eso yo también podría hacerlo con una reunión de masones, una mezquita o una sinagoga, pero no estoy segura de que en ese caso no lo consideraran punible. Así que la tolerancia, legalmente hablando, parece estar bastante sesgada.
La homofobia, la islamofobia y otras fobias parecen ser intolerancia punible pero la cristianofobia no por las muestras dadas en tantas y tantas ocasiones ???
Lo que sí sé es que esas personas, al contrario que las denominadas racistas, se consideran a si mismo tolerantes, pero una cosa es ser antirracista y otra es tomarla con el General Lee. También es distinto la opinión del Reverendo Jackson, que le llamó Hitler, y la acción de derribar la estatua porque una cosa es una opinión, por descerebrada que sea, y otra una acción concreta. Es el mismo caso que Charlie Hebdo y Rita Maestre. A mi me parecen punibles las acciones: disfrazarse de Jesucristo en carnaval, burlarse de Él en una txozna de Bilbao o meterse en una iglesia, lo que digan a través de medios de comunicación no se puede evitar.
En este momento estoy pensando, para no ser acusado de intolerante, si entra dentro de los límites de tolerancia razonables, según el modelo de tratar a los demás como nos gustaría que ellos nos trataran, permitir en blogs católicos el uso como nick del nombre de la diosa griega del pensamiento.
Solamente en Alemania y con matices. Allí es legal nuevamente publicar el "Mi Lucha" de Hitler.
Aunque el negacionismo del Holocausto está penado, porque siempre está acompañado de un discurso de odio hacia los judíos (ellos son mentirosos por naturaleza, se inventaron el Holocausto para cobrar indemnizaciones de Alemania y para justificar la ocupación de Palestina,etc).
Por lo demás en España se pueden expresar libremente las ideas nazis, basta con visitar páginas tipo EUROPA SOBERANA, ALERTA DIGITAL y otras.
Incluso en Infocatólica hemos polemizado sin problemas con negacionistas del Holocausto. Nunca les han censurado.
Claro, claro. En el ejemplo histórico que puse antes: las derechas y la Iglesia toleraban (aguantaban con un estoicismo aprueba de bomba) las consecuencias que suponía tener en el poder al frente popular, porque éste, el frente popular "toleraba" a las derechas y a la Iglesia. Claro, claro.... Y por eso no terminaba de desbordar la revolución que acabara con todos ellos, porque "los toleraba". Ya, ya.
O como por ejemplo hoy en día: la sociedad católica tolera las ofensas de podemitas, IU y muchos otros a sus creencias, o tolera el peligro de atentados islamistas, siendo buenos y no haciendo mucha alusión a la religión aliada de la izquierda.... ?por qué la izquierda tolera a la sociedad católica? Amos anda majete. Que esa ya es muy gorda. Lo hacen para que no les caiga la terrorífica palabra policía: homofobo, islamofobo..., o directamente fascista, como en el 36, de parte de nuestra tolerante izquierda.
Esto es muy fácil, durante cuarenta años de franquismo los partidos ajenos al Movimiento estaban prohibidos. Incluso los de derechas que se definían como democrata-cristianos. Porque lo de cristianos se aceptaba pero eso de demócratas sonaba a satánico. Eso es INTOLERNCIA.
Durante cuarenta años de democracia se ha permitido existir legalmente a los partidos del Movimiento por parte de los que antes estaban proscritos. Eso es TOLERANCIA.
"También hacen falta distinciones en torno a la palabra "tolerancia," que se repite una y otra vez en nuestros días. Típicamente, ha llegado a significar aceptación y hasta incluso celebración. Por tanto, toda persona que no se muestre absolutamente eufórica por el matrimonio homosexual o la transexualidad, no es suficientemente "tolerante". De hecho, el término implica el deseo de ver con buenos ojos un punto de vista o acto con el cual no estamos de acuerdo. En consecuencia, en el contexto de nuestro sabio sistema político, cada ciudadano tiene la obligación de tolerar una gama de opiniones que encuentra desconcertantes, erróneas, repugnantes o incluso bizarras. Hay muchas razones buenas para admitir esta tolerancia, siendo las más importantes respetar la integridad de la persona y evitar conflictos civiles innecesarios, pero de ninguna manera implica que uno tenga la obligación de aceptar o celebrar esos puntos de vista. Por tanto, ciertamente uno debería tolerar el derecho que tiene una persona de cambiarse de sexo sin sentir al mismo tiempo la obligación de alegrarse por la elección que hizo" PADRE ROBERT BARRON
La Iglesia es intolerante en los principios porque cree; pero es tolerante en la práctica porque ama. Los enemigos de la Iglesia son tolerantes en los principios porque no creen; pero son intolerantes en la práctica porque no aman" (P. Reginald Garrigou-Lagrange, O. P.)
“Aprended a pensar, a hablar y a actuar según los principios de la claridad evangélica: Sí, si; no, no. Aprended a llamar blanco a lo blanco, y negro a lo negro; mal al mal, y bien al bien. Aprended a llamar pecado al pecado, y no lo llaméis liberación o progreso, aun cuando toda la moda y la propaganda fuesen contrarias a ello” (JP II, disc. a universitarios de Roma, 26/3/1981)
«Siempre resulta ventajoso para el rico –afirma Belloc– negar los conceptos del bien y del mal, objetar las conclusiones de la filosofía popular y debilitar el fuerte poder de la comunidad. Siempre está en la naturaleza de la gran riqueza (…) obtener una dominación cada vez mayor sobre el cuerpo de los hombres. Y una de las mejores tácticas para ello es atacar las restricciones sociales establecidas»
«no sentir la putrefacción del mundo es indicio de contagio» Gómez Dávila
Como ya dije tolerar es simplemente aguantar a otros porque los otros te aguantan y evitar conflictos. No exigir adhesiones entusiastas.
“Ya no basta que el ciudadano se resigne, el estado moderno exige cómplices - Nicolás Gómez Dávila
La II república fue un régimen básicamente de tolerancia, en el que la izquierda nunca se sintió dueña del régimen. Las derechas y los católicos nunca tuvieron motivos reales para sentir intolerancia, y de hecho, es que en la fase final del régimen, hizo gala de una tolerancia que rayaba lo exquisito, frente a unas derechas y unos católicos modélicos ven su intolerancia.
Robert Spaemann observaba que, cuando la tolerancia se convierte en un valor supremo, «está siendo transformada en intolerancia de lo que, en realidad, únicamente da a la tolerancia su valor: la sacralidad de la conciencia»., en
es.catholic.net/op/articulos/10741/cat/476/cuando-la-tolerancia-se-vuelve-intolerancia.html
Y: ¿Qué es la Tolerancia? en
es.catholic.net/op/articulos/46349/cat/420/que-es-la-tolerancia.html
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