Estado laico y feriados religiosos
De una carta al director, publicada hoy en el diario La Segunda:
Propongo […] que se declare que el 2 de febrero es el Día Nacional del Club Social y Deportivo Colo Colo. Es el equipo con la mayor hinchada del país y nada más justo que celebrar la preferencia mayoritaria, ¿verdad? Si el ejemplo parece absurdo, ¿por qué es más aceptable cuando se trata de una festividad celebrada por una religión específica que resulta ser mayoritaria en un momento específico?
Estoy seguro que el autor de este ejemplo considera que su posición es de lo más neutra y ecuánime. La verdad, sin embargo, es que tanto el ejemplo como la conclusión ("no debe haber feriados religiosos") surgen de premisas propias de las dictaduras ateas del siglo XX, y el más extremo materialismo.
La premisa que opera en este argumento es que la religión es una actividad privada de las personas, algo que los seres humanos hacen para pasar el tiempo. Lo mismo podrían dedicarse a ver TV, jugar World of Warcraft o confeccionarle un altar a Justin Bieber. Bajo esta idea la religión cabría dentro de la libertad común que tienen las personas para realizar cualquier actividad que no dañe a otro. El Estado, por su parte, no debería tener injerencia alguna en esas actividades, ni en favor ni en contra. Es la misma premisa bajo la cual los cristianos tienen “libertad religiosa” en China o en las naciones musulmanas: puedes ser cristiano dentro de tu casa, pero que no te vean actuando como uno en público.
Demás está decir que esto no es aceptable
Todas las Constituciones reconocen la libertad religiosa como un derecho esencial del ser humano. Si la religión fuera una actividad privada más, ese reconocimiento sería superfluo y redundante. No es así. La religión merece una protección especial del ser humano, porque comprende la esfera del ser humano más íntima e importante. La religión se refiere a la relación de cada individuo con lo trascendente.En ese mismo lugar se encuentran las raíces de la dignidad de cada uno de nosotros. Esa dignidad que no proviene de una ley donde el Soberano nos la haya otorgado, sea que ese Soberano se haga llamar Führer o Estado Social y Democrático de Derecho. Tampoco proviene de alguna capacidad que podamos tener, ni de nuestra utilidad para los demás.
Allí también se encuentran las raíces de nuestra libertad y de nuestra responsabilidad. El materialismo, sea en vertiente determinista o cuántica, acaba por destruir la libertad. Después de todo, no hay responsabilidad posible por nuestros actos, si son el producto de un sino inevitable o de un azar ciego. La única forma de afirmar la libertad y la responsabilidad es reconocer esa conexión del hombre con lo trascendente. El derecho protege esa conexión a través de reconocer la libertad religiosa.
A veces los ateos se burlan de la religión. Hablan del monstruo de spagetti y de la Iglesia maradoniana. Todo el que comprenda ese ámbito del ser humano, aunque no lo comparta, reconoce la diferencia entre una religión sinceramente creída y una parodia. Quien insista en que no hay diferencia ha llegado a un nivel de ateísmo tan extremo que ya no puede empatizar con el sentimiento religioso de sus congéneres.
El ejemplo de comparar la conmemorar el nacimiento de Dios con la fundación de un club deportivo, es absurdo, pero no porque la religión sea absurda, sino porque quien lo propone ha perdido el sentido de lo que significa ser humano..
Es posible que una nación olvide sus fiestas religiosas, y decida tratarlos como un día libre más. Es posible que cambie la religión predominante en un lugar. Lo que no se puede admitir es que se niegue por principio esa dimensión, o que se la ponga al mismo nivel que el deporte u otro hobbie.
5 comentarios
En teoría, el Estado desconoce absolutamente todo lo referente a las religiones, por lo tanto, la existencia de un feriado religioso sería extraña en un Estado ideal.
En ese sentido, el argumento original es válido.
Donde el argumento realmente falla es en que supuestamente el Estado se organiza para proteger a la persona humana. Y la persona humana es religiosa. Eso es algo innegable, tan innegable como que la persona humana respira aire. Si el Estado fuera realmente ideal, reconocería eso y los feriados religiosos se considerarían una necesidad humana básica, tan necesaria como la construcción de estadios de fútbol.
La realidad es que el Gobierno (no el Estado, son dos cosas distintas) está dominado por personas con intereses particulares y mezquinos. En la medida que esos intereses sean coherentes con las fiestas religiosas -por ejemplo, la Navidad, que genera muchos impuestos- las fiestas religiosas seguirán teniendo valor. Cuando la festividad es "menos importante", o sea, genera menos plata, desaparece.
En ese punto has patinado, Pato.
-Cierto que hay parodias de las religiones que son sólo eso, parodias.
Pero luego hay religiones "serias" que son tomadas como parodias por otras religiones "serias".
Los mormones se toman muy en serio lo suyo, pero son una parodia del cristianismo. Ridículos hasta decir basta.
También muchos cristianos piensan que el islam es un refrito de judaísmo y cristianismo.
Los judíos opinan que el cristianismo es sólo una de sus muchas sectas heréticas, que ha tenido bastante éxito.
Los paganos romanos trataron de aniquilar el judaísmo porque su excéntrico monoteísmo era un peligro para la estabilidad del imperio.
El hinduismo con sus múltiples dioses con cuerpo de niño y cabeza de elefante parece una pesadilla de borracho, pero en la India son capaces de derramar sangre por cuestiones religiosas.
-El calendario cristiano en las sociedades occidentales se mantendrá aunque se le quite el significado religioso (como ocurre en Uruguay donde Navidad creo que se llama simplemente fiesta de invierno y Sema Santa fiesta de primavera), porque marca los ciclos del año. Por ejemplo san Juan es el solsticio de verano.
-Efectivamente los derechos humanos no son derechos concedidos por el estado, sino que el estado los reconoce como anteriores a el mismo y que pertenecen a cada persona sólo por el hecho de ser persona.
Por eso incluso un apátrida tiene derechos humanos.
Y entre los derechos humanos está el poder tener una religión (o ninguna) y que se te permita libremente profesar dicha religión (o reconocerte como ateo) sin miedo a represalias.
Sin embargo, creo que el autor del ejemplo está razonando más en el ámbito de los principios.
@ gringo: 1. Este post no está ocupado del azar en el origen biológico. Menciono el azar como referencia a las teorías materialistas que explican la libertad como producto de la indeterminación cuántica.
2. Uno puede considerar ridículas otras religiones ("miren a los católicos que creen que devoran a su dios") pero eso no implica desconocer la sinceridad de las creencias. El problema surge cuando se dice que es lo mismo ser mormón que hincha de un club de fútbol.
4. No creo que el autor de la carta que da origen a este post cuestione el derecho a tener una religión. Tampoco las dictaduras ateas cuestionan ese derecho.
El punto es que la libertad religiosa es algo más que "haga Ud. lo que guste, mientras no dañe a nadie". La libertad religiosa comprende el derecho a participar como religión en la vida pública y a que el Estado no trate a los ciudadanos como ganado, sin valor intrínseco. Al reconocer la libertad religiosa, el Estado reconoce que sin ese ámbito de la vida, su propia existencia se reduce a un ejercicio ilegítimo de la fuerza.
Por cierto como abogado igual te interesa saber una cosa que pasó en España y que me dejó de piedra: un hombre que discutía con otro no de fútbol pero sí de tauromaquia, fue absuelto de un delito de agresiones por darle un puñetazo a su contertulio, y es que éste había insultado al torero Curro Romero. Y en el juicio el agresor aseguró al juez que su religión consistía en adorar al susodicho torero como a un auténtico dios. El juez interpretó que ante un insulto a su divinidad el buen hombre no pudo contener el impulso de responder con un golpe.
Como te lo cuento.
Respecto a lo de vivir públicamente la fe, no veo que un cambio en el calendario pueda afectar a eso.
En los países protestantes la Semana Santa no es festiva o como decís en América feriada, y no por eso los católicos dejan de hacer procesiones y otros actos públicos, con el correspondiente permiso.
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