Éxodo:dioses y reyes es cine para ateos
Se ha vuelto un lugar común notar que los ateos hacen las mejores películas basadas en temas bíblicos, y es cierto que las producciones realizadas desde un punto de vista específicamente cristiano corren un grave riesgo de resultar demasiado pesadas y evidentes en su “prédica”. Los escépticos, en cambio suelen dejar que la historia se presente a sí misma, y de ese modo
Si eso es cierto, entonces Éxodo: dioses y reyes vendría siendo la excepción que confirma la regla.
No soy de los que se molesten porque un filme basado en un relato bíblico integre elementos que no están en el texto, o que no “cuente todo tal como fue”. Lo cierto es que al trasladar un relato de un medio escrito a uno audiovisual (o en general cualquier adaptación, incluso una traducción), siempre habrá elementos que se perderán y otros que será inevitable incorporar. En consecuencia, la clave de una buena adaptación no radica en llevar un texto línea por línea a la pantalla, cosa desde ya imposible, sino en que el producto final reconozca y profundice los temas fundamentales del texto original.
Es en este sentido que Éxodo: dioses y reyes es una mala película.
Los elementos sobrenaturales en la vida de Moisés son inevitables, pero Ridley Scott (ateo, por si no ha quedado claro) no solo intenta reducirlos al mínimo a través de explicaciones naturalistas, sino que explícitamente introduce escenas para dejar en claro que la relación entre Moisés y Dios es ilusoria, algo propio de un psicótico.
Comencemos por dejar en claro que los valores de producción, y el reparto están impecables; después de todo estamos ante una super producción hollywoodense, y en ese sentido la película cumple con las expectativas que eso conlleva. A estas alturas nadie duda de la capacidad de Christian Bale para imbuirse de un papel, haciéndonos olvidar que él mismo era Batman algunos meses atrás, y John Turturro está irreconocible en el rol del Faraón viejo y moribundo. Sí tuve la impresión que Sigourney Weaver, por su trayectoria, queda desaprovechada en su rol; es decir, como uno la reconoce, al final queda esperando que tenga una mayor participación en la historia, pero eso nunca ocurre.
Personalmente me molestaron algunos anacronismos. Por ejemplo, en un diálogo se hablara de “los judíos” para referirse al Pueblo de Israel, pero el concepto de “judío” como nación solo toma sentido cuando los Asirios destruyen a las 10 tribus perdidas y queda como remanente del pueblo la tribu de Judá. Otra escena nos muestra el matrimonio de Moisés y Séfora, con una ceremonia indistinguible de lo que uno vería actualmente, enfatizando la relación romántica, y el intercambio de votos en términos de igualdad entre hombre y mujer.
Pero en definitiva, esos son detalles que la gran mayoría de los espectadores no notarán, e incluso puede que sean necesario para que una audiencia moderna conecta con la historia.
En principio, tampoco tengo grandes objeciones con algunos temas que introduce Ridley Scott que son bastante ajenas a la historia, como el conflicto de Moisés por dejar atrás a su familia, o presentarlo como un liberador secular, una especie de William Wallace de Corazón Valiente, y casi un terrorista. Como decía, está dentro de las posibilidades que hacen una adaptación interesante, el destacar temas o aspectos que solo estén sugeridos en la historia original.
Los problemas realmente comienzan con el episodio de la zarza ardiente y el inicio de la misión que Dios encarga a Moisés.
De partida, se nos presenta como un evento onírico, algo que solo ocurre en la imaginación de Moisés, y no hay ninguna zarza ardiente en la realidad, donde otra persona podría haberla visto. Todo comienza con un golpe en la cabeza, que deja a Moisés inconsciente, luego despierta interrado en la tierra y ve la zarza y un niño que le habla, y termina con Moisés despertando en su cama.
También eché de menos toda la conversación acerca del nombre de Dios, con toda su gravedad teológica. La opción de omitirlo, denota a las claras la intención de evitar las resonancias religiosas más importantes de la historia.
Dios aparece representado por un niño de 11 o 12 años, lo que de por sí puede ser válido, pero en este caso tiene una actitud altanera y mandona, con lo que el personaje se hace profundamente desagradable al espectador. Éxodo: dioses y reyes se ocupa de hacer de Dios una figura detestable.
Además, cuando Dios se aparece a Moisés, se deja en claro que solo él puede verlo, con lo que se reafirma que no estamos ante un elegido o un vidente, sino ante un psicótico.
El siguiente paso son las plagas, y la película opta claramente por una variación de la explicación naturalista que hace tiempo viene dando vueltas. En este caso, los ataques de cocodrilos gigantes hacen que el Nilo se vuelva rojo de sangre, la sangre mata a los peces, los peces descompuestos provocan la plaga de mosquitos, y estos a su vez la proliferación de las ranas, que a su vez causan las llagas en las personas. En todo esto ni una sola vez la petición de Dios en la Biblia (“Deja ir a Mi pueblo para que Me celebre una fiesta en el desierto” Ex 5,1).
La otra intervención evidentemente divina en la historia de Moisés es el cruce del mar rojo. La Biblia indica claramente que las aguas eran como un muro mientras Israel cruzaban por el lecho seco del mar, pero acá el fenómeno es indistinguible de un tsunami: primero las aguas bajan paulatinamente de nivel, dejando charcos y corrientes de tamaño menor, y luego regresan como una gran ola.
Todo termina con una brevísima referencia a los 10 mandamientos, donde vemos a Moisés cincelando unas tablas de piedra y hablando solo en una caverna. Demás está recordar que la Biblia es explícita en decir que “las tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios grabada sobre las tablas” (Ex 32, 16).
En fin, resulta lamentable que toda esta producción se haya desperdiciado en una historia que resulta mediocre como relato secular y blasfema como película bíblica.
26 comentarios
La pelicula Noah (Noe) a mi me decepciono, al menos si voy a ver Exodus ya voy a ir preparado con la idea que solo se trata de una adaptacion secularista de una historia biblica.
Noé queda como el primer ecologista de la humanidad, y Moisés como el primer terrorista de Israel.
De Éxodo destaco como lo más aberrante el pijo niñato de 10 años que representa a Dios: debe de ser hijo de Pijus Magnificus e Incontinentia Summa, de La Vida de Brian, con un cuerpo estelar de egipcios sacados, resucitados, despertados, tal y como los pintó Alma-Tadema.
De Noé se enmarcará como delirante los increibles e imposibles monstruos de piedra que ayudan a Noé, que sólo pueden ser producto de la locura de un teólogo de Tubinga: se llaman los Vigilantes, y dice que son extraidos del herético Libro de Enoch.
Juntar la belleza de los cuadros de Alma-Tadema, la música alegre de Mozart y, por ejemplo, el final del poema de Cavafis El Dios abandona a Antonio como guión, habrían sido la mejor película Noé-Éxodo:
Y no te engañes,
no digas que fue un sueño o que tus oídos te confundieron,
pues sólo las súplicas y las lamentaciones son para los cobardes.
Deja volar las vanas esperanzas,
y como un hombre desde hace tiempo ya preparado,
deliberadamente, con un orgullo y una resignación
dignos de ti y de la ciudad,
asómate a la ventana abierta
para beber, más allá del desengaño,
la última embriaguez de ese cortejo divino,
y saluda, despide, dí adiós a la Alejandría que se va.
Y por cierto, María Valverde como Séfora está guapísima. Lástima que cada vez que hablaba parecía una megafeminista de última generación.
En fin, muy, muy decepcionante. A miles de kilómetros de la magnífica "Noah" de Aronofsky. Y a años luz de "Los diez mandamientos".
Tres películas históricas recientes de temática religiosa, completamente locas, infumables y hechas con mala baba:
Ágora
Noé
Éxodo
"Ágora" es un bodrio, un tostón, un gasto absurdo de medios y dinero con el explícito fin de insultarnos a los cristianos.
"Noé" es otra cosa. Las excentricidades de su puesta en escena -los monstruos rocosos sobre todo- se compensan sobremanera con un magnífico guión y unos personajes magníficamente trazados (Noé y sobre todo Tubalcaín). Reconozco que me emocioné con las escenas en que Noé narra a su familia, dentro del arca, la historia de la creación: "En el principio no había absolutamente nada... pero el aliento de Dios estaba ahí..."
Quizás sea muy personal este juicio positivo. A mi hermana,"Noé" le parece una pésima película. En fin, lo dicho, sobre gustos...
PERO la película me gustó.
Más bien me parece que el director pretende dejar una puerta abierta para que a los escépticos la película no les parezca demasiado "dogmática", para contentar un poco a todos. Por ejemplo, el faraón ahorca a un consejero que pretendía darle a las plagas una explicación "naturalista" que a todas luces se muestra ridícula; además queda claro que esta explicación "científica" es imposible cuando ocurre la muerte de los primogénitos o la separación de las aguas (un tsunami es imposible en el Mar Rojo, me parece).
En todo caso, muchas gracias por sacar el tema,.
Por eso mismo no se me ocurre ir al cine a ver ninguna supuesta película religiosa, salvo honradas excepciones. Para servir de objeto al proselitismo de los ateos, ya me sobran ocasiones.
En ese sentido, a pesar que Noé agrega elementos míticos a la historia del diluvio, es mucho más fiel a los temas bíblicos del relato.
En la película tras la muerte de los primogénitos el faraón se presenta ante Moisés con su hijo muerto en brazos y le pregunta "¿ qué clase de pueblo adora a un asesino de niños?".
Lo siento pero no es un invento del guionista, es que Dios para forzar al faraón a permitir la partida de los hebreos, después de causar estragos entre el pueblo dejándolo sin agua, ganado ni cultivos, después de hacerlos enfermar con úlceras y mandarles parásitos, remata la faena asesinando a los primogénitos.
Y desde hace miles de años muchísimas personas nos hemos preguntado legítimamente, si un Dios todopoderoso no tenía otra forma de hacer las cosas, si no podría haber tocado directamente el corazón del faraón en lugar de castigar a todo el pueblo que a fin de cuentas no tenía culpa de nada, pues ellos también estaban sometidos al poder absoluto del soberano.
Además, parense a pensar una cosa, al final aunque el faraón autoriza la salida de los hebreos, cambia de opinión y ordena al ejército perseguirlos y matarlos, y Dios tiene que abrir las aguas del mar Rojo para que escapen.
Es decir, hubiera dado exactamente lo mismo que los hebreos por su cuenta y sin esperar permiso del faraón se marcharan del país y que cuando mandaran al ejército tras ellos Dios con todo su poder les protegiera. Y no hubieran hecho falta las plagas.
Ya puestos para hacer milagros espectaculares también y podría Dios haberse llevado volando a los hebreos a Cansan sin tener que matar a ningún egipcio, o yo qué sé.
Pero es que Dios hace las cosas de forma muy rara. Ya sabemos que encima cuando los hebreos llegan a la Tierra Prometida resulta que ya estaba habitada y hubo que "limpiarla".
Pero de eso se encargó Josué el sucesor de Moisés, antes el propio Moisés por orden de Dios arrasó al pueblo de los madianitas (Num 31,14-18).
¿No será que vos sos excesivamente agradable?
Ese discursito de si Dios pudo hacer pero no hizo, decíselo al faraón. El faraón fue quien decidió desobedecer, y después perseguir a los hebreos.
Si seguís sin entender que Dios es dueño de la vida y la muerte, se te aplica aquello de "el ladrón cree a todos de su condición".
El problema de Noé es que trata la historia como un texto del pasado y bajo una interpretación secularizada y humanista, es decir, juzgando su errancia o no veracidad, ahistoricidad y miticidad, poniendo unos imposibles, increibles y demenciales Vigilantes o gigantes de piedra que ellos mismos dicen que son Hijos de Dios, y que sólo de verlos, para cualquier mente mínimamente sensata, inevitablemente debe de pensar:
"Vaya relato más tonto, esto es puro mito y cuento para los retrasados de hace tres mil años".
Si te parece justo castigar a inocentes entonces es que se cree el ladrón qie todos son de su condición.
Si vas a poner algo inentendible, que al menos esté bien escrito.
Es lo mismo. Dios es el dueño de todo el Universo, y de la vida. ¿Acaso el faraón no mandó a matar a nadie?
Y tu comentario confirma lo que digo de los ateos: el ladrón cree a todos de su condición. Si todavía no te das cuenta de lo que significa...
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