El obispo de Los Ángeles (Chile) explica la moral sexual católica
Una viva polémica, en torno a asuntos que son relevantes para los habituales de este blog, se ha venido desarrollando las últimas semanas, en las páginas de la sección Cartas al Director, de El Mercurio, el más importante y antiguo periódico nacional.
Todo comenzó con una carta que publicaron a un tal Jorge Costadoat S.J. (¿alguien sabe que significan esas letras? Suelen aparecer junto al nombre de disidentes) que el diario tituló ¿Progreso doctrinal en la moral sexual católica?, y donde el autor expresa sus personales expectativas sobre el sínodo convocado por el Papa Francisco para el año 2015. La carta no tiene nada nuevo, más allá de alabar la audacia de del Papa para cambiar lo que la Iglesia ha enseñado hasta ahora. (¿Será necesario explicar que el Papa es el guardián, no el dueño de la doctrina católica? Nah, los lectores son más inteligentes que este señor Costadoat)
Para no extendernos más de lo necesario, baste decir que esto produjo un intercambio epistolar en las páginas de El Mercurio, hasta que se publicó la siguiente carta de don Juan Esteban Ureta:
Señor Director:
Como simple miembro de la Iglesia Católica, aprovechando la tribuna que ofrece “El Mercurio", quiero hacer pública mi petición a los obispos chilenos, pastores de la Iglesia, que respecto de la controversia sobre la moral sexual católica, ejerzan su rol de legítimos maestros, aclarando a los católicos cuál de las dos es la postura ortodoxa de la Iglesia: si la del presbítero Jorge Costadoat S. J., quien nos enseña que la doctrina debe ajustarse a la praxis habitual y mayoritaria de los fieles, o la de sus contradictores, quienes afirman que los fieles han de hacer un esfuerzo por vivir de acuerdo a las enseñanzas de la Iglesia, aunque estas no sean fáciles de comprender ni menos de poner en práctica.
Pienso que en un tema como este, que afecta directamente la conciencia y vida moral de los católicos chilenos, la omisión de los obispos sería desorientadora.
Parece que lo único que restaba por hacer era pedirlo “por favor”, porque al día siguiente, es decir hoy, apareció en ese mismo espacio, el siguiente texto, que reproduzco íntegramente aquí.
Señor Director:
El señor Juan Esteban Ureta C. hace un resumen del debate sobre la moral sexual católica publicada en “El Mercurio” y, como miembro de la Iglesia, pide a los obispos una aclaración.Durante toda su historia, la Iglesia ha procurado cumplir el mandato de Cristo de hacer a todos los seres humanos discípulos suyos, “enseñándoles a observar todo lo que yo les he mandado” (Mt 28,20). La Iglesia lo ha hecho teniendo en cuenta la situación de las personas a las cuales anuncia el Evangelio y usando los métodos pedagógicos más eficaces para lograr su objetivo. Lo que no puede hacer la Iglesia es cambiar lo mandado por Jesús, porque eso no pertenece a ella; le ha sido encomendado para que lo anuncie sin adulterarlo, menos que nunca para congraciarse con las personas o procurar popularidad: “Si tratara de agradar a los hombres, ya no sería siervo de Cristo” (Gal 1,10). La mejor demostración de que la Iglesia enseña la verdad que le ha sido encomendada es que lo hace aun al costo de ser impopular, pues nadie desea ser impopular gratuitamente. La Iglesia lo hace por fidelidad a Cristo. Él fue tan “impopular” que murió crucificado.
La Iglesia debe seguir el ejemplo de su Señor. Jesús anunció al mundo un mensaje, en el cual él manda cosas que eran difíciles de aceptar, no solo para un alto porcentaje de los hombres y mujeres de su tiempo, sino para la totalidad. A los judíos se les había mandado dar acta de repudio cuando se divorciaban de su mujer; Jesús manda esto otro: “No separe el hombre lo que Dios ha unido… el que repudia a su mujer y se casa con otra comete adulterio” (Mt 19,9-12). Este mandato era contrario a todo lo vivido por el mundo hasta entonces y fue recibido con escepticismo por los mismos apóstoles: “Si tal es la condición del hombre con la mujer, no conviene casarse". Pero Jesús no lo modificó ni aceptó la reacción de los apóstoles. Más bien lo reafirma vigorosamente llamando “eunuco” (castrado) al que no se casa, excepto si lo hace por el Reino de los cielos.
Respecto del tema de los anticonceptivos, no tenemos un mandato directo de Jesús, porque en su tiempo no existía la mentalidad antinatalista de nuestro tiempo. En su tiempo se consideraba la natalidad como un don de Dios y la fecundidad, como una bendición. Hay, sin embargo, un episodio en el A.T. que revela que a Dios desagrada la anticoncepción artificial; es decir, la separación de los dos fines del acto sexual, a saber, el unitivo y el procreativo. En Israel era considerado un acto de piedad fraterna que un hombre tomara a la viuda de su hermano que había muerto sin hijos para suscitar descendencia al difunto. Onán, hijo de Judá, por la razón que fuera, no quiso dar descendencia a su hermano mayor, Er, de su viuda, Tamar. Pero no dejó de unirse sexualmente con ella: “Onán sabía que aquella descendencia no sería suya, y así, si bien tuvo relaciones con su cuñada, derramaba a tierra, evitando el dar descendencia a su hermano. Pareció mal al Señor lo que hacía y lo hizo morir también a él” (Gen 38,9-10). Esa acción, a saber, tener relaciones sexuales y hacerlas infecundas, por los medios que se conocían en esa época, es lo que desagradó a Dios. Siendo que Dios no cambia, esa acción sigue desagradándolo cuando los seres humanos la hacen en toda época, también hoy.
¿Y qué piensa Jesucristo? Podemos deducir que para Jesús la finalidad procreativa es la que justifica la relación sexual de los esposos en esta tierra. En efecto, la finalidad unitiva y de ayuda mutua se puede obtener también por otros medios. Cuando le preguntan de quién será la mujer que sucesivamente tuvo como esposo a siete hermanos y todos murieron sin descendencia, Jesús responde: “Los hijos de este mundo toman mujer o marido; pero los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, ni pueden ya morir, porque son como ángeles…” (Lc 20,34-36). En la resurrección -estamos hablando de resurrección de la carne- no existirá la unión sexual: “Ni ellos tomarán mujer ni ellas marido". Y la razón es que “no pueden ya morir". Queda en evidencia que en la mente de Jesús lo que explica la relación sexual en esta tierra -"los hijos de este mundo toman mujer o marido"- es que los seres humanos mueren y es necesario, por tanto, que se reproduzcan. Quitada esta necesidad, no es necesaria la relación sexual. Por tanto, para Jesús la relación conyugal tiene como fin la reproducción. Por eso, privarla artificialmente de ese fin es contrario al plan de Dios.
Esto es lo que la Iglesia siempre ha enseñado a observar en fidelidad a Cristo. Lo ha expresado el Papa Pablo VI en tiempos recientes en la encíclica ” Humanae vitae “: “Hay que excluir, como el Magisterio de la Iglesia ha declarado muchas veces, la esterilización directa, perpetua o temporal, tanto del hombre como de la mujer; queda, además, excluida toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga, como fin o como medio, hacer imposible la procreación” (HV 14, 25 julio 1968). Esta enseñanza ha sido más recientemente reafirmada por el Catecismo de la Iglesia Católica (N.o 2.370), que califica como “intrínsecamente mala” toda acción anticonceptiva artificial.
Teniendo la mayor consideración por la situación de los esposos hoy, la Iglesia no puede privarlos del regalo de la verdad que ella ha recibido de Cristo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie va al Padre sino por mí” (Jn 15,6).
+ Felipe Bacarreza Rodríguez
Obispo de Santa María de Los Ángeles
No me corresponde agregar nada más, más que advertir que he puesto las negritas, y desde este rincón de la red, entregar mi reconocimiento al Obispo Bacarreza, por hablar con la voz de Pedro.
33 comentarios
Gracias don Felipe, que Dios le bendiga y asista siempre.
En efecto, es falso que para Cristo sea el significado procreativo el único que justifica el acto conyugal. No es esto lo que enseña Cristo ni puede esto deducirse del pasaje evangélico citado. Y por eso tampoco lo enseña la Iglesia. Las enseñanzas de Cristo no pueden ser distintas de las de la Iglesia. La Iglesia no hace más que transmitir íntegra y fielmente las enseñanzas de Cristo.
Sorprende este tipo de errores doctrinales de un Obispo, especialmente de Monseñor Bacarreza.
Eso no quita que en el acto sexual haya más cosas, el amor de los esposos, etc.
Creo que coincide con el orden natural porque ambas cosas vienen del mismo sitio, la naturaleza ha unido la relación sexual con la forma en que se crean nuevas vidas salvo que exista algún defecto físico por ejemplo, y por eso para impedir crear nuevas vidas hay que usar medios artificiales. Desde el punto de vista del orden natural no se justifica tener relaciones sexuales sin estar dispuestos a asumir las nuevas vidas que se pueden venir, por ello uno de los dramas del mundo actual es haber separado la sexualidad de la procreación y al hacerlo se tenga que recurrir luego al aborto, eliminar las nuevas vidas que se han creado al haber puesto en marcha la forma que la naturaleza ha previsto para crearlas.
Se trata de una contestación POLÉMICA, antes que magisterial. Se trata de refutar grosísimos errores de un religioso que anda por la vida dando pena y escándalo. Se trata de confrontar con una mentalidad imbuída de la idea de que el placer y la fecundidad van por cuerdas separadas.
En ese tren, reafirmar algunos aspectos de la verdad que enseña la Iglesia a los fines confrontativos, debería tomarse más como recurso retórico que como error doctrinal.
No busquemos el pelo en la leche, porque si no vamos a terminar como Antonio1, que debe estar redactando el pedido de excomunión para el prelado.
Jesucristo criticó a los fariseos por obstinarse en seguir tradiciones injustas y los cristianos deberían tener cuidado de no hacer lo mismo.
En cuanto al asunto del uso de métodos anticonceptivos hay que reconocer que en la Biblia no dice que Dios castigara a Onán por usar uno sino por no querer dar descendencia a su hermano, con lo que sería su heredero. En la misma Iglesia se permite el uso de un método denominado “natural” que es algo así como una autorización para comer la fruta verde. La castidad es un don (Mt 19,11) y no es verdad que las relaciones sexuales solo se justifiquen como acto reproductor. El mismo san Pablo dice a los esposos que no se priven el uno del otro para que el diablo no los tiente si no pueden contenerse (1 Cor 7,5). En cuanto a traer hijos al mundo se pueden aplicar estas otras palabras del apóstol: "Que cada uno dé conforme a lo que ha resuelto en su corazón, no de mala gana o por la fuerza, porque Dios ama al que da con alegría (2 Cor 9,7).
Yo no me atrevo a calificar de error doctrinal -y "grave"- las palabras de un obispo. Pero no cabe hacer interpretaciones del tipo " creo que el obispo quiere decir que sin estar abiertos a la procreación el acto sexual no se justifica por si sólo, y esto lo enseña también la ” Humanae vitae “.
Porque no es eso lo que dice; dice claramente: "los seres humanos mueren y es necesario, por tanto, que se reproduzcan. Quitada esta necesidad, no es necesaria la relación sexual".
Si es error doctrinal o no y si, de serlo, es grave o no, no lo sé ni lo juzgo. Aunque es de suponer que no escribiría atolondradamente la carta. Pero las únicas interpretacionesnque creo que NO caben son la tuya y la de la licencia retórica.
Por otro lado, lo que constituye adulterio no es divorciarse, sino casarse con otra persona.
Efectivamente los cónyuges son los ministros del sacramento, pero de eso no se sigue que, una vez consumado, puedan retractar su consentimiento, tal como el sacerdote que te bautizó no podría luego quitarte el bautismo.
Es cierto que Jesús condenó las tradiciones de los fariseos, pero la indisolubilidad del matrimonio ha es una enseñanza que proviene de Jesús.
Cuando San Pablo aconseja a los esposos no privarse, las opciones eran la castidad voluntaria o tener relaciones sexuales, nunca estuvo en su mente la anticoncepción.
La cita de 2 Cor 9,7 se refiere al dinero que se dona a la Iglesia, no a los hijos.
"los seres humanos mueren y es necesario, por tanto, que se reproduzcan. Quitada esta necesidad, no es necesaria la relación sexual".
Pero esto es según el orden natural; la procreación tiene la finalidad de que el hombre perdure porque sino se extinguiría. Y el orden natural ha unido la sexualidad a la procreación; los órganos, la mecánica de la creación de nuevas vidas, etc, por eso no se puede separar el acto sexual de su fin. Eso no quiere decir que Dios al mismo tiempo no haya acompañado a la sexualidad de más fines como la unión de los esposos, etc.
Como consecuencia de querer separar la sexualidad de la procreación hay que utilizar medios artificiales anticonceptivos y a veces matar a la vida que se ha creado cuando se ha usado la sexualidad sin asumir su fin.
Sancho;
"En la misma Iglesia se permite el uso de un método denominado “natural” que es algo así como una autorización para comer la fruta verde. La castidad es un don (Mt 19,11) y no es verdad que las relaciones sexuales solo se justifiquen como acto reproductor".
Las relaciones sólo se justifican cuando están abiertas a la vida, imagino que eso no quiere decir que sólo se justifiquen cuando los esposos quieren un embarazo, pero dejando siempre la puerta abierta y la intención de acoger a la vida que pueda venir. El método "natural" se refiere a no tener relaciones en determinados días, el no tener relaciones unos días no va contra lo que Dios ha dispuesto, usar métodos anticonceptivos sí, porque no deja el acto abierto a la vida.
"De hecho, como atestigua la experiencia, no se sigue una nueva vida de cada uno de los actos conyugales. Dios ha dispuesto con sabiduría leyes y ritmos naturales de fecundidad que por sí mismos distancian los nacimientos. La Iglesia, sin embargo, al exigir que los hombres observen las normas de la ley natural interpretada por su constante doctrina, enseña que cualquier acto matrimonial (quilibet matrimonii usus) debe quedar abierto a la transmisión de la vida (12).
Inseparables los dos aspectos: unión y procreación
12. Esta doctrina, muchas veces expuesta por el Magisterio, está fundada sobre la inseparable conexión que Dios ha querido y que el hombre no puede romper por propia iniciativa, entre los dos significados del acto conyugal: el significado unitivo y el significado procreador".
HUMANAE VITAE
"Jesucristo criticó a los fariseos por obstinarse en seguir tradiciones injustas y los cristianos deberían tener cuidado de no hacer lo mismo".
Los tiempos están demostrando que la doctrina de la
HUMANAE VITAE era muy acertada, por la mentalidad de relativizar la sexualidad tenemos más de cien mil aborto al año sólo en Esapaña, una crisis de natalidad, crisis de la familia como institución, etc. En mi opinión los fariseos de hoy en día son los que quieren ser cristiano y estar con el mundo.
La enseñanza sobre la unidad inseparable de las dos significaciones o valores del matrimonio, a saber, el bien de los esposos y la transmisión de la vida, es al menos ambigua en la carta. Es cierto que esta enseñanza aparece en el texto al menos en dos ocasiones, pero no es menos cierto que en boca de Jesús se pone una distinta, en la cual ya no sería del todo indispensable el fin unitivo en el acto conyugal, sino únicamente el procreativo.
Se da a entender además que es más grave la negación del fin procreativo que la negación del fin unitivo, lo cual no es efectivo. Ambas son intrínsecamente graves. La anticoncepción es tan inmoral como la reproducción asistida o artificial.
En otro orden, estoy absolutamente de acuerdo en que romper el delicado equilibrio entre el Significado Unitivo y el Significado Procreativo del matrimonio, conduce a pecados gravísimos.
Pablo recomendaba vivamente no casarse, luego el fin unitivo del sexo se encuentra establecido por Dios, pero es unitivo si es procreativo o abierto a la procreación. Aquí no hay ningún error doctrinal, está claro, en el cielo no nos seguiremos reproduciendo, seremos un consolidado definitivo de los salvos. Unirse y no reproducirse es una ironía en la economía de la salvación. El cuerpo femenino tiene un ciclo constante de apertura a la reproducción, es impresionante la generosidsd de Dios; la mujer se salva teniendo hijos, dice la biblia. lo que se hizo está muy bien, hay que hacer un énfasis en el fin procreativo, un énfasis radical, que confronte a esta sociedad.
Consecuentemente, una carta al director de cualquier medio no puede ser considerado un acto magisterial episcopal, máxime si recordamos que los editores de los periódicos suelen reservarse el derecho de resumir, editar y acortar las cartas que se les envían. Ni siquiera estamos seguros que esto sea todo lo que dijo el obispo Bacarreza.
Así que no, este no es un acto magisterial episcopal... sin perjuicio que, incluso en esta forma, no contiene ningún error doctrinal, mucho menos alguno "de bulto".
Jesucristo le dijo a Pedro que todo lo que atara en la tierra quedaría atado en el cielo y todo lo que desatara en la tierra quedaría desatado en el cielo. El sucesor de Pedro puede por tanto dejar las cosas como están o cambiarlas. A mi me sigue pareciendo un error la postura de la Iglesia ante el divorcio y los métodos anticonceptivos por no ajustarse ni a la letra ni al espíritu de las enseñanzas de Cristo; y mi deber, humildemente, es decirlo.
Para los católicos, esa autoridad reside en el magisterio papal, que conserva la enseñanza de Cristo y nos entrega la Biblia... y sucede que la Iglesia ya ha emitido un pronunciamiento definitivo en torno al divorcio (estuvo dispuesta a perder Inglaterra por esa doctrina) y a la anticoncepción.
El magisterio de la Iglesia puede ser ejercido de diferentes maneras que no comprometen en igual medida su autoridad. En este sentido, no todos los documentos publicados por un obispo gozan de la misma autoridad magisterial ni exigen el mismo grado de adhesión. En su guía como Pastores hay grados muy diversos en el ejercicio de la autoridad apostólica, trátese de una carta encíclica, una carta apostólica o una carta al director. Sin embargo, cuando un obispo escribe una carta u otro documento con la intención de dirigirse a sus fieles para ilustrarles sobre la fe o la moral está indudablemente ejerciendo su autoridad y potestad magisterial, independientemente del grado de autoridad del documento, del grado de adhesión que exija, o del medio en el que se publica.
En este sentido, al publicar una carta aclaratoria sobre la doctrina de la moral católica, en su calidad de maestro y pastor de la Iglesia Monseñor Bacarreza tiene la clara intención de ejercer su autoridad y potestad magisterial. Por lo demás, la declaración publicada no pretende enseñar doctrinas nuevas, sino reafirmar o sintetizar la doctrina de la moral católica definida y enseñada en anteriores documentos del Magisterio de la Iglesia, e indicar su recta interpretación frente a los errores y ambigüedades doctrinales actuales.
Aún cuando la misma carta de Monseñor Bacarreza pueda contener algún error o ambigüedad sin mala fe, debe ser ser recibida como legítimo acto de su magisterio apostólico ordinario.
Saludos a todos.
Es exactamente la misma, pero si no hablamos así, damos pie a que se nos diga "eso es vuestra religión; no podéis pretender que los demás pensemos igual".
Los grandes temas de moral personal y social corresponden a la dignidad y estructura que que tiene el ser humano; no son temas religiosos. Es un equívoco que está muy extendido y que hay que deshacer. jsl
Veo que nadie responde tu pregunta. Las siglas SJ según creo significan "Sacerdote Jesuita"
Es lo que uno esperaría ¿no?
Dios nos libre de estos curitas inseguros de sí mismos y de la doctrina de Cristo. Hay que rezar mucho por ellos para que no sigan dispersando ovejitas.
Desde luego estas palabras es una expresión personal del Obispo en su calidad de Pastor, nadie tiene duda alguna de ello, tampoco se convierten en una doctrina oficial por decirlas, pero es claro que en esa fidelidad a la doctrina católica, es que expresa eso.
Visto lo anterior, creo que es válido pues, reflexionar en torno a lo que dice y las pregunta que saltan son: No es necesaria la relación sexual ¿al no ser "necesaria", es prohibida? La relación sexual trae consigo o sólo así se dá, una nueva vida ¿por ello sólo debe practicarse para eso? Creo que entre una acepción y otra existe un enorme abismo y en ese abismo navegamos muchos entre si es permitida o no una relación sexual entre hombre y mujer con el claro propósito del placer sexual, de mayor compenetración entre la pareja y qué se yo, puras cosas positivas que como algunas disciplinas aseguran, son beneficiosas del todo en toda relación de pareja que es fiel y ajenos por completo a la idea de procerear y con el deseo expreo y consensado de los dos de no tener más familia. La pregunta es ¿Es prohibido o no por la iglesia sostener relaciones sexuales con tu pareja legítima, a la que le gusrdas lealtad y todo eso si ese acto concreto no tiene como fin, procrear? Honsetamente yo desconosco si esa es precísamente una doctrina obligada de la Iglesia, honestamente no lo sé.
Lo que sí creo es que para quienes asi lo crean y acepten pues lo primero que deben hacer es una retrospectiva con respecto a sus vidas ¿Lo practican realmente? Es decir, estrictamente hablando si tuvieron 2 hijos y se dicen leales a esta doctrina ¿significa que sólamente en dos ocasiones han tenido intimidad con su pareja? Honestamente me resulta apabuyante que de ser asi, la gente lo practique y si así fuese ¿será acaso el 1% de los fieles? y si asi fuese esa doctrina ¿que sentido tiene sostenerla y más aún, hablar tanto de ella por parte de la jerarquia católica? ¿no estaría errada? si asi fuese ¿no será esto el producto o resultado de una moral excedida o heredada de tiempos antiguos, no seria un acto prácticamente puritano y fariséico? Yo qué se, opto por asumir mientras no conozca la regla oficial en el tema por entender que el placer sexual cuando lo experimentas con el ser amado, no tiene por qué ser contrario a ninguna enseñanza de Jesús, ¡es por demás hermoso! (me veo mal diciendo esto?) Debemos en efecto ser fieles y saber planear cada hijo que decidamos tener y todo lo demás.
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