¿En qué no te cuesta creer?

Algún tiempo atrás, compartía con los visitantes de este blog acerca de aquellas doctrinas o dogmas católicos que eran especialmente difíciles de creer, es decir cosas para las cuales –en mi opinión–, realmente se debía “ejercitar” la fe.

Un tema que no apareció en los comentarios, pero que es recibido con escepticismo incluso entre los creyentes, es el que se refiere al infierno. Es famoso un monólogo del humorista ateo George Carlin, donde ridiculiza la idea de que un Dios supuestamente bondadoso y compasivo pudiera al mismo tiempo enviarte a una eternidad de sufrimiento por haber cometido alguna de las conductas prohibidas arbitrariamente por Él.

Personalmente no recuerdo haber tenido problemas para creer en el infierno. Después de todo, está el pequeño asunto de la justicia que debe ser satisfecha; y el de la libertad, que exige que nuestras acciones y opciones fundamentales tengan una respuesta real y significativa.

Por otro lado, no olvidamos que de todos los profetas mencionados en la Biblia, el que habló con más claridad y reiteración acerca del infierno y del castigo eterno a los pecadores, no es otro que NJSC. Mucho énfasis se hace en que el Dios del Antiguo Testamento es furioso y vengativo, mientras que Jesús habría venido a predicar un nuevo mensaje de amor y tolerancia, pero si lo vemos desde este punto de vista, el contraste no parece ya tan claro.

Por ejemplo, de esta lista en inglés de 90 versos referidos al infierno y el juicio, más de dos tercios provienen del Nuevo Testamento, a pesar de ser mucho más corto que el AntiguoTestamento.

Últimamente ha estado de moda entre los teólogos especular acerca de si el infierno, siendo real, pudiera estar vacío, o dicho de otro modo, si incluso Hitler y Judas estarán eventualmente en el cielo. Esta opinión se funda en que Dios quiere que todos se salven, y que puedan existir medios conocidos sólo por Él a través de los cuales poner su perdón y misericordia, a disposición incluso de aquellos que en vida pudieron parecernos pecadores impenitentes.

No niego ninguno de estos dos puntos, y así por ejemplo tengo confianza en que las personas que se suicidan en medio de una depresión profunda tienen la oportunidad de considerar su decisión con una nueva y más clara visión, que les permita acoger el amor de Dios que en vida no tuvieron la oportunidad de reconocer.

Sin embargo, y sin emitir jamás un pronunciamiento sobre casos particulares, también creo que existe una alta posibilidad de que, una vez ocurrida la muerte y enfrentando al Juez, un número importante de personas digan “no quiero pasar la eternidad junto a ti”; que a la invitación amorosa de perdón e infinita misericordia, respondan “no, gracias, prefiero estar solo". Supongo que, a diferencia de esos teólogos, he conocido a muchas personas que me impresionaron con un orgullo suficiente como para estar ante Dios mismo y enmendarle la plana acerca de su forma de dirigir el mundo.

Como lo entiendo actualmente, el pecado, sobre todo el habitual, se parece bastante a la adicción a las drogas, en el sentido que destruye nuestra capacidad de entregar ciertas respuestas. Así como el drogadicto no puede decir “no” a la siguiente dosis, a pesar de saber que cada una le provoca más daño y le acerca a la muerte; también existe la posibilidad real de que, llegado el momento del juicio individual y a pesar de saber que lo que se nos ofrece es la vida eterna, nuestra alma diga “no gracias", ante nuestros propios y horrorizados ojos, optando por permanecer aferrada a su objeto de adicción.

Se puede replicar que, tal como una persona que sufre ese grado de adicción no ejerce propiamente un acto libre al consumir drogas, un pecador que diera esa respuesta no estaría actuando con plena libertad al rechazar la misericordia que se le ofrece. Personalmente no me parece difícil reconocer que el hábito pueda tener un efecto así de fuerte en las formas en que tomamos nuestras decisiones cada día, pero al dejarnos adquirir un hábito sí que estamos tomando una decisión esencialmente libre, de modo que si luego esa costumbre asentada nos lleva a tomar una mala decisión, todavía se puede hablar de una decisión tomada con libertad.

Es por eso que no desprecio los consejos de las obras morales, en cuanto advierten sobre el peligro incluso en los pecados veniales.

Otro ejemplo que me viene a la mente, para entender cómo puede haber personas que libremente elijan pasar la eternidad alejadas de Dios, es el de los deportistas. Un corredor sabe que tiene una competencia dentro de cierto plazo y que debe entrenar para esa carrera, y si decide no hacerlo, cuando no obtenga siquiera los tiempos mínimos para clasificar, no puede decir que haya sido otra cosa que su propia y libre voluntad la que produjo ese resultado.

Todos conocemos al menos los dictados de la ley moral y tal como dice San Pablo, incluso los no cristianos cuentan con la luz de su conciencia para saber que sus actos serán juzgados, y sólo con un acto libre y un esfuerzo consciente de su parte es posible acallar esa voz, de modo que cada uno será juzgado con justicia, según la gracia y la libertad que Dios les haya concedido, y si en ese día nos encontramos con que el juicio no es favorable, sabremos que ha sido por nuestras propias decisiones.

En conclusión, no me cuesta creer en un infierno eterno, destinado por Dios para todos aquellos que libremente eligen rechazar el cielo que se les ofrece, sin que ello en nada afecte ni Su justicia, ni Su misericordia.

Y a ti ¿en qué no te cuesta creer?

InfoCatólica necesita vuestra ayuda

Haz click aquí

18 comentarios

  
DavidQ
No me cuesta creer en el depósito completo de la fe.

No es que yo sea un maravilloso creyente abandonado totalmente a la misericordia de Dios (¡ya quisiera!). Simplemente es que cuando examino cada una de las partes de la fe, desde la concepción virginal de María hasta las indulgencias por las almas del purgatorio, todo me hace el mismo sentido, es coherente y completo, al punto que no puedo dejar de creer en una cosa sin dejar de creer en lo demás, ni puedo creer en algo sin creer en todo.

Quizás lo que más fácil me resulta creer es en "Un Sólo Dios Creador de Todo". Es una explicación tan simple y clara que TIENE que ser cierta. Curiosamente, lo que más me cuesta -no es que no lo crea, es que no lo entiendo- es la Transfiguración.
06/06/13 10:49 PM
  
Daniel Sudaca
A mi me cuesta creer que haya gente que no cree (dicen que no creen)
07/06/13 2:58 AM
  
Sergei
Por lo general hay muchas cosas que no me cuestan creer. Pero si tuviera que elegir una sería el matrimonio. Es mi sueño casarme, aunque nunca he tenido novia. Pero es ese deseo mío el que me ha llevado a reflexionar y leer mucho sobre el asunto y he llegado a la conclusión de que el matrimonio verdadero realmente debe ser monogámico, sacramental y entre un hombre y una mujer. Mientras que el matrimonio civil debe ser monogámico y entre un hombre y una mujer. De hecho, hace poco reflexionando encontré una solución o refutación a la objeción de Jaime Parada (activista y político gay chileno, para los que no lo conocen)de que el matrimonio no es natural porque los animales no se casan. Es tanto lo que me gusta el tema que me gustaría hasta escribir un libro.
07/06/13 4:09 AM
  
Alf_3
Me parece entender en un par de frases del artículo, que en el juicio particular, uno llega ante el Señor y en ese momento, lo rechaza.
Yo no entiendo así la muerte y el subsiguiente juicio particular. Al morir, se hace Corte y ya no se puede cambiar. Entonces pasamos al Juicio sobre lo que hicimos hasta el Corte.
Sería tan fácil de la otra manera. En presencia del mismísimo Señor, ¿quién podría rechazarlo? Para mis conceptos, nunca podría yo hacerlo.
Es más, creo que una idea así, raya en protestantismo.
07/06/13 4:54 AM
  
¿Loqué?
No me cuesta creer en el infierno, aunque quisiera que la puerta de entrada hacia semejante sitio no fuera tan ancha y que el camino no fuera tan llano...

A veces sí me cuesta creer en la "efectividad" de la oración.
07/06/13 5:12 AM
  
Pato Acevedo
@ DavidQ: Es realmente algo maravilloso la plenitud y coherencia de la fe católica. Lo mejor es que con el tiempo uno desarrolla cierto instinto para escuchar una idea y todavía sin haberla analizado en detalle, poder decir si se conforma o no a la fe, precisamente debido a esa coordinación que ella tiene entre todas sus partes.

@ Daniel: No me cuesta cree que haya gente que sinceramente diga que no cree, simplemente porque la mayoría no tiene el ánimo o el tiempo de examinar sus ideas con detención, o de expresarlas de una forma coherente.

Así, hay mucha gente que dice "no creo en nada" para expresar que no cree en lo que ella supone creen los demás.

@ Sergei: Sólo de lo que pones aquí, me parece que será un libro muy interesante ¡Adelante con eso!

@ Alf_3: No estás equivocado en tu percepción. Es una cuestión opinable. No descarto la opinión tradicional que expones tú, en cuanto a un juicio propiamente tal, donde una persona puede ser condenada, pero personalmente me inclino por la perspectiva que (me parece) el catecismo prefiere: Es uno mismo el que elige el infierno, y se condena a él, más que NSJC enviándote contra tu voluntad a un castigo.

En presencia de la Verdad misma, nadie podría decir algo que no fuera la estricta verdad, y por eso mismo, si nuestra vida no es acorde con Sus mandamientos, somos nosotros mismos los que nos condenamos.

Dices " en Su presencia ¿Quien podría rechazarlo?" pero ¿no es eso lo que hacemos cada día? Sobre todo los católicos, que contamos con todos los medios de salvación, y conocemos Sus mandamientos, que es casi lo mismo que estar en Su presencia ¡lo rechazamos cada vez que pecamos!
07/06/13 3:04 PM
  
Nato
En el mundo de la imaginación y fantasía todo es posible.
07/06/13 5:05 PM
  
DavidQ
No dirigido a nadie en particular, pero alguno podría aprovechar:

Aunque los católicos sabemos lo suficiente para salvarnos, no lo sabemos todo. Hay muchísimas cosas que siguen siendo un misterio (la Trinidad, para no ir más lejos) que no entendemos pero no necesitamos entender para evitar el infierno e ir al cielo.

Entre esas cosas que no entendemos, está la manera exacta como se produce o producirá el juicio. Ni siquiera sabemos cuándo con precisión, sólo sabemos que pasa -o pasará-. Yo especulo, y puedo estar muy equivocado, que después de la muerte lo que conocemos como "tiempo" funciona de otra manera. Así no es raro pensar que el Juicio ocurrirá "al fin" pero que haya santos ya gozando del cielo y gente condenada al infierno. Es nada más un truco de tiempo que no comprenderíamos ni aunque nos lo explicaran.

Del mismo modo, no sería nada raro que la voluntad sobreviva a la muerte, y que aún durante el Juicio seamos capaces de perdonar, arrepentirnos o rechazar a Dios.

Sin embargo, conocer como funciona toda esa mecánica es innecesario. Sabemos distinguir el bien del mal y sabemos que se nos condenará por elegir el mal. ¿Cómo? No sabemos, pero la Ley es clara. No es necesario especular si el infierno está vacío, mientras hagamos todo lo posible por no ir allí. No necesitamos preparar nuestra defensa para el Juicio, porque el Juez lo sabe todo, es justo y misericordioso.
08/06/13 4:33 AM
  
Carlodi67
Me ha parecido muy acertado el artículo. También los comentarios de Alf_3 y DavidQ, aunque no sean totalmente coincidentes.

No veo tampoco problema en creer en el Infierno: Sin Dios no podemos salvarnos, pero somos nosotros quienes nos condenamos: el pecado fundamental es la soberbia.

Lo que me pregunto es si en la otra vida existe la posibilidad de arrepentimiento sincero. Si fuera así, podrían darse dos situaciones: Almas que están en el Infierno porque todavía no se han arrepentido; y almas que acaban abandonando el infierno. En teoría, uno podría no arrepentirse nunca, por lo que su condena sería eterna. En la práctica, lo esperable sería que más tarde o temprano todo el mundo acabara arrepintiéndose, incluso el mismo diablo. Por tanto, las penas del infierno, más que eternas, serían propiamente indefinidas, o "revisables". Lo importante es que exista la posibilidad de no arrepentirse, salvaguardando la dramática libertad del hombre y del ángel caído. En manos las criaturas racionales estaría que el infierno se cerrara algún día, o no.
08/06/13 11:19 AM
  
Alf_3
Pato:
Creo que hay diferencia entre pecar aquí y rechazarlo en su presencia.
Pienso en que los Místicos y muchos otros, pueden pecar pero muy ligeramente. Los demás o yo, peco más gravemente y trato de justificarme por el pecado original. Soy naturaleza caída.
También me justifico, o trato, con Santo Tomás apóstol. Aunque tengo los sacramentos impuestos y/o disponibles, no he visto al Señor resucitado. "dichosos los que creen sin haberme visto".
Soy muy dichoso por creer, pero mi fe aunque a estas alturas la percibo muy sólida, que nunca renegaría de mi Señor; no ha sido tan fuerte como para evitar mis caídas. Sigo siendo pecador.
Pienso que estando en su presencia, me 'volvería loco' de felicidad y sería como una profunda 'confirmación', ya no de fe y esperanza, sino de caridad. Suficiente para nunca más fallarle.
'Cruz de Cristo, única Esperanza nuestra'
08/06/13 9:57 PM
  
Juan Carlos
Se me da más fácil mover ateos, a menos de que se crean montañas (¿de qué?).
09/06/13 6:19 PM
  
Pato Acevedo
@ DavidQ: Efectivamente hay muchas cosas misterioriosas, pero hay otras que la Iglesia afirma, como que la voluntad sí sobrevive a la muerte, pues es una potencia del alma; y que la muerte pone fin al tiempo en que se puede aceptar o rechazar a Dios (Catecismo 1021) por lo que en el jucio, que es posterior a la muerte, no habría posibilidad de arrepentirse.

@ Carlodi67: Las almas que van al infierno no tienen opción de arrepentirse, y por eso siempre que se habla del infierno de una condenación eterna.

@ Alf_3: Es gracioso que tengamos tan diferentes perspectivas. Pienso que en su presencia lo primero que me ocurriría es que me abrumaría la vergüenza por mis pecados.
09/06/13 9:54 PM
  
Kewois
Pregunta:

Que hace ud si luego de morir se encuentra frente a Allah y su Profeta.
Allah le dice: "Como has sido buena persona y eres de los pueblos del libro solo debes adorarme y recitar tus plegarias 5 veces al día. Allí está el Paraíso con sus huríes y sus rios de leche, vino y miel"

Que hace??

---------------------------
Ahora le contesto su pregunta:

Supongamos que al morir me encuentro con Dios. Evidentemente que puede ser que dude si estoy teniendo o no una alucinación pudiera ser que no esté realmente muerto. Pero digamos que esa aparición habla y contesta todas mis preguntas y no me queda ninguna duda que yo estaba totalmente equivocado.

Ahora bien todo depende de lo que esa entidad ofrezca.
Que sea lo que conteste y que sea lo que ofrece como Paraíso y como infierno.
Porque están las versiones de infierno como lugar de dolor y tortura extrema y lugar donde hay ausencia de Dios.

También depende de lo que sea "el Paraíso".

Si es un lugar de eterna contemplación y alabanza..... no creo que opte por ello

Por eso mi pregunta al principio se hincará en el suelo clamando Allahu akbar??? o prefiere ir al infierno musulmán???

Saludos
Kewois
10/06/13 5:38 PM
  
Natanael
En lo referente al juicio nos encontramos con el amor y la justicia de Dios. Aspectos que están plenamente unidos, pero que en nuestro modo de hablar generan dos visiones que pueden parecer contrapuestas, pero realmente están integradas.

Por eso unas veces se habla de que seremos juzgados, y otras de que el juicio ya esta hecho en nuestras obras.

Y por ello no veo problema alguno en aseverar que hay un juicio en el que podemos ser condenados, y que es uno mismo el que elige la condenación.

Recomiendo leer Juan 12, 47-50

Lectura curiosa en la que se nos dice que no seremos juzgados y que seremos juzgados. Y el mismo que no nos juzga nos juzgará.
Ya nos ha sido dada la palabra nosotros podemos elegir acatarla (con la Gracia de Dios, naturalmente), o elegir la perdición. Por tanto se puede decir que en este sentido es uno mismo el que se condena. Pero por otra parte, esta palabra que se nos ha dado es personal, es Cristo mismo, por tanto desde esta perspectiva si hay un juez que dicta la sentencia.

PP: Ciertamente la lectura que aporto es mucho más rica, y por ejemplo cuando vemos que Cristo juzga y no juzga, hay que tener en cuenta que Cristo al encarnarse se ha hecho inferior a sí mismo, por ello en su forma de siervo no juzga, pero le veremos después glorioso juzgando.
10/06/13 5:41 PM
  
Natanael
Por cierto, en cuanto a la postura "últimamente ha estado de moda entre los teólogos especular acerca de si el infierno, siendo real, pudiera estar vacío".

Cierto es que mientras que tenemos la seguridad de que los Santos están en el cielo, y de que algunas personas están en el purgatorio; la Iglesia no afirma tajantemente la condenación de nadie.

Pero este tipo de afirmaciones me parecen muy temerarias. E incluso dañinas. Puesto que sin haber afirmaciones seguras sobre la condenación de persona alguna, si tenemos las enseñanzas de la Iglesia que durante siglos nos han amonestado para que vivamos sabiendo que podemos condenarnos, y del mismo Cristo habla con gran seriedad sobre el infierno. Por tanto, esta visión buenista parece enmendarle la plana a muchos discursos del propio Cristo.
10/06/13 5:55 PM
  
DavidQ
Nuevamente en general, aunque un poco en particular para @Pato y para @Carlodi67:

Como yo lo entiendo, entrar al infierno es bastante difícil, porque se requiere un rechazo consciente, directo, explícito y activo a la Gracia. No digo que no se pueda, porque hay, lamentablemente, demasiados que no solo "no creen", sino activamente rechazan y desprecian a Dios.

Hay unos pocos, entre los que me gustaría contarme, que aceptan la Gracia y hacen todo lo contrario: la buscan, la esperan y la procuran.

Pero hay una gran cantidad de personas, quizás sean mayoría, que no aceptan ni rechazan. Muchos por ignorancia, otros por pereza, no faltará el que lo hace por falta de fe. Estos son los que, en mi opinión, van al purgatorio: aún no están listos para el cielo, pero tampoco merecen el infierno. Si hubieran sido suficientemente advertidos, si hubieran tenido un poco más de fe, si hubieran tenido un poco más de tiempo, quizás habrían llegado al cielo directamente.

Allí en el purgatorio es donde yo pienso que sigue actuando la gracia y existe la posibilidad del arrepentimiento y la enmienda. El tiempo del rechazo y la aceptación absolutas ya pasó, pero aún queda la oportunidad de aceptar "post mortem". Y digo aceptar, porque me parecería aún más difícil que alguien, en esa circunstancia, pueda rechazar el cielo. De hecho, la función del purgatorio es "purificar", no "ensuciar" las almas: eventualmente todos los que están en el purgatorio deberían llegar al cielo, aunque les lleve milenios comprenderlo.
11/06/13 12:17 AM
  
Natanael
Sobre lo que dice DavidQ. Yo por muchas palabras de Cristo no lo veo tan difícil.

Personalmente pienso que serán muchos los que se salven, pero creo que es mejor, y más saludable espiritualmente recordar la posibilidad cierta de condenarse y lo fácil que es ir por dicha senda.

Mateo 7, 13 «Entrad por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella; 14 mas ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y pocos son los que lo encuentran.
11/06/13 8:43 AM
  
DavidQ
Natanael:

Yo no soy dueño de la verdad, nada más opino. Contrasto Mateo 7, 13 con la conversación de Marcos 10, 24-27

Jesús: ¡Qué difícil es entrar en el Reino de Dios!
Discípulos: Entonces, ¿quién podrá salvarse?
Jesús: Para los hombres es imposible, pero no para Dios.

Si sólo dependiéramos de nuestras fuerzas, estaríamos condenados desde Adán. Acogiéndonos a la Gracia, nada es imposible.

El punto crítico (la decisión) es acogerse a esa Gracia y seguir sus mandatos o rechazarla. Sin duda que acogerse es difícil, entre muchas cosas porque la Gracia es ilógica. Es más "razonable" rascarse con las propias uñas y sálvese el que pueda.

Pero rechazar de plano todo lo que viene de Dios también es muy difícil. Al estilo Descartes, tengo que negar todo, hasta el aire que respiro y decir "no" a toda moralidad, todo orden, todo respeto y acogerme exclusivamente a lo tangible y contable. No es fácil.

Mientras quede en el alma de un hombre algún hálito de moralidad, un resquicio de esperanza, una creencia de que hay algo más en la vida que los dólares y los centavos, pienso yo, que aún hay espacio para la Gracia, así y tarde un millón de años en el purgatorio.

Dijo el Señor (Marcos 9,41): "Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo."

Si la persona más vil del mundo, en un arranque de estupidez regaló un vaso de agua, alguna recompensa debe recibir. Y el infierno es todo lo contrario.

11/06/13 7:40 PM

Los comentarios están cerrados para esta publicación.