Letanías de la humildad
Jesús manso y humilde de Corazón, -Óyeme.
Del deseo de ser lisonjeado, -Líbrame Jesús.
Del deseo de ser alabado, -
Del deseo de ser honrado, -
Del deseo de ser aplaudido, -
Del deseo de ser preferido a otros, -
Del deseo de ser consultado, -
Del deseo de ser aceptado, -
Del temor de ser humillado, -
Del temor de ser despreciado, -
Del temor de ser reprendido, -
Del temor de ser calumniado, -
Del temor de ser olvidado, -
Del temor de ser puesto en ridículo, -
Del temor de ser injuriado, -
Del temor de ser juzgado con malicia -
Que otros sean más amados que yo, Jesús dame la gracia de desearlo.
Que otros sean más estimados que yo, -
Que otros crezcan en la opinión del mundo y yo me eclipse, -
Que otros sean alabados y de mí no se haga caso, -
Que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil, -
Que otros sean preferidos a mí en todo, -
Que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda, -
Oh Jesús que, siendo Dios, te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz, para ser ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor propio. Concédenos la gracia de aprender y practicar tu ejemplo, para que humillándonos como corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra, podamos ser ensalzados hasta gozar eternamente de ti en el cielo.
Amén.
Del Cardenal Rafaél Merry del Val
1 comentario
Cualquiera de las líneas de esta letanía, dichas con la hipocresía al uso, puede ganarnos el fariseo aplauso del mundo.
Pero dichas con sinceridad - sincera sinceridad - nos sepultaría seguramente en el foso de la más negra imbecilidad.
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