Herejes de facto
Un lector comenta:
He apreciado muchísimo que se haya tenido en cuenta mi aportación a este debate. Solo quiero añadir aún un par de cosas a partir de la alusión a mi post. La primera, soy cristiano, como sugieres, y católico, además. Pero con mis dudas e incoherencias que intentaré explicar también en este asunto.
Por las dudas en incoherencias no te preocupes, no olvides que todos somos herejes de facto, mientras no alcancemos la santidad, y que no seremos juzgados por lo correcto de nuestra teología, sino por el amor. Dicho eso, debemos tener presente que la verdad es parte indispensable del amor, y si decimos que amamos, nunca nos conformaremos con una mentira que nos resulta cómoda.
Primero, aludiendo a lo que comentas, el colectivo homosexual ha adquirido sus derechos y es respetado básicamente solo en europa occidental y américa del norte, Australia, y existen hasta lobbys que ejercen influencia efectiva…pero en la mayoría de países continúa fuertemente estigmatizado. Por lo tanto, hay que ir con cuidado con generalizar. Como bien dices, la Iglesia habla desde el contexto, y en este asunto cambia dramáticamente de un país a otro. El mismo discurso puede aún añadir más estigma. Entonces hay que priorizar lo que yo señalaba: acogida y respeto. Es lo que necesitan en muchos países.
Cada uno responde a la realidad que le ha tocado vivir. Acogida y respeto está bien cuando el péndulo ha llegado al extremo del odio y el rechazo, pero llevamos un par de décadas en que viene moviéndose justamente en la dirección opuesta, y hoy, en Europa y América, cualquiera que no aplauda y celebre los actos homosexuales y su estilo de vida, es catalogado de homofóbico.
Sin duda que la acogida y respeto a los que sufren de atracción hacia el mismo sexo (AHMS) es la actitud correcta, pero eso no implica dejar de decir la verdad.
Respecto a reprobar la práctica de las relaciones homosexuales, reconozco que no se alinearme con la doctrina de la Iglesia, con la que debería adherirme docilmente. Que quede claro que no es ignorancia, estoy de acuerdo con la castidad bien entendida, creo en el matrimonio, en la fidelidad…pero cuando trato de tu a tu personas concretas, me doy de bruces con la realidad. Proponer la castidad y la penitencia a un homosexual es un discurso que puede ser cruel, si es que algunos no se lo toman a broma.
¿Puede ser cruel la castidad? Si adoptamos la perspectiva moderna, que estima cruel cualquier forma de castidad, sin duda, y en ese sentido muchos de los que sufren de AHMS, que viven inmersos en un mundo que niega la castidad, ciertamente no están en condiciones de recibir ese mensaje, y les parece de broma.
Está bien, Dios ya verá cómo lidia con ellos, pero para un cristiano la castidad nunca puede ser ridícula. Considera que NSJC plantea una moral sexual más exigente que la de los judíos de su época, por ejemplo, cuando sentencia que quien mira a una mujer deseándola ya cometió adulterio (Mt 5,28), o cuando prohibe el divorcio, y los propios discípulos comeentar “Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse.” (Mt 19,10).
Efectivamente hay situaciones donde la castidad entendida según la enseñanza de NSJC puede parecer dura, pero los cristianos que sufren de AHMS no están solos en esto. Considera la situación de la mujer que ha sido abandonada por su marido y sin embargo debe guardarle fidelidad hasta que la muerte los separe; o el soldado católico que, luego de meses en una trinchera, no puede descansar sus heridas en los brazos de una mujer, porque está casado, aunque su espose esté a miles de kilómetros; o en la mujer cuyo esposo se encuentra en coma por varios años. Según el mundo, todos ellos tienen están más que justificados para traicionar sus votos y renunciar al ejemplo y la doctrina de NSJC, pero ello no debe llevarnos a desesperar y concluir que el ideal cristiano es impráctico, o sólo para algunos.
Decir que la única opción es renunciar a la afectividad más directa…es muy duro! Puede generar un sufrimiento inasumible. No dudo que si es aceptado y vivido equilibradamente sea factible, pero no conozco a ningún homosexual que lo viva así. Bueno, uno sí, que es cura y bien casto. Es como tener una disociación entre la teórica y la práctica. Y evidentemente no estoy defendiendo la promiscuidad ni el estilo de vida de algunos colectivos, los repruebo y me generan dudas aún mayores, sino de una afectividad vivida de forma global, no solo genital. Y no renuncio al ideal propuesto por la iglesia.
Y no hablo por hablar, he tratado directamente con este colectivo por razones profesionales, aquí y en países en vías de desarrollo. He visto situaciones durísimas. No es nada teórico.
Una de las grandes ideas de San José María Escrivá y de la que luego hizo eco el Concilio Vaticano II fue el llamado universal a la santidad. Esto implica tener siempre presente que no hay unas reglas para los clérigos y otras para los laicos, que no hay estados de vida que, de por sí les correspondan exigencias más duras que otras. Ahora bien, nuestro Dios no parece demasiado preocupado por la igualdad, y suele enviar pruebas muy duras a algunos, mientras que a otros nos deja bastante tranquilos, y ante esta realidad que parece oponerse a la perfección divina de la justicia, el cristianismo siempre ha insistido que Dios no permite que seamos tentados más allá de las gracias que nos otorga para resistir esa tentación.
Entonces, no debemos renunciar al ideal cristiano, porque a veces nos parezca muy duro o exigente, sobre todo cuando no somos nosotros los sometidos a la prueba. ¿Acaso no puede un homosexual ser santo? ¿No está en la misma condición que todos los demás?
Y una última cosa, no hay que confundir las estrategias objetivas de salud pública con la moral. El preservativo, mal pueda pesar, es una herramienta fundamental para la prevención de las enfermedades de transmisión sexual. Es ciencia sobre un hecho concreto. La moral va más allá y concierne al mensaje asociado que pueda generar su promoción. Otro día, cuando venga a cuento, les explicaré otro ejemplo en que la teoria o doctrina, me ha chocado de bruces con la realidad respecto al VIH.
Separar la moral de la acción política es una idea tan peligrosa como extendida en la actualidad. Si le decimos a un político “cuando entres en tu despacho, olvídate de la ética y tu moral” le estamos dando carta blanca, no sólo para implementar políticas morales o inmorales, sino también para emplear cualquier medio en el camino para alcanzar ese objetivo. Si los escándalos de políticos parecen no terminar, donde se roba, se miente, se pagan favores y se malversan fondos, es precisamente porque les hemos dicho “no confunda las políticas de Estado con su moral".
No, la respuesta verdadera está precisamente en el otro extremo: primero un político debe revisar si su decisión de participar en la cosa pública y cumplir el mandato de los electores es coherente con su moral, y luego, sólo si la respuesta a la pregunta anterior es positiva, ejercer esa función solamente hasta donde se lo permita la ética, ni un paso más allá. En el caso del preservativo, un político católico tiene un amplio margen de acción, permitiendo el acceso entre los grupos de riesgo, y fijándose que esa promoción no sea entendida por la población en general como una solución definitiva y general al problema sanitario.
Te invito a revisar un par de entradas anteriores: La idea más peligrosa del mundo y Políticos
10 comentarios
Son lindas las intenciones de quien quiere defender los derechos de los que sufren "AHMS" (otra sigla más para cubrir la verdad, sigamos adelante), pero su buena intención se choca terriblemente con la verdadera moral.
No se puede, simplemente no se puede, dar dispensa de cumplir los mandamientos a todo un grupo social solo por el hecho de serlo. Porque al decir que "tener AHMS" da libertad de tener sexo indiscriminadamente, sería lo mismo que decirle a todos los casados del mundo que están en libertad de serle infieles a sus cónyuges siempre que lo hagan con alguien de su propio sexo. Y ya que se trata de dar dispensas, démoselas también a las sexoservidoras y sus clientes "pues no podrían vivir sin eso", y démosle carta blanca a los políticos ya que mentir y robar "es parte de su naturaleza".
¿Se nota así lo irracional de ese "razonamiento"? Le duela a quien le duela, no puede existir una política de dispensa global de un mandamiento a un grupo de personas por su adherencia a ese grupo. Aun en este mundo superpoblado, la salvación sigue siendo personal y cada quién deberá responder ante Dios de SUS acciones, no de las acciones del grupo al que pertenece. ¿Es muy duro? Sí, a nadie nos ha sido fácil cumplir los mandamientos. Todos tenemos algo qué confesar cada día, pero eso nunca ha sido disculpa para no hacerlo mucho menos para no intentarlo.
El término “homofobia” no se refiere al hecho de no aceptar los actos homosexuales o su “estilo de vida”. Se refiere a la discriminación que se da a una persona por su condición de homosexual. Algo parecido sucede con el término “cristianofobia” que a menudo es utilizado por los clérigos para referirse a las discriminaciones que sufren los cristianos en países árabes. Cristianofobia no se refiere a la no aceptación de los actos sexuales de los cristianos, ¿o sí?
Por otro lado, habría que determinar con exactitud qué es lo que se quiere decir con “estilo de vida homosexual”. Generalmente se le atribuye una connotación negativa, pero bien podría ser todo lo contrario. Me refiero a lo siguiente:
Si nosotros comparamos las características básicas del comportamiento que siempre han mostrado los homosexuales de todos los tiempos y de todas las culturas, con el comportamiento público mostrado por Jesús, llegaremos a la conclusión de que son asombrosamente similares. Jesús, al igual que los homosexuales: No rondó chicas, nunca tuvo novia, nunca se casó, nunca tuvo relaciones sexuales con una mujer, no se reprodujo, no visitó prostíbulos femeninos y, además, convivía cotidianamente con un grupo de hombres (los 12 apóstoles) que mostraban el mismo comportamiento de Jesús.
Eran tan evidentes las similitudes entre el “estilo de vida” de Jesús y el de los homosexuales, que él mismo se identificó como un “EUNUCO” (Mateo 19, 12). Es importante tomar en cuenta que en aquélla época no sólo se llamaba eunuco al hombre cuyos órganos genitales habían sido extirpados, sino que también se usaba para referirse a los homosexuales (o afeminados).
Cuando Jesús se identificó de esa manera, sabía perfectamente lo que estaba diciendo. Lo que dijo no fue una imprudencia o la ocurrencia del momento. Jesús, como un rabí conocedor de las antiguas escrituras, estaba al tanto de las connotaciones negativas que la palabra “eunuco” tenía y, sin embargo, no tuvo ningún inconveniente en aplicársela a sí mimo para resumir en una sola palabra las características básicas de su “estilo de vida”.
Por tal motivo es muy importante saber qué es lo que se quiere decir con “estilo de vida”, porque el tiro puede salir por la culata, haciendo que se tome por negativo lo que en realidad es positivo. Y digo positivo, porque no creo que algún cristiano se atreva a calificar como negativas las palabras de Jesús.
Mi matrimonio legal con otro hombre (desde hace 3 años, más una estable y maravillosa relación de 12 años) me hace inmensamente feliz. Vivimos en una constante y creciente entrega el uno al otro; ambos sentimos (aunque algunos piensen que es imposible), VERDADERO AMOR, sufrimos cuando nos separamos a diario para trabajar, deseando que llegue la noche para reencontrarnos. Muchas parejas (no distingo sexo) se sienten igual, pero cuántas querrían sentirlo... después de 15 años.
Ya oigo rugir los demonios en el interior de algunos lectores, que se revuelven expulsando espuma por la boca ante semejantes palabras, pronunciadas sin duda por un hereje sodomita que perecerá eternamente en el más profundo de los infiernos... Estoy harto de escuchar opiniones demagógicas, que desconocen por completo la vida cotidiana de una pareja homosexual, mi "estilo de vida", que es ABSOLUTAMENTE NORMAL, que convive perfectamente con sus vecinos, que asiste a misa, que no tiene nada que ver con el vicio, la promiscuidad, la pederastia y todas las horribles etiquetas habituales colocadas A TODOS los homosexuales sin distinción, por aquellos que no conocen primero para poder juzgar después. No he sido víctima de abusos, mi infancia ha sido maravillosa, ni de lejos me gusta disfrazarme de mujer. Nunca he desfilado en el orgullo gay. Es decir, no combino los ingredientes típicos que para muchos me convierten por definición en un ser depravado y despreciable a los ojos de Dios.
Dios me hizo así, YO NO HE ELEGIDO ser como soy (he sufrido lo indecible intentando negarme a mi mismo), esto no es una elección señores, y soy, como los demás, un hijo de Dios. Si me hizo así, por algo será. Esta es mi Cruz y la de muchos como yo. Esto NO SE CURA y quien lo admita, se traiciona a si mismo y, mucho peor, intentará llevar una vida heterosexual falsa que hará infelices a él y a muchas más personas allegadas. ¿Cuántos heterosexuales llevan una doble vida? Se sorprenderían.
Me admito como soy por ser obra del Creador. CRISTO es AMOR, no lo olvidemos, y eso es lo que siento por mi cónyugue y por todos aquellos que siguen sin entenderlo. Cuando oigo por doquier verdaderas barbaridades sobre los homosexuales, siendo incapaz de poder convencer a esas mentes cerradas, siempre me digo: "Bienaventurados los perseguidos..." Eso somos, perseguidos. No todos respondemos al estereotipo de "homosexual vicioso" (ojo, que los hay y muchos, pero heterosexuales también), yo no contagio el VIH, y vemos a diario sucesos escandalosos de heterosexuales casados, sin casar o lo que sea que son mucho peores.
Conozco muy bien por amistad al clero de mi ciudad, algunos desempeñan cargos importantes en la diócesis y otros son párrocos. Nunca me han cerrado las puertas por mi condición que conocen de sobra. Es más, tienen una postura mucho más abierta y tolerante que la que demuestra la institución eclesiástica de cara a la opinión pública, que frecuentemente cae en contradicciones: conozco también sacerdotes y seminaristas que llevan su homosexualidad más o menos con dignidad, y la Santa Iglesia les acoge sin muchos miramientos. Yo, sin embargo, me siento excluido, no existo, soy incómodo, soy... cristiano perseguido y rechazado en una institución incapaz de abordar una situación que, resuelta con coherencia, acercaría a muchos creyentes alejados forzosamente. Si fuera por algunos de ellos, ya habría perdido mi fe. Pero afortunadamente, mi fe se basa en el amor hacia Cristo, y eso no lo mueve nadie. Pasarán 400 años y nos pedirán perdón. El mío lo tienen hoy.
Por cierto, voto al PP, he asistido a los actos del Papa con fervor, me he indignado públicamente contra los indignados y su panda de ovejas ateas descarriadas (recemos por ellos y mucho) y me identifico plenamente con los comentarios y opiniones de Infocatólica, salvo los referentes a la homosexualidad, que siempre parten de ideas prefijadas y desde un punto de vista fariseo, de escaso y pobre contenido cristiano.
Y dejen de citarme ya el Antiguo Testamento, que en estos temas es muy socorrido y siempre sale a colación, porque les recuerdo que en él también se dice que a las adúlteras hay que lapidarlas... Amor, mucho amor, que damos demasiados palos y nos amamos muy poco unos a otros. Y amor es respeto, tolerancia, compresión... el comentario de Jorge P.O, esclarecedor. Un abrazo en Cristo.
Y respecto de tu juego de palabras con NSJC, es impresionante como, todavía después de 2000 años, todos traten de colgarse de Su figura para justificar sus opiniones. Parece que occidente no pudiera librarse de Él.
@ Cireneo: Ya me dirás qué entiendes por "una vida sexual normal", que no comprende la unión complementaria de los sexos. Ahora que lo pienso, mejor no me digas.
El que te dijo "tú no lo elegiste, luego es bueno y de Dios", te mintió. Yo mismo soy miope, no lo elegí, pero jamás se me ocurriría dejar de usar lentes porque "si Dios me hizo así, por algo será".
Y el amor de NSJC no tiene nada que ver con los sentimientos. Sé que es difícil de entender cuando estamos inmersos en la cultura actual (yo mismo he estado ahí), pero hay que tratar de conocerle y seguirle para empezar a entender qué quiso decir con "amor".
patoace: a mi nadie me ha dicho “tu no eres, tu no elegiste, etc.”. Soy mayorcito y sé sacar mis propias conclusiones, fruto de mi razonamiento libre, sufrimientos, alegrías, tristezas y reflexiones de muchos años. NADIE me ha lavado el coco, que es lo que sugieres.
Vida sexual normal es la que puede llevar cualquier pareja que no procrea y que desea compartir placer con el otro. El placer una faceta más del AMOR. Los heterosexuales también lo hacen (¿lo sabías?), y a veces de manera similar a los homosexuales. Pero este no es ni de lejos el motivo de este post ni el lugar, que además incomoda a muchos.
Comparas la homosexualidad –una vez más, como muchos otros, con cansina frecuencia– con una minusvalía como la miopía, que yo también padezco y que nada tiene que ver con lo que estamos comentado. Repito una vez más: NO SOY UN ENFERMO. La miopía existe sobre todo en las mentes, y eso no se cura con gafas.
Por último, no creo que nadie sepa comunicarnos el amor de manera tan clara como Cristo. No tiene nada que ver con la cultura actual y con las suposiciones que de nuevo haces sobre mi “estilo de vida”. Así que no me hables de amor, ni de sentimientos partiendo de premisas tan estrechas.
Evangelio, Evangelio y más Evangelio. ¿Te parece suficiente argumento?
Un abrazo en Cristo.
No he hechado espuma por la boca, porque yo también sufro de Atracción al mismo sexo (la palabra"gay" tiene matices políticos), pero antes que sentir esta inclinación, soy católico.
El "Dios te hizo así", o el que "la homosexualidad es genética" son las peores falacacias que se puedan echar al aire.
En nuestra Santa Madre Iglesia hay un apostolado, Dios lo llene de gracia, llamado Courage, que nos ayuda a las personas con estas atracciones a vivir la CASTIDAD, a vivir a Cristo, porque el que le quiera seguir, nos dice el Señor, que se niegue a si mismo, y tome su cruz.
Cirineo, yo no soy nadie para juzgarte, pero como cristiano te digo que la llamada homosexualidad no es pecado por sí misma, sino por su práctica. Es un complejo transtorno psicoafectivo, que el lobby gay ha pretendido que se le reconozca como una "preferencia".
Señor, danos de tu Gracia y envía sobre nuestros corazones al Espíritu Santo.
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