La cuña de Jorge Navarrete
En La Tercera de este domingo, el abogado y comentarista de afiliación DC Jorge Navarrete publica una columna titulada Establishment Divino, en relación a la situación de la Iglesia Católica chilena, luego de las develaciones de abusos por parte de algunos clérigos. En ella expone ideas que, de enquistarse en nuestra mentalidad como laicos, son muy peligrosas.
Como miembro de nuestra casta política, enfoca su análisis en términos de resultado final, anotando una evidente pérdida de poder por parte de los obispos, una baja en las encuestas de confianza ciudadana y por lo tanto de capacidad de influir en las decisiones. Está bien, uno siempre tiende a usar las herramientas que conoce para abordar un tema nuevo, aunque luego se descubra que no es lo que corresponde, pero en este caso, como laicos católicos, debemos estar conscientes que si la Iglesia ha perdido poder o no poder es la menor de nuestras preocupaciones.
El columnista afirma:
Contrario a lo que a ratos se dice, la mayor responsabilidad en lo que está ocurriendo no recae necesariamente en los delincuentes -como el caso de Fernando Karadima- que abusaron de menores en forma reiterada, según lo establece el mismo decreto Vaticano. El motivo de indignación ciudadana apunta a la conducta de quienes hicieron posible que esto ocurriera, se prolongara en el tiempo e incluso, frente al descubrimiento flagrante, intentaron callarlo u ocultarlo.
¿Cómo entender eso de “la mayor responsabilidad no recae en los delincuentes"? ¿Cómo decirle a una víctima “lo importante no es lo que te hicieron, sino que la Iglesia salió mal parada por la mala reacción de un obispo"? ¿No es insensible, por decir lo menos? Lo que ocurre es que estamos leyendo un análisis político, donde la conclusión última no son ni los delitos, ni el dolor de las víctimas, ni siquiera la capacidad de la Iglesia para cumplir su misión, sino decir "qué está in y qué está out en la política",
Es un análisis válido, pero no me gustaría que lo hiciera un laico católico (Jorge Navarrete es agnóstico), porque entonces habremos rendido nuestra identidad como católicos a la de meros votantes y ciudadanos. Cuando los jerarcas de un partido político se corrompe estamos en nuestro derecho de decir “ya no nos representan” y echarlos, o abandonar el partido; pero con la Iglesia es diferente, porque no pertenecemos a ella porque hayamos presentado nuestra solicitud, sino porque fuimos elegidos para ello.
En todo caso, debemos reiterar que la mayor responsabilidad de lo que está ocurriendo recae en los delincuentes, son ellos los que traicionaron sus votos, a nosotros como laicos, pero sobre todo a sus hermanos sacerdotes y consagrados, extendiendo sobre ellos un manto de duda terriblemente injusto e inmerecido. ¿Podrían los obispos haber hecho más? ¿haber actuado antes? No lo sé, llámenle deformación profesional, pero considero mi deber extender a favor de ellos el beneficio de la duda y la presunción de inocencia.
“Es que mi obispo es un hereje” dicen algunos, “y San Pedro, un traidor” les respondo. Gracias a la sabiduría de la Iglesia que elige a sus sacerdotes sólo entre varones célibes, no contamos con una casta sacerdotal que nos provea con una provisión regular de jóvenes educados en aséptico aislamiento de santidad para dirigir a su pueblo, sino que cada obispo creció y se formó en medio de nosotros, los laicos, así que la responsabilidad de tener mejores líderes recae, en buena parte, en nosotros.
La ligereza para juzgar a nuestros superiores en el orden eclesial, puede que esté relacionada con la actitud que refleja el párrafo final de la columna:
Pese a todo, por supuesto que la Iglesia sobrevivirá a este momento. Lo hará apoyada en la profunda fe y sentido de trascendencia de sus fieles. Son ellos quienes deberán iluminar el camino para acometer los indispensables cambios a una institución que ya no podrá volver a cerrar sus puertas y ventanas, ni menos exigir el respeto que no sea capaz de ganarse demostrando que su primera vocación es estar junto al débil y al que sufre.
Bonito ¿no? La Iglesia sobrevivirá guiada por la fe nuestra, de los fieles; nosotros, pueblo de santos hemos de inspirar sentido y santidad en nuestros obispos ¡Que esperanzador y halagador!
Si no fuera porque es una gran mentira (y ya sabemos de qué región vienen esas).
Nuevamente, para el analista político es la única conclusión posible, porque no ve en la Iglesia más que dos clases, una dominante conformada por el “alto clero", que gusta de catedrales y anatemas sobre la moral sexual y forma el establishment; y una baja, donde se encuentran los laicos, sometidos, por su propia estupidez de seguir creyendo en cosas que no practican. Entonces, si la Iglesia sobrevive a pesar de la corrupción de sus élites, la única explicación disponible es que lo hará por la reserva moral que se encuentra en la clase trabajadora los laicos.
Pero esto no es más que marxismo trasnochado, de obrero virtuoso y capitalista corrupto, un análisis que no entiende a la Iglesia, que no se explica su persistencia en la historia, y que, por medio de la adulación, busca meter una cuña entre nosotros, los laicos, y nuestros obispos.
Al menos yo, no me la trago. No tengo esa “profunda fe y sentido de trascendencia” que Jorge Navarrete me quiere endilgar, no pretendo iluminar a nadie “para acometer los indispensables cambios", ni veo que mis hermanos en las bancas estén levitando tampoco. Por cierto, muchos obispos tampoco dan muestras patentes de santidad, pero por otro lado, no conozco personalmente a ninguno, así que mi opinión al respecto no vale gran cosa.
La Iglesia seguirá, nadie en su sano juicio lo pone en duda, pero la explicación no la encontraremos ni en el clero ni en los laicos, sino en NSJC, único Santo en verdad y fuente de toda santidad, como repiten nuestros sacerdotes cada día.
Así que nada, donde esté el obispo, ahí estará la Iglesia Católica, y donde la Iglesia, yo.
11 comentarios
Sin ir más lejos, te recomiendo la entrevista que éste le hizo a Antonio Delfau y te darás cuenta que el sacerdote jesuita opina batante parecido: http://elpost.cl/content/antonio-delfau-sj-no-hemos-tocado-fondo
En fin, desde aquellos que abrazamos la Fe y queremos a nuestra Iglesia, agradezco más la crítica de Navarrete que la autocomplacencia de nuestro clero.
Y tampoco es bueno exagerar. Que cometió un delito, o varios, es cierto. Pero de ahí a llamarlo delincuente. Pecador sí, enfermo también, ¿pero delincuente?
No he visto los videos todavía, así que no podría decir qué opina el Padre Delfau.
¿Podrías decirme cuál de mis interpretaciones es antojadiza? Hay algunas cosas que creo que a Jorge Navarrete le gustaría aclarar, como eso de "la mayor responsabilidad no recae en los delincuentes", pero ahí no soy yo el que mal interpreta, sino él que elige mal sus palabras.
¿Me podrías decir a qué te refieres con autocomplacencia del clero? Si te refieres a no bailar al son de la histeria de los noticiarios, podemos estar de acuerdo, pero aparte de eso, todos han pedido perdón hasta por lo que hubieran podido no hacer.
Por otra parte, otra de las víctimas fue enfática en expresar su dolor con la Iglesia jerárquica por el poco apoyo que recibió de esta cuando presento su denuncia.
La red de protección no ha sido probada, pero es un hecho que por lo menos un obispo ayudo a detener las investigaciones: yo no soy quien para juzgar sus intenciones, pero que este hecho existió no se puede negar (no sólo por lo que dicen las víctimas, sino por lo que el mismo arzobispo de Santiago dijo en su momento).
En este sentido, mucho del daño que se ha provocado en la Iglesia si es reponsabilidad de sus pastores. A mi de verdad me duele todo esto. En algún tiempo fue seminarista: cuantas veces sufrí por no ser capaz de ser mejor cristiano, por pensar que mi vocación podía ser fruto de un egoísmo de mi parte y no un llamado de Dios, y cuantas veces mis maestros fueron duros en corregirme. Y sin embargo cuando nos encontramos a una falta burda, tan burda como esta, se demoró tanto tiempo en siquiera hacer la investigación. Haber hecho la investigación no hubiera dañado a nadie, incluso si las acusaciones hubieran sido falsas.
Nosotros razonamos en función de nuestras experiencias y de lo que vemos que hacen los otros. No voy a generalizar, aunque siempre es fácil hacerlo, pero así como dejar todo el peso moral en los laícos es malo, es igual de grave dejarlo todo en los presbíteros. Cada uno debe cumplir su función. Pero a veces muchos cristianos quieren dejarle todo a los sacerdotes, lo que termina haciendo que se produzca una manera de proceder que puede ser en parte responsable de lo que vemos. No debemos olvidar que el escandalo no sólo ha sido en Chile, sino que a venido a engrosar la lista de escandalos que afectan a la Iglesia durante los últimos años, y esto de por si es suficiente como para que por lo menos se produzcan procesos de reflexión en cuanto a lo que no ha estado funcionando bien.
Respondiendo a los comentarios de Alejandro, creo que defender por un lado a Fernando Karadima (rescatando lo bueno) y por otro hablar que el P. Antonio Delfau no es un ejemplo de sacerdote, solo muestra un especie de posición partidista dentro del Iglesia: los sacerdotes que son más cercanos a mi pensamiento son buenos los otros son malos. De otra manera no entiendo que alguien pueda tener tan mala opinión de un sacerdote mientras que de otro que se ha comportado como un abusador pretenda rescatar su legado con tanta misericordia. La distinción de si es delincuente o no puede corresponder a la justicia civíl, pero su culpabilidad ha sido ya sentenciada por la misma Iglesia.
En cuanto a la red de protección, entiendo que cuando la gente común lee que un obispo intervino en favor de Karadima, dice "¡Ajá! lo hizo porque sabía que era un abusador", y entonces concluye que hubo una red de protección. Eso es horrible y un crimen que merece castigo, más aún si lo cometió un obispo.
Sin embargo, y en esto yo puedo aportar mi perspectiva directa, en la mayoría de los casos de abuso sexual no funciona así, y quien protege a una persona acusada de abuso lo hace porque sinceramente piensa que la acusación es injusta. Eso no es una red de protección, puede que sea una actitud terriblemente imprudente, hasta culpablemente negligente, pero no es una red de protección.
Aprovecho de agradecerte por haber considerado la vocación al sacerdocio, se necesita mucho valor para tomar un paso como ese.
Mi opinión acerca del Padre Delfau se basa en que cuestiona abieratmente el Magisterio de la Iglesia en bastantes temas. Eso se llama infidelidad. Por lo tanto, no se trata, como tú dices, de que sea más cercano o lejando a mi pensamiento. Al oponerse públicamente al Magisterio él mismo se aleja del pensamiento de la Iglesia, al cual todo católico debe adherirse. De ahí mi opinión de él.
En cuanto al Padre Karadima, si lees atentamente mi post, verás que he reconocido el mal que ha hecho. Y así como adhiero a todo lo que enseña la Iglesia, también adhiero al juicio que ha hecho del Padre Karadima. La condena es justa, sin duda. Lo que no es justo es considerar que no corresponde "rescatar su legado con tanta misericordia". El legado del Padre Karadima es indiscutible: cerca de 50 sacerdotes, 4 obispos, todos de la mejor línea, fieles al Magisterio.
Si, como dices, crees que eso no merece rescatarse, que no merece misericordia y que, por el contrario, enseñar abiertamente el error, como lo hace el Padre Delfau, no merece condena alguna, sino aplauso, entonces debes revisar tu concepto de justicia y tu adhesión a la Iglesia.
Paz y bien,
AHK.
La única manera en que me puedo acercar a todos estos problemas sin caer en un pesimismo es que tal vez esta sea realmente una oportunidad para que todos, como Iglesia, crezcamos.
Alejandro: Fernando Karadima merece la misma misericordia que cualquier pecador, eso no lo discuto, ni tampoco el bien que Dios pueda haber echo a través (y tal vez a pesar) de él. Sin embargo necesitaria pruebas muy contundentes para acepar tu acusación sobre Antonio Delfau. Si te ofendí con mi comentario te pido disculpas, creo que fui un poco enojon al hacerlo.
Las ordenes de no denunciar a la policía los abusos vienen desde el mismo Vaticano (adjunto documento): http://www.elmundo.es/elmundo/2011/01/18/internacional/1295384693.html
Aunque el más conocido es "Crimen Sollicitacionis" dice literalmente:
"si un sacerdote es acusado de solicitar sexo de parte de alguien que esta tratando de dar su confesión o si un sacerdote mantiene relaciones sexuales con otro hombre o con jóvenes de ambos sexos o animales brutos, debe de tratarse de la manera más secreta posible y la instrucción de los casos debe ser diligentemente almacenada en los archivos secretos de la Curia como estrictamente confidencial, no puede ser publicada ni pueden añadirse cometarios".
"La divulgación de estos casos por parte del clero o de los denunciantes se considera merecedora de pena de excomunión".
También en el año 2007 el diario británico The Observer sacó a la luz una carta fechada en Mayo de 2001 y firmada por el Cardenal Joseph Ratzinger Prefecto del Santo Oficio en donde se reafirma la voluntad del vaticano que los Obispos mantengan en estricto secreto las investigaciones que involucren a sacerdotes católicos en asuntos de abusos sexuales y obliga a que dichas investigaciones sean enviadas a la oficina de Ratzinger quien tomaría todas las decisiones necesarias para enfrentar y decidir que hacer frente a estas denuncias.
Casos hay en todo el mundo, y en paises como Belgica, Alemania, Irlanda o EEUU estos se cuentan por miles.
Y en todo ellos vemos que el "Modus Operandi" siempre ha ido a favor de cuidar de la imagen y en contra de los niños.
Segundo, el documento que enlazaste no establece una orden de no informar, señala que existe un documento de trabajo donde se propone establecer una obligación absoluta de informar las denuncias, sobre la cual existen dudas (por ejemplo, la propia víctima puede haber pedido que no se informe) y ordena, mientras se despejan las dudas sobre un documento de trabajo, seguir estrictamente los procedimientos canónicos. Nada más, no hay órdenes de no denunciar por ningún lado. No sé si lees inglés, pero la nota en español es claramente mentirosa.
Tercero, en cuanto a Crimen Solicitacionis, establece el secreto del proceso canónico, tal como existe el secreto de los procesos penales en todos los países occidentales. En Chile, al menos las investigaciones por abuso sexual son secretas ¿o preferirías que los niños salieran con nombre y apellido en los periódicos?
Cuarto, hubo casos de clérigos trasladados como forma de protección a ellos y a la imagen de la Iglesia, luego de haberse acreditado el delito, y esos deben ser sancionados como corresponde.
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