Autoridad para interpretar II

Autoridad Moral es una de las entradas de mi otro blog que recibe más visitas a través de los buscadores. En ella, partiendo de la etimología de autoridad y autoridad moral, concluimos que la autoridad para interpretar la escritura radica en Iglesia.

Desde luego, nuestros hermanos no católicos han desafiado esta idea, dejando comentarios en la entrada, pues negar la autoridad de la Iglesia Católica es la doctrina en la que concuerdan todas la iglesias surgidas de la reforma, y la única de las tres “solas” de Lutero (sola fide, sola gratia, sola scriptura)  que no puede entenderse en un sentido ortodoxo.

Ya habíamos abordado uno de esos comentario anteriormente aquí, y ahora otro lector comenta:

Estoy de acuerdo con la definicion de autoridad y sus ejemplos, pero difiero en cuanto la “autoridad” de la “iglesia”.
Pato, al referirte a Iglesia te refieres evidentemente al clero católico, pero segun mi Biblia la Iglesia universal de Cristo es la comunidad de aquellos que fuimos lavados con la sangre del Cordero y sellados por el Espiritu de Dios.

Fijémonos que al decir “segun mi Biblia la Iglesia universal de Cristo es la comunidad de aquellos que fuimos lavados con la sangre del Cordero y sellados por el Espíritu de Dios.”, lo que hace el comentarista es precisamente interpretar la escritura, pero para saber si su interpretación es correcta o aceptable, necesariamente debemos volver a preguntarle a la Iglesia.

Ahora bien dices que para interpretar al Quijote acudes con Cervantes, entonces para interpretar la Biblia debes acudir con su autor, el Espiritu Santo, no es asi?

La idea de que el autor de la Biblia es el Espíritu Santo ¿se encuentra en la Biblia? no, al menos no expresamente, y tampoco una definición de qué es la Biblia.

Entonces ¿Cómo llegamos a saber que el Espíritu Santo es su autor? pues principalmente a través de la Tradición de la Iglesia, que ha dado forma no sólo al concepto de que lo que encontramos en esta colección de libros goza de la inerrancia otorgada por el Espíritu Santo (que lógicamente no puede engañarse ni engañarnos), sino que además nos ha enseñado cuáles son los libros que gozan del privilegio de haber sido escritos bajo inspiración divina. Recordemos que la propia Biblia no viene con una tabla de contenidos inspirada, que sus libros se escribieron en diferentes épocas (a diferencia de, por ejemplo, el Corán) y hubo importantes decisiones que la Iglesia, a través de los concilios, tuvo que tomar para llegar a establecer su identidad y número.

Continúa nuestro vistante:

Por cierto, y sin animo de ofender, si consideras aun por un momento que la Biblia es un documento meramente humano, dudo que seas parte de la Iglesia.

No me ofendo, porque el criterio establecido para determinar quién es o no parte de la Iglesia es claramente arbitrario.

Además, aún considerando la Biblia como inspirada divinamente, uno puede conocer su formación y características desde un punto de vista meramente humano, lo que nos permite apreciar la intervención de Dios en la historia.

Segun Hechos 2:47 el Señor añade a la Iglesia a los que son salvos, y si lees Romanos 10:9 y Juan 1:1ss entenderás que solo creyendo en la Palabra alcanzaras la vida eterna.

Hay que tener mucho cuidado con agregar palabras a la Biblia. En este caso podemos coincidir en que creyendo en NSJC, que es La Palabra a que se refieren los versos indicados, pero se introduce la palabra “solo”, que distorsiona lo que encontramos en la escritura, porque el propio San Pablo enseña que los gentiles, que no tienen ley, serán juzgados por la ley escrita en su corazón (Rm 2:15).