¿Estado laico?
La relación entre Iglesia y Estado ha estado de moda en semanas recientes, al menos acá en Chile.
Todo comenzó con las protestas de algún periodista por la participación de las autoridades públicas en el Te Deum de septiembre. Siguió con la diputada comunista Camila Vallejo, y su propuesta para quitar la frase “En nombre de Dios” con que se inician las sesiones del Congreso. Estas y otras ideas (como retirar pesebres de espacios públicos) parten de la idea de que debe existir una “separación de Iglesia y Estado” y se sazonan con indignadas apelaciones al “Estado Laico”.
Lo curioso en este debate es que las expresiones “Estado Laico” o “Separación de Iglesia y Estado” no se encuentran en ningún texto normativo aprobado por el Congreso. Ninguno. No aparecen en la Constitución de 1980 ni en sus antecesoras. Tampoco provienen de alguna ley vigente o que se haya dictado en el pasado.
No solo eso, tampoco aparecen en leyes extranjeras que alguien pudiera invocar como referencia. La Constitución Española solo habla del deber de colaboración entre la Iglesia y el Estado. El pacto de San José de Costa Rica establece la no discriminación por motivos de religión y la libertad religiosa, pero nada dice sobre una supuesta separación entre religión y vida pública. En Estados Unidos, la Primera Enmienda establece la libertad de culto y prohíbe al Congreso nacional de ese país imponer una religión a los Estados federados, pero nada más.
Se dice que Chile es un Estado Laico, porque la Constitución no establece una religión oficial. Esa es una conclusión razonable. Sin embargo, el significado práctico de esa expresión no está contenido en ninguna parte. La Constitución no dice nada al respecto y a partir de esa omisión no se pueden establecer derechos y prohibiciones para el Estado. Cualquiera puede interpretar qué significa “Estado Laico", pero eso no pasa de ser una opinión personal.Otro tanto ocurre con la idea de que debe existir una separación entre Iglesia y Estado. Esta frase proviene de una carta de Thomas Jefferson, donde explica que la Primera Enmienda establecería un muro de separación entre Iglesia y Estado. Sin embargo, esa es una interpretación privada de una norma extranjera, que hizo un ciudadano particular hace 200 años. Su valor como argumento de autoridad es nulo.
En conclusión, la pregunta acerca de la relación entre Iglesia y Estado en Chile se encuentra completamente abierta, al menos en términos estrictamente legales. Estado y religión pueden ignorarse mutuamente, pueden colaborar, e incluso una ley podría establecer una religión oficial para ciertos efectos. Nada hay en la Constitución que lo impida.
Pero ¿Podemos ir más allá? Ante el rechazo que provoca el Te Deum en algunas personas ¿Hay argumentos a favor de los actos públicos de religiosidad?
La Fundación Voces Católicas ha resumido muy bien las razones que justifican la participación de la religión en la esfera pública y de la Iglesia Católica en particular. El ateísmo y el agnosticismo no tienen por qué ser la respuesta por defecto del Estado ante la cuestión religiosa. Ello incluso implicaría romper la neutralidad ante las alternativas que existen en la sociedad sobre el tema. Reconociendo que ante el Estado no hay una opción mejor que otra, solo nos resta volver al principio democrático para resolver esta cuestión. En tal caso es perfectamente válido que, por tradición y por mayoría, la primera religión representada sea la Iglesia Católica.
Por mi parte, quisiera proponer otro argumento, que complementa el anterior.
Es evidente que Estado moderno, por muy laico que sea, no es neutral en cuestiones espirituales. Al decir que los derechos humanos son anteriores al Estado y reconocerlos como un límite a su poder, está haciendo una declaración sobre aspectos espirituales.Si opta por abrazar la igualdad como un principio fundamental, renuncia al materialismo. Conceptos como la dignidad personal, la igualdad o los derechos inherentes a la persona, son incompatibles con el ateísmo, que solo deja espacio para que el más fuerte se imponga. Si no es eso lo que queremos, el Estado debe reconocer cierta forma de dios personal, capaz de otorgar dignidad y derechos al ser humano. Una especie de deísmo personalista. Al menos.
Luego, si el propio Estado reconoce que dios ha creado al ser humano y lo ha dotado de ciertos derechos inalienables, sería absurdo que luego rechazar por principio las expresiones de religiosidad en la esfera pública. No solo eso, además se hace evidente, como un deber de justicia, la obligación del Estado de dar gracias al creador, y que debe hacerlo de forma pública. La gratitud es una virtud que el Estado debe promover en la sociedad, como condición de su propia existencia, y para promover la cohesión social. Esto justifica por sí solo que cada 18 de septiembre se lleve a cabo un acto público de acción de gracias a Dios, como el Te Deum que realiza la Iglesia Católica o algunos protestantes, con participación de autoridades públicas.
De igual forma, las invocaciones a Dios al inicio de actividades públicas no son incompatibles con el Estado Laico, en tanto no hagan una referencia explícita a cierta religión en particular. De hecho, invocar a Dios debe recordar a los políticos su compromiso con principios éticos más fundamentales que la lealtad con el partido, o incluso la voluntad de la mayoría de los votantes, cuando esa voluntad lleva a violar los derechos de la minoría. Este argumento debería llevarnos precisamente en la dirección contraria de lo que propone la diputada Vallejos.
Si reconocemos que la crisis de representación de la política, y la desafección de los ciudadanos hacia sus representantes proviene de los escándalos de corrupción, las referencias a Dios en la esfera pública deberían intensificarse, no debilitarse.
20 comentarios
"Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias de la sociedad española y mantendrán las consecuentes relaciones de cooperación con la Iglesia católica y demás confesiones". (Art 16.3).
Es decir que a medida que cambian las creencias de la gente así cambian las relaciones con las distintas confesiones.
Algo distinto al muy escueto "El Estado debe colaborar con la Iglesia ".
me parece interesante que, conforme a tu propia cita, la constitución Española indique: "Los poderes públicos....mantendrán las consecuentes relaciones de cooperación con la Iglesia católica...." pero para tí no parece significar lo escrito original en el texto "...el deber de colaboración entre la Iglesia y el Estado" tal como está escrito en el texto.
Extraño ¿No te parece?
Si la Constitución dijera literalmente que el Estado debe colaborar con la Iglesia, eso implicaría hacerlo bajo cualquier circunstancia, hasta que cambie la Constitución, y sin importar que el catolicismo llegara a ser minoritario.
Por ejemplo en Gran Bretaña la Iglesia Anglicana es oficial y no importa que pronto deje de ser la mayoritaria. A menos que cambien las leyes seguirá siendo la oficial.
Sin embargo en España se condiciona la colaboración a "tener en cuenta las creencias de la sociedad ", es decir que si en el futuro otra religión fuera la mayoritaria esa gozaria de ventajas sobre las demás. No sería necesario un cambio constitucional.
Es un matiz importante.
Se colabora con la Iglesia en la medida que tiene un peso demográfico, no por su sola existencia.
En realidad, la definición "la constitución no establece una religión oficial" corresponde al concepto de "estado aconfesional". El estado laico, como dice Ibarra, en su acepción original quiere decir un estado en el que los clérigos no ejercen ningún poder civil ni directa ni indirectamente.
Lo que dice la amiga comunista, gringo, y todos los modernistas es que el estado debe ser confesionalmente ateo, es decir, tratar a todas las religiones como excentricidades particulares, y no darles ninguna cabida en espacio público.
Lo que pasa es que "estado laico" queda mejor. Al menos, mientras todavía queden muchos creyentes y haya que disimular. En los países comunistas no se andan con remilgos de terminología, y proclaman orgullosamente el estado ateo. Al menos son coherentes.
me encanta la forma en que constantemente te contradices, pero sigamos tu razonamiento. En un estado "laico". ¿Puede un sacerdote u obispo ser presidente?
Solo como referencia, los derechos humanos, en su artículo 21 se indican.
"1. Toda persona tiene derecho a participar en el
gobierno de su país, directamente o por medio de
representantes libremente escogidos.
2. Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones
de igualdad, a las funciones públicas de su
país."
Aquí habla de "toda persona"....
a)¿Significa literalmente "toda persona" o es un eufemismo y excluye a los sacerdotes y obispos?
b) En caso negativo, que de facto no lo pueda ser ¿No contradice el estado "laico" a los derechos humanos?
Saludos.
Un estado laico no implica que la gente tenga que ser atea, simplemente la religión debe ser algo privado y no tener un reconocimiento de institución estatal.
Así que lo mismo da que el presidente sea creyente o ateo.
Alejandro Galvan, la constitución es muy clara, hay que tener en cuenta las creencias de la sociedad española, y eso implica por supuesto la demografía, porque si en la sociedad española dentro de treinta años la mayor parte de la gente es atea o musulmana evidentemente la Iglesia ya no tendria el mismo tratamiento.
Una vez mas, me temo que no es correcto lo que dices, la constitución de 1917 de mi patria, aun vigente, impide que los sacerdotes sean votados, puedes leerlo en cualquier enlace de internet. Debido a que el estado es "laico" y existe la "separación entre Iglesia y Estado", ni siquiera pueden opinar de política, menos aún ser votados para presidente del país. A la Iglesia, incluso se les condena por hablar en cuestiones de moral, tales como el aborto o el matrimonio gay, puedes leerlo, por ejemplo en "expansion.mx/nacional/2015/06/28/comunidad-homosexual-demanda-al-cardenal-juan-sandoval-iniguez". Pero, nadie "exige" que Inglaterra o Israel sean estados laicos donde existe la religión de estado. ¿Casualidad?
Y por cierto, históricamente tu argumento es una contradicción. Se usó el argumento del estado laico originalmente para "proteger" a las otras religiones minoritarias, cuando abiertamente la madre patria era católica en forma abrumadora. En mi patria, ese argumento se continúa ha usado desde hace unos 200 años. Como puedes ver, simplemente cambia la interpretación del sentido conforme les convenga a los masones. La constitución española no habla de que tenga que ser mayoritaria la religión católica para que el estado coopere con ella, le impone esa obligación SIN ESA CONDICIÓN.
Conclusión: El "estado laico" de facto va en contra de los derechos humanos. ¡Escalofriante!
Mmmm, la equiparación de comunista con comecuras es inexacta. Desde luego los comunistas han matado a muchos curas, religiosos y fieles católicos, pero no han sido los primeros.
Los liberales exaltados o progresistas iniciaron la cuenta: los tribunales de salud pública de Robespierre y adláteres, las matanzas de curas de 1830 en Francia y de 1834-1835 en España, etc.
Por no hablar de las barbaridades cometidas por los liberales masones en México, el estado más abiertamente masónico y durante más tiempo en todo el mundo.
mas evidencia que "la separación de la Iglesia y el Estado" están en contra de los derechos humanos, que permite A TODA PERSONA a participar en el gobierno de su país. Dentro de ese derecho está el hacer proselitismo.
Puedes verlo en "youtube.com/watch?v=Td4PJRIumIc" que se le demandó siendo claro que es claro que cardinal que no pretende "imponer su fe a nadie", pero los partidos de izquierda buscan una acepción del "el estado laico" contraria a los derechos humanos.
Por cierto, el cardenal ganó la demanda y los izquierdistas deben pagar los costes de la demanda a la Iglesia católica.
La Constitución Mexicana de 1917 si hubiera sido laica ¡menudo respiro! pero no puede ser una constitución laica la que tiene montones de artículos referentes a la religión, y en este caso al Catolicismo, como si una constitución no tuviera más objeto que posicionarse contra la iglesia. Eso se llama Constitución Anticlerical. Y, cuando esta constitución salió a la calle en 1917-y sigue vigente-la demografía indicaba que el 99% de la población se declaraba católica.
Y, naturalmente, siguen sin poder opinar de política, sea lo que sea lo que se legisle, lo que hace comprensible que un obispo dijera a los católicos que no se manifestaran por la familia porque si le achacan a él la incitación a tal cosa le pueden echar encima todo el artículo 130. Y la Iglesia de México sabe que con ese artículo pocas bromas.
El problema es que no existe una definición de lo que es estado laico. En México se usa "laico" o "separación Iglesia-Estado para justificar lo que sea, como se indicó en el post.
Podrá gustarnos o no que los sacerdotes y obispos sean votados pero, si creemos en los derechos humanos, deberíamos pedir que se quite de la constitución y, después de que se logre, suplicar a la Iglesia que lo ponga como una restricción auto-impuesta.
Es trágico que los masones nos digan que "Todos somo iguales" no siendo cierto en realidad, así que pueblo en México les responde "Si, pero hay unos más iguales que otros"
Decir que el estado sea laico no quiere decir ni de lejos que tenga que ser ateo y que los que trabajan en el gobierno deban serlo o promover el ateismo. El problema es el fundamentalismo laicista que promueven los lobbys ateos de izquierdas o liberales para silenciar o reducir al ámbito privado a los creyentes. Son como todos los fundamentalistas, no tienen nada que envidiarle a ISIS, alkaeda y gente de esa calaña. Tratan de silenciar a un grupo concreto de la sociedad por la fuerza, aún no de las armas, sino que más refinadamente a través de la perversión de la legalidad.
Una cosa si es segura, el estado puede ser neutral en materia de religión pero los que viven en el país son creyentes en mayoría, por lo que proponer un estado sin Dios vulnera el derecho de los ciudadanos a practicar pública y libremente su fe y a participar del gobierno desde sus creencias fundamentales.
En el fondo que el estado sea ateo es optar en materia religiosa los mismo que si tuviera una religión oficial que imponga a sus ciudadanos.
Si seguimos por esa senda "Cuando venga el Hijo del hombre ¿encontrará fe sobre la tierra?" (Lc 18,8).
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