El presidente francés y la moral laica
En la mente de la generación anterior a la nuestra, la de los hippies que actualmente nos gobiernan, existen ciertas entidades mitológicas que les ayudan a seguir adelante en el día a día, y simplificar el mundo como se les presenta, como los derechos humanos, y la moral laica.
Cómo pueden haber llegado a tan peregrina conclusión es un misterio que ocupará a los historiadores y sociólogos del futuro, pero si me permiten especular, yo diría que tiene que ver con la derrota de los nazis en la segunda guerra mundial. En efecto, la victoria de los aliados fue categórica, y alabada incluso por los vencidos como un triunfo del bien sobre el mal, bien que luego fue plasmado en la declaración universal de los derechos humanos, de 1948. Este documento efectivamente pretendía cerrar la discusión sobre la moral, y en ese sentido es hasta natural que la generación siguiente pensara, escuchando a sus padres, que había ciertas verdades éticas anteriores a Dios o independientes de Él.
Es este mito fundacional, compartido por toda la generación precedente, lo que permite al presidente francés decir frases como “Hay una moral común que se impone a la diversidad de las confesiones religiosas, que no debe herir ninguna conciencia, ningún compromiso privado, ni de carácter religioso ni político", y que nadie lo interrumpa con el evidente “Perdón Señor Presidente, pero ¿De qué &#%@ está hablando?”
Si es sincero –y no tengo razones para creer que no lo sea– simplemente vive en el mundo de fantasía que construyó la generación del ‘68 francés, que cree que el Estado socialista es la condición natural de los hombres, cuya restauración es un imperativo moral y que lo único que lo impide es la maldad de las élites y la ignorancia de la gente. Si no lo es, entonces no queda más que concluir que es simplemente un pequeño tirano más, que desea adoctrinar a la generación siguiente en las ideas de su partido.
Lo cierto es que sólo hay dos fundamentos posibles para la ética: la voluntad de Dios o la voluntad del súper hombre. Los que hablan de principios inherentes a la razón, no hacen más que expresar sus propios prejuicios respecto de qué es razonable y qué no. Puede que hoy nos parezca un principio básico el no dañar a otra persona, pero basta con intentar dotar de contenido a estas palabras ("¿Quién es persona?” “¿Cuál es el daño que debo evitar?") para darnos cuenta que volvemos a expresar meros provincialismo personales.
Por eso la cuestión de Dios es ineludible para la ética, y quien quiera hablar de una “moral común” que no hiera susceptibilidades religiosas, se arriesga a decir estupideces.
20 comentarios
Saludos,
CA
Pero hay dos cosas que fallan en ese argumento-propuesta: (1) La supresión de la religión es una opción existencial y social que está en el mismo plano de quienes tienen una fe, y no es menos invasiva de la privacidad que cualquier legislación considerada "teocrática." (2) Si la religión, cada opción religiosa, no entra como interlocutora válida en la construcción de lo público dentro de la sociedad, su única opción real será quedar recluida en el ámbito de lo privado, lo ridículo y lo proscrito.
Sobre esa base hay que imaginar el acuerdo al que alude Carlos Andrés. Frente a las diversas propuestas morales de las religiones, Carlos propone "crear un sistema moral por nosotros mismos," es decir, poner en plano de igualdad, que en este caso significa: de negación universal lo que digan las religiones. La "racionalidad" así propuesta, que es la de Hollande, es la racionalidad que excluye pronunciarse sobre la fe y la religión, con lo cual, por vía de hecho, invalida la carga de verdad que pueda tener la revelación, toda revelación.
Para un creyente, el camino no es imaginar una racionalidad aséptica, "libre" de "prejuicios" y creencias, porque eso no existe. La racionalidad del que no confiesa a Dios tiene muy firmemente arraigada la creencia--indemostrada--de que Dios NO existe. El agnóstico-ateo es un creyente más, sólo que es uno que puede ser tan astuto que con presentarse de ateo hace callar a los demás para que se oiga sólo su voz.
@ Nelson Medina: Esa es la situación en la que nos encontramos, así que debemos propagar los argumentos que nos permitan superarla.
@ Juan Mariner: Es la paradoja de los que ven a la Iglesia como provinciana y simplona.
El ateo y el agnóstico no pueden alcanzar la verdadera ciencia moral, pues están ciegos respecto a lo que constituye su verdadero fundamento: Dios y el amor a Él debido por todas sus criaturas. Es como si alguien pretendiese ser geómetra ignorando lo que es el punto o la línea.
Pobre Francia, lo que se le viene encima si Dios no lo remedia: otra persecución solapada al cristianismo disfrazada de progresismo ilustrado. Que Santa Genoveva, Santa Juana de Arco y San Denis asistan al noble y sufrido pueblo francés.
Pato, todo hace parte del proceso, en él se pueden cometer errores, o acaso no hubo una época en que unos reclamaban el derecho de condenar a la hoguera a un hereje?
Saludos,
CA
No confíes en la racionalidad humana. La naturaleza del hombre está corrupta.
No se trata de que no se puedan encontrar puntos comunes, pero es poco probable que esos puntos sean suficientes o que el gobernante de turno no arrime la sardina a su áscua.
Respecto al argumento de la hoguera... en esa misma época se ajusticiaba a los ladrones de ganado, se cortaba las manos a los ladrones y se permitían los derechos de pernada.
No es que las cosas no hayan mejorado en algunos aspectos, pero si, sólo en España, se mata impunemente a más de 100.000 personas al año, que quieres que te diga pero no veo que el progreso sea muy equilibrado.
Un saludo en la Fe
Yo sólo acepto las leyes de los estados como normas necesarias para la convivencia y, sobre todo, mis propias metas, elecciones y decisiones encaminadas a ser feliz en la medida que pueda durante el breve tiempo que voy a existir.
Yo2, al parecer siempre va a haber alguien que se salga de las normas establecidas, sean religiosas o políticas, pero esto no quiere decir que estas no se puedan establecer... la idea es que la mayoría si las siga y que además se establezcan otras normas para el que decida no seguirlas.
Saludos,
CA
La primera posición es absurda,ya que existen (y han existido)infinidad de sistemas morales basados en otras religiones diferentes a la cristiana,y a la católica en particular. Esto solo podría ser asumido por alguien que piense que solo existe una moral posible y correcta,y todas las demás serán errores a la anterior.
La segunda posición es más complicada,ya que en mayor o menor medida todas las sociedades antiguas y actuales están influenciadas por algún tipo de religión. Pero si esto fuera así,si la moral solo fuera posible en sociedades religiosas,las sociedades más secularizadas tendrían mayores transgresiones a la moral,lo que se traduciría en mayores índices criminales.
¿Es así? No. El número de crímenes está más relacionado con el nivel de educación,los niveles de pobreza y otros factores. Para nada influye la mayor o menor religiosidad.
¿Y a nivel personal? Pues pasaría lo mismo,las cárceles deberían estar llenas de agnósticos,ateos y no creyentes. Aquí no estoy seguro,pues no bastaría con que hubiera mayor porcentaje de religiosos frente a ateos, sino que el porcentaje debería ser distinto al de la población no reclusa. Vi una vez un artículo que decía que la población religiosa de las cárceles era algo mayor que la población religiosa en general. Pero era un artículo que me pareció algo tendencioso, y además se refería unicamente a los Estados Unidos.
Por tanto, no creo que la moralidad sea algo destinado unicamente a los religiosos. Lo es un determinado sistema moral que atañerá solo a los creyentes de esa religión,pero no cualquier tipo de moral. Y se hace absolutamente necesario encontrar los puntos comunes entre distintos creyentes y no creyentes para lograr el mayor consenso posible.
En primer lugar creo que debería hablar de moral secular,y no de moral laica,ya que ese término es equívoco.
En segundo lugar,me parece que ha renunciado usted al discurso de sus últimos artículos. Si incita usted a analizar bien lo que la gente comenta,a situarlo en su contexto adecuado y a entender bien antes de criticar,creo que aquí ha fallado. No vale soltar cuatro tópicos, entrelazarlos de manera extraña y decir cualquier cosa con tal de llegar a una conclusión. ¿Nazis?¿Derechos humanos?¿Mayo del 68? pero ante todo ¿Hollande socialista? Por favor,si de socialista solo tiene el nombre,igual que Zapatero.
Que no le gusten a usted sus discursos o sus proyectos en educación o moral no justifica que haga usted este artículo. ¿O es que el análisis riguroso solo vale para los temas que se defienden,y no para los que se critican?
@ Roi: Al hablar de moral, no creo que sea relevante la forma como la gente actúa.
El discurso de mis últimos artículos se refiere sobre todo a la rigurosidad con las citas. En este caso he proporcionado la fuente de las citas que empleo.
Mi análisis de los otros aspectos podría ser más detallado y acepto la crítica, pero cuando se trata de un blog, uno busca alcanzar un delicado equilibrio entre profundidad y mantener el interés de los lectores.
No sé si el socialismo sea la condición natural de los hombres, pero cierto es que de los dos modelos socio-políticos más conocidos (socialismo y capitalismo), el que más se adhiere al Evangelio es el socialismo (o comunismo, una vez superada la fase socialista). El capitalismo es un sistema profundamente egoísta en el que el individuo siempre es más importante que la comunidad (primero está él, después él y al final él). En cambio, en el socialismo (o comunismo) el individuo supedita sus intereses personales a los de la comunidad como un todo; es decir, busca el bien de la comunidad antes que satisfacer sus propios intereses (o sea, “BIEN COMÚN”).
Un antecedente de grupos socialistas o comunistas lo podemos encontrar en los cristianos primitivos, quienes no consideraban NADA como suyo porque todo lo tenían en COMÚN. San Pablo dice que entre ellos no había necesitados porque quienes poseían bienes, los vendían y el dinero lo repartían según las necesidades de cada persona (Hechos 4:32-37). Esta forma de organización comunal no aparece con San Pablo, sino que tiene como origen al mismo Cristo que vivía de igual forma en su pequeña comunidad masculina.
Es verdad que el socialismo-comunismo es utópico, pero desde el punto de vista religioso, eso no invalida sus propuestas; como tampoco quedan anuladas las máximas cristianas sólo por el hecho de ser inalcanzables, máximas tales como: Amar al prójimo como a uno mismo, desprenderse de todos los bienes materiales y con ello ayudar a los necesitados, practicar el acto conyugal sin intervención de la “concupiscentia carnis”, perdonar 70 veces 7 (o sea, siempre), poner la otra mejilla cuando nos han abofeteado una, etc. Es más, ¿quién no ha escuchado a algún clérigo hablar sobre el BIEN COMÚN? En el “bien común” se busca el bien de la comunidad, más que el bien egoísta del individuo…igual que en el COMUNISMO (numeral 1905 del Catecismo). De ahí que resulte notoriamente contradictorio que la Iglesia lo condene abiertamente, al mismo tiempo que pregona sus bondades.
Por su puesto que las elites verán en el “bien común” (o comunismo) una amenaza que haría tambalear su “statu quo” caracterizado, principalmente, por sus posesiones materiales y su poder. Y en ese “statu quo” de las elites, la ignorancia de la población juega un papel muy importante, porque las masas son más fáciles de manipular entre mayor sea su nivel de ignorancia.
Curiosamente, se ha convertido en un lugar común que los primeros cristianos y el mismo Cristo eran socialistas o comunistas, nunca he oído lo mismo con respecto al capitalismo. Esta falsedad se repite una y otra vez, incluso por una parte del clero, pero es fácil de desmontar. Por ejemplo, es cierto que en Hechos se dice que lo compartían todo, como escribe san Lucas y no san Pablo, pero también se cuenta que lo hacían de forma voluntaria, de lo cual se deduce automáticamente que el que no quería vender algo, no lo vendía y lo mantenía de su propiedad o bien lo vendía y se quedaba parte del dinero (ver He 5, 1-11, la historia de Ananías y Safira). Además, la puesta en común, insisto en que era voluntaria, era para la comunidad cristiana, sin perjuicio de que ayudaran a los necesitados, no para la población en general. Nada que ver con el socialismo o el comunismo, pues.
En conclusión, sobre que los primeros cristianos eran socialistas o comunistas, nada de nada. El socialismo nació como anticristiano y así sigue. Puestos a pedir utopías, pidamos que se implanten sistemas distributistas que, estos sí, están basados en el cristianismo. O intentemos cristianizar el sistema que tenemos que fue lo que de verdad hicieron los primeros cristianos.
Desde el punto de vista religioso, no se anula el individuo cuando reprime la satisfacción egoísta de sus deseos en la búsqueda del “bien común”; al contrario, se beneficia de ello por ser parte de esa comunidad. El fundamento del “bien común” radica en el desapego a los bienes materiales, de lo contrario Cristo no habría solicitado eso como requisito indispensable para que alguien se convirtiera en discípulo suyo (Lucas 14:33 y Marcos 10:17-25).
En Marcos 10:17-25 se habla del rico que preguntó a Jesús lo que debía hacer para tener vida eterna, Jesús le dijo que cumpliera con los mandamientos, pero como el rico cumplía con ellos desde su juventud, Jesús le recomendó desprenderse de TODOS su bienes y con ello ayudar a los necesitados. ¿Qué significa todo esto? Que sin el desapego de los bienes materiales todo lo demás no tiene sentido; porque de lo contrario, al hombre rico le habría bastado con cumplir con los mandamientos…pero eso no fue suficiente, tenía que deprenderse de TODOS sus bienes materiales.
Jesús dice en Lucas 14:33 que NADIE puede ser su discípulo sin antes haber RENUNCIADO A TODOS SUS BIENES. ¿De qué bienes está hablando? ¿Habla de las habilidades, conocimientos, espiritualidad, etc.? ¡NO!, habla de BIENES MATERIALES. Hacer obras buenas en la abundancia no tiene el mismo valor como hacerlas en la desgracia…recordar a la viuda que contribuyó con dos moneditas (TODO el dinero del que disponía), mientras que los ricos contribuían sólo con una limosna de su enorme riqueza material (Lucas 21:1-4).
Por otro lado, no es verdad que los primitivos cristianos vendían o retenían sus bienes materiales a voluntad. Si ellos retenían el bien, éste no les pertenecía porque era propiedad de toda la comunidad (Hechos 4:32). Si vendían el bien, el dinero tampoco les pertenecía y tenían que entregarlo íntegro a los apóstoles (Hechos 4:34-35).
En el caso de Ananías y Safira, el mismo Pedro les recrimina por haberse quedado con parte del dinero de la venta del terreno, ¿por qué Pedro les reclamó eso si era VOLUNTAD de ellos sólo contribuir con una parte del dinero de la venta de su terreno? Porque el terreno no era de ellos, pertenecía a la comunidad y por ello tampoco podían quedarse con parte de la venta. ¿Cuál fue su castigo por “engañar” a DIOS? (Hechos 5:4)....¡LA MUERTE!, que también sirvió de escarmiento al resto de la comunidad para que no se les ocurriera hacer lo mismo.
En conclusión, el comunismo practicado en las primitivas comunidades cristianas fue el antecedente al modelo político-económico que se desarrolló siglos después. No es ético adoptar una postura ambigua en la que algo se aprueba o reprueba según lo que convenga. Si los principios comunistas son malos, habrá que condenarlos SIEMPRE, ya sea en las prédicas de Cristo (ver referencias anteriores), las prácticas de los apóstoles (Pedro, Ananías y Safira) o numerales “perversos” del Catecismo que hacen referencia a ellos:
Numeral 952 del Catecismo.- “TODO LO TENÍAN EN COMÚN (Hechos 4.32): TODO LO QUE POSEE EL VERDADERO CRISTIANO DEBE CONSIDEARLO COMO UN BIEN EN COMÚN CON LOS DEMÁS y debe estar dispuesto y ser diligente para socorrer al necesitado y la miseria del prójimo. El cristiano es un administrador de los bienes del Señor.” Cualquier ideología que restringe los derechos de propiedad de un individuo para ponerlos al servicio de la comunidad se llama COMUNISMO. Así son las cosas, Eva, ¿qué le vamos a hacer?
Y terciando sobre una moral no "religiosa" ni puramente humana, pero efectivamente común, hay que recordar la ley natural (y los tradiconales mandamientos).
Claro que procede de Dios, pero por vía creadora (creadora del hombre y su conciencia, y creadora del cosmos y sus leyes), no necesariamente revelada o formulada "religiosamente". La revelación hace más fácil y cognoscible esa ley, pero no la introduce en la "nada" humana. Tampoco digo que esta moral sea así sola la expresión más pura de la moral humana o cristiana (que tiene, ésta, una plenitud única). Pero sí vale para todos porque viene de Dios y su orden creado, y es completamente humana, porque armoniza con cualquier conciencia honesta. Y aparece de diversas formas en casi todas las religiones y hasta en muchas posiciones ateas.
De hecho, las diversos catálogos de leyes y derechos son formulaciones más o menos alambicadas de los más elementales mandamientos (los de la segunda tabla).
Para algunos "socialismo" es estar con los pobres; para otros, haber sido perseguido por el Estado; y para los de más allá, el compartir los bienes. Al mismo tiempo, convenientemente olvidan otras características inseparables de las doctrinas socialistas y que son claramente incompatibles con el cristianismo, como el materialismo, el ateísmo, el desprecio por la dignidad del ser humano, etc.
Con el mismo análisis parcial y tendencioso, se puede demostrar que Cristo era negro, italiano, judío, español, peruano o chileno. Es decir, no sirve para nada. Primero pónganse de acuerdo los socialistas en qué sostienen, y luego hablen con los cristianos.
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