En defensa de un obispo
En un artículo titulado Feligreses no comulgan con el obispo Arteaga, la prensa nos cuentan que los fieles que concurrieron a la misa de domingo de ramos en la catedral de Santiago no fueron a recibir la comunión del obispo Andrés Arteaga, supuestamente por su vinculación con el sacerdote Fernando Karadima, condenado en un proceso canónico por abuso de menores de edad.
Dado que no estuve en el lugar, no sé si efectivamente los hechos ocurrieron como los muestra el periódico, pero si alguien lo hizo por esa razón, creo que comete un grave error, porque cambia el foco del acto de comulgar, donde lo importante no es la persona que nos entrega la comunión, sino lo que recibimos, esto es, el cuerpo y sangre de NSJC.
Cuando decimos “recibo la comunión de esa persona, pero no de esta otra” en el fondo estamos poniendo nuestra atención en las apariencias externas, en el qué dirán los demás si hago tal o cual gesto, antes que en la realidad de lo que estamos recibiendo. Si a eso le sumamos que la persona a quien intentamos “sancionar” con nuestra actitud es un obispo, ya la cosa adquiere ribetes dramáticos.
Yo sé que cualquier cosa que se diga a propósito de un cura pedófilo, que no sea condenar todo lo que tenga que ver con él suena a defensa y es por tanto inaceptable en cualquier discurso público, pero cuando se usa el legítimo rechazo para enlodar a otras personas, tampoco podemos callarnos. Y eso es lo que ha venido ocurriendo últimamente: desde el El Vaticano condenó a Fernando Karadima por los abusos cometidos, el interés de la prensa se ha volcado a buscar “redes de protección” y “circulos cercanos” que habrían encubierto los delitos. Una y otra vez los obispos que tuvieron a Fernando Karadima por mentor han dicho que desconocían lo ocurrido, pero claro, su palaba ahora no vale nada.
Para el ciudadano común, que no se encuentra habitualmente con este tipo de hechos o que cree que son poco frecuentes, el interés de la prensa por descubrir las redes en la jerarquía puede parecer razonable, después de todo, se dice, si ellos lo conocían debieron darse cuenta de algo ¿no? y si lo hicieron, debieron haber dicho algo, evitar que sucedieran esos crímenes ¿no es razonable esto? Yo no conozco a ninguno de los involucrados en el caso, pero tengo experiencia en juicios sobre abusos sexuales y puedo decir que los que cometen este tipo de delitos son hábiles, y que si los hechos se vienen a conocer décadas después es porque logran mantener el secreto por mucho tiempo, gracias a manipulaciones y amenazas a las víctimas, de modo que lo común es que las personas del círculo cercano no lleguen nunca a saber nada.
Los invito a asistir como público a algunos juicios sobre abusos sexuales, y se encontrarán que en la mayoría el acusado no se encuentra solo, al contrario, son muchas las personas que se presentan a declarar en su favor, diciendo que conocen hace mucho tiempo a esta persona, que han compartido con en diversas oportunidades y nunca vieron nada que los hiciera sospechar de los hechos por los cuales se les acusa. Incluso se suele presentar la propia madre de la víctima menor de edad señalando que ella conoce al acusado como su pareja, que estaba todo el tiempo en la casa, y que puede afirmar que ninguno de los hechos por los que se le acusa ocurrieron.
Los jueces, por su parte, regularmente condenan a los acusados, a pesar de contar con este tipo de testigos que los apoyan ¿formaban estas personas parte de una red de protección? ¿eran cómplices interesados en su delito? ¿encubridores que mienten? ¿personas sutilmente manipuladas? ¡De ningún modo! Son simplemente víctimas del mismo sujeto que las engañó con una aparente cercanía.
Obispos malos, hay muchos; herejes, algunos, pero eso no quita que cada uno de ellos es el responsable ante Dios de conducir a una parte de la Iglesia, y por esa sola responsabilidad que pesa sobre su cabeza (y no sobre la nuestra), creo que los laicos deberíamos extender nuestra caridad y colaboración, y no sucumbir a la primera sospecha.
10 comentarios
me gustaría que precisaras un punto:
Karadima no está ni nunca ha estado acusado ni condenado por pedofilia.
Su condena es por abusos sexuales "en contra de más menores de edad". Con todo respeto, el único caso que se ha conocido y que se trataría de un menor de edad -suponiendo que todo lo que dice el denunciante es verdad-, se trata de un joven de 17 años.
Además, dadas las características de los abusos, está claro que a Karadima le gustaban adultos jóvenes. Por tanto, es de suponer que no hubo abusados menores a 17 ó, a los sumo, 16 años. Eso no es pedofilia en ninguna parte del mundo.
Pedofilia -o paidofilia, como se le llama en todo el resto del mundo hispanohablante- son las relaciones sexuales y carnales con infantes -en general, con menores de 7 años-.
Creo que no está bien que nosotros mismos llamemos pedofilia a lo que, al final, es un abuso homosexual respecto de adultos y adultos jóvenes (y tomando la palabra "adulto" en su sentido de "persona púber"; en hombres, en general, desde los 14 años).
Además, vivimos en un mundo que va destruyendo toda barrera sexual bajo la bandera de la plena libertad y que mientras el otro consienta, ancha es Castilla.
Que Dios nos pille confesados.
Cuando se habla de red de protección, se habla de la actitud de la jerarquía eclesiastica en utilizar su posición de poder para esconder y dar asilo a aquellos sacerdotes que son requeridos por la justicia, como es el caso de Maciel, de Vangheluwe, para que no cumplan ante la justicia, y de dilatar las denuncias para prescribir los delitos. Lo que permitía la reincidencia .
Hay que entender que los casos de abusos sexuales dentro de la Iglesia son hacia sus propios miembros, es decir, cristianos que tienen más vulnerabilidad a la coacción de sus victimarios dado al estrato de poder que sus esfera sociales le otorgan. Hasta hace algunos años los denunciantes en su mayoría se limitaban a acudir a las autoridades eclesiásticas. Hoy en día gracias gran parte a los medios hemos visto como los mismos cristianos han aprendido que los delitos de miembros de la iglesia son delitos civiles condenables por la justicia.
Llamemoslo violación, abuso de autoridad, intimidación. Pero no es sexo con niños el sexo con alguien de 18. De hecho 18 y 19 ya son adultos para la mayoría de las legislaciones.
No se el diccionario de la RAE pero las legislacion si hace diferencia y pedofilia es con menores de 14.
No quiere decir que este bien o sea perdonable o sea atendible si alguien incita contra su voluntad o por abuso de poder a otra persona AUN si ya sea de 16 o de 50 años.
Lo que considero que estuvo mal fueron los casos de encubrimiento y de protección a los culpables. Ya que reaccionan rápido excomulgando y sancionando las desviaciones de la doctrina bien podrían haber reaccionado rápido ante este tipo de crímenes.
Kewois
A lo primero: xDDDDDDDDDDD
Kewois
Los comentarios están cerrados para esta publicación.