Los obispos deben proponer el indulto

Con motivo de la celebración de los 200 años de la independencia de Chile, la conferencia episcopal anunció que propondría al Presidente de la República un indulto general a ciertos personas que actualmente se encuentran condenadas. A la fecha, los términos del indulto a proponer son desconocidos.

Mark Shea (popular blogger gringo) suele decir que, de todas las enseñanzas del cristianismo, la más polémica y difícil de aceptar no tiene que ver ni con la sexualidad, ni los milagros, ni siquiera la encarnación o la resurrección de los muertos. La doctrina cristiana que es más intolerable al alma humana es la misericordia.

De partida, esto de la misericordia no tiene ninguna lógica. Pasen por una corte penal cualquier día y verán repetido el mismo patrón muchas veces: El delincuente sorprendido al momento de cometer su delito lo confiesa y luego el juez emite su condena; confesión y condena; confesión y condena, una y otra vez. Y está bien, es lo lógico, así funciona el mundo y así lo hacemos nosotros.

Nada menos que un milagro se necesita para poner el mundo de cabeza y permitir a la Iglesia afirmar que a la confesión de los pecados sigue la absolución. Como decía C. S. Lewis, a Dios no le costó nada crear el universo, pero lo costó una crucifixión quitar los pecados del mundo.

Pero para los cristianos la cosa no queda ahí.

Cada día rogamos a Dios que perdone nuestros pecados, pero agregamos “como nosotros perdonamos a los que nos ofenden“, y con esas palabras nos obligamos a extender la misma misericordia que esperamos de Dios, a todos los demás.

Y eso es difícil.

Es tan difícil que constantemente nos damos razones para no hacerlo:

  • “Pero yo soy la víctima”
  • “Pero es demasiado terrible, un delito de lesa humanidad, una violación a los derechos humanos”
  • “Pero él no se ha arrepentido”
  • “¡Claro! ahora dice que se arrepintió, ahora que lo atraparon ¡no es sincero!”
  • “Tal vez sea sincero, pero no me ha pedido perdón ¡a mí!

¡Todas estas son buenas razones! ¿Quién le exigiría a persona que luego de sufrir, además perdone a su victimario? Pero el cristianismo hace precisamente eso, cada día

Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

Si queremos que Dios perdone aquellos pecados que no confesamos porque no los conocemos, debemos perdonar a quienes no nos han pedido perdón; si nos arrepentimos sólo por temor al infierno y aún así somo perdonados, debemos perdonar a quienes se arrepienten cuando no tienen otra opción; si esperamos que se nos perdone la más pequeña de nuestras faltas, debemos estar dispuestos a perdonar las torturas y la muerte.

Temo publicar estas palabras, porque pienso cuánto me costaría perdonar, por ejemplo, a un sacerdote que dañara a mi hija. ¿Soy un hipócrita, si digo “lo he perdonado", pero nunca más recibo la eucaristía de sus manos?

Seguramente, pero aún así no puedo dejar de decir que esa es la exigencia que NSJC nos hace a cada uno por nuestra propia boca cuando rezamos el padrenuestro.

Por eso es que los obispos deben hacer su propuesta de indulto, aún si no la apoya ningún sector político y menos del 25% de la población.

La izquierda quiere que se reitere que sus víctima son diferentes, especiales; la derecha no quiere que se deje fuera a los militares que violaron los derechos humanos; y la gente no quiere que se dé una señal a favor de los “delincuentes". Sin embargo, el indulto es una gran herramienta para enseñar la misericordia, y cómo ella nos obliga a nosotros también, a los que nos creemos inocentes, y nos apartamos de los “delincuentes", nos obliga a ser misercordiosos.

La izquierda propone que, si la Iglesia hace ese gesto, no lo extienda a los que violaron los derechos humanos durante la dictadura, o a quienes cometieron delitos más graves. Creo que sería un error, porque si hablamos de la misericordia de Dios, no podemos enseñar erradamente que algunos actos son imperdonables. Además, las víctimas de esas personas se encontrarían inclinadas a pensar que ellas están exentas de la obligación cristiana de perdonar.

Es lógico hacer distinciones en base a las personas (después de todo, no se trata de vaciar las cárceles), y limitar el indulto a las de edad avanzada, o enfermos terminales, o que han cumplido gran parte de su condena, pero otras distinciones comprometerían precisamente el sentido de lo que se intenta decir.

21 comentarios

  
Pasaba por aqui
Respecto a que Dios perdone los pecados que no conocemos, si no tenemos conciencia de ellos, no son pecado. Si es culpa nuestra no conocerlos, entonces tendremos el pecado de ignorancia culpable, pero si no, no.
Respecto al perdon sin arrepentimiento, no es posible. Para que el perdon sea efectivo, tanto a nivel humano como divino, es imprescindible que exista confesion y peticion de perdon, arrepentimiento sincero, proposito de no volver a hacerlo y reparacion por la ofensa. Sencillamente, no se puede perdonar a quien no cumple todo esto, seria una farsa y una depreciacion del perdon. Lo que no quiere decir que no se este dispuesto a perdonar o que no se guarde rencor a quien no nos ha pedido perdon. Pero no es la misma cosa.
Respecto al indulto, igual razonamiento. El indulto solo es posible cuando la justicia ha actuado y se ha decretado la pena. Una vez que el reo ha sido enjuiciado y condenado, entonces se le puede indultar, conceder la gracia, supuesto que se arrepienta y la pida. De otra manera, se desvirtua el sentido de la justicia.
Eso de "yo perdono" a los que no piden perdon ni se arrepienten hace inefectivo el poder reparador del verdadero perdon. Se puede (y debe) pedir por ellos y no guardarles rencor, pero no "perdonarles" sin mas, porque se les priva del proceso de conversion -conciencia del mal hecho, tristeza por ello y deseo de remediarlo- para adquirir el perdon.
Saludos
20/07/10 11:36 PM
  
Faramir
Añado un comentario al anterior:

Una cosa es que un cristiano perdone, pero otra muy distinta es que los obispos exijan a la sociedad entera que perdone a los delincuentes. ¿Y si hay gente que no quiere hacerlo?

No confundan recomendaciones morales con obligaciones legales.

Ya puestos a pedir, ¿por qué no piden a los gobernantes que bajen los impuestos y sean honrados?

¡¡Qué tontería!!

Ah, todos los grandes teólogos, entre ellos muchos santos como San Agustín y Santo Tomás, han defendido la pena de muerte. ¿Estaban equivocados?
21/07/10 12:07 AM
  
rojobilbao
El perdón y la misericordia no debe ir acompañada de la "inocencia" del perdonador. ¿Qué ocurriría si el perdonado reincidiese? Lo mejor perdonar a los muy arrepentidos o los de delitos leves.
21/07/10 7:08 AM
  
Pato Acevedo
@ Pasaba: Me queda una duda de lo que dices ¿Cómo se puede decir "no te guardo rencór, pero tampoco te perdono"? ¿No es acaso el mismo proceso que lleva a perdonar el que permite no guardar rencor?

@ Faramir: Los obispos no exigen, pero sí deben proponer la enseñanza cristiana a la comunidad, con la confianza de que es lo mejor para ella.

Si entendemos la pena de muerte como venganza, no puede tener lugar en el cristianismo; si, en cambio, es necesaria para proteger a la comunidad, puede ser aceptable.

@ rojobilbao: Al parecer el indulto que proponen los obispos en definitiva se refiere a delitos leves. Veremos.
21/07/10 5:18 PM
  
Martin Ellingham
Patoace:

Le pena de muerte tiene como fin primario la retribución: imponer al reo un mal objetivo, para compensar el desorden que el delito ha introducido en el orden de justicia violado.

La misericordia es compatible con la justicia. Nada impide armonizar la misericordia con la aplicación de las penas que hace al bien común.

Saludos.
21/07/10 6:42 PM
  
Pasaba por aqui
Patoace:
Mi interpretacion es que el perdon es cosa de dos, es un acto en respuesta a la solicitud del ofensor. Un acto explicito de palabra, no una idea o sentimiento. Igual que no puedo contestar a alguien que no pregunta, no puedo perdonar a alguien que no lo pide segun comente antes.
El rencor si que me pertenece a mi unicamente, y por eso puedo y debo actuar sobre el unilateralmente. Y es un sentimiento. Incluso puedo perdonar estando aun resentido o dolido, porque el perdon es un acto volitivo, no sentimental. Cierto que me sera mas facil perdonar si ya he vencido todo resentimiento, pero no es necesario. Se puede objetar entonces que no se perdona "de corazon". Pero como dije, la voluntad ha puesto el rumbo, y luego el corazon ira mas deprisa o mas despacio, pero esa es "mi guerra", no la de aquel al que he perdonado, porque a todos los efectos el ya ha sido perdonado. De igual modo, "su guerra" es seguir los pasos para la peticion del perdon, aunque a su corazon tambien le cueste seguirlos. Ahi esta la gracia y el poder sanador de todo el asunto. Digo yo, vamos. Pero he dormido poco ultimamente, asi que a saber lo que he escrito y si no lo he embarullado mas :-P
21/07/10 7:44 PM
  
Pato Acevedo
@ Martin: No vamos a reproducir aquí un debate que lleva cientos de años, pero no se puede olvidar el párrafo 2266 del CIC:

La enseñanza tradicional de la Iglesia no excluye, supuesta la plena comprobación de la identidad y de la responsabilidad del culpable, el recurso a la pena de muerte, si esta fuera el único camino posible para defender eficazmente del agresor injusto las vidas humanas.


Luego, si bien las penas en general pueden tener un fin retributivo, la pena de muerte en particular sólo puede tenerlo preventivo.

@ Pasaba: Te has explicado muy bien, y me alegro de haber preguntado, porque puede que nuestras opiniones estén más cercanas de lo que parecía en principio.

Entiendo que el mandamiento del perdón está estrechamente vinculado al mandamiento del amor, que nos exige amar a nuestros enemigos y orar a los que nos persiguen. Evidentemete, no puedo esperar a que mi enemigo me pida perdón por haber actuado contra mí, para perdonarle, y no puedo amarle si no le he perdonado antes.

En este contexto, el perdón sería un acto unilateral de la voluntad (a diferencia de la falta de rencor, que, como bien dices, es un sentimiento), que se expresa en desear lo mejor para el otro, y buscar verlo como Dios, que lo ama, lo ve.
21/07/10 8:24 PM
  
luis
"El perdón no sustituye la justicia"

Benedicto XVI, en relación a la pederastia.
21/07/10 9:26 PM
  
Pasaba por aqui
Je, je, pues a mi me parece que seguimos teniendo una diferencia. Y creo que se basa en que tu defines perdonar unicamente a nivel interno como no guardar rencor y desear el bien. Tu dices que el perdon solo concierne a uno y yo digo que concierne a dos. Yo decia que el perdon es un acto externalizado entre dos y que el arrepentimiento y el no guardar rencor son actos internos propios de cada uno. Yo necesito pedir perdon y que la otra persona entonces me perdone. No me vale que directamente me perdone. Es esencial para la remision de mi falta, para la sanacion. Entonces, por que no dejar que el otro lo haga conmigo? no tiene el mismo derecho que yo a liberarse de la culpa? Quien soy yo para andar su camino por el?
A mi es que eso de que me perdonen cuando no he pedido perdon me sulfura, y eso de perdonar a alguien que no me lo ha pedido, me resulta de una condescendencia muy soberbia por mi parte. Pero claro, yo estoy hablando de la externalizacion, y tu de la interiorizacion (lo que yo llamo deshacerse del rencor). Ahora ya si que esta terminada de liar :-)
21/07/10 9:28 PM
  
luis
Una cosa es el orden de la misericordia, otra el de la justicia. Esta confusión le ha hecho mucho daño a cierta concepción clerical de la vida civil.
La justicia implica pagar el daño que se ha ocasionado, y esto no se debe sustituir. Como dice Martin Ellingham, se puede ejecutar un reo y ofrecerle el perdòn de sus pecados hasta el último minuto, como se hizo con el lugarteniente de Juana de Arco. Pero no por eso la cristianísima sociedad de su tiempo dejó de ejecutarlo, había hecho atrocidades y tenía que pagarlas.

Juan Pablo II lo visitó a Alí Agka, pero no por eso pidió que lo indultaran, y tuvo que purgar su condena como cualquiera.

21/07/10 9:33 PM
  
Pato Acevedo
@ Pasaba: Claro que seguimos teniendo una diferencia, sólo digo que no es tanta como parecía al inicio.

Entiendo que lo que llamo perdón, tú le llamas deshacerse del rencor, y me parece súper natural eso de que suena soberbio el perdonar sin que te lo pidan, pero ¿Qué hago con las palabras de NSJC?

@ luis: El indulto no se opone a la justicia, porque la pena de cárcel o de muerte no reparan el daño causado. Agca está loco, y en su caso probablemente sea mejor mantenerlo preso, pero eso no excluye que en otros casos el indulto sea un símbolo efectivo.
22/07/10 12:21 AM
  
luis
¿Que la pena de cárcel o muerte no reparan el daño causado?
Me parece que te está faltando Etica a Nicómaco, libro V, en lo posible con los comentarios del Aquinate: concepto de justicia legal. O en su defecto, la Summa, tratado de la Justicia.
Flojito en filosofía del derecho, colega.
22/07/10 3:20 AM
  
Catholicus
Hay un grave error en este artículo. La primera obligación de cualquier "príncipe cristiano" según toda la tradición cristiana es impartir Justicia, castigar al culpable y defender al inocente. Es lo mismo que enseña Dios como cualidad suya inmutable: castigo al culpable y premio a los justos.

No se puede hablar de los sistemas de Justicia humana apelando a la Misericordia, sino a la Justicia, una virtud muy tergiversada y olvidada.

La Misericordia de Dios nos habla al corazón individual, para que perdonemos a quien nos ofende personalmente A NOSOTROS.
No hay misericordia en que "yo" perdone a uno que asesina a la vecina del quinto. Lo que hago es una tremenda ofensa a Dios creyéndome con el derecho divino de perdonar pecados AJENOS. Y una injusticia muy gorda con la víctima y sus familiares que demandan con anhelo Justicia para con el criminal.

A ver si nos enteramos de esto bien y no andamos mezclando conceptos como los progres. Ni derechas, ni izquierdas, no es cuestión de eso, es cuestión de que - de entrada- las víctimas tienen derecho a Justicia, y un tercero no es quien para perdonar pecados -crímenes- ajenos.

Este es el punto de partida adecuado, que la Justicia humana se asemeje lo más posible a la divina, luego ya vendrán excepciones, sanar corazones, ser comprensivo socialmente con determinados crímenes, situaciones excepcionales, riesgo para la patria etc, etc.

Tenemos que recobrar el verdadero concepto de Justicia, que está completamente degenerado de tanto manosear facilonamente la misericordia de Dios.
22/07/10 11:32 AM
  
Pato Acevedo
@ Catholicus: Gracias por tu atención a posibles errores en los que pueda incurrir. Déjame ver si puedo despejar tus preocupaciones.

En primer lugar, estoy de acuerdo contigo en que uno no debe ni puede perdonar pecados cometidos contra otros. La escritura es muy clara cuando habla de perdonar "a los que nos ofenden" y rogar por los que nos persiguen. A mí incluso me molesta cuando alguien (un juez o autoridad) pide perdón "a nombre" de un tercero (por ejemplo, el delincuente) que no lo ha hecho.

Efectivamente ahí no hay misericordia.

Tampoco sostengo que la autoridad pública adopte como principio la dinámica de la confesión, porque, como digo, en el confesionario ocurre un milagro, interviene Dios directamente, lo que no ocurre en un tribunal.

Sí creo que el príncipe, como representante de la comunidad, tiene la facultad de extender clemencia hacia determinadas personas, en aquello que se ha condenado al delincuente como agresor de la comunidad.

Desde luego que el príncipe no podría condonar aquello que sólo es debido a la víctima como tal, ya que eso sólo podría hacerlo ella misma, ni puede dejar de prestarles la debida protección.

Tampoco digo que por ley se vaya a imponer el perdón como actitud general para los ofendidos, pero sí que la actitud de los obispos en pedir un indulto es un gran signo y catequesis de lo que Dios espera de cada uno de los cristianos, a nivel individual.
22/07/10 4:38 PM
  
Esteban
La misericordia no sustituye la Justicia. Dejemos la misericordia para Dios, el dìa del juicio de estos criminales, hoy que se les aplique la Justicia
22/07/10 5:44 PM
  
Martin Ellingham
Patoace:

El fin retributivo de toda pena es el fin primario y el único que la legitima por sí mismo. Los restantes fines, son secundarios y subordinados.

Si el fin primario de la pena fuese:

a) Sólo la prevención general, y se demostrara empíricamente que una pena carece de efecto disuasorio, habría que suprimirla, por inútil.

b) Sólo la prevención especial, y el delincuente pudiera cometer delitos mientras cumple la condena: matar a un oficial penitenciario, lesionar a otro preso, violar a un compañero, robar cosas a sus compañeros, y hasta dirigir una organización mafiosa desde la cárcel, la prevención especial no se cumpliría, la pena sería inútil, y por tanto ilegítima.

Los fines secundarios de la pena (me limité a enunciar y ejemplificar con los preventivos) son contingentes: pueden darse de hecho o no. Pero por secundarios, no son suficientes para legitimarla.

Sólo el fin retributivo, que consiste en la privación de un bien jurídico objetivo (vida, libertad ambulatoria, parte del patrimonio, etc.) es fin primario, esencial, y justificante de suyo de la pena.

Dejo de lado, por ahora, el debate concreto sobre la pena de muerte y el magisterio de la Iglesia.

Sobre el fin retributivo y Pío XII, una prieta síntesis aquí:

http://www.carlosparma.com.ar/index.php?option=com_content&view=article&id=171:fundamento-esencia-y-funciones-de-la-pena-en-el-magisterio-de-pio-xii&catid=47:filosofia-del-derecho&Itemid=27

Saludos.
22/07/10 5:50 PM
  
Martin Ellingham
Confundir el orden de la justicia con el orden de la misericordia puede ser catastrófico para una comunidad política. Un indulto o un amnistía, bien entendidos, forman parte del orden de la justicia. Porque por razones de justicia legal, que es la justicia del bien común, puede ser prudente que la autoridad pública recurra al indulto o a la amnistía.

Lo es para lamentarse es la penetración del utilitarismo penal, y su deriva abolicionista, en el pensamiento católico. Si lo único que justifica las penas es su utilidad; demostrada su inutilidad en uno o muchos casos concretos; habría que proceder a extinguir las penas y en su caso a abolirlas.¡No y mil veces no!. Lo que legitima las penas es la retribución. Los otros fines son secundarios y subordinados al fin retributivo.
22/07/10 6:09 PM
  
Pato Acevedo
@ Esteban: ¿Qué hacemos entonces con Lc 3:36 "Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo."? ¿o con Mt 5:7 "Bienaventurados los misericordiosos: porque ellos alcanzarán misericordia"?

Está bien, nadie ha dicho que los tribunales no hagan su trabajo, pero restablecer la justicia no puede implicar que "la misericordia se la dejo a Dios", o liberarnos a nosotros de la obligación de ser misericordiosos.

@ Martin: Muchas gracias por el enlace, ha sido una lectura muy interesante ¿lo escribiste tú?

Aunque no me preguntó, le cuento que yo no soy abolicionista (si no por otra causa, al menos porque quiero conservar la pega), y sostengo que las penas en general tienen una esencia retributiva.

El problema es que en un foro como este no es oportuno debatir esos temas, partiendo por dilucidar qué es "retributivo".
22/07/10 6:55 PM
  
Martin Ellingham
Patoace:

El fin retributivo de la pena es una verdad de derecho natural reiterada durante siglos por la doctrina católica.

No soy el autor de ese artículo.

Entiéndase el orden de la justicia: por justicia legal se han de aplicar las penas; y por la misma justicia legal, a veces, resulta conveniente aplicar el indulto.

Si en el caso de su país, se trata de indultar a militares que cometieron crímenes en la lucha contra el terrorismo marxista, puede ser una medida justa, por pacificadora.

En la Argentina ya no tenemos FF AA... ni boys scouts...

Saludos.
22/07/10 8:26 PM
  
Pasaba por aqui
Patoace:
Cuando me preguntas que que haces con las palabras de Nuestro Señor, a cuales te refieres? Que nos diga que tengamos misericodia y perdonemos no significa que lo tengamos que hacer en contra del orden establecido para ello.
23/07/10 1:33 AM
  
Alejandro Holzmann
Carta al Señor Presidente de la República, don Sebastián Piñera E., Año de Gracia.

Su Excelencia:

Como lo veo yo, se encuentra usted en una situación muy parecida a la que enfrentaba Jesucristo cuando los escribas y fariseos le llevaron a una mujer que habían sorprendido en adulterio para saber si había que cumplir lo que dictaba la justicia.

La pobre mujer tenía casi todo en su contra: era culpable de un delito grave, la ley la condenaba a ser lapidada y, como si fuera poco, todos los presentes querían que esta se aplicara con todo rigor.

Digo que la mujer tenía “casi” todo en su contra porque a su favor tenía algo verdaderamente singular: la fortuna de encontrase justo en el Año de gracia anunciado por los profetas, y justo a los pies del que lo inauguraba y que era la Indulgencia encarnada, Jesucristo, el único que podía indultarla de la pena que, en justicia, merecía.

Ahora, Su Excelencia, usted tiene dos opciones: escuchar la voz de los que piden que se aplique todo el rigor de la justicia y, de paso, desaprovecha una oportunidad única de conceder a los condenados el año de gracia que Chile espera cada cien años; o bien, escuchar la voz de Cristo en su Evangelio que le exhorta ser indulgente y aprovecha la facultad que él mismo le ha concedido haciéndolo Presidente en este singular momento de la historia de Chile.

Su servidor en Cristo,







23/07/10 5:46 PM

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