¿Por qué las elecciones USA condicionarán la causa pro-vida durante décadas?
En casi todas las elecciones presidenciales de Estados Unidos salen a relucir los temas pro-vida, con mayor o menor intensidad. Quizá en las de 2012, con el presidente más abortista de la historia del país el debate sea más encrespado.
A pesar de ello, en ninguna de las ocasiones anteriores el resultado de la elección fue tan importante estratégicamente. Lo que ocurra en noviembre marcará el signo de la lucha pro-vida (y también pro-familia) en USA y, sin lugar a dudas, en el mundo.
No lo será tanto por políticas directas, Romney no me entusiasma especialmente, más bien porque se podrá remover la raíz en la que se asienta la «cultura de la muerte» en el país, el Caso Roe contra Wade.
La sentencia del Tribunal Supremo (1973) transformó el aborto en un derecho, la decisión sobre la vida del niño quedaba amparada en «el derecho a la privacidad, considerado un derecho fundamental bajo la protección de la Constitución de los EEUU y por lo tanto no podía legislarse en su contra por ningún estado». Hubo que adaptar todas las leyes federales y estatales que prohibían o limitaban el aborto.
Desde entonces todas las iniciativas legales, da igual el ámbito, sólo se han podido enfocar en «reducir» el número de abortos. Medidas importantes pero limitadas como pueden ser las legislaciones estatales que obligan a que la madre vea una ecografía de su hijo antes de decidir, o prohibir carnicerías como el aborto por nacimiento parcial. Cualquier otro tipo de actuación de mayor calado ha terminado siendo tumbada por la Roe v. Wade.
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