Fieles a Cristo en su Madre
Lectura del libro del Apocalipsis
Cuando el dragón vio que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al varón. Pero se le dieron a la mujer las dos alas del águila grande para que volara al desierto, a su lugar, donde es alimentada durante un tiempo, dos tiempos y medio tiempo, lejos de la serpiente.
Entonces la serpiente arrojó de su boca como un río de agua tras la mujer, para arrastrarla con la corriente. Pero la tierra ayudó a la mujer: abrió la tierra su boca y absorbió el río que el dragón había echado de su boca.
El dragón se enfureció contra la mujer y se marchó a hacer la guerra al resto de su descendencia, a aquellos que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús. Y se detuvo sobre la arena del mar.
Ap 12,13-18
La clave es, por gracia, guardar los mandamientos de Dios y mantener el testimonio de Cristo. Da igual que todo a nuestro alrededor parezca venirse abajo. Da igual que el dragón aceche, con sus siervos disfrazados de apóstoles (2 Cor 11,13-15). Nos odia, nos desprecia, nos combatirá. Pero nada ni nadie nos puede separar del amor de Dios (Rom 8,35).
Por tanto, hermanos, siempre fieles al lado de nuestra Madre que nos lleva a Cristo.
Viva Cristo Rey.
Luis Fernando