Lo que debió haber dicho Ricardo Israel
Espero que esta sea la última entrada que publique acerca del ciclo electoral de este año, dado que hablar de política me resulta sumamente deprimente. No puedo dejar de mencionar, sin embargo, un comentario que nos dejo un lector, sobre una entrevista que hizo CNN Chile al candidato Ricardo Israel, y que se enfocó en su oposición al aborto, al matrimonio homosexual y a la legalización del consumo de drogas.
Ricardo Israel es un destacado abogado y académico chileno, integrante de una de las Cortes de Apelaciones, y nombrado por el Presidente Piñera como ministro suplente del Tribunal Constitucional. En el ámbito académico ha sido profesor de Ciencia Política y decano de una Facultad de Derecho.
Solo con este breve esbozo de su currículum, queda claro que se trata de una persona de inteligencia extraordinaria, y que además ha tenido oportunidad de desarrollarla y formarla adecuadamente.
Por eso he quedado sorprendido por lo superficial e inane de sus argumentos.
Me refiero a que se sabe que temas como el aborto y el matrimonio gay son polémicos, hay muchos argumentos dando vueltas y dan lugar a fuertes reacciones en ambos extremos de la conversación. Por lo mismo, si alguien quiere hacer de ellos el centro de su campaña, aquello que lo distingue y destaca dentro de los otros nueve candidatos presidenciales, al menos debería tener claros los mejores argumentos a favor de su posición. Y claramente ese no es el caso.
Pueden buscar el video, pero en resumen, don Ricardo explica que se opone a que se considere el aborto como un derecho protegido constitucionalmente, pero claramente la mujer víctima de una violación debería poder decidir si mata a su hijo; y respecto al matrimonio entre personas del mismo sexo, dice que su partido se opone porque sería un experimento demasiado arriesgado, con una institución importante para la sociedad, cuyas consecuencias no se conocen.
El problema es que entregar este tipo de razones es incluso más dañino que si se guardara silencio al respecto, porque la gente queda con la impresión que, si estos paupérrimos argumentos es todo lo que puede decir un candidato en defensa de la vida y la familia, entonces no hay más que admitir que cualquier persona razonable estaría en la posición contraria.
Eso me lleva a pensar que don Ricardo está haciendo una mera defensa formal de principios en los que no cree realmente, y que más bien le vienen impuestos por el partido político que lo apoya. O tal vez su comando de campaña hizo ensayos y estudios, y concluyó que no había forma de presentar los verdaderos argumentos de una forma sucinta y convincente en televisión.
Si yo hubiera estado en su lugar, habría tenido preparada una respuesta clara y coherente especialmente en el tema del aborto, algo así:
Sé que tu pregunta tiene que ver con el caso de Belén, que todos hemos conocido, y te la agradezco, porque me permite enviar mi apoyo a ella y a su familia por la valerosa y difícil decisión que han tomado, de defender la vida de su hijo o hija, contra tantas presiones de organizaciones internacionales que preferirían verlo muerto.
Todos estamos de acuerdo en que es un caso, no sólo difícil sino dramático, y que cualquier respuesta que demos, en uno u otro sentido provocará todavía más sufrimiento. Aquí no hay soluciones mágicas, ni leyes que eliminen el sufrimiento en uno y otro caso. Pero te invito a considerar cómo, si esta pregunta es difícil para mí que soy abogado, para ti que eres periodista, para cualquiera de nosotros en este panel que somos adultos; que consideres cuánto más difícil será para una niña de nueve años que acaba de ser violada por su padre.
Se trata de una decisión de vida o muerte, con enormes consecuencias, en uno u otro sentido ¿Será justo, o razonable, o responsable dejar esa decisión en manos de Belén? ¿Acaso le vamos a decir “mira, lee a San Agustín, a Santo Tomás y a Séneca; y luego a Kant, a Nietsche y Kierkegaard y luego decide qué valor tiene la vida humana dependiente para ti”?
A mí no me parece. Querámoslo o no, esta es una decisión que tenemos que tomar los adultos.
Y llegado este punto, uno tiene que preguntarse qué es lo mejor para Belén, si llevarla a una clínica para matar a su hijo (porque nadie duda aquí que estamos ante un ser humano vivo,por eso es que este es un “caso difícil”), luego devolverla a su casa, donde vive con el agresor y pensar que hemos resuelto algo; o acompañarla durante los meses de embarazo que resten, con apoyo económico y psicológico, y apadrinar a ese niño para que nada le falte, sea con su madre o con otra familia que lo quiera recibir.
Yo creo que lo segundo es mejor y lo que deberíamos hacer.
Y respecto del matrimonio homosexual:
Partamos por recordar que una discriminación no es tal, cuando hay buenas razones para tratar de forma diferente cosas, personas y situaciones que son verdaderamente diferentes. Por eso nadie habla de discriminación cuando las mujeres tiene derecho a un permiso post natal de 6 meses, y los hombres de apenas 5 días.
En este caso, la diferencia fundamental entre una pareja homosexual y heterosexual es que el matrimonio establece un vínculo único y exclusivo entre el papá y la mamá de los hijos en común, lazo que a la sociedad le interesa mantener y reconocer, porque la formación y educación de esos hijos es un proceso largo y costos, que exige muchos recursos que el Estado no está en condiciones de reemplazar.
Las parejas homosexuales, con todo el respeto que me merece el amor que puedan sentir, no están en iguales condiciones de cumplir esa labor que es tan relevante para la sociedad.
Ya sé que tu siguiente pregunta será en relación a las parejas infértiles o que se casan pero no quieren tener hijos. La infertilidad es una situación lamentable, pero que afecta a un número muy reducido de parejas, y que en la mayoría de los casos es una situación transitoria, de modo que no tendría sentido pedir exámenes de salud a todos los matrimonios para pesquisar una enfermedad así.
Y en cuanto a los que no quieren tener hijos, está en su libertad hacerlo, pero nuevamente son muy pocos los casos en que eso ocurre (hoy en día la mayoría se casa porque ya tiene hijos) y menos aún son las parejas en que esa decisión se mantiene durante 20 o 30 años que comprende la edad fértil de la mujer.
Esto no tiene que ver con si es matrimonio civil o religioso, la cuestión es si necesitamos que los hijos conozcan a sus padres, y tengan la seguridad de contar con ellos para toda la vida, sin que deba intervenir lo tribunales ni los carabineros. Tampoco tiene que ver con las personas homosexuales, que bien sabemos que sufren muchas discriminaciones injustas cada día, pero nosotros estamos a favor de un matrimonio natural y estable, y mañana estaremos en contra del divorcio express, del matrimonio a plazo o de cualquier otra fórmula que ponga en peligro los derechos de los niños.
No sé, algo así habría dicho yo. Pero tal vez eso no suena bien en TV.
11 comentarios
Es una suerte, Paco, que tu no pertenezcas al pueblo inculto.
Hemos escuchado muchas veces ese conocido proverbio, y tal vez sea cierto que nos merecemos lo que vamos a vivir.
¡Pero, nosotros! Tú, yo y todos los otros adultos egoístas, cobardes y mediocres que no hemos sabido dar la lucha que se requería para empapar a nuestra sociedad de los valores del Reino, que en esta elección podíamos identificar con los “principios no-negociables” del querido Benedicto.
Pero, nuestros niños…los que son pequeños y crecerán en esta sociedad malsana, y sobretodo, los que no nacerán ¿se merecen también ese futuro que les estamos legando?
Los que nos consideramos pro-vida deberemos hacer bien la labor que se nos viene de ahora en adelante, o seremos aún más culpables que los ateos abortistas, porque en el error y en el pecado que llevan en sus convicciones no hay libertad y no hay Gracia.
Y es exactamente eso es lo que nosotros, los católicos, nos gloriamos tener en Cristo Jesús.
En cambio, nosotros sabemos que la situación es dramática y que en uno u otro caso habrá sufrimiento y dificultades. La diferencia es que debemos estar dispuestos a acompañar a la víctima.
@ Gloria: Cuanta razón tienes. Pero también es verdad que Dios no nos pide más de lo que podemos hacer. Por eso nuestra principal labor es dar testimonioa aquellos que Dios ha puesto bajo nuestro cuidado. Los políticos tienen una responsabilidad mucho mayor en este sentido, pues Dios les ha confiado el cuidado de la comunidad.
Se podría hacer una lista en Infocatólica sobre cuáles son los argumentos de la Cultura de la Muerte y luego proponerle a los lectores que escriban ellos sus propias contra-argumentaciones a fin de buscar ideas y lograr sintetizarlos para a la larga crear una serie de respuestas coherentes y entendibles a estos argumentos. Lo digo como idea. Sería por lo menos un ejercicio interesante.
Pero hoy en día, sobre todo con tecnologías como el ultrasonido, es cada vez más difícil creer la mentira que no estamos matando a un ser humano.
Buscar contra argumentos y sintetizarlos es precisamente para lo que existe este blog. No soy vaticanista, ni filósofo tomista, ni experto en sectas, historia de la Iglesia, o pastoral, como otros excelentes blogs de Infocatólica. Lo mío es el debate, y es lo que más me gusta. Así que si tienes algún argumento en mente, encantado podemos revisarlo.
No me gusta, como a ti, el debate, pero, creo que es un deber cristiano intentar hacer luz cuando nos parece que podríamos aportar algo de ella.
Dices "Los políticos tienen una responsabilidad mucho mayor en este sentido, pues Dios les ha confiado el cuidado de la comunidad."
Básicamente es verdad: "Ningún poder tendrías si no te hubiera sido dado desde arriba", es así de cierto.
Pero, acaba de aparecer en la portada de Infocatólica la noticia sobre el referéndum en Croacia, donde los políticos que tienen la responsabilidad mucho mayor del cuidado de la comunidad confiado por Dios, intentan violentar a esa comunidad imponiéndole una visión del matrimonio y de la familia que no es la querida por Dios, y por cierto, tampoco por esos mismos ciudadanos.
Ha ocurrido lo mismo, sabemos por las noticias, en diversas sociedades en el mundo.
¿Qué ocurre cuando los políticos ¡lo hemos visto tantas veces a lo largo de la Historia! descuidan como dices tú, o derechamente violentan a sus ciudadanos para imponerles sus propias visiones ideológicas?
¿De qué sirve pensar que tienen una responsabilidad mucho mayor? ¿Dios será más severo con ellos? Probablemente. Pero, los descalabros y barbaridades que se hayan cometido en contra de quienes debieron cuidar y servir ¿Podrían haberse evitado? ¿Tal vez católicos conscientes de su deber como laicos cristianos de evangelizar la sociedad, y de oponerse al mal en las sociedades en que vivían podrían haber hecho la diferencia?
A mí no me consuela saber que los políticos tienen una responsabilidad mucho mayor en ese sentido. Tal vez muchos de ellos sean unos irresponsables.
Es verdad que “nuestra principal labor es dar testimonio a aquellos que Dios ha puesto bajo nuestro cuidado”, pero, ¿solo a nuestra familia?, un cristiano ¿no debe dar testimonio en cualquier parte, ante todos, siempre?
Dices “Dios no nos pide más de lo que podemos hacer”. Y es verdad.
Pero, ¿cuánto podemos hacer?, ¿cómo sabremos eso si no lo intentamos con toda nuestra voluntad?
Creo sinceramente, Pato, sin ánimo de ser apocalíptica, que se acercan tiempos en que deberemos hacer más de lo que ahora hacemos. En Chile y en el mundo. Y en que no podremos conformarnos con que le toca al del lado ocuparse del tema.
Y no quisiera un día pensar que hubo una labor necesaria, un bien por hacer, y que por considerar que no era para mí, o que la debía servir otro, o por comodidad, o cobardía, no fue hecha.
Eso, también te lo has cuestionado ¿verdad?
El cristiano siempre debe ser luz para el mundo y construir el reino de Dios, como bien dices; pero al mismo tiempo no podemos pensar que el mundo cambiará por nuestro esfuerzo, porque es Cristo quien está a cargo de todo esto.
Concentrarnos en el estado de la política y los políticos nos puede llevar a la desesperación, porque está visto que perdemos una elección tras otra. Por eso prefiero dejarle la política a Dios. No hay mucho que podamos hacer al respecto y no hay balas de plata que vayan a hacer que la sociedad dé un giro radical. No hay esperanza para el cristiano en la política ni en la democracia.
Hacer todo el bien que podamos, sin dudas, y no sólo en nuestra familia, eso es claro; pero no por el resultado que vayamos a lograr, porque ahí resultaremos decepcionados, sino por el bien en sí mismo.
Y en cuanto a lo apocalíptico, no temo la persecución en mi vida, molestias tal vez, pero no verdadera persecución como la que sufren hoy en día tantos cristianos. En cambio, sí creo que mis hijas, si perseveran en la fe, pueden llegar a sufrirlas.
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