A propósito de October baby
Inspirada en la historia real de Gianna Jessen, October Baby es el más reciente éxito del llamado “cine cristiano".
A pesar de haber sido estrenada en el mismo fin de semana que la superproducción Los Juegos del Hambre, esta película logró un sorpresivo octavo lugar en las listas de taquilla, gracias al apoyo de los grupos evangélicos y de fundaciones como Priests for life, y se espera que se mantenga en la cartelera por largo tiempo a medida que mejora su distribución, a pesar del polémico tema que aborda, lo que ya a generado la atención de los medios seculares, con artículos en el New York Times y Variety.
Bajo el lema “toda vida es hermosa", el filme describe el viaje de Hannah para averiguar la verdad acerca de su pasado, al descubrir que había sido adoptada luego de un intento de fallido aborto, en lo que se convierte en una oportunidad de reconciliación y sanación.
El cine de temática cristiana ya había tenido producciones de relativo éxito y que incluso habían logrado entrar en el circuito comercial, con títulos como “A Prueba de Fuego” y “Soul Surfer“, pero no habían podido evitar el tono de prédica y apelaciones directas a la audiencia evangélica que es su base más directa. De acuerdo a los críticos, October Baby representa un claro avance en términos de calidad de producción, que le permiten establecerse como un filme que, si bien está lejos de ser perfecto, relata una historia que se sostiene por sus propios méritos.
Es indudable que la industria fílmica es un ámbito que, por su fuerza en formar la opinión pública, los cristianos debemos ganar para la evangelización, y para eso estos esfuerzos son indispensables y debemos apoyarlos. Las limitaciones artísticas que hasta ahora han exhibido estas producciones pueden transmitirnos algo de desánimo, sobre todo al pensar que deben enfrentarse al con el brillo y espectáculo de los filmes con que Hollywood nos alimenta.
Sin embargo, así como la Iglesia primitiva se reunía en casas humildes, pero la civilización a que dio lugar generó obras maestras de la arquitectura; de igual modo las películas cristiana pueden ser básicas e ingenuas hoy, pero son una etapa necesaria en un proceso que puede abrirnos toda una nueva perspectiva en lo que es buen cine y una herramienta única para predicar el evangelio a todas las naciones.
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