Romanones y la eutanasia legal
Sobre leyes y reglamentos
En la historia española, el prototipo de políticastro liberal marrullero, caciquil y siempre dispuesto a cambiar de bando para mantenerse en el poder (fue presidente del congreso, del consejo de ministros, ministro y alcalde de Madrid en varias ocasiones) fue Álvaro Figueroa, conde de Romanones, que vivió a caballo de los siglos XIX y XX. A pesar de sus trapacerías, sus contemporáneos celebraron siempre su desvergonzado ingenio; se conservan numerosas anécdotas sobre el clientelismo que implantó en sus circunscripciones electorales, así como muchas frases célebres y chascarrillos de su autoría o a él atribuidas, principalmente sobre el ejercicio del poder. Hoy quiero rescatar una que me parece particularmente acertada, que dirigió a los diputados cuando era ministro: “Que ellos hagan las leyes, que yo haré el reglamento”.