Conservadores
Ha sido interesante la primera sesión de control al gobierno de Mariano Rajoy, tenida lugar en esta fría mañana del día 8 de febrero. Como siempre, los gobiernos marcan sus lineas de actuación en este tipo de encuentros con otros grupos parlamentarios. Aunque la crisis económica está en boca de todos, es evidente que como causa última de esta subyace una crisis moral que socava los cimientos de la sociedad española de forma mucho más prolongada y profunda que la económica.
Dentro de esa crisis moral, la legislación demoledora contra la vida y la familia es la más grave pues, al contrario que la corrupción o el despilfarro, consigue la aceptación social con el tiempo y tiene efectos mucho más duraderos y determinantes para la supervivencia o desaparición de una sociedad.
Y ha sido en el turno de preguntas y respuestas de los portavoces socialistas al actual ministro de Justicia, Alberto Ruiz, donde podemos vislumbrar lo que los católicos pueden esperar de este “gobierno reaccionario” como le ha definido el portavoz del “grupo socialista”, Julio Villarubia.
Antes del análisis vale recordar que el llamado “partido popular” (en el supuesto de que consideremos que los partidos políticos actuales tengan algún sustrato ideológico más allá del puro afán de poder- y su disfrute en el más amplio sentido de la palabra- de un grupo clientelar), en el gobierno tras las elecciones del 20 de noviembre de 2011, está principalmente inspirado en el pensamiento llamado liberal conservador, aunque también hay algunos grupos más o menos residuales de democratacristianos, liberal-neoconservadores (de imitación estadounidense) e incluso socialdemócratas light. El llamado “partido socialista obrero español”, actualmente principal de la oposición, recoge fundamentalmente dos corrientes ideológicas: la socialdemocracia, muy importante antaño, y el liberal progresismo de inspiración jacobina, con creciente influencia. El socialismo real o el obrerismo apolítico (fundadores reales del partido) hace mucho que no tienen presencia más que testimonial, habiendo emigrado sus escasos seguidores a otros predios.
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El aborto
La ley del aborto de 3 de marzo de 2010 postula la consideración legal de derecho al asesinato de un hijo por su madre. Este nuevo “derecho materno al infanticidio” se practica libremente hasta la semana 14 de gestación, sujeto a un dictamen médico- similar al de la ley previa de 1985 (libre en la práctica gracias al cuarto supuesto de riesgo psíquico para la madre)- entre la semana 14 y la 22, y en caso de enfermedad grave o incompatible con la vida a partir de las 22 semanas. Aunque la ley lleva muy poco tiempo para tener estadísticas sólidas, aparentemente desde su implantación no ha aumentado significativamente el número de abortos (las fuentes hablan de un 10% más en 2011 con respecto al año anterior).
Lo que la nueva ley ha establecido no es un cambio cuantitativo, sino cualitativo: se ha pasado de un delito despenalizado al ejercicio de un derecho materno. Aunque cada feto asesinado es único, en realidad el más grave daño se ha realizado precisamente con ese cambio cualitativo en la ley.
El ministro Ruiz ha manifestado la intención de “reformar” esa ley, en el sentido de “velar por los derechos de la mujer, pero también por los del no nacido”. Aunque no se conocen detalles de esa reforma, las declaraciones del propio ministro van en el sentido de restaurar la ley de 1985 (100.000 abortos de media al año, con gobiernos de los dos partidos mayoritarios). Carmen Montón le ha dicho en la sesión de esta mañana que su reforma “instaurará la inseguridad para mujeres y médicos; aumentará la práctica de abortos clandestinos en condiciones inseguras”, y que “aumentará el sufrimiento”. Ha añadido que eso “no generará abstinencia ni castidad”.
Es interesante observar como desde las filas progresistas se sigue insistiendo en la estrategia de atribuir al partido popular lineas de pensamiento cristiano (en efecto, la fidelidad conyugal y la castidad son enseñanzas de la Iglesia), cuando es obvio que este no las sigue en modo alguno, como veremos. De hecho, nada más ser elegido como secretario general del partido , Alfredo Pérez, en su primera intervención, empleó como principal argumento que “si retrocedemos y cada vez que la derecha llega al poder reconsidera aquellas leyes que hemos hecho entre todos para aumentar los derechos civiles y trata de poner dogmas que no son del conjunto de los ciudadanos sino de algunos, el PSOE se replanteará seriamente la revisión de los acuerdos con la Santa Sede. ¡seriamente, seriamente!”. Nótese que tan bizarro defensor del ateísmo socialista, educado en el muy elitista colegio de los hermanos marianistas en Madrid, emplea para nombrar al papado su título más honorífico (al progresista fetén le chifla llamarle por el nombre de la colina donde esta situada dicha sede). Estruendosa ovación de los delegados. It´s religion, stupid. Vamos a ver como se comporta ese muñeco ultracatólico fabricado que desvela los sueños del señor Pérez y la señora Montón.
La respuesta del ministro de justicia a la interpelación de la portavoz socialista ha sido que la nueva reforma de la ley piensa “sobre todo en las menores, las mujeres con discapacidad y las inmigrantes” a las cuales, en su opinión, la ley de 2010 no daba más opción que el aborto (lo cual no es cierto, si se lee uno atentamente la ley, que estipulaba una supuesta “información de derechos, prestaciones y ayudas públicas a la maternidad” a la madre en su artículo 14.a). De hecho, aparentemente lo único que se va a corregir de la ley es el permiso para que las adolescentes entre 16 y 18 años abortasen sin consentimiento de sus padres.
Nótese como el ministro Ruiz asume el postulado progresista de que el aborto es un asunto exclusivo de la madre. Ni la sacralidad de la vida del niño (que sí es enseñanza de la “Santa Sede”) ni la opinión del padre cuentan para don Alberto. Todo se reduce a que, en su opinión, algunas mujeres que querían ejercer el derecho de matar a su hijo no tenían alternativas para no matarlo. Es decir, que la consideración del infanticidio intrauterino como “derecho de la mujer” establecida por la ley va a ser aceptada por el nuevo gobierno. Con un mínimo retoque, el partido popular va a conservar la ley que cambia la cosmovisión de la maternidad. Por si alguien queda inquieto, el ministro nos ha tranquilizado a todos, “ninguna mujer irá a la cárcel” por matar a su hijo. Para algunas va a ser todo un alivio.
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El matrimonio
Del 1 de julio de 2005 (una de las más tempraneras) es la ley del gobierno Rodríguez que modificaba el matrimonio civil. Es más conocida como “ley del matrimonio gay”, aunque en realidad no aparece en ninguna parte de dicha disposición las inclinaciones sexuales de los contrayentes (como, por otra parte, no habían aparecido en ninguna ley previa). Sencillamente elimina la obligatoriedad de que los contrayentes sean de distinto sexo. Con ello establece el desvinculamiento de la procreación con respecto al concepto legal de institución matrimonial, que por naturaleza tal institución implica. La legislación española, desde 2005, ha convertido al matrimonio en algo que no tiene mucho que ver con la familia, y se limita a favorecer la “expresión genuina y cauce destacado para el desarrollo de la personalidad”, según reza el preámbulo, todo un acabado ejemplo de ingeniería social alentado por un poder sobre una sociedad por medio de la ley.
El “partido popular”, entonces en la oposición, interpuso un recurso de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional de España, que todavía está en proceso… siete años después.
Como es lógico, el “Grupo socialista” del congreso le ha preguntado por boca de Julio Villarrubia qué piensa hacer el nuevo gobierno, pidiéndole que retire el recurso al tribunal (por cierto, formado por magistrados nombrados íntegramente por los partidos políticos), de carácter meramente consultivo, y no imbricado en la administración de Justicia. A los miembros del gobierno y del partido que le apoya se les han hecho los dedos huéspedes, afirmando que “procedimentalmente no podemos retirar el recurso”- Alberto Ruiz, ministro de Justicia, que había afirmado un día antes que no veía inconstitucionalidad en dicha ley-; “ese recurso no es de este gobierno, sino de 50 diputados de 2005”- la super-vicepresidente Soraya Sáez de Santamaría, pregonera de fiestas religiosas en sus ratos libres-; “mi opinión personal [en favor de la constitucionalidad de la ley de 2005] ya la saben, pero el partido estará a lo que diga el tribunal constitucional”- Alfonso Alonso, portavoz parlamentario del “grupo popular” y alcalde casador de homosexuales en Vitoria.
En román paladino, que ante las presiones de progresistas y el gran lobby gay español, los miembros del gobierno pliegan velas con esta ley y capitulan ante el principio progresista de que el matrimonio y la procreación no deben tener relación legal. Nadie sensato duda de lo que dictaminarán los jueces del tribunal constitucional, elegidos por los políticos, una vez estos políticos están de acuerdo. El actual gobierno va a conservar la ley del matrimonio antinatural de 2005.
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El divorcio
Sólo una semana después de la ley anteriormente comentada, el 8 de julio de 2005 se promulgaba una modificación del código civil en la cual el divorcio dejaba de ser la regulación legal de un fracaso matrimonial para convertirse en “el ejercicio del derecho a no continuar casado”, transformando algo contemplado como negativo por la ley secular, en un nuevo derecho. No insistiré lo suficiente en la enorme importancia que tienen las definiciones en el significado de las cosas. Como consecuencia del ejercicio de ese nuevo derecho, se legalizaba el repudio (es más, se le consideraba un derecho), eliminando la obligatoriedad del consentimiento mutuo, pudiendo disolver un cónyuge el matrimonio por iniciativa propia, tan solo 3 meses después de contraído el vínculo. Desde esa modificación del código civil, los divorcios en España se han multiplicado por 2.5, pasando de 50.000 a más de 125.000 al año. Dicha modificación ha incidido severamente en la aceleración de las rupturas familiares con todos los problemas asociados que conllevan, tanto para los contrayentes como, sobre todo, para los hijos. ¿Que va a hacer el nuevo gobierno “reaccionario” para revertir esa modificación legal que está acelerando las rupturas familiares, célula de la sociedad? Pues el ministro ya ha anunciado que a partir de ahora los divorcios se podrán tramitar en las notarías, para descongestionar los colapsados juzgados. Es obvio que no solo va a conservar esta ley, sino incluso a facilitar más todavía el ejercicio de ese deletéreo “derecho” a la ruptura matrimonial.
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El estatus embrionario
Una que pocas veces se cita hoy en día es la terrorífica ley del 26 de mayo de 2006 sobre técnicas de reproducción asistida que, en breve, autoriza la clonación humana, la congelación y empleo de embriones humanos “sobrantes” de las técnicas de fecundación in vitro para la investigación científica o la industria reproductiva, la eugenesia, e incluso la fecundación de óvulos animales por espermatozoides humanos. Tomémoslo, aunque esta ley no lo diga explícitamente, como el “derecho a manipular embriones humanos”. Desde entonces hemos conocido varios casos de eugenesia, y la ciencia ha determinado ya que la investigación de células madre de origen embrionario es una vía muerta. A pesar de ello, a pesar de que el tribunal de justicia de la unión europea en una sentencia reciente declaraba al embrión bien protegible jurídicamente, a pesar de que el gobierno Aznar- del mismo partido- desarrolló en 2003 un anteproyecto de ley (que no se llegó a aprobar) en el cual se prohibía fecundar más óvulos de los que se fueran a implantar en las técnicas de fecundación in vitro, en un rudimento de defensa legal de la dignidad del embrión, el actual gobierno no ha dicho absolutamente nada sobre el estatus de la persona humana en sus primeras fases de la vida. Han decidido conservar los principios progresistas que postulan que el embrión no es persona (ni ser humano, vaya), y que se puede manipular como mercancía.
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Sexualidad
Qué decir de la dispensación de medicamentos con propiedades anticonceptivas sin receta, y a menores de edad, incluyendo algunos fármacos anticonceptivos (la famosa “píldora del día después”) con propiedades antiimplantatorias, o directamente abortivos. La extensión de la cultura que rompe la relación natural entre sexualidad y procreación, para instrumentalizar la primera (con el objeto del placer, del sentimiento, del comercio, de lo que sea) ha sido tan plenamente aceptada por aquellos que se sientan ahora en los sillones del gobierno, que cuando han gobernado comunidades autónomas, han sido ellos con frecuencia pioneros en su implantación. Se le llama algo así como “derecho a la libertad sexual”, aunque en este caso se confunde liberad con libertinaje y derecho con irresponsabilidad. Como es obvio, este gobierno va a conservar tales “avances” progresistas.
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Eutanasia
Curioso ha sido que el gobierno Rodríguez, en sus 8 años de gobierno, no aprobara ninguna ley sobre eutanasia, para poder aplicar sus ideas favorables a la eutanasia activa, pese a la opinión favorable de todas las corrientes sociales y medios de comunicación afines, aunque en septiembre de 2011 ya presentó un proyecto de ley en ese sentido, que no ha llegado a prosperar. Sí se han aprobado algunas normas regionales donde gobernaba el “partido socialista”, como Aragón o Andalucía, en ese sentido, y ya hemos podido ver algunos casos de su trágica aplicación (además ilegal según sus propios códigos). Y los que no conoceremos.
Como muy bien informó no hace mucho Juanjo Romero, resulta que el influyente Consejo de Europa, en una resolución sobre el testamento vital, ha considerado que la eutanasia (muy atinadamente definida- dada la confusión interesada sobre el significado del término- como “muerte intencionada por acción u omisión de una persona dependiente”) debería estar siempre prohibida. A pesar de ello, y de la petición que ha hecho la Asociación “Profesionales por la Ética” para que se modifiquen en ese sentido las citadas leyes autonómicas y se dictara una ley a nivel nacional para proteger la vida terminal, el gobierno y su ministro de Justicia no han dicho esta boca es mía sobre este tema. Van a conservar lo habido, claro está.
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No quiero fatigar al lector con otros temas acerca de la vida y la familia que están en la mente de todos y en los que la tónica se repite. Esa es la realidad de la moral pública en España, con respecto al nuevo gobierno. Ya ha dicho la secretaria general del “partido popular”, María Dolores Cospedal que “no ha habido presiones por parte de la Iglesia católica”. Y me lo creo. En nuestra sociedad los principios inmorales del progresismo han sido tan plenamente aceptados que una asociación de sodomitas que propugnan la promiscuidad y el antinaturalismo puede presionar a este y a cualquier gobierno que quiera, pero la Esposa de Cristo, la Comunidad de los Apóstoles en nuestro país no se atreve, por boca de sus ministros más señalados, a advertir sobre la degeneración acelerada a la que está sometida la sociedad española.
Ya sabemos pues, porque a los liberales moderados se les llama conservadores. Su función es conservar lo que los liberales exaltados “avanzan”. Allí donde el progresismo da pasos adelante en el camino hacia el individualismo, el materialismo, la irresponsabilidad o el hedonismo, llegará el otro ala del sistema unos años más tarde para conservar tales “avances”. Tanto Rajoy como Rubalcaba se han felicitado mutuamente por sus éxitos en las elecciones generales y partidarias, respectivamente. Que nadie dude que ambos lo han hecho con total sinceridad.
No todo el que diga “Señor, Señor” entrará en el reino de los Cielos, sino sólo el que hace la voluntad de mi Padre.
Mateo 7, 21
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17 comentarios
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Lo cual ya sería mucho considerar.
Desde luego, de las soflamas de Rubalcaba, la del "casposo anticlericalismo" como lo llama Vázquez, resultó de lo más ridícula: ¿de dónde sacará este tipo que la política del PP tenga algo que ver con la "Santa Sede"?
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LA
Es un latiguillo que no deja de tener su público. El votante del PSOE necesita creer que apoya a un partido socialista. Y esto ya es lo único que pueden sacar. Que ese sea argumento princeps del discurso de toma de posesión de don Alfredo revela que no tienen otros mejores. Crisis aguda de mercadotecnia progre= sacudir a los curas y beatas.
Un cordial saludo.
Es exactamente lo que son, por lo que cconsidero el término muy apropiado. Ellos "conservan" los desastres que causa la izquierda.
Desde hace tiempo en España un católico no puede llamarse conservador, porque ¿qué tipo de católico querría conservar la degeneración moral en que vivimos? El conservador es el que se conforme con dejar las cosas tal y como las encuentra, una buena definición del PP.
Un abrazo a todos los hermanos.
me enseñó que los conservadores eran realmente conservaduros.
"..a los liberales moderados se les llama conservadores. Su función es conservar lo que los liberales exaltados “avanzan”. "
Y yo agregaría : a los liberales exaltados se les llama "progresistas".
Ambas categorías, conservadores y progresistas, son anticatólicas.
Y para que quede más claro aún:
CONSERVADORES = DERECHA
PROGRESISTAS = IZQUIERDA
Es por eso que un católico no debe permitir que se lo etiquete ni "de izquierda" ni de "derechas". Ni mucho menos, claro, creérselo.
Porque el liberalismo, diestro o zurdo, es incompatible con nuestra Fe.
Sí, ciertamente, una decadencia moral promovida desde el poder y por medio del efecto pedagógico de las leyes, pero interesadamente aceptada o compartida por una gran mayoría de españoles. Una crisis moral originada en la fascinación por una libertad sin límites, destructiva, que sólo sabe medirse por su capacidad de romper vínculos, fidelidades, compromisos, obligaciones, ... y engañada por un bienestar provisional y aparente que parece habernos convencido de que se puede transgredir la ley divina sin consecuencias, de que no pasa nada.
Una y otra vez el Génesis en repetición circular a lo largo de nuestra historia; Adán y Eva comiendo la fruta prohibida del árbol de la ciencia del Bien y del Mal, para ser ellos, y no Dios, quienes se digan a sí mismos lo que esta bien y lo que está mal, dándose su propia ley despreciando la ley divina.
Nuestra sociedad parece haber cruzado ya un punto sin retorno. No dispone de elementos para regenerarse y da igual quien gobierne. Sólo reaccionará con la experiencia del desastre y del sufrimiento en una nueva travesía por el desierto.
“La herencia del Señor son los hijos;
tu salario, el fruto del vientre;
son flechas en mano de guerrero los hijos de la juventud,
dichoso el hombre que llena con ellas su aljaba,
no quedará defraudado cuando litigue con su adversario en la plaza.”
El desprecio del matrimonio instituído por Dios para la unión del hombre y la mujer tendrá su peor consecuencia en el tiempo: los hijos que no se tuvieron ayer no existirán para mantener a los viejos de mañana. Y ese mañana está casi en el hoy. Ya llevamos muchos años con un número de hijos por mujer en toda su vida fértil de 1,2-1,4, más o menos los mismos años que llevamos creyéndonos que podemos traicionar y abandonar al otro sin que pase nada, que podemos abortar un hijo sin que pase nada, que podemos construir la civilización del egoísmo y olvidarnos del amor que nos limita y no nos deja hacer lo que nos dé la gana.
“Dichoso el hombre que teme al Señor y sigue sus caminos,
comerá del fruto de su trabajo, será dichoso, le irá bien...”
y pidámosle que “cree en nosotros un corazón puro,
que nos renueve por dentro con espíritu firme,
que no nos arroje lejos de su rostro,
que no nos quite su Santo Espíritu,
que nos devuelva la alegría de su salvación,
que nos afiance con su espíritu generoso.”
Saludos.
También me han gustado los comentarios de Winston. Yo, por mi parte, os dejo el mensaje del Papa para esta Cuaresma. Un saludo muy cordial.
http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/messages/lent/documents/hf_ben-xvi_mes_20111103_lent-2012_sp.html
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LA
Gracias por dejar el mensaje del papa. Un saludo cordial
Como siempre, valiosos tus comentarios. No obstante, como bien señala Ricardo, la Iglesia nunca ha enseñado el aislacionismo como respuesta al mal. No debemos caer en el error de confundir el noble empeño de la política, es decir, el afán de participar en aquellas cosas que a todos nos afectan, con la partitocracia imperante.
La respuesta al desengaño que entre los católicos coherentes generan los liberal conservadores no es la huida a la cueva del ermitaño, el alienamiento político. La participación social es la respuesta. Por ejemplo, formar parte de una asociación provida, como es tu caso, es hacer política, pues se trata de un grupo de ciudadanos que participan en la vida pública alentando a mejorar las cosas. Una forma mucho más pura y auténtica de hacer política que cualquier partido.
Un saludo.
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