14.07.15

Humildad, protagonismo y liturgia

Hace poco, con ocasión de la memoria litúrgica de una (¡espléndida!) santa carmelita, el sacerdote de la parroquia donde asistí a misa predicó sobre la humildad. Por sus palabras, deduje que básicamente estaba a favor de la misma. Haciendo gala de un sentido lógico admirable, también se mostró en contra de sus vicios opuestos, la soberbia y el orgullo, que calificó con gran acierto como “algunos de los pecados más horribles que existen".

Unos minutos después, sin embargo, el mismo sacerdote se inventó por completo la plegaria eucarística, con la excepción de la consagración y la doxología final. Sustituyó el texto del misal por una nueva tanda de reflexiones propias de tipo buenista-moralista, una especie de segunda homilía claramente dirigida a los fieles que estábamos allí, en lugar de a Dios.

Como sabrán los lectores, el autor de estas líneas no es precisamente un experto en humildad, pero aun así sentí que había algo que chirriaba en esa yuxtaposición. En efecto, aunque se haga con buena intención, difícilmente podría encontrarse una actitud menos humilde que la de sustituir la liturgia de la Iglesia por las propias elucubraciones. Por tres razones.

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12.07.15

Hay que tener mucha fe

Panes y pecesHace algún tiempo, pasé por Manresa y fui a Misa al santuario que allí tienen los jesuitas, junto a la famosa cueva en la que San Ignacio vivió un tiempo como ermitaño después de su conversión. Me encanta ir a rezar en lugares en los que ha habido personas que han amado a Dios sin reservarse nada. En la iglesia grande, me resultó curioso el detalle de que los responsables habían arrancado los reclinatorios de los bancos, sin razón aparente más que impedir arrodillarse a los fieles. También me sorprendió que, en lugar de textos de San Ignacio o de otros santos jesuitas, el material gratuito que se ofrecía para la oración eran folletos repletos de diatribas contra las malvadas empresas farmacéuticas y otros cocos de la sociedad moderna.

Hubo algo, sin embargo, que me llamó mucho más la atención: la homilía pronunciada en la Misa. Se trataba del Evangelio que relata una de las multiplicaciones de los panes y los peces y el sacerdote dedicó su homilía a explicarlo. Este sacerdote debía de ser un hombre con una enorme fe, a juzgar por lo que dijo en su homilía.

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9.07.15

El secreto de Ecuador

Por obra de la superficialidad de los medios de comunicación, tendemos a quedarnos con lo chocante e incluso lo grotesco y a olvidar lo importante. Por eso mismo, me temo que la parte de este viaje del Papa Francisco a tierras americanas que quedará en la memoria de muchos será la lamentable escena de Evo Morales entregándole un crucifijo hecho con una hoz y un martillo.

Yo prefiero quedarme con otra cosa, porque, la verdad, cuando la leí se me alegró el día y me parece algo muchísimo más importante. El Papa, hablando en Ecuador, mencionó que le habían impresionado favorablemente los ecuatorianos por su piedad y religiosidad. Y dijo cuál era el “secreto” de esa diferencia para bien que encontraba en Ecuador:

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7.07.15

Propuesta para el Sínodo (III): el matrimonio para toda la vida

Durante el último año, en las conversaciones relativas al Sínodo sobre la familia, se han presentado diversas propuestas “pastorales” que afectan de lleno a la indisolubilidad del matrimonio. Así, hemos visto a algunos Padres sinodales y a otros obispos proponer indisolubilidades disolubles, caminos penitenciales que terminan en la aceptación del pecado por el que se hace penitencia, segundas uniones civiles “tan indisolubles como las primeras”, la invención de nuevas prerrogativas papales para disolver lo indisoluble, una vuelta a la ley mosaica, adulterios que son un “acercamiento a Dios” y el acceso a la comunión de aquellos cuya vida contradice gravemente la ley de Dios.

Todas estas propuestas incluyen referencias a “mantener la indisolubilidad”, al menos en teoría, así como diferentes eufemismos para no usar la palabra divorcio, pero creo que es importante que no nos engañemos. Por mucho que se quiera evadir la cuestión principal, la lógica no miente. O el matrimonio es para toda la vida o no lo es. Tertium non datur, no existe una tercera opción. Si se introduce la posibilidad del divorcio en la Iglesia, desaparece el matrimonio indisoluble, porque ambas cosas son contradictorias entre sí.

A veces se presenta la introducción del divorcio como misericordia para los que quieren divorciarse, pero nadie parece acordarse de tener misericordia con los demás, porque es algo que no sólo nos afecta, sino que es un ataque despiadado contra nuestros matrimonios. Si el divorcio se aceptase en la Iglesia, aunque fuera por la puerta de atrás, inmediatamente nuestros matrimonios dejarían de ser indisolubles y para toda la vida. No hablo del matrimonio “en general”, si es que eso existe, hablo de mi matrimonio concreto, del de mis padres, del de mis hermanos y del de todos los católicos que estamos casados. Me quitarían, nos quitarían, algo que es más precioso que el oro (cf. 1P 1,7).

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24.06.15

¿De Montserrat al cielo?

Más vale un día en tus atrios que mil fuera de ellos, canta el salmista. Al contrario que Santa María de Betania, que eligió la mejor parte “y no le será quitada", la Hna. Forcades de Montserrat elige la peor parte y la Iglesia, con tristeza, la dejará en su obstinación. El veneno del pelagianismo destruye necesariamente la contemplación del claustro. Me temo que, además, las lentejas están quemadas.