Polémicas matrimoniales (XVII): la ley mosaica
Hace unos días, en el portal Germinans Germinabit se citaron unas declaraciones de Mons. Agustí Cortés Soriano, obispo de Sant Feliú de Llobregat, en las que el prelado parecía posicionarse a favor de la posibilidad de que los divorciados pudieran volver a casarse. Según Germinans, Mons. Cortés había dicho que “Así pues, somos muchos los pastores y teólogos que pensamos que, dado el endurecimiento de corazón de nuestros contemporáneos, que desconocen la ley de Dios y la moral, podría permitirse entonces el divorcio mosaico”. Ante esas afirmaciones, D. Agustí envió a InfoCatólica una aclaración de lo que había dicho, por medio de su secretario.
En primer lugar, creo que conviene elogiar la actuación de Mons. Agustí Cortés Soriano al precisar públicamente su postura en este asunto. Con ello muestra una sensibilidad poco común para con los laicos, que a veces quedamos extrañados por afirmaciones o actuaciones algo ambiguas de nuestros obispos y estamos muy necesitados de claridad en estos tiempos revueltos.
Dicho eso, también hay que reconocer que uno siente un cierto escalofrío al leer la aclaración de Mons. Cortés, en particular su penúltimo párrafo:
“En ese contexto, me preguntaba si, según aquella reflexión teológica, no nos hallaríamos en una situación semejante a la de Moisés: una ley basada en la verdad cristiana y revelada sobre el matrimonio, que encuentra una grave dificultad, cuando no imposibilidad, para ser cumplida de hecho. Esto, naturalmente, no soluciona el problema de los divorciados vueltos a casar. Sólo ilumina (hipotéticamente) el sufrimiento de tantos cristianos víctimas del abandono y de muchos sacerdotes que contactan con matrimonios rotos”.
Para un católico, resulta asombroso ver a un Sucesor de los Apóstoles preguntándose si estamos en una situación semejante a la de Moisés y deberíamos volver de algún modo a la práctica de la ley mosaica. Confieso que la pregunta que se hace D. Agustí me resulta incomprensible. ¿Cómo puede un obispo preguntarse siquiera algo así?
Entre Moisés y nosotros ha sucedido algo fundamental que impide que nuestra situación sea la misma: el Hijo de Dios se ha encarnado, ha muerto por nosotros y ha resucitado. ¿Cómo vamos a volver a la práctica del Antiguo Testamento los que vivimos en la Nueva Alianza? Cristo cambió completamente las reglas del juego, porque transformó por completo al ser humano. “De modo que si alguno está en Cristo, es una nueva criatura. Pasó lo viejo; he aquí que todo es nuevo” (2Co 5,17).
Cristo lo ha hecho todo nuevo, incluido el matrimonio, introduciendo en el mundo un amor nuevo:
“el único amor que salva el mundo es el que llevó a Jesús a la muerte. Éste es el amor que resucita. […] El amor que resucita no es el entusiasmo de un momento, sino el amor sereno que nunca se agota. Este amor se llama Espíritu Santo y fue comunicado por Jesucristo resucitado en la aurora de la historia. Desde entonces merece la pena vivir”.
Este párrafo, escrito hace tiempo por el propio Mons. Cortés, muestra con total claridad que el amor cristiano es algo especial, milagroso, que nos saca de la antigua desesperanza del reino de la ley y del pecado. El amor cristiano permanece, “nunca se agota”, redime el mundo, es capaz de amar a sus enemigos, como el amor de Cristo por la Iglesia. Todo esto es especialmente cierto del vínculo matrimonial, que participa de forma especial de ese amor de Cristo por la Iglesia y lo manifiesta al mundo. No podemos plantear, ni siquiera como posibilidad siquiera, la vuelta atrás a antes de Jesucristo, porque entonces, según las propias palabras de D. Agustí, no merecería la pena vivir.
Mons. Cortés parece olvidar también que la situación en la que Moisés permitió el divorcio era exactamente la misma con la que se encontró Cristo. ¿Y qué hizo el Señor en esa situación? Instaurar un matrimonio indisoluble y acabar con el divorcio para siempre.
“Jesús vino a restaurar la creación en la pureza de sus orígenes. En el Sermón de la Montaña interpreta de manera rigurosa el plan de Dios: «Habéis oído que se dijo: “no cometerás adulterio”. Pues yo os digo: “Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón”» (Mt 5, 27-28). El hombre no debe separar lo que Dios ha unido (cf Mt 19, 6)” (Catecismo de la Iglesia Católica 2336)
Por lo tanto, incluso si nuestra situación fuera sociológicamente similar a la de Moisés, Cristo seguiría viniendo a nosotros a instaurar un matrimonio sacramental indisoluble y a abolir el divorcio. Hay ocasiones en los que preguntarse por lo que habría hecho Jesús en unas circunstancias concretas es un futurible difícil de responder, pero en este caso es fácil encontrar la respuesta, porque sabemos lo que hizo Jesús en unas circunstancias que, según el mismo Mons. Cortés, son similares a las de hoy. Ni aprobó entonces ni aprueba hoy las segundas uniones, sino que nos trajo la Buena Noticia de un vínculo matrimonial que es más fuerte que el pecado de los hombres.
Vamos a ver qué enseña la Iglesia sobre ello:
“El Señor Jesús insiste en la intención original del Creador que quería un matrimonio indisoluble (cf Mt 5, 31-32; 19, 3-9; Mc 10, 9; Lc 16, 18; 1 Co 7, 10-11), y deroga la tolerancia que se había introducido en la ley antigua (cf Mt 19, 7-9). Entre bautizados, “el matrimonio rato y consumado no puede ser disuelto por ningún poder humano ni por ninguna causa fuera de la muerte” (CIC can. 1141)” (Catecismo de la Iglesia Católica 2382)
“[…] La alianza contraída libremente por los esposos les impone la obligación de mantenerla una e indisoluble (cf CIC can. 1056). “Lo que Dios unió […], no lo separe el hombre” (Mc 10, 9; cf Mt 19, 1-12; 1 Co 7, 10-11)” (cf. Catecismo de la Iglesia Católica 2364)
Cristo cambió la Ley de Moisés por la ley nueva del Evangelio, derogando la tolerancia al mal que suponía la práctica del divorcio mosaico. Sabiendo eso, ¿cómo puede uno preguntarse si estamos en la misma situación de Moisés? Retornar a Moisés es equivalente a lo que hacían los judaizantes, que después de haber conocido a Cristo querían volver a la Antigua Alianza. “Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés” (Hch 15,4-5). San Pablo pronunció contra ellos palabras durísimas: “perros”, “malos obreros”, “mutiladores” (cf. Flp 3,2). Y, sobre todo, diagnosticó su error fundamental: “¿Tan insensatos sois? Habiendo comenzado en el Espíritu, ¿vais a terminar ahora en la carne?” (Gal 3,3) Plantear siquiera volver al divorcio de la Ley antigua es precisamente eso: abandonar la gracia del Espíritu Santo y volver al viejo matrimonio según la carne. Dios nos libre de ello.
También creo que resulta triste que se apele a los cristianos “víctimas de abandono” para hablar de estas situaciones y del divorcio mosaico, justificando aparentemente las nuevas uniones, como si, de alguna manera, el adulterio del abandonado ya no fuera adulterio, contra dos mil años de doctrina de la Iglesia y contra las palabras expresas de Cristo: “Si la repudiada se casa con otro, comete adulterio”. Si Cristo dejó clarísima esta cuestión, ¿de qué sirve plantear dudas sobre ella? La situación de alguien abandonado por su cónyuge puede ser muy dura, pero el mismo Cristo dijo con total claridad que esa situación no justificaba contraer una nueva unión, que sigue siendo adulterio. Ayudemos a esas personas y amémoslas, pero no las engañemos privándolas de la Palabra de Cristo para ellas.
D. Agustí señala en su precisión que citó el texto bíblico, algo que todo buen pastor debe hacer, pero, sorprendentemente, a continuación afirma lo contrario que ese mismo texto bíblico. El Señor dijo “el que se case con la repudiada comete adulterio”, pero D. Agustí dice que esas palabras encuentran “una grave dificultad, cuando no imposibilidad, para ser cumplidas de hecho”. Cristo afirmó: Moisés enseñó… “pero yo os digo…”. En cambio, Mons. Cortés, plantea “hipotéticamente” que quizás sea más apropiado lo que enseñó Moisés que lo que dijo Cristo. Del mismo modo, habla de la “irrevocabilidad” del sí matrimonial, pero inmediatamente sugiere que la práctica del divorcio puede “iluminar” el sufrimiento de los cristianos víctimas de abandono.
Dice también D. Agustí que sus palabras eran “un interrogante para pensar” y ciertamente los “interrogantes para pensar” están muy bien, pero cuando esos interrogantes consisten en preguntarse si debemos hacer lo que nos dijo Cristo o lo que nos pide el mundo, más que interrogar estamos dudando de la fe y de las promesas de Dios. La misión de un obispo no es la especulación, sino ante todo transmitir fielmente la fe católica auténtica sin error, para que los fieles puedan vivir en la verdad:
“La misión del Magisterio está ligada al carácter definitivo de la Alianza instaurada por Dios en Cristo con su Pueblo; debe protegerlo de las desviaciones y de los fallos, y garantizarle la posibilidad objetiva de profesar sin error la fe auténtica. El oficio pastoral del Magisterio está dirigido, así, a velar para que el Pueblo de Dios permanezca en la verdad que libera” (cf. Catecismo de la Iglesia Católica 890).
Es significativo que, al explicar la misión del Magisterio, se recuerde expresamente el “carácter definitivo de la Alianza instaurada por Dios en Cristo con su Pueblo”, porque pocos ejemplos hay más claros del cambio instaurado por la Nueva Alianza con “carácter definitivo” que el matrimonio sacramental indisoluble y la abolición del divorcio. De hecho, el mismo Catecismo señala que: “El divorcio atenta contra la Alianza de salvación de la cual el matrimonio sacramental es un signo” (Catecismo de la Iglesia Católica 2384). Plantear el divorcio es, se mire como se mire, traicionar la Nueva Alianza y por lo tanto, hacer vana la cruz de Cristo, que es locura para el mundo pero auténtica fuerza de Dios para los creyentes (cf. 1Co 1,17-18).
Finalmente, es difícil entender en qué sentido sembrar la duda sobre los mandatos expresos de Cristo puede “iluminar (hipotéticamente) el sufrimiento de tantos cristianos”. Más bien, hay que temer que algo así lo que hace es ocultar la luz “bajo el celemín” (cf. Mt 5,14). En efecto, en vez de presentar a los hombres la luz que Cristo trajo sobre el matrimonio, parece que se sugiere la posibilidad de volver a Moisés y a la Antigua Alianza, como si Cristo no hubiera muerto y resucitado por nosotros. Es decir, se añoran las cebollas de Egipto y se plantea la idea de volver a la esclavitud de la Ley, al matrimonio roto por el pecado en lugar de sobrenaturalizado por la gracia.
Como ya hemos visto en otras ocasiones, de algún modo parece como si se pudiera sostener teóricamente la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio para después rechazarla en la práctica. De nada sirve, sin embargo, decir que se acepta el matrimonio indisoluble y luego afirmar que, en la práctica, es un imposible. De nada sirve hablar del “amor resucitado” de Cristo, que “nunca se agota”, si a la hora de la verdad lo que esperamos que ilumine a los cristianos en situaciones difíciles es la práctica del divorcio mosaico.
En una sociedad que se opone al Evangelio, todos estamos tentados de decirle al mundo lo que quiere oír. Sabemos que si fuéramos del mundo, el mundo nos amaría (cf. Jn 15,19), pero no podemos “avergonzarnos del Evangelio” (cf. Rm 1,16), incluido el Evangelio de la familia. No podemos ceder a la tentación de dejar de proclamar dónde está la vida y dónde está la muerte, “porque la paga del pecado es muerte, pero el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Rm 6,23). Es un asunto tan serio, que le debemos al mundo una claridad total en lo que decimos, para que nadie se lleve a engaño.
Del mismo modo, los fieles tenemos derecho a que nuestros pastores nos hablen de estos temas con total claridad, porque nos jugamos la vida en ello. A mí, en particular, los interrogantes de Mons. Cortés me han producido muchos más interrogantes, sus palabras para “iluminar” la cuestión de los divorciados me han dejado en la oscuridad y su aclaración me ha producido mayor confusión.
Como católicos, sin embargo, es conveniente conceder siempre el beneficio de la duda a los pastores y confío en que todo esto sea un cúmulo de expresiones desafortunadas, tanto en las declaraciones iniciales como en la “aclaración” posterior. Quizá pueda haber una clarificación posterior aún más clara. En cualquier caso, es necesario que no nos limitemos a afirmar la fe de la Iglesia, sino que también rechacemos lo que es contrario a ella. Así brillará el splendor veritatis, el resplandor de la verdad, del que hablaba Juan Pablo II, y se proclamará públicamente el magnífico plan que Dios tiene preparado, desde antes de la creación del mundo, para las familias cristianas.
69 comentarios
Creo que muchos Obispos necesitan una dosis de refuerzo de fe.
Y, ¿por qué no? un curso intensivo de "comunicación", en esta época en que casi todo lo que dicen, salta a la palestra de los medios, casi sin controles. Con las nefastas consecuencias de potenciales escándalos.
La verdad es que no hay quien lo entienda, y los Evangelios no dan ninguna explicación de los motivos. Hay que creer a Cristo, sin entenderlo, e intentar vivir según sus palabras, aunque en esas situaciones resulta casi imposible.
"Cristo cambió completamente las reglas del juego, porque transformó por completo al ser humano"
Esto no se ve en ninguna parte. El ser humano de hoy no se diferencia en nada del de la época anterior a Cristo, y es un asunto extraño. ¿Donde están los efectos de la Redención, donde la gracia que tantos reciben en el Bautismo, que supuestamente debía cambiarnos?
Los hombres son hoy bestiales, igual que siempre, no se ve ese cambio esencial en ningún sitio.
Es de no creer, Benedicto XVI, manifestó que el hombre contenporaneo, tenia el cerebro mutado.
Me parece que lo más grave es que nuestros pastores, lo tengan.
No se dan cuenta que las almas se están perdiendo, y las que se perderán, no sólo las almas,sino que son arrastrados por el mundo, enemigo de Dios, a hacer cualquier barabaridad, como las que circulan por mi patria., que puden tener consecuencias hasta humanas, que son una barbaridad.
De todas maneras,siempre confió en el que hay que confiar, en Dios, Nuestro Señor.
"Creo que muchos Obispos necesitan una dosis de refuerzo de fe"
Todos lo necesitamos. Creo, Señor, aumenta mi poca fe.
"un curso intensivo de comunicación"
Sí. En otros tiempos, eso se llamaba retórica y dialéctica y formaba parte del trívium. Hoy parece que los sacerdotes y obispos deban aprenderlo por ciencia infusa. Y así nos va.
" piensa como pensaron los Apóstoles. Sin entender los motivos por los que Cristo instauró una ley tan radical, tan sin excepciones, en un asunto tan complicado como el matrimonio"
Bueno, los Apóstoles no lo entendieron antes de Pentecostés. Después sí, a la luz de la relación entre Cristo y la Iglesia. Eso no quita que sea algo tan grande que constituye, en sí mismo, un misterio, pero es un misterio lleno de luz para cada matrimonio concreto.
"El ser humano de hoy no se diferencia en nada del de la época anterior a Cristo, y es un asunto extraño. ¿Dónde están los efectos de la Redención, donde la gracia que tantos reciben en el Bautismo, que supuestamente debía cambiarnos?"
Pues, hombre, yo he visto muchísimos cambios milagrosos en gente normal y corriente a mi alrededor. He visto a gente que daba sus bienes a los pobres, que se consagraba a Dios, que perdonaba a sus abusadores, que rehacía sus matrimonios rotos, que podían estar alegres en medio del sufrimiento, que amaban a sus enemigos, que no se resistían al mal, que habían sido sacados por Dios de pecados y vicios que los esclavizaban, que siendo incultos comprendían la vida mejor que los inteligentes y estudiosos, que curaban con el poder de Dios, que... La gracia de Dios hace milagros. Si no los has visto, pide a Dios que te los muestre.
Pero a los Sres. Obispos y a los cristianos nos toca, obviamente, predicarles a Cristo, que ya vino hace veinte siglos, que está presente y actuante en nuestro siglo. Si se convierten, comprobarán que toda la verdad que Él nos da por gracia a conocer, nos la da luego a vivir con la asistencia de su misma gracia. Si no se convierten, si rechazan a Cristo, si no toman la mano que el Salvador (y la Iglesia) le ofrece, nada tendrá la Iglesia que decir de cómo viven o desviven su matrimonio o cualquier otro aspecto de su vida humana. Pobrecicos... Romanos 1.
Por el contrario, "suponer, dice Juan Pablo II, que existan situaciones en las que no sea de hecho posible a los esposos ser fieles a todas las exigencias de la verdad del amor conyugal, equivale a olvidar esta presencia de la gracia que caracteriza la Nueva Alianza: la gracia del Espíritu Santo hace posible lo que al hombre, dejado a sus solas fuerzas, no le es posible" (17-IX-1983).
Lo que viene después de tantos matrimonios rotos de hoy, son simplemente los efectos colaterales. Convendría más tratar las raíces del problema en vez de dar carta de validez al problema mismo.
Saludos.
Las palabras del obispo sobre la gran dificultad, cuando no imposibilidad, a mí personalmente me confirman que para nada el yugo es suave y la carga ligera. Al contrario, un auténtico martirio muchas veces, como queramos hacer caso a tantos "portavoces". Igual que me pregunto dónde queda lo de que "no vengo a abolir la ley sino a cumplirla". Pero tú verás cómo siempre tienen una explicación para cualquier cosa.
Una pizca de escolástica no vendría mal. No acomodarse a las modas por miedo a no aparecer simpáticos.
Y...afirmar que el hombre actual, después de Cristo, sigue sin comprender, como sus apóstoles, es pasar por alto la inmensa nube de testigos, que confirman cómo hasta se ha derramado y se sigue derramando sangre, con el sostén de la gracia, para ser fieles al que se presentó como "Camino, verdad y vida".
Esto no es fácil, pero posible. "Te basta mi gracia" (II Cor 12, 9).
Y además (si me permitís el chiste) habrá que renunciar al jamón, a salir de juerga los sábados...
Total, ya puestos a hacer el tonto ¿por qué no?
Lo mismo pasará con el expediente ?penitencial? para autorizar la comunión de los divorciados vueltos a casar. Se interpretará -puesto que se acepta su libre discusión-como una cuestión de derecho eclesiástico que no obliga en caso de grave dificultad, De una atacada el Enemigo-que está dentro y cuenta con muchos perros mudos-va ha herir mortalmente el Matrimonio, la Penitencia y la Eucaristía de un solo golpe y dejará demolida total la infalibilidad de la Iglesia.Lo siguiente es el celibato opcional.
Saludos.
"Pero tú verás cómo siempre tienen una explicación para cualquier cosa."
Grave defecto, pardiez...
Y después seguirán , porque mientras nuestros pastores parecen adormecidos -mucho perro mudo- el demonio trabaja sin descanso.
Y nosotros, con el corazón partido, vamos a ver a la Iglesia dividida que duda de si misma, ya no podremos identificar ;Cristo, Iglesia Evangelio Salvación , Misericordia y Verdad .
Además se va generalizar la persecució externa de los poderes políticos que pretenden instaurar la ideología de género.
Nos refugiaremos en el corazón de la bienaventurada siempre Virgen María para quealcance misericordia para nosotros y nuestos hijos, que alivie y acorte esta prueba tremenda.
Es curioso que en el Evangelio de Mateo (Mt. 19, 10-11) los discípulos, al oír las fuertes exigencias que impone el Maestro sobre el matrimonio, replican que: "si es así, no conviene casarse". Pero Jesús señala algo fundamental: el matrimonio cristiano -como la vida en castidad, como indicará a continuación - es una vocación que se nos concede, y no a todos sino sólo a algunos.
Cada uno de los miembros de la pareja cristiana tiene que ser absolutamente consciente de esa realidad. La razón principal de su matrimonio es glorificar a Dios, realizando el plan de Dios sobre sus vidas y a través de ellos sobre el mundo. Desde esa perspectiva se entiende su indisolubilidad y permanencia.
Un obispo que pone en cuestión la doctrina católica definida y viene a descubrir la moral protestante no puede ser obispo. Un obispo cuya cabeza ha sido tomada por el modernismo ya no puede ser obispo.
En definitiva, bancarrota teológica total, que sólo puede explicarse por la bancarrota en la fe.
Saludos cordiales.
Lo que no podemos hacer es tomar de los judíos aquello que es más fácil apelando al AT. Si vamos a eso los judíos están más interesados por los justos que por los pecadores y no entienden muy bien la obsesión de la Iglesia Católica por estos últimos, ya que según la doctrina del libre albedrío-que ellos creen a pies juntillas-cada quién es responsable de lo que hace a los ojos de Dios.
No hay más que leer las contestaciones de los rabinos a la pregunta que queda abierta en el libro de Simón Wiesenthal "Los límites del perdón" para darnos cuenta de eso.
Dice don Agustín:
Cité expresamente el razonamiento que un teólogo hizo en público hace muchos años. Este teólogo, nunca sospechoso de heterodoxia, fue posteriormente obispo. En todo caso, no me identifiqué simplemente con esta opinión.
¿Quién sería ese obispo?
Lo de no ser sospechoso de heterodoxia es absurdo. Quien dice semejante barbaridad es un hereje, tanto si la Iglesia lo declara oficialmente como si no.
No fue el Papa Francisco quien hizo cardenal a Kasper ni quien hizo obispos a todos estos que salen cada cual con su porción de heterodoxia. Hay algo de mucho fondo y de escandalosa profundidad que lleva muchos años trabajando detrás de bambalinas y que sale a luz con ocasión de esta polémica, como quizás hubiera podido dejarse ver en otro tipo de discusión.
Para quienes amamos a la Iglesia esto significa por lo menos dos cosas:
1. Mayor conversión personal, que implica oración, humilde unión penitente con el misterio de la Cruz.
2. Es necesario hablar, predicar (sobre la base del punto anterior) pero hay que entender que nuestros esfuerzos tardarán varias generaciones en dar frutos claramente visibles y públicos.
Ahora con la propuesta de este obispo esa redefinicion ya no es necesaria. Directamente divorcio y a otra cosa. Pensar que se reian cuando yo hice la secuencia Moisés - Jesús - Kasper.
Por otro lado, recordemos que lo que este obispo plantea es precisamente la motivacion de la práctica del divorcio en los Ortodoxos, aunque le falta la justificacion teologica, que, hasta donde yo entiendo, es la siguiente: ellos aceptan que "lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre" (Mt 19, 6), ya que sostienen que ninguna potestad meramente humana, ya sea los esposos o el Estado, puede disolver un matrimonio, pero sostienen que un Obispo sí puede, por la autoridad dada por Cristo a los Apóstoles cuando les dijo: "todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo" (Mt 18, 18).
Esa tesis es erronea como explicó S. Juan Pablo II en las secciones 6, 7 y 8 del discurso a la Rota Romana de 2000:
www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/speeches/2000/jan-mar/documents/hf_jp-ii_spe_20000121_rota-romana_sp.html
En el discurso Juan Pablo II refutó la tesis en su versión católica, o sea focalizada en la autoridad del Papa, pero es obvio que si el Papa no puede, entonces ningun otro obispo puede.
Pero de entrada estaba advertido.
Lo que hay que resolver, es una reforma de la Iglesia auténtica, y no olvidarse nunca, que esta sobre la Roca, que Es el SEÑOR, al unico que hay que obedecer.
Hay Mucho escrito, el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia, que no solamente habla de los pobres, sino del genero, etc.El Codigo de Derecho Canónico, promulgado por Juan Pablo II,El Dentzinger,, el Catecismo Universal de la Iglesia, es magisterial,en esté momento la Veritatis Splendor. Estimado Bruno ,como nos hacen leer para defender la verdad ,Ja!!!!! Ja!!!!Sin la Verdad no hay estado de Gracia que valga, sin guardar la castidad, tampoco.
Comenta con al Papa Paulo VI, le hicierón la vida,imposible con la Humanae Vitae,el punto 14, fué atacado, por los teologos, que qurerían destruir el Magisterio,Juan Pablo II, con la Familiaris Consortio, la catequesis de los miercoles, lo defendio con todo ,como explica el padre.
y en mi opinión que es totalmente discutible, con la Veritatis Splendor, cerro el tema,.Siempre que lo leía pensaba, el Santo Padre, cerraba todo, lo que hacia tambalear el magisterio, es decir a la Iglesia.
A estas alturas, tras tantas décadas de aguantar escándalos, ataques continuos a la Doctrina, adulterar el Evangelio y desdibujar el rostro de la Iglesia, no sé a que se espera para asumir que la única solución es poner en práctica la Autoridad y la medicina de la Excomunión. Al que se declare contrario a la Fe y el Magisterio, se le abre la puerta de salida hasta que se le bajen los humos. ¿Qué sentido tiene mantener en tu casa a quien quiere destrozártela? Ahí siguen los Kasper de turno: cuando parecían jubilados, vuelven a volar alto.
Lo que está claro es que todas las acciones llevadas a cabo hasta ahora no han solucionado nada. Cuanta más diplomacia, más se suben a la chepa.
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"...una ley basada en la verdad cristiana y revelada sobre el matrimonio, que encuentra una grave dificultad, cuando no imposibilidad, para ser cumplida de hecho."
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Pero en cambio NO ha dicho que la verdad cristiana no es predicada. Ni la verdad cristiana sobre el matrimonio, ni el resto de las verdades cristianas. No se evangeliza. A millones y millones de "consumidores" no les ha llegado la Buena Nueva.
Y digo yo: ¿no es de cajón que si no se evangeliza, el género humano termine juntándose, separándose y rejuntándose como los animales? ¿O qué esperaban?
Y también digo, para finalizar: ¿cómo es posible que se llegue a inventar una supuesta "dureza de corazón", para explicar algo que se explica perfectamente por la "falta de evangelización" (cuando no "desevangelización" rampante) que desde hace tiempo campa en la Iglesia?
Se habla mucho del dolor de los que se vuelven a casar y quieren comulgar (como leí por ahí deben ser pocos, la señora que llamó al Papa y quien habló con el cardenal Kasper...) pero apenas se habla del dolor de los que sufren un divorcio sin quererlo (al dolor humano se suma el dolor por la familia rota y las dudas acerca de la nulidad o no de su matrimonio).
A ese dolor, a esa cruz que uno intenta abrazar cada día, se añade el deber de fidelidad (en mi caso, gracias al Señor, no tengo aún la tentación de la infidelidad, supongo que también porque ha sido todo muy reciente).
Creo que es necesario acordarse más (también en los comentarios que leo) de los que sufrimos un divorcio sin quererlo, que de los que además de vivir con otra persona encima quieren comulgar y que les aplaudan por ello.
Semper fidelis
Un saludo
Me gustaría que me envién el comentarío a mi mail, ya que soy un burro, quiero saber, en mi conciencia, jamás insinue que nadie pecara gravemente, les agradecería si es de antonio el burro al cuadrado me lo envién a mi mail,porque me confieso de inmediato.
Acton: Comprendo la dureza de su situación; en ese caso lo que recordó san Pablo al respecto es, si ella no ha vuelto a casarse y es posible, que se reconcilie con usted (1 Cor 7,11). Según la Ley mosaica usted podría tener otra mujer, pero siendo cristiano tiene el deber de atenerse a lo que diga el magisterio de la Iglesia. Ánimo.
Eso que dice no tiene sentido.
"Jesucristo no prohibió el divorcio mosaico, como queda dicho, sino que mandó a los cristianos que no se divorciaran"
Mandar que no se haga algo es prohibir ese algo.
"(con la excepción ya citada de Mateo)"
Lo que usted cita no es una excepción, sino una explicación. A saber, que no se está refiriendo a las uniones de hecho, que no son matrimonio y que, por lo tanto, se pueden romper.
"debe tener en cuenta que una vez que un divorciado ha vuelto a casarse no se le puede imputar un pecado reiterado de adulterio"
Eso lo dice usted, pero sin ningún fundamento. Le recuerdo que el divorciado no se ha vuelto a casar, sino que ese "matrimonio" es nulo porque sigue casado, ya que el matrimonio es indisoluble.
"lo que sería un pecado, como dice en el Deuteronomio (24,4), es que vuelva con su anterior cónyuge"
Eso es un despropósito, porque esa norma se refiere a la Ley antigua, en la que existía el divorcio. En la Nueva Alianza no existe el divorcio.
"Por último decirle que el sucesor de Pedro, al igual que en su día consideró como adulterio no solo la infidelidad de la esposa o que el hombre tuviera relaciones con una mujer casada, como dice la Ley mosaica, también puede reconocer, y yo creo que debe, el nuevo matrimonio de los divorciados que desean reconciliarse con Dios."
Esto es un cúmulo de despropósitos. Eso está más allá de los poderes del Papa, como ya han dicho todos los Papas desde San Pedro. Lo repetiremos una vez más: es una verdad de fe que el matrimonio solo se rompe con la muerte, de manera que "reconocer" un nuevo matrimonio sería aprobar la bigamia, algo que un papa no tiene el poder de hacer.
"en ese caso lo que recordó san Pablo al respecto es, si ella no ha vuelto a casarse y es posible, que se reconcilie con usted (1 Cor 7,11)"
Eso es falso. Lo que dijo San Pablo no fue que "si ella no ha vuelto a casarse, entonces...", lo que dijo es que ella permanezca separada o vuelva con su marido, pero que en cualquier caso no puede casarse de nuevo.
Sólo puedo confiar en la Gracia del Señor para mantener mi juramento. Hasta ahora no es un mérito mío porque estoy tan desengañado que no hay espacio para nadie en mi corazón pero rezo para poder continuar viviendo como un cristiano más que puede recibir el inmeso consuelo de la Eucaristía y frecuentar la confesión.
Otra cuestión difícil en mi situación es no caer en la tentación de creerme con derecho para juzgar la nulidad de mi matrimonio (aunque estoy convencido de ello por un grave defecto de madurez del otro cónyuge) porque sólo la Iglesia puede declararlo nulo en su caso.
Non nobis domine sed tuo da gloriam
1- Mandar que no se haga algo no implica abrogar la Ley. Si no fuera así Jesús se estaría contradiciendo a si mismo, como puede comprobar en mi primer comentario.
2- La interpretación que aporta usted de esos versículos es una más de las varias que sorprendentemente se dan de ellos en Biblias católicas. Por cierto, no es serio que en algunas se hable de uniones ilegales, en cuyo caso no habría divorcio, mientras otras hablan de fornicación, de adulterio, de "immoralité sexuelle" o de "lewdness". Incluso hay quien pretende solucionar el problema considerando las cláusulas de exclusión como cláusulas de inclusión (Nacar-Colunga, notas).
3 - 4- No habiendo abolido Jesucristo la Ley mosaica, tampoco abolió el divorcio.
5- Decir que los los dogmas de fe estan más allá de los poderes del sucesor de Pedro menoscaba las palabras de Cristo y la autoridad del sucesor de Pedro; y pone en evidencia que no se confía verdaderamente en Dios.
6- Lo que dijo san Pablo es: "que la esposa no se separe de su marido. Si se separa, que no vuelva a casarse, o que se reconcilie con su esposo". Decir "que no vuelva a casarse" reconoce implícitamente que tiene la posibilidad de hacerlo.
Sé que tengo derecho a acudir a mi Tribunal Eclesiástico y estoy asesorado al respecto pero en estos momentos tengo otros temas familiares más urgentes. Por otra parte no me lo puedo permitir económicamente (aunque también sé que hay un "turno de oficio").
Lo que subyace detrás de todo esto es la crisis moral de occidente (y en este tema particular de las mujeres) que aprovecha el maligno para acabar con la sacramentalidad del matrimonio. Cuánta diferencia con la "mujer hacendosa" de la Primera Lectura del Evangelio del Domingo pasado (Proverbios 31, 10 - 13).
Sólo queda rezar y permanecer firmes en la Fe.
10 Le dijeron sus discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse.
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Eso le ha faltado decir a Monseñor... "¿ No estaremos quizás en una situación como la de los apóstoles que no podían admiitir la verdad que Cristo les enseñaba?".
Sí que lo estamos Monseñor, claro que sí. No hay más que verlo.
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El Catecismo enseña claramente que ese adulterio (o cualquier pecado) es mucho más grave que uno "aislado", porque el pecador no es que tenga un desliz, sino que elige firmemente la maldad de ir contra los decretos divinos. Los deslices suelen ser pecados de debilidad. Mortales pero menos graves.
Oiga, un mínimo de moral, lo más básico, no le vendría mal antes de dedicarse a escribir en blogs católicos.
Espero que me ilumine el señor obispo con alguna medida de misericordia para convivir con ese pecado.
Teniendo en cuenta la dureza de mi corazón, claro.
O sea que no sólo están dinamitando a la Doctrina, sino también a su propia Autoridad. Serruchan, pues, la rama que los sostiene.
Lo que observó es que es que por la computadora salto un segundo, comentario.Que es el que vale, quite lo de pseudopiadosas, ese comentario por favor tiraló.
Que Dios te bendiga, y seguimos sumisos, pero como nos hacen leer!!!!! aparte de lo mío, estoy juntando antecedentes, saludos a los crios.
O no entiende usted nada del tema que se está tratando o se está riendo de nosotros.
"Mandar que no se haga algo no implica abrogar la Ley. Si no fuera así Jesús se estaría contradiciendo a si mismo, como puede comprobar en mi primer comentario"
Eso es un despropósito. Cristo no abolió la Ley mosaica, ni tampoco la dejó como estaba, lo que hizo, como él mismo dice, fue transformarla, llevándola a plenitud en la nueva Ley. Y una de las cosas que transformó fue el matrimonio, convirtiéndolo en un sacramento y aboliendo el divorcio.
¿Qué parte de lo que enseña la Iglesia no entiende usted?
“El Señor Jesús insiste en la intención original del Creador que quería un matrimonio indisoluble (cf Mt 5, 31-32; 19, 3-9; Mc 10, 9; Lc 16, 18; 1 Co 7, 10-11), y deroga la tolerancia que se había introducido en la ley antigua (cf Mt 19, 7-9). Entre bautizados, “el matrimonio rato y consumado no puede ser disuelto por ningún poder humano ni por ninguna causa fuera de la muerte” (CIC can. 1141)” (Catecismo de la Iglesia Católica 2382)
"5- Decir que los los dogmas de fe estan más allá de los poderes del sucesor de Pedro menoscaba las palabras de Cristo y la autoridad del sucesor de Pedro; y pone en evidencia que no se confía verdaderamente en Dios."
Verdaderamente no sabe usted nada de lo que es el catolicismo. El Papa no tiene poder para cambiar absolutamente ningún dogma de fe, como han enseñado todos los Papas desde San Pedro. Los Papas no son dueños de la Revelación, sino sus custodios.
"Decir "que no vuelva a casarse" reconoce implícitamente que tiene la posibilidad de hacerlo"
En el mismo sentido que una ley que prohíbe el robo reconoce implícitamente que hay gente que roba. ¿Y qué? Todas esas citas que le he mencionado enseñan que el divorcio está prohibido para los católicos y que no produce en su matrimonio absolutamente ningún cambio, porque el matrimonio es indisoluble.
Si a usted no le gusta la realidad, allá usted, pero la realidad es la que es.
Mi pregunta es si debo asistir a la boda (Soy su tía carnal) y aguantar el bodorrio en silencio como otras veces, seguir callada cuando luego se separan, como ya me ha sucedido varias veces, o comentarles que dejen de pisotear los sacramentos y hagan lo que quieran sin involucrarnos a su familia en celebrar algo con lo que no estamos de acuerdo.
Por favor, darme una opinión que no se si me estoy volviendo intransigente.
Bienvenida.
[Mons. Sistach], aunque indolente, no es como este, al menos en cuestiones doctrinales parece que lo tiene claro. El problema es que ni una mala palabra ni una buena acción. Un desastre. Solo queda rezar y pedir milagros, porque hacen falta milagros. Tal vez sea culpa nuestra, de los católicos en general, por no pedir suficiente al Señor que envie obreros a su mies.
Aunque tu situación es objetivamente dura, no olvides que todos, tenemos lo nuestro, nuestra cruz, unos una invalidez o enfermedad, otros fracasos o injusticias laborales, etc. Ya se que tu caso es objetivamente terrible y muy doloroso, pero estoy seguro de que con tu empuje y tu valentía, le vas a echar un par, como decimos en España, y sobre todo con la auya de Dios, que estoy seguro, que a poco que tu hagas, El se va a volcar contigo, vas a poder vivir dignamente como quieres. Sursum corda. Animo y adelante. Viva Cristo Rey.
Mi situación es dura pero sé que mi cruz es pequeña comparada con la de tantos otros cristianos en el mundo.
Mi interés en participar en este tema ha sido recordar la situación de los divorciados que sufren e intentan mantenerse fieles mientras los que se han vuelto a casar o conviven con otra persona prgonan su "sufrimiento" por no poder comulgar.
Non nobis domine sed tuo da gloriam
La providencia, desde estos comentarios, me llevo a leer la Pascendi,al Santo Padre Philipon, la Fides et Ratio continuación de la Veritatis Splendor, Si se atenta contra la Verdad se lo hace contra la FE.Benedicto XVI.
Justamente esto es lo que quieren los modernistas con un monton de sofismas, desintegrar el DEPOSITO DE LA FE, el ESPIRITU SANTO NO puede actuar el DON de Inteligencia, el primero, lo he comentado hace poco citando las páginas de la Pacendi, para que veán lo terrorifico, que pretenden, es decir desintegrar la IGLESIA, el Santo Evangelio,los SaNTOS Padres, la tradición viva de la Iglesia, la fe como la vivierón los Santos, etcEl orden de la Infabilidad pastor Aeternus,Concilio Vaticano I, es en Fe y Moral, hay un ordén de la Infabilidad, está es que la Veritatis splendor que debe ser leida junta a la Fides et ratio, estan sobre el codigo de derecho canónico que es Magisterial.Y comente, que en argumentos que hacen rier, el Padre Iraburu habla de la falta de razón de padres sinodales, modernistas también.Sofismas!!!No puede actuar el Don de Inteligencia, el Primero e importante para que actuén los demás.Justamente comentarón al cardenal Merry del Val SANTO vARON, que lo acompaño como secretario de estado, cuando habia una tragedia el santo lo enciaba a SAn Luis maria Orione, porque desconfiaba de los ,modernistasy con razón.
Hay una total falta de la Caridad, del amor al prójimo, mucho amor, pero en la practica, si estas tirado, paso de largo ,es de locos.
Que La Re Santisima Virgén con la advocación de Virgen del Carmén ruegue por la Iglesia.
Saludos a los niños, y seguimos sumisos.
Muchas Gracias!!!!!.
Espero su conversión por el bién de la Iglesia
El fin no es el de los divorciados vueltos a casar, admitirlos a la comunión, su verdadero fin. Es la Destrucción de la Iglesia.
Es decir es el Caballo de Troya como dijo un eminente Cardenal para destruir a la Iglesia:Nunca puede cite a al Santo Padre Philipon en los dones del espiritu santo página, sobre el Don de Inteligencia, no puede actuar!!!!Y como se observa en la practica, la soberbia que manifiesta San Pio X, la obsecación.
Como manifesto san Pio X, quieren destruir a la Iglesia desde adentro, por eso los llama los peores enemigos de la Iglesia.
Se caracterizán por la SOBERBIA!!OBSECACIÖN.
Y la Influencia Gramsciana,Padre Saenz en la desacralización de la Iglesia, Revolución Cultural.
Las piezas del tablero están movidas, el Diagnostico ,está hecho, se requiere para un correcto tratamiento, que el mismo san Pio X,lo da al final de la Pascendi, que quiere decir apacentar el rebaño, el buen pastor.El Santo!!!!Cada vez lo quiero más, se vio en la encrucijada, esperando el arrepentimiento, y su VIRTUD TEOLOGAL DE LA ESPERANZA, y en virtud de su Sagrado Magisterio
Muchas Gracias.
Muchas Gracias, Fundamental JE!!!!JE!!!!le va a decir el Señor, cuando se encuentren con el al fin de sus dias, tengo mucho temor, pero estar divulgando esto!???????????
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