Polémicas matrimoniales (II): la comunión espiritual
Hoy vamos a tratar un curioso argumento dado por el Cardenal Kasper en favor de que los divorciados en nuevas uniones reciban la comunión. Digo que es curioso porque se basa, nada más y nada menos, que en la práctica de la comunión espiritual, que ha sido recomendada en varias ocasiones a las personas que están en esa situación.
Por un lado, creo que hay que darle puntos al Cardenal por la originalidad del argumento, que es simpático y llamativo. Sin embargo, como veremos, pierde esos puntos (y unos cuantos más) por el aparente desconocimiento total de la práctica espiritual que utiliza como argumento.
Dice el Cardenal Kasper:
“la Congregación para la Doctrina de la Fe nos dio una advertencia en 1994, cuando afirmó -y el Papa Benedicto XVI lo reiteró durante el encuentro internacional de familias en Milán en 2012- que los divorciados y vueltos a casar no pueden recibir la comunión sacramental, pero pueden recibir la comunión espiritual. Por supuesto, esto no es cierto para todos los divorciados, sino para aquellos que están espiritualmente bien preparados. Sin embargo, muchos agradecerán esta respuesta, que supone una auténtica apertura. La misma, sin embargo, plantea varias cuestiones. De hecho, los que reciben la comunión espiritual se hacen uno con Jesucristo; ¿cómo van a estar entonces en conflicto con el mandamiento de Cristo? ¿Por qué, entonces, no pueden también recibir la comunión sacramental? Si excluimos de los sacramentos a los cristianos divorciados vueltos a casar que están dispuestos a acercarse a ellos y los remitimos a la vía de la salvación extrasacramental, ¿es que no estamos poniendo en tela de juicio la estructura fundamental sacramental de la Iglesia? Entonces, ¿para qué sirven la Iglesia y sus sacramentos? ¿No estamos pagando con esta respuesta un precio demasiado alto?”
Discurso del Cardenal Casper ante el consistorio del 20 de febrero de 2014
Así pues, el argumento del Cardenal, resumido, consiste en afirmar que la comunión espiritual que se recomienda a los divorciados en una nueva unión supone “ser una sola cosa” con Cristo. Y, si pueden ser una sola cosa con Cristo por la comunión espiritual, no parece que pueda haber ninguna razón para que no reciban la comunión eucarística sacramental, cuyo efecto será, igualmente, hacerles una sola cosa con Cristo.
Empezaremos recordando lo que es la comunión espiritual, que es algo que vendrá muy bien a los que no la conozcan. Esta práctica espiritual consiste en desear y orar para recibir a Jesucristo espiritualmente en el alma cuando no es posible recibirlo de forma eucarística, por ejemplo porque se está en un lugar en que no hay Misa o por cualquier otra razón. Una de las oraciones más conocidas para realizar la comunión espiritual es: “Yo quisiera, Señor, recibiros con aquella pureza, humildad y devoción con que os recibió vuestra Santísima Madre; con el espíritu y fervor de los Santos”. También es muy utilizada la de San Alfonso María de Ligorio, que comienza: “Creo, Jesús mío, que estáis realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Os amo sobre todas las cosas y deseo recibiros en mi alma…”
Es una práctica maravillosa, que puede tener unos efectos milagrosos en el alma. Santa Teresa se la recomendaba a sus hijas, por su “grandísimo provecho”. El Cura de Ars la comparaba a “un soplo de viento en una brasa que está a punto de extinguirse” y la recomendaba cuando uno viera que su amor por Dios se enfriaba. Es una práctica antiquísima. El mismo Catecismo del Concilio de Trento recogió esta tradición inmemorial y afirmó: “Hace falta que los pastores de almas enseñen que no hay sólo una manera para recibir los frutos admirables del sacramento de la Eucaristía, sino que hay dos: la comunión sacramental y la comunión espiritual”. La lista de los santos que han practicado la comunión espiritual o la han recomendado, desde Santa Catalina de Siena a San Josemaría, sería interminable.
Volvamos a la argumentación. ¿Dónde está el fallo fundamental de la deducción que hace el Cardenal Kasper? En una confusión evidente en cuanto se piensa un poco en ella. El Cardenal está mezclando, supongo que inconscientemente, dos cosas diferentes: realizar la práctica de la comunión espiritual y recibir el fruto de esa práctica, que puede ser o no la comunión espiritual en sentido estricto. La confusión se produce al hablar de “recibir la comunión espiritual”, que parece unir ambas cosas como si fueran indivisibles, como si el mero hecho de recitar la oración indicada al principio fuera a proporcionar la comunión con Dios. Es decir, lo que está haciendo el Cardenal, en la práctica, es convertirla en un octavo sacramento. Sin decirlo, está suponiendo que la práctica de la comunión espiritual tiene una eficacia ex opere operato, es decir, por el mismo hecho de lo que se realiza, como los sacramentos. Esta suposición, sin embargo, es injustificable según la teología católica.
En realidad, cuando uno realiza la comunión espiritual, lo que hace es desear estar en unión con Cristo. Desear, no obtener automáticamente esa unión. Como han enseñado los santos, esta práctica espiritual consiste fundamentalmente en el deseo de recibir a Cristo (el Concilio de Trento la llama “comer en deseo el Pan del cielo”). Y ciertamente ese deseo nunca cae en saco roto, sino que Dios responde a él con numerosas gracias.
¿Cuáles son esas gracias? Los frutos de la comunión espiritual pueden ser los mismos que los de la comunión eucarística sacramental (excepto la propia recepción del Cuerpo sacramental del Señor, claro). Pueden ser los mismos, pero no lo son necesariamente. Es evidente, por ejemplo, que la mera recitación rutinaria de una de las oraciones mencionadas anteriormente, sin pensar siquiera en lo que se dice, no va a proporcionar la unión con Cristo. Los frutos de esta práctica espiritual dependen, por lo tanto, de la devoción con que se realice esta práctica espiritual, de la situación del que la realiza, de la libertad de Dios que es el que concede las gracias que le parecen oportunas, etc. Por eso, en la práctica de la Iglesia, la comunión espiritual nunca ha sustituido a la recepción del Cuerpo eucarístico de Cristo, sino que, ante todo, se entiende como una preparación para ella.
De la misma forma, en el caso de las personas en situación de pecado grave y sin propósito de la enmienda, la práctica de la comunión espiritual no puede producir la realidad de la comunión espiritual. Recordemos de nuevo que nadie, ni siquiera Dios mismo, puede dar un regalo a quien lo rechaza. Así que no puede estar en comunión con Cristo quien se encuentra en un pecado grave sin arrepentimiento o sin propósito de la enmienda. No puede ser una sola cosa con Cristo quien está rechazando su Voluntad en una materia grave. Pretender lo contrario es renunciar a la lógica y a la razón.
Cuando la Iglesia anima a los divorciados en nuevas uniones a que practiquen la comunión espiritual no está dictaminando que esas personas estén en comunión con Dios, ni mucho menos que sean una sola cosa con Cristo. Lo que hace es, simplemente, animarles a que deseen estar en comunión con Dios, para que este deseo, con la ayuda de la gracia, les ponga en camino de conversión y un día puedan llegar a esa comunión con Dios.
Por lo tanto, la práctica de la comunión espiritual será, con seguridad, provechosísima para los divorciados en nuevas uniones, aunque en ellos no dé el mismo fruto que en un alma sin pecados graves, porque no puede estar en comunión con Cristo quien no se encuentra en gracia de Dios. Lo que sí conseguirá, sin duda, la práctica de la comunión espiritual es ablandar el corazón endurecido por el pecado, iluminar a la persona que realiza esta práctica, disipar la desesperanza, ir sanando su voluntad, dándole la fuerza de obrar según la voluntad de Dios. Es decir, no le dará simplemente a esa persona lo que quiere (el imposible de estar unido a Cristo y permanecer en pecado), sino que le irá concediendo querer lo que Dios quiere.
Así pues, practicar la comunión espiritual, que es avivar el deseo de estar en unión con Cristo, llevará de una manera u otra a eliminar los obstáculos que impiden esa unión. Es decir, llevará al sacramento de la confesión, para que el arrepentimiento y el propósito de la enmienda, santificados por la gracia de Dios, destruyan esos obstáculos y pueda darse la auténtica comunión espiritual y sacramental.
En este punto, conviene señalar la asombrosa ingenuidad del Cardenal Kasper cuando afirma que estamos excluyendo “de los sacramentos a los divorciados vueltos a casar” y los “remitimos a la vía de la salvación extrasacramental”, algo que, según él, estaría “poniendo en tela de juicio la estructura fundamental sacramental de la Iglesia”. Y digo que es una ingenuidad asombrosa porque asombra ver que un teólogo de su categoría diga que, por el hecho de no comulgar, una persona ha sido excluida de los sacramentos. ¿Es que no existen otros sacramentos en la Iglesia? En particular, ¿es que no existe la confesión, que es el sacramento que deben recibir los que se encuentran en pecado? Lo que realmente pone en tela de juicio la estructura sacramental de la Iglesia es, aparentemente, la propuesta del Cardenal Kasper, que sustituye los siete sacramentos por uno solo, sin tener en cuenta el plan de Dios para cada persona. La vía sacramental de salvación para un divorciado en una nueva unión es necesariamente la del sacramento de la penitencia. Igual que sucede con cualquier otra persona en pecado grave: arrepentimiento, propósito de la enmienda y el magnífico sacramento que perdona los pecados. Rechazar esta vía es lo mismo que negarse a recibir lo que Dios nos quiere regalar y pretender arrebatárselo por la fuerza cuando, como y donde uno quiere.
La diferencia entre la propuesta del Cardenal y la práctica que propone la Iglesia es fundamental. Es la diferencia entre pretender que Dios haga mi voluntad y querer lo que Dios quiere, entre mantenerse en rebeldía contra Dios y convertirse. Como en la parábola del fariseo y el publicano que oraban en el templo, es la diferencia entre el que se pone en pie para exigir con soberbia la comunión, sin convertirse ni recibir el perdón, y el que se arrodilla ante Dios y desea humildemente la gracia que necesita, sin atreverse a exigir nada, pero esperándolo todo de su Padre. Que Dios nos conceda a todos esa humildad.
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Polémicas matrimoniales (I): la comunión como premio
Por otra parte, el pecado no empece orar, pero no siempre se logra inmediatamente la gracia santificante, porque la adhesión de la voluntad al mal lo impide.
Está el caso de la protagonista de Le Soulier de Satin, a la que Claudel le hace dejar una zapatilla a la Virgen para "entrar en el pecado con un solo pie". El pecador puede y debe no desesperar y orar al Señor, incluso en el pecado. Pero eso no significa que esté en gracia, sino que no adhiere íntegramente al pecado y por tanto pone ocasión a la acción de la gracia, dice Santo Tomás.
Efectivamente, lo de Kasper es un sofisma, parecido a ese caso jesuítico sobre si se puede fumar mientras se reza. Un casuística contestó que no, pero que se podía orar mientras se fumaba.
Pongamos por ejemplo un señor que vive en adulterio y que hace una comunión espiritual. Si desea recibir a Cristo, entonces pondrá los medios para hacerlo, pues no le es absolutamente imposible. A saber: si está casado y no tiene hijos, se separa, se confiesa y comulga; si tiene hijos y por el bien de ellos se considera que la vida en pareja debería continuar, se hace compromiso serio de vivir como hermanos, se confiesa y comulga.
Si desea recibir a Jesucristo, pero no tanto como para poner los medios necesarios para recibirlo, entonces, Sr. Cardenal, permítame dudar de la intensidad de ese deseo.
No quiero extenderme, pero ante la réplica de que el arrepentimiento de la confesión no tiene que ser necesariamente perfecto, se podría responder que la eficacia del sacramento de la penitencia es que hace perfecta la contrición imperfecta para recibir el perdón de los pecados mortales.
Me llama la atención el apego a la autoridad eclesial de los sectores conservadores, mientras la autoridad (papa, obispos o cardenales) dicen lo que ellos sostienen. De lo contrario se muestran tan fundamentalistas como los progresistas recalcitrantes que ellos mismos critican.
Salvando las distacias;
Es como la oracion de los evangelicos de invitar a Cristo a tu vida y una vez que la han hecho,les dicen;"ya eres salvo".Pues ciertamente,esta muy pero que muy bien esa disposicion a recibir al Espiritu Santo,cuando se hace con todo el corazon,y como dice el Señor;"al de corazon contrito y humillado no lo rechazo"(Salmo;51;17) o "al que viene a MI,no lo hecho fuera"(Juan;6;37),pero no es magia "borras".
El Espiritu sopla cuando quiere y cuando lo estima mas conveniente.
El que no puede comulgar sacramentalmente porque esta en pecado mortal y sabe que va a seguir estandolo,porque no puede dejar de pecar,pero quiere estar en comunion con Dios,lo que deberia de pedir antes de la comunion espiritual,es el arrepentimiento genuino,que creo,es un principio de comunion espiritual.Esto le dispone a recibir esa gracia.
Cuando el Señor tuvo misericordia de mi,y me dio a Luz,aun sabiendo que habia sido perdonado,no me confese y comulgue sacramentalmente, hasta que SU gracia consiguio que dejara todos mis vicios.El ultimo el tabaco(era el "demonio" que mas se resistio).Era incapaz de ir a confesarme sabiendo que iba a seguir fumando,porque todavia no me habia rendido del todo(habia reducido de un paquete a 3 o 4) a la confianza en que EL,que actuaba poderosamente en esos principios de la conversion,podia derribar ese muro sin esfuerzo(ansiedad) ninguno.Asi fue.Cuando confie del todo y le dije;"defiendeme Señor",fue como si nunca hubiera fumado.Quito toda la fuerza a la tentacion y la dejo en meros pensamientos,muy de vez en cuando y sin ninguna ansiedad asociada.
En una conversion,un encuentro personal con Cristo,se tiene una comunion espiritual indecible y cuando uno ha sido limpiado,y ya puede ir con el firme proposito de renunciar a todo vicio,se confiesa sacramentalmente,como esta mandado y luego comulga.
¡Alabado sea Jesucristo!.
Bien, pero está claro que nadie debería escandalizarse de q comulguen los divorciados, puesto que ignoramos si se han confesado o si viven como hermanos.
nadie debería escandalizarse de q comulguen los divorciados, puesto que ignoramos si se han confesado o si viven como hermanos.
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LF:
Precisamente por eso, a los divorciados vueltos a casar que viven como hermanos, sin mantener relaciones sexuales, no se les da la comunión públicamente, sino que el sacerdote se la da, por ejemplo, en la sacristía.
Así lo indicó la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1994:
Para los fieles que permanecen en esa situación matrimonial, el acceso a la Comunión eucarística sólo se abre por medio de la absolución sacramental, que puede ser concedida «únicamente a los que, arrepentidos de haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo, están sinceramente dispuestos a una forma de vida que no contradiga la indisolubilidad del matrimonio. Esto lleva consigo concretamente que cuando el hombre y la mujer, por motivos serios, -como, por ejemplo, la educación de los hijos- no pueden cumplir la obligación de la separación, "asumen el compromiso de vivir en plena continencia, o sea de abstenerse de los actos propios de los esposos"». En este caso ellos pueden acceder a la Comunión eucarística, permaneciendo firme sin embargo la obligación de evitar el escándalo.
Como me ha comentado un amigo (monje), la misma gente que se pasó décadas protestando contra una pastoral preconciliar de sacramentalización indiscriminada, que no tenía en cuenta la maduración en la fe, las disposiciones personales del operante, etc.; ahora por "efecto misericordina" quiere que la Iglesia sea una máquina de satisfacción de caprichos rituales, para que los fieles se sientan bien, no se vean excluidos, discriminados...
Saludos.
"¿De qué otros sacramentos pueden participar? De ninguno, porque -según la lógica de los dinosaurios que se creen dueños de la Iglesia- para todos se les exigiría que abandonen la unión con la actual pareja o en todo caso "vivan como hermanos" (otra hipocresía enorme que deja en claro que el pecado no es que vivan juntos sino que tengan sexo entre ellos)."
Tres temas en un párrafo:
1.- Sacramentos: en este caso, como en cualquier otro de pecado mortal, en peligro de muerte podría confesar y recibir la extrema unción (se presupone el arrepentimiento). Dos de siete no está mal.
2.- Hipocresía ninguna. El pecado siempre ha sido el sexo fuera del matrimonio (adulterio, fornicación, etc.)... 6º no cometerás actos impuros. Te suena?
No tengo ninguna intención de ofenderte, pero creo que tienes un serio problema de falta de formación. Harías bien en buscar un buen director espiritual que te guíe.
3.- La Iglesia es de Dios, y lo que no puedes pretender es que se adecue a lo que te conviene. Si no te gusta lo que hay puedes buscar otra cosa... pero al tiempo te verás vacío. "Mi yugo es suave y mi carga ligera" pero siempre hay yugo y carga (el de Dios o el del pecado), no lo olvidemos.
Un saludo en la Fe.
No es hipocresía, es lógico.
Resulta que según su razonamiento va a ser pecado comer juntos, charlar, compartir tareas domésticas,... es decir convivir. ¿Me puede decir que hay de malo en ello, para que lo ponga al mismo nivel que la entrega conyugal fuera del matrimonio?
Y por supuesto esa entrega no se reduce sólo al acto sexual.
No olvide que convivir, por diferentes motivos, se puede convivir con muchas personas (familiares, amigos, compañeros de profesión, conocidos,...).
Aquí estamos hablando de matrimonio.
He comprobado que, efectivamente, tienen distinta IP. Bruno le puede cambiar el nick.
Para hablAR VE COCTRINA, O DE FILOSOFÍA O de cualquier otra cosa que no sea hablar con la boca lo que diga el interior, que hablen los técnicos, que si no, para éso me voy a una biblioteca o consulto por internet.
No vale cualquier postura. Me acuerDO AHORA QUE ME EXPLICARON, TANTO EN tEOLOGÍA nATURAL COMO EN ALGÚN OTROP LUGAR, QUE PARA HABLAR DE dIOS UNO NO PUEDE HACERLO DESDE FUERA, tiene que implicarse, tiene que tener claro que habla de cosas que son, enj cualkquier caso, superiores a él y a las que debe UN RESPETO.
Sólo una pequeña matización.
La castidad la tenemos que vivir todos, también los casados.
La palabra correcta es la abstinencia.
Rezaré por vosotros. Dios siempre encuentra el camino si nos dejamos guiar.
Un saludo en la Fe
Mucho ánimo. Dios puede hacer lo que para nosotros es imposible.
Unidos en la oración.
En él se presenta el testimonio de una pareja homosexual que descubre el amor de Cristo. Al poco tiempo dejan la práctica homosexual -siguen siendo pareja- y en pocos meses se separan.
A mí no me parece nada mal que un pecador, cualquiera éste que sea, busque estar en comunión con Cristo. Nada más digo que VERDADERAMENTE lo busque. No puede uno, digamos, persignarse devotamente antes de asaltar un banco, ni pedirle con fervor a Dios que la esposa no lo sorprenda con la amante. Al contrario, si yo quiero estar con Jesús, lo primero y más importante es que quiera hacer Su voluntad, por mucho que a mí me cueste.
Si soy ladrón empedernido, quiero que mis asaltos me salgan mal; si todos los días miento, quiero sonrojarme tanto que todos vean lo mentiroso que soy y ya no caigan en mis falsedades. Y si estoy fornicando, la impotencia se volverá una bendición.
La confusión no la tiene Bruno ni el Cardenal. La tiene el que cree que comulgar espiritualmente es patente de corso para pecar sin medida.
1) El pecado de un divorciad@ (que se caso por la Iglesia) que se vuelve a casar por lo civil.
2) El pecado de un adulter@ que echa una canita al aire mientras sigue casad@ por la Iglesia y conviviendo con su cónyuge.
En fin, si una pareja (casados o prometidos) no están casados por la Iglesia se considera que viven en concubinato.
Se me ha ocurrido esta pregunta después de pensar que un divorciad@ que se vuelve a casar por lo civil no puede se puede casar (ni por la Iglesia ni por lo civil) pero es fiel a su "concubin@". Sin embargo, el adultero no es fiel a su cónyuge ni a su "querid@".
Aunque esta situación sea enrevesada me gustaría decir que los divorciados que se vuelven a casar no me parecen lo peor que puedas encontrarte en la vida.
Respecto al nick luis, pensé lo mismo que tú.
La pregunta es en serio? Es como si me preguntaras qué asesinato es más grave, el que lo mata o el que lo mata y se ensaña.
-No te das cuenta que cada vez que un "divorciado" se acuesta con su nueva "esposa" está cometiendo adulterio? Es una canita constante! Con lo que se presupone que no hay arrepentimiento ni propósito de enmienda.
-Por otro lado, el adúltero ocasional comete un pecado grave, y no puede volver a comulgar hasta haberse confesado correctamente (lo que incluye arrepentimiento y propósito de enmienda). Si no lo hace así tampoco debería de comulgar.
Un saludo en la Fe.
Hay un elemento que es fundamental y es el Sacramento. Un adolescente que se masturba no comete el mismo pecado que un polígamo, aunque legalmente ambos cometen actos contra el sexto, porque uno no ha prometido ante Dios serle fiel a su esposa y el otro sí.
La gravedad del divorciado vuelto a casar estriba en que está rompiendo una promesa ante Dios. Una madre soltera, así y haya tenido muchos hombres en su vida "no tiene marido", como dijo el Señor. Podría perfectamente casarse, aunque su pecado anterior haya sido fornicación, ante Dios su único matrimonio es el que contrae con su legítimo marido. De allí en adelante, está tan casada y es tan fiel a la Iglesia como la que se casó virgen.
De manera similar, el fornicador que tiene una amante, pero sabe que nunca va a casarse con ella ni prometerle fidelidad eterna; efectivamente comete pecado contra el sexto, pero puede confesarse y enmendarse y ojalá lo haga.
El casado no puede casarse otra vez, mientras viva su cónyuge. Ni el bautizado puede bautizarse otra vez, ni el sacerdote puede ordenarse otra vez. Son sacramentos que se dan una sola vez en la vida. Por muy fiel, bueno y amoroso que sea con los hijos de su segundo matrimonio, por muy desdichado que haya sido en el primero, el divorciado vuelto a casar está rompiendo una promesa sagrada ante Dios, y eso es lo grave.
Y como no es plan de que en esos casos la pareja diga públicamente que viven como hermanos, pues se opta por esa solución.
Es muy posible que la generalización de esta solución y su proposición universal haya dado ocasión a estas otras propuestas como la de Kasper, directamente violatorias de la moral católica. Y es que es más difícil mantener el brazo perpendicular que a media asta.
Eso de juzgar a los demás es inadmisible. Como asumir que el celibato conlleva una vida llena de represiones y de perversiones. Lo mismo juzgar el tipo de relación q tienen dos personas. Lo mismo podrían sospechar que una pareja sin hijos usa preservativos etc.
El mensaje de Jesús denuncia constantemente el fariseismo, el juicio temerario, la difamación, el juzgar por las apariencias, el pensar mal de los demás, el juicio de intenciones, la difamación etc.
Debemos de buscar las formas de canalizar adecuadamente la misericordia de Dios, estamos obligados a ello, la Iglesia es instrumento de su misericordia. Tenemos la Escritura que nos habla del matrimonio, del pecado, del perdón y de la salvación. No existen callejones sin salida en todo eso, la soberanía y plenitud de Dios es incompresible para nosotros, el perdón y la rehabilitación del pecador es posible, siempre y plenamente.
1- Dios jamás bendecirá una unión adúltera. Quien pretende tal cosa, sea seglar, sacerdote, obispo o cardenal, blasfema.
2- Toda unión sexual fuera del matrimonio bendecido por Dios es pecado mortal. Puede ser o por fornicación o por adulterio. Lo mismo da.
3- Para que se pueda administrar el sacramento de la confesión a quien vive en adulterio -pecado mortal-, debe tener intención clara de abandonar ese estado. Esto no es discutible. Es lo que enseña Trento dogmáticamente. Por tanto, quien lo niegue pertinazmente, cae en herejía, sea seglar, cura, obispo o cardenal.
Y si hace falta que aquellos que aman y combaten por la fe de la Iglesia (Jud 3) empiecen a acusar de herejía de forma formal a los que, con todas las buenas palabras del mundo, la quieren pisotear, pues se hace.
Yo mismamente no tengo el menor reparo en decir que tu comentario es herético. Y si te mantienes pertinazmente en esas ideas, eres un hereje como la copa de un pino. Dicho todo con mucho respeto. Pero con claridad.
¿Vale de algo que yo diga eso? No, de nada. Pero lo digo. Y lo argumento.
Podría usar frases más "llamativas". Por ejemplo: No estamos dispuestos a que se traicione la sangre derramada por mártires como Santo Tomás Moro, que dio su vida por Cristo antes de ponerse de rodillas ante Satanás para aprobar el adulterio de un rey.
Como esas, se me ocurren unas cuantas. Pero las dejo para más adelante.
Pues no creo que animar a la gente a hacer algo que es malo para ellos (comulgar en pecado mortal) sea una forma de "canalizar adecuadamente la misericordia de Dios.
" Mucho se argumenta sobre el pasaje del Evangelio donde Cristo reafirma la enseñanza de la indisolubilidad del matrimonio, pero poco se apela al valor de sus mismas palabras cuando se refieren al perdón y a la misericordia."
Se habla mucho de misericordia, pero en la parábola por excelencia, o al menos la más famosa, referida a dicho tema (el hijo pródigo) el padre no se fue a buscar a su hijo para darle dinero con el que seguir manteniendo su mala vida, sino que se quedó a esperarle por si volvía. Pero para poder reintegrarse a la familia, hacía falta que el hijo renunciase a la vida que había elegido y volviese, que es lo que mucha gente parece haber olvidado.
Yo no he reclamado nada. He manifestado que esa propuesta transitoria resulta poco educativa respecto a los "escandalizados" puesto que no se escandalizarian si no juzgaran a los demás farisaicamente. Así que no me importaría nada echar mi sugerencia en el buzón del emérito para que sustituyan esa medida excepcional por otra más en la línea educativa de Jesús y el evangelio, si les parece oportuno reconsiderar su punto de vista.
Sin embargo tengo la certeza, que Dios comprende que el divorcio puede ocurrir y ocurre, debido a que un matrimonio involucra a dos seres humanos pecadores y es por ello que en la Palabra misma se incluyen excepciones (Dt. 24, 1-4 y Mt. 19, 9) sin que, repito, se lleguen a desmentir la verdades de fe sobre el matrimonio (Mt 19, 8). Por misericordia, Dios mismo en su soberanía, dispone de excepciones, pero mantiene inalterable la verdad absoluta.
Si la intención fuere cambiar la doctrina (que la veo del todo imposible) se convocaría a un Concilio, no a un Sínodo, donde se hable más bien de pastoral para casos excepcionales. Desde ya eso puede aliviar vuestras preocupaciones.
No voy a recurrir al recurso de nombrar casos particulares donde uniones entre divorciados vueltos a casar en lo civil, que se constituyen en vida y fe, en verdaderas Iglesias domesticas, donde dudo mucho que Dios mire para otro lado o niegue su bendición. Y el buen pastor debe ir tras ellas, a las periferias, curar sus heridas y reintegrarlas plenamente al rebaño.
Que se apliquen medidas de excepción o procesos penitenciales, necesariamente nos servirá para la reafirmación de la enseñanza bíblica recogida por el magisterio, eso de debe entender, sino su aplicación sencillamente no tendría sentido.
Gracias LF y favor paciencia.
El Cardenal Müller ya respondió desde el Magisterio a ese argumento sobre la misericordia de Dios:
Otra tendencia a favor de la admisión de los divorciados vueltos a casar a los sacramentos es la que invoca el argumento de la misericordia. Puesto que Jesús mismo se solidarizó con las personas que sufren, dándoles su amor misericordioso, la misericordia sería por lo tanto un signo especial del auténtico seguimiento de Cristo. Esto es cierto, sin embargo, no es suficiente como argumento teológico-sacramental, puesto que todo el orden sacramental es obra de la misericordia divina y no puede ser revocado invocando el mismo principio que lo sostiene. Además, mediante una invocación objetivamente falsa de la misericordia divina se corre el peligro de banalizar la imagen de Dios, según la cual Dios no podría más que perdonar. Al misterio de Dios pertenece el hecho de que junto a la misericordia están también la santidad y la justicia. Si se esconden estos atributos de Dios y no se toma en serio la realidad del pecado, tampoco se puede hacer plausible a los hombres su misericordia. Jesús recibió a la mujer adúltera con gran compasión, pero también le dijo: «vete y desde ahora no peques más» (Jn 8,11). La misericordia de Dios no es una dispensa de los mandamientos de Dios y de las disposiciones de la Iglesia. Mejor dicho, ella concede la fuerza de la gracia para su cumplimiento, para levantarse después de una caída y para llevar una vida de perfección de acuerdo a la imagen del Padre celestial.
Y en una entrevista al National Catholic Reporter ya dijo que eso de que la pastoral va por un lado y la doctrina por otra, es un grave error:
La idea de que la doctrina puede ser separada de la práctica pastoral de la Iglesia se ha convertido en habitual en algunos círculos. Esto no es ni ha sido nunca la fe católica. Los últimos papas se han esforzado por subrayar el carácter vital y personal de la fe católica. El Papa Francisco ha escrito «No me canso de repetir aquellas palabras de Benedicto XVI que nos llevan al centro mismo del Evangelio: `No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva»´(Evangelii Gaudium, 7). Dentro de esta relación personal con Cristo, que abarca nuestras mentes, nuestros corazones y la totalidad de nuestras vidas, podemos comprender la profunda unidad entre las doctrinas en las que creemos y la forma en la que vivimos nuestras vidas, o lo que podríamos llamar la realidad pastoral de nuestra vivencia personal. La oposición entre lo pastoral y lo doctrinal es simplemente una falsa dicotomía.
Dicho lo cual, tengo muy claro que Dios desea perdonar a todos. Y que incluso al final de una vida vivida en adulterio, da una oportunidad real de conversión y salvación al pecador. Pero, quede claro, ha de haber arrepentimiento y confesión del pecado. El Señor da gracia para ello, no da gracia para mantenerse en el error.
¿Por qué Ud. se atreve a juzgar a otros cristianos y llamarlos "escandalizados"?
¿Quién es Ud. para decir si otros católicos -según su discutible opinión- juzgan "a los demás farisaicamente"?
¿Es Ud. poseedor de "farisómetro" que le permite medir el grado de fariseismo de los demás?
¿Está Ud. en condiciones de señalar la "paja farisaica" en el ojo ajeno?
No espero respuestas. Desde el Pensamiento Alicia no son posibles.
Saludos.
Una persona divorciada ha disuelto su matrimonio civil aunque el matrimonio eclesiástico siga siendo válido. Sin embargo, desde el punto de vista de la Iglesia se considera una persona separada. En el Derecho Canónico no hay lugar para los divorciados: un matrimonio puede ser válido o nulo y el estadio intermedio es de los cónyuges separados.
La Ley y los Profetas se resumen en dos mandamientos: "Amarás a Dios con toda tu alma" y "Amarás a tu prójimo como a ti mismo".
Un adulter@ pone en peligro espiritual y corporal a su cónyuge y a la prole: imaginemos que tiene un hijo bastardo con su querid@. Sin embargo, un divorciad@ ha renunciado ha serle infiel a su concubin@: aunque sea infiel a su cónyuge legítimo de un modo constante su situación no es totalmente irregular. No es lo mismo una concubin@ que una querid@.
Recordemos que no podemos amar a Dios y amar al prójimo. Si los adúlter@s aman a Dios pero no aman al prójimo, ¿dónde queda el amor a Dios? Por eso digo que la situación de un divorciad@ que convive con su concubin@ es menos grave que la de un adúlter@ que se ausenta de su domicilio para ver a su querid@.
c. 1151: Los cónyuges tienen el deber y el derecho de mantener la convivencia conyugal, a no ser que les excuse una causa legítima.
c. 1153, § 1: Si uno de los cónyuges pone en grave peligro espiritual o corporal al otro o a la prole, o de otro modo hace demasiado dura la vida en común, proporciona al otro un motivo legítimo para separarse, con autorización del Ordinario del lugar y, si la demora implica un peligro, también por autoridad propia.
c. 1153, § 2. Al cesar la causa de la separación, se ha de restablecer siempre la convivencia conyugal, a no ser que la autoridad eclesiástica determine otra cosa.
Pero el divorciad@ respeta a su concubin@ aunque sea infiel a su cónyuge. Mientras que el adúlter@ no se respeta ni a su cónyuge (al que es infiel) ni a su querid@ (al que es también infiel) porque su situación se parece a la bigamia.
Respetemos las buenas costumbres porque los fariseos eran unos semi-hipócritas que creían en su "hipocresía". Pero los tartufos (¿han leído la obra de Moliére titulada Tartufo?) son unos hipócritas que son siempre conscientes de su hipocresía.
Es la consecuencia de las ideas que difunden los Kaspers de toda la vida. Van soltando ideas de este jaez, que si la misericordia, que si casos excepcionales, que sí... todo suena bello, emocionante incluso. Y es la manera dulce de administrar veneno. Es facilísimo hacer calar esas ideas, crear un ambiente propicio a acogerlas y no sólo eso, propicio a ver descabellado lo contrario,que es la verdad.
Una pena: yo veo en Domingo un convencido (¡otro más!) de buena fe de esas baratijas intelectuales y de esa ideología de rebajas.
Y de eso entiendo algo.
Estoy plenamente de acuerdo que la misericordia de Dios de ninguna manera puede ser una dispensa para el incumplimiento de las enseñanzas de la Iglesia ni de la Palabra. En el caso que nos ocupa, no se trata de ninguna manera de discutir cambios en la doctrina ni del Magisterio. Comprendo que existan temores, no estamos libres de tenerlos, pero es necesario abrirnos a la escucha en estos temas y ver los caminos para rehabilitarlos desde su condición actual.
Se trata de imprimirle mayor misericordia a nuestra pastoral. Con eso no se desprecia las exposiciones doctrinales que se puedan hacer, de ninguna manera. Evidentemente no se puede divorciar pastoral de doctrina, más bien hubo una mala interpretación de esas palabras, por lo que no se le puede reprochar a Maradiaga de querer saltarse ese punto.
Recordemos: “Id, pues, a aprender qué significa aquello de: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.” Mateo 9:13.
Dice Muller " todo el orden sacramental es obra de la misericordia divina y no puede ser revocado invocando el mismo principio que lo sostiene." ¿Se ha hablado de revocar eso? me temo que no. Se está hablando de darle mayor impulso a nuestra pastoral para que la misericordia de Dios sea cercana, creible y reconstructiva, si señores, para "nacer de nuevo".
Dice Muller: "Dios puede conceder su cercanía y su salvación a los hombres por diversos caminos, aún cuando se encuentran en una situación de vida contradictoria". Irónico, resultase que Dios, en algo trascendental y definitivo como es la salvación eterna, puede concederla incluso en una situación de vida contradictoria, pero resultase que la Iglesia no puede conceder la Eucaristía, a aquellas personas que, tal como él mismo lo afirma, se dirigen a Él "con fe, esperanza y amor, en el arrepentimiento y la oración" pide comulgar.
Señores, el arrepentimiento no siempre pude implicar volverse atrás, existen situaciones que producidas por los pecados perdonados, son irreversibles, donde no cabe más que la penitencia.
Se trata de imprimirle mayor misericordia a nuestra pastoral.
LF:
Estoy de acuerdo:
Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados.
Stg 5,19-20
No se me ocurre mayor misericordia que salvar de muerte un alma. Ese es el camino. No otro.
Domingo:
Señores, el arrepentimiento no siempre pude implicar volverse atrás, existen situaciones que producidas por los pecados perdonados, son irreversibles, donde no cabe más que la penitencia.
LF:
Señores, el arrepentimiento SIEMPRE debe implicar la voluntad de no volver a pecar, aunque sabemos que por nuestra debilidad pecaremos. En el caso del adulterio, el adúltero debe, por la gracia de Dios, poner todo lo que está de su parte para no seguir manteniendo relaciones sexuales fuera del matrimonio.
La famosa misericordia sacrílega.
Por cierto, eso de que no se está cambiando nada de la doctrina y al mismo tiempo decir que hay situaciones irreversibles en el adulterio en las que no se puede volver atrás, por lo que hay que dar la comunión me recuerda a Mars Attacks, de Tim Burton. Los marcianos afirmaban por altavoces "esto no es una invasión, venimos en son de paz" mientras destruían sistemáticamente todo lo que encontraban a su paso.
Os bilingüe detestor, dice el Señor.
Esta frase de Domingo no tiene el menor sentido. El núcleo de la penitencia es el arrepentimiento, a tal punto que penitencia sin arrepentimiento no es nada. Y los pecados no pueden ser perdonados sin arrepentimiento y sobre todo sin la intención de dejar de cometerlos.
Se me ocurren muchas situaciones de difícil salida del pecado. El vendedor de pornografía que da trabajo a muchos empleados y sustenta a su familia; la prostituta que da de comer a sus hijos con el único oficio que conoce; el dueño de un casa de citas; etc. Para todos hay misericordia, pero el mismo Señor les dice: "no peques más". La parábola del hijo,pródigo no termina con el hijo revolcándose con los cerdos.
"Señores, el arrepentimiento no siempre pude implicar volverse atrás, existen situaciones que producidas por los pecados perdonados, son irreversibles, donde no cabe más que la penitencia"
Esta frase, me temo, es puro sofisma.
Primero, la situación de un divorciado en una nueva unión no ha cambiado en ningún momento. Siempre ha estado casado con su "primera" mujer. No se puede volver a esa situación porque siempre ha estado en esa situación. El divorcio y el matrimonio civiles no tienen absolutamente ningún efecto en los católicos.
En segundo lugar, no se trata en este caso de los pecados perdonados, sino de los pecados futuros que el divorciado tiene la intención de seguir cometiendo, a saber, tener relaciones sexuales con una mujer que no es su esposa.
Y todo este tema no tiene nada que ver con lo que hace la Iglesia, porque ni la Iglesia ni nadie puede disolver un matrimonio válido ni tampoco hacer que se vuelva a casar a alguien que ya está casado. El que no acepta la realidad y prefiere engañarse a sí mismo es el divorciado que sabe que sigue casado pero pretende casarse otra vez. La Iglesia lo único que hace es recordarle eso que ya sabe, para que deje de engañarse.
Con esto queda zanjado el derecho de los hijos y el deber de los padres, sin que lleguemos a decir que es irreversible. Lo que es irreversible es que con el adulterio, ellos fueron concebidos y están ya en la vida.
Recuerden que no sólo NO entró por la fuerza y los obligó a escucharla sino que el Papa mismo dijo que alienta la disputa o controversia con esta propuesta.
Se refiere exclusivamente a personas que cumplirían las siguientes condiciones
1. "si existen casos de divorciados que se han vuelto a casar (civilmente) arrepentidos por el fracaso del primer matrimonio (sacramental),
2. si estos han aclarado las obligaciones del primer matrimonio que seguirá siendo, para la Iglesia, único e indisoluble (no niega la doctrina ni la enseñanza de la Iglesia),
3. si queda completamente exluida cualquier posibilidad de que puedan volver atrás, ( una situación irreversible)
4. si no pueden abandonar sin nuevas culpas los compromisos asumidos con un nuevo matrimonio civil,(hay una imposibilidad de cumplir con la salida establecida que es la ruptura de la nueva unión o la vida en continencia)
5. si se esfuerzan para vivir de la mejor manera sus segundas nupcias a partir de la fe,
6. si se comprometen a educar a los hijos en la fe,
7. si tienen el deseo de los Sacramentos como fuente de fuerza en sus situaciones, ( la única razón por la cual propone pensar la posibilidad de la dispensa)
Pregunta del cardenal Kasper: ¿es posible negarles ( a los que cumplen esas condiciones) el Sacramento de la penitencia y después el de la comunión sacramental?
Hay que circunscribirse a rebatir o afirmar la propuesta del cardenal no las que cada uno piensa que dijo
Personalmente tengo las siguientes preguntas para comprender los alcances de la propuesta:
1. ¿Una persona en tal situación sigue estando en pecado mortal?
2. ¿Es imposible negarle el acceso al sacramento de la confesión aunque sea en forma parcial o sea excluyendo la absolución del pecado de adulterio? ¿ Por qué si o por qué no?
1) Sean cuales fueren las circunstancias,que en realidad no tienen relación causal con la relación sexual, quien peca mortalmente con deliberación en materia grave y no se arrepiente de su pecado y formula proposito de no hacerlo más, permanece en pecado mortal. El pecado consiste en tener relaciones sexuales fuera del matrimonio, agravado por el vínculo contra el que se adultera.
2) La absolución del sacramento es completa, y completa debe ser la confesión de todos los pecados graves que pesan en la conciencia. No existe el estado de gracia circunscripto.
El acceso a la eucaristía es sólo en estado de gracia, que debe procurarse, después de un pecado mortal, con dolor de contriccion y confesión sacramental. Para ello, hay que formular propósito de no pecar más y evitar las ocasiones próximas.
Son nociones esenciales de teología moral, o de catecismo en realidad.
Nunca escribí aquí, pero hoy quiero realizar una consulta que si está en su deseo agradecería me respondiera.
Aceptar que los divorciados puedan contraer matrimonio con un nuevo cónyuge, no es una situación similar a la dispensa que se otorga al sacerdote que la solicita para casarse? Entiendo que en el matrimonio el sacramento es entre los esposos, pero si ambos están dispuestos a su disolución, no podría considerarse que están en una situación semejante a la del sacerdote, que lo será para siempre, sin embargo se le permite contraer matrimonio? No se trata en ambos casos de una segunda oportunidad?
Gracias
Está vd confundido. Yo no he juzgado a nadie ni he afirmado la existencia de escandalizados. No soy yo la que esgrime como argumento para la administración vergonzante de la comunión esa detección de escandalizados.
Por tanto pregunte por el escandalometro a los descubridores y protectores de escandalizados, no a mí.
Y si es cierto que existen esos "escandalizados" por atribuir falsamente pecados a los demás, ellos son los que juzgan por las apariencias y se consideran superiores moralmente. Esa actitud descrita recibe un nombre, que no es un juicio, sino una definición. Para la aclaración del significado del término "fariseo" y derivados, remito al diccionario de la RAE y al evangelio.
Gracias por su pregunta. Aparentemente, el caso de los sacerdotes secularizados y casados es similar, pero sólo aparentemente.
La diferencia es que el sacerdocio y el matrimonio no son incompatibles en sí. El celibato sacerdotal sólo es norma (y tradición) en la Iglesia Católica latina, mientras que en la Iglesia Católica oriental hay muchos sacerdotes casados. Es decir, el celibato sacerdotal es una norma o disciplina eclesiástica y, por lo tanto, la Iglesia puede dispensar de su cumplimiento cuando le parezca oportuno.
En cambio, la indisolubilidad del matrimonio no es una simple norma eclesial, sino que forma parte de la naturaleza misma de lo que es el sacramento del matrimonio. Por eso, la Iglesia no puede cambiarlo, igual que no puede cambiar el azul del cielo o el hecho de que en Dios haya tres Personas divinas y no cuatro. La Iglesia no tiene poder para romper un matrimonio.
Un saludo.
Lo siento mucho, creo que tienes un cacao importante.
La fidelidad es sólo para con el cónyuge legítimo. Que sólo practique sexo con otra sólo significa que sólo le es infiel con una... muuchas veces.
En absoluto es un tema relativo. El relativizarlo es sólo un asunto de nuestro tiempo, que lo confunde todo.
Por cierto, el resumen de los mandamientos a 2 es para que entendamos el sentido que tienen y como interpretarlos, no para restarles validez al resto en modo alguno.
Más, te has leido los requisitos de validez de un matrimonio? Busca la palabra amor. Sorpresa! no está.
El amor en el matrimonio es un bien, un don maravilloso y una ayuda inconmensurable, pero no es un requisito. Su ausencia-pérdida no invalida un matrimonio, sólo lo complica. Los deberes-derechos de ambos cónyuges permanecen y se tienen que satisfacer (mantenimiento, ayuda, acompañamiento, protección, fidelidad, etc tanto entre ellos como hacia la prole, y también hacia la generación de la prole cuando las condicones lo permitan).
Un saludo en la Fe
Pd: lamento que el comentario haya quedado tan farragoso/borde, no he sabido expresarlo mejor.
Deberían decir que prometen cumplir el contrato matrimonial, con o sin separación de bienes. Pero en vez de hacer la promesa ante Dios deberían hacerla ante notario.
Ahora bien, se supone entonces q el incumplimiento de contrato por una de las partes al ser infiel, por ejemplo, ha convertido el contrato en papel mojado
Y eso inmediatamente me suscita varios comentarios:
1) El matrimonio civil no tiene validez alguna a ojos de Dios, aunque la Iglesia, por misericordia, quiera ver un mayor compromiso que el concubinato simple. En España, al menos, eso va camino de corregirse: cada vez aumenta más el amancebamiento y disminuye el matrimonio (que a su vez se disuelve cada vez con mayor facilidad). En cambio, el matrimonio canónico es indisoluble.
2) Por tanto, da igual que la segunda unión a ojos civiles pueda estar legitimada (eso es uno de los argumentos poderosos a ojos del católico mundanizado medio que asume estas tesis falsamente misericordiosas); en la Comunidad apostólica, a ojos del Pueblo de Dios, ese bautizado vive en pecado de adulterio. La entrega al poder civil provoca esas confusiones.
3) Ergo, conviene que vayamos preparándonos para la segregación del Pueblo de Dios de los "hijos de los hombres" contemporáneos (aunque compartamos tierra y pan), porque si queremos mantener nuestra fe, debemos también mantener nuestra cosmovisión.
4) Uno se pregunta porqué, en toda la casuística "excepcional" que se presenta para justificar la comunión sacrílega en pecado mortal, siempre "el segundo matrimonio civil es el bueno" y hay que buscar "legalizarlo" a toda costa. ¿Cómo sabemos que la segunda unión no fracasará también? ¿Qué nos garantiza que si fracasó la primera, la segunda no lo hará? La respuesta es invariable: es el sujeto en adulterio subjetivo el que "está seguro", por su experiencia vital. Por tanto, subjetivismo. Por tanto, falta de confianza en Dios. Por tanto, los sacramentos de la Iglesia deben de girar en torno a mi criterio.
Un compañero mío de trabajo, jocosamente, afirmaba que a los que se casan por segunda vez no sólo no hay que darles los mismos días de permiso que a los que se casan por primera vez, sino que deberían de quitarles días de vacaciones. Por reincidentes.
Se trata de una broma, sin duda. Pero uno no puede evitar preguntarse: ¿por qué casarse una segunda vez, si la primera fue mal? "Es que me equivoqué de persona". Si discerniste mal la primera vez ¿por qué crees que ahora sí vas a discernir mejor?
¿Dónde queda Dios en todo esto? ¿Es el centro de tu vida? ¿Es el centro de tu visión del amor? ¿Es el centro de tu matrimonio?
No obstante la firmeza de la enseñanza de Jesús en ese punto, la Iglesia es comprensiva. Si realmente un cónyuge está convencido de que lo hizo fatal la primera vez, que no sabía lo que era un matrimonio sacramental ¿acaso lo correcto no es iniciar un proceso de nulidad, para averiguar si el matrimonio canónico en realidad no fue válido? Sí, es tiempo. Sí, es dinero. Sí, puede que el resultado no sea el que queremos. Pero, ¿nos importa realmente estar "en regla" con Dios y sus mandatos? ¿Nos importa realmente no hacer injusticia al primer cónyuge, o al segundo? ¿O lo único importante es que lo que yo sienta y apetezca sea reconocido legalmente?
Se ha infiltrado la forma de pensar modernista en la Iglesia. En esto como en tantas otras cosas, y eso se nota en este tipo de iniciativas.
¿acaso lo correcto no es iniciar un proceso de nulidad, para averiguar si el matrimonio canónico en realidad no fue válido? Sí, es tiempo. Sí, es dinero.
LF:
Es dinero si el que pide la nulidad puede pagarlo. Si no, la Iglesia puede llevar a cabo el proceso de forma gratuita.
Y aunque quizás no venga al caso, conviene recordar a los despistados que si los procesos de nulidad cuestan dinero es porque hay abogados a los que pagar, secretarios a los que pagar, jueces a los que pagar, etc. O sea, no es que la Iglesia tenga interés en hacer negocio con las nulidades.
Para poder comulgar luego, debería volver a la situación en que desapareciera e? l pecado, es decir, volver a comprometerse con el celibato.
La iglesia dispensa esto de manera que no se le tiene en cuenta el quebranto de su promesa ante Dios.
¿Por qué en este caso se permite la dispensa que permite casarse y comulgar? No estamos ante un pecado igualmente grave?
Se hace por razones diversas, y creo que con buen sentido.
No entiendo por qué lo que es tan sencillo en un caso es tabú en el otro.
En efecto, es menos caro de lo que la gente se piensa. Por falta de espacio no lo he precisado.
Antonio1:
El sacramento del orden es permanente, y ningún sacerdote es "dispensado" de ser cura, aunque se secularice. Se le retiran las capacidades legales de ejercer como tal, y entre otros, los votos de celibato. es un tema disciplinar.
La indisolubilidad del matrimonio es intrínseca al sacramento. Y para colmo, a diferencia, del sacramento del orden, es materia de fe directamente establecida por Cristo.
Leyendo los evangelios, podemos sentir el capítulo en el que trata el tema como si estuviésemos sentados escuchándole. Es una enseñanza fuerte, no hay mucho que interpretar.
Es difícil creer que el mismo Cristo que afirmaba a sus discípulos que quién mirase con deseo a una mujer ya estaba cometiendo adulterio con ella en su corazón, fuese a dispensar el mandato de que "lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre", precisamente por practicar el adulterio.
Gracias por recordar lo obvio. (Es muy curioso lo de este blog, es empezar a hablar y todo el mundo se pone a darte lecciones presuponiendo tu ignorancia).
Pero no me has entendido.
El pecado al que me refiero es al de incumplir una promesa ante Dios realizada de forma solemne. Eso, con independencia de todo lo demás, si no fuera por la intervención de la iglesia, sólo tiene una salida posible, arrepentimiento, vuelta a la situación en la que no se quebrante la promesa hecha solemnemente ante Dios, confesión y comunión.
Y la iglesia te dispensa de todo eso.
En el caso del matrimonio, el vínculo no leude desaparecer nunca, como uno no deja nunca de ser sacerdote, pero se podría en determinados casos permitir la comunión, si no existe un doble rasero respecto del sacerdote infiel a su promesa ante Dios, que sigue siendo infiel a esa promesa y se sigue manteniendo en su infidelidad.
Pero si lo que propones es que aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y la Iglesia admite que los sacerdotes se secularicen y se casen, entonces debe permitir y bendecir el adulterio, pues lo siento pero no cuela. Básicamente porque Cristo indica que el adulterio está prohibido pero no que los sacerdotes no se puedan casar, que es una cuestión disciplinaria.
Tu argumento es tan absurdo como el sugerir que comete pecado mortal el que ha hecho un voto de obediencia y pobreza al entrar en una orden religiosa y luego se sale de la misma porque cree que se confundió de carisma.
O sea, que no... no insistas. No te empeñes.
Te guste o no te guste la analogía con la dispensa de los sacerdotes está sobre la mesa del sínodo y se está discutiendo.
En esto, como en todo, yo estaré a lo que diga la Iglesia.
Yo no he dicho que el matrimonio civil de los divorciados y el adulterio sean legítimos. Tampoco he dicho que se debe conceder la nulidad a todos los separados.
Respondiendo a lo que comentabas, tampoco he dicho que un matrimonio sea nulo por una cuestión de infidelidad, pero el cónyuge ofendido tiene derecho a separarse (c. 1152-1153).
Solamente he dicho que es más grave ser adúlter@ que concubin@ porque el primero ni es fiel a Dios, ni a su cónyuge ni a su querid@. Por lo menos, el concubin@ es fiel a la otra parte comprometida.
Para finalizar, cuando Jesús dijo que "Amarás al prójimo como a ti mismo" no creo que quisiese decir que los cónyuges debían enamorarse como Romeo y Julieta. Pero sin amor cristiano se puede pecar contra la castidad.
Pero, de todas maneras, quiero dejar bien claro que tenemos que ser conscientes que un matrimonio civil no es un matrimonio canónico.
Creo que no me equivoco cuando digo que un matrimonio católico es un sacramento entre dos personas (varón y hembra) ante Dios.
Sin embargo, un matrimonio civil es un contrato entre dos personas ante la autoridad establecida con la ausencia de Dios.
Lo que es lamentable es, que como dice Luis I. Amorós, se ponga de moda el amancebamiento. Es el colmo.
El problema moral está en la segunda unión, vivida more uxorio, mientras subsiste un matrimonio válido precedente, pues en tales casos hay un claro juicio de N.S.: se comete adulterio. Si lo que se quiere decir que los divorciados vueltos a casar están en una situación moral “irreversible” (de pecado), se niega con ello el libre albedrío y el poder de la gracia. La situación es reversible. La doctrina y disciplina de la Iglesia indican dos claras salidas para que estos divorciados vueltos a casar puedan revertir su condición: 1ª, la “separación de lecho y mesa”, es decir, el romper de manera total con una unión que no es matrimonial; o, 2ª, el vivir como “hermano y hermana”, es decir una “separación de lecho”, cuando no es posible la separación total y se excluye la convivencia more uxorio. Esto no implica que la salida sea fácil, ni que no implique sacrificios.
Saludos.
Saludos.
El celibato es una promesa de ley eclesiástica, por ello es dispensable. La fidelidad conyugal es un deber de ley divina, por ello indispensable. Del adulterio, ni Dios ni ángel pueden dispensar.
Saludos.
El Concilio de Trento se celebró a mediados del siglo XVI. Por aquel entonces, Iglesia y Estado se hallaban unidos en el Occidente católico y era impensable que se celebrase un matrimonio fuera de la Iglesia.
Pero el tiempo pasa y, casi cinco siglos después, existen Estados separados de la Iglesia que reconocen el derecho de los ciudadanos a concertar matrimonios civiles que la Iglesia denomina concubinatos.
Es de suponer que la Iglesia actual sigue sin reconocer a los concubinatos o matrimonios civiles como Matrimonios (con mayúsculas) como si no hubiesen existido.
Tampoco que dicho que un matrimonio civil parezca un matrimonio canónico (por si alguien lo piensa o se lo imagina).
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Sí, claro, en la mesa del sínodo pueden tener para discutir la analogía entre la velocidad y el tocino, cosa que ya casi no nos extrañáría a nadie.
Pero me temo que discutirán el celibato por un lado; y la comunión de los adúlteros pertinaces pro otro. La analogía entre ambas situaciones, inexistente por completo, quizá sólo entre en cabezas tan mal amuebladas como la de Kasper y muy pocas más.
ulti + palabras:
el amor que se exige a los esposos no es el enamoramiento. Qué duda cabe de que los esposos que siguen enamorados y haciéndose mimitos y carantoñas hasta el último instante de sus vidas serán más felices y tendrán menos dificultad en amarse al modo que exige el matrimonio. Pero el matrimonio cristiano exige un amor que no es necesariamente el del enamoramiento.
Por eso (entre otras razones) hay tantos divorcios. Hay personas tan inmaduras que identifican amor conyugal con enamoramiento. Como son inmaduros, el enamoramiento se les acaba rápido. Y buscan un nuevo enamoramiento, al que no son capaces de resistirse. Y así una y otra vez. Y lo llaman amor. El enamoramiento es una forma de amor deliciosa, la que más felices nos hace, y la que todos querríamos mantener eternamente. Quien lo vive así, además de asentar su enamoramiento en la solidez del amor familiar, fantástico. Quien va perdiendo esa pasión de los comienzos pero sabe sustituirlo por el amor sereno y sólido, bien también. Pero los que se creen que si se les pasa la pasión arrebatadora hay que ir corriendo a buscar otra... que no vengan queriendo comulgar.
"El sacerdote que abandona el ejercicio del sacerdocio, puede encontrar finalmente la paz en la Iglesia. La monja de votos perpetuos que abandona el claustro, puede encontrar finalmente la paz en la Iglesia. El cónyuge abandonado, maltratado, joven, no podrá acercarse a la persona que le daría compañía, amor y cariño durante toda la vida en una unión que quiere ser permanente, para toda la vida. Ciertamente parece lógico que el tema se estudie no desde la disidencia, no desde la desobediencia, sino desde la ortodoxia en la obediencia en el seno de la comunión."
Padre Fortea.
Gracias por tu comentario. Yo no creía necesario aclarar que cuando hablamos de amor en el sacramento del matrimonio estamos hablando de verdadero amor y no de otra cosa, pero veo que algunos no sólo necesitaban que aclarases lo de que los contrayentes no son Romeo ni Julieta sino que se inventan que yo he hablado de enamoramiento y de carantoñas cuando me he referido a los votos de amar y respetar al cónyuge y claramente a ninguna otra cosa.
También es cierto que un matrimonio civil no es un sacramento, por eso no me habría extrañado q un comentarista pudiera eludir la necesidad de amor en un contrato civil ante notario, pero no en el sacramento; pero eso dijo, que el amor no es un requisito.
A ver si el que al final va a salir escaldado es monseñor.
Otra cosa es lo que venga después , que vendrá.
Y lo que piense el papa de todo esto.
Y desde luego el Papa no está pendiente de lo que hace o deja de hacer un cura de Alcalá de Henares en su blog.
Por eso comenté que en ese caso deberían eliminar la palabra amor en los votos matrimoniales.
En cuanto a comulgar lo único que he comentado es que si una pareja de divorciados recasados se han confesado y viven como hermanos no hay ningún problema en que comulguen normalmente - no tendrían que darles la comunión vergonzantemente apartados de la comunidad. Se me aclara q es para que no se escandalicen los mal pensados. Y recuerdo lo que dice Jesús al respecto, al fariseo Simon q se escandaliza de q se deje tocar por una supuesta pecadora. No es cristiano hacer juicios temerarios, ni juicios de intención, ni difamar al prójimo. Y lo mismo vale para quien suponga q una pareja sin hijos usa preservativos o que un célibe es un reprimido y/o pervertido con tendencias lipídicos extrañas. No creo que tengamos que hacer suposiciones sobre los demás, sino ocuparnos de nosotros mismos.
Yo Fulanit@, te acepto a ti, Fulanit@, como mi legítim@ espos@ y prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, y amarte y respetarte todos los días de mi vida.
Por lo demás, ignoro si es necesario prometer lo mismo en un matrimonio civil que me parece que está regulado en el Código Civil.
Y en la consulta/diálogo, se toman decisiones conforme a lo que se piensa que es mejor para la Iglesia. Pocas veces la decisión se impone vía "autoridad".
Cuando las cosas se hacen bien, mejor para todos.
Para contraer válidamente matrimonio es necesario que... (c. 1104 $ 2) ...expresen los esposos con palabras el consentimiento matrimonial; o, si no pueden hablar, con signos equivalentes.
El celibato es una norma de disciplina eclesiástica. Puede dispensarse junto con la reducción al estado laical y la persona puede casarse, y los actos sexuales futuros se darán dentro del marco matrimonial.
Da la impresión de que se ha perdido la noción de que hay cosas indisponibles, actos en sí mismo malos, que nada ni nadie pueden volver buenos. Hay aquí una grave crisis en la teología moral, claramente expuesta en la Veritatis Splendor y en tantos textos magisteriales de S. Juan Pablo II.
Lo mismo pienso yo.
Los votos matrimoniales tienen todo su sentido en el sacramento.
Ahora, si yo2 hablara de simple contrato civil, puede que tenga razón y no sea un requisito el amor. Pero en ese caso se utilizará otra fórmula que no prometa falsedades en las que no se cree.
Hay que debatir esa propuesta sin agregar comentarios que no forman parte de ella.
Hasta ahora el único argumento válido es el del estado en pecado mortal, y eso considerando que en este caso el juicio es por la materia grave y nada más. Aquí no se considera ni sería válido lo establecido en el catecismo 1860 ni siquiera podría pensarse sin ser pasible de excomunión. Y me estoy refiriendo no a la ruptura del matrimonio sacramental sino a la situación de la nueva unión que es lo que da lugar a la restricción sacramental.
Por ser sincera tengo dudas que esto sea tan claro como lo escriben y lo pienso. Y además creo que es el centro del debate de la propuesta del cardenal Kasper.
Bendiciones.
Supongamos que una mujer está casada y tiene un hijo. Después, el marido se ha fuga con otra y su esposa se separa. Al cabo del tiempo, vuelve a su hogar con su legítima esposa, le pide perdón y tienen un segundo hijo. Pasa un tiempo, y el marido se vuelve a escapar con otra mujer. ¿Es eso arrepentimiento? Más que de un adúltero estamos hablando de un caradura.
Supongo que estará de acuerdo en que se ha sido muy indulgente con el marido en la penitencia, si es que ha pasado por el confesionario. Y que conste que yo no he dicho que se deba permitir comulgar a los divorciados vueltos a casar. Solamente digo que tienen derecho a separarse, que es distinto. Es muy fácil pedirle perdón a Dios sin pedir perdón al cónyuge.
¿Usted que piensa?
El caso es que la propuesta del cardenal Kasper no es que la segunda unión civil sea la más linda...
LF:
El caso es que la segunda unión es adulterio mientras haya relaciones sexuales. Y los adúlteros, si permanecen en adulterio, no heredarán el Reino de Dios. Eso es lo que la Iglesia siempre ha predicado.
Facilísimo de entender.
Dicen: "(...) estando arrepentida no puede, no es que no quiere, optar por la vías que se le proponen: deshacer la unión o vivir en abstinencia."
O sea, que Dios permite (repito, permite) algo (una Cruz) en las vidas de esas personas que es superior a sus fuerzas, ¿no? Creo que al final lo que subyace en esta cuestión, más allá de las cuestiones teológicas, es algo más fundamental. Muy fundamental. ¿Es o no es Dios Señor de la Historia? ¿Es o no es Dios bueno?
1) la fidelidad en sí misma y desligada de un contexto no es necesariamente un bien. Se puede ser fiel a Cristo, o se puede ser fiel a Pablo Escobar. Lo que importa es la naturaleza del vínculo, no la persistencia en él.
2) hay ciertos "estados de pecado" que son más peligrosos para el alma, porque entrañan la habitualidad del pecado y la consecuente dificultad de salir de él. Por ejemplo, los que hacen de actos pecaminosos su medio de vida (por ej., proxenetas, narcotraficantes, médicos abortistas, vendedores de snticonceptivos, etc); o quienes tienen una relación con reconocimiento social fundada en dichos actos, el caso de los adúlteros. Estos casos tienen añeja la necesidad de romper la relación o situación habitual de pecado en la que están fundados. Distinto de los casos esporádicos en los que se peca. No voy a pronunciarme sobre qué es más pecaminoso, sólo decir que aquellas situaciones estables que exigen cambio radical de vida son más difíciles de superar y por ende entrañan en sí una maldad especial.
1) yo solamente hablaba de la fidelidad conyugal y reconozco que es mucho mejor y más loable la fidelidad dentro del matrimonio que fuera de él.
2) también reconozco que los gigolós permanentes son más pecaminosos que el adúltero esporádico. ¿No le parece que estos de los que usted habla aquí ni siquiera son cristianos (católicos, ortodoxos o protestantes)?
Para finalizar, solamente quería decirle que, del mismo modo que hay pecados veniales y graves, hay "situaciones estables que exigen cambio de radical de vida" y que "son más difíciles de superar y por ende entrañan en sí una maldad especial". Por eso, en el confesionario no solamente se tiene en cuenta la cualidad del pecado sino también su cantidad.
Por lo demás, desconozco la obra del cardenal Kasper por lo que mis comentarios son fruto de una reflexión personal. Cordiales saludos.
Si una persona no puede en modo alguno vivir en abstinencia estaríamos ante un caso patológico, sustraído de este debate.
No, fuera del matrimonio la fidelidad sexual no es loable en absoluto, esa es la postura moral católica. La fidelidad, como la obediencia, depende de la calidad del vínculo. Ser obediente o fiel a Pablo Escobar no es loable en absoluto.
Inés, esta frase no tiene el menor sentido. Lamento mucho la ignorancia sobre los sacramentos que se ve en estos debates. Una persona que sigue con la intención de cometer pecados mortales no puede recibir ni la absolucíon sacramental ni realizar un acto de contrición perfecta, que son las únicas dos vías por las cuales Dios hace acceder a la gracia a nosotros los pecadores. Por eso, el sofisma de Kasper es tan maléfico: para que se realice plenamente la comunión espiritual, el alma tiene que estar en estado de gracia, y para ello debe haber accedido a la gracia de detestar sus pecados y tener la intención de no volver a cometerlos. Kasper propone tener la torta y comerla, es decir una contradicción en sí misma. Cristo y la voluntad de pecar no entran en la misma alma. Es la experiencia de este pecador.
A luis, los homosexuales no podrían contraer matrimonio canónico ni siquiera por primera vez porque uno de los fines del matrimonio canónico es la procreación entre un varón y una hembra.
Es cuestión de tiempo, la deriva progre cristiana va al mismo lugar que el progresismo secular: lo sexual, mientras no haga daño a nadie -entendido en un sentido muy restrictivo- no es un problema moral.
Son primos hermanos, hijos de la misma (mala) madre.
Es otro tema no se si ajeno a la propuesta del cardenal Kasper pero no por eso menos importante: ¿cómo ve Dios a estas personas en su situación? ¿En verdad la cruz es superior a sus fuerzas?
No se, pero a veces cuando leo o escucho a personas que desean ser absueltas de sus pecados y desean comulgar pero saben que no pueden cumplir los requisitos me recuerdo de las palabras de Benedicto XVI de como su sufrimiento debe ser acompañado por toda la Iglesia.
Porque puede que una mujer acepte la propuesta de abstinencia para acompañar la decisión de su pareja de volver a los sacramentos pero que un hombre sin fe o con una fe inmadura la acepte porque su mujer le diga quiero comulgar es más difícil. Hay casos muy difíciles, con hijos y compromisos afectivos que claro, con una fe muy madura están siempre por debajo del deseo de Dios pero el que se sienta tan maduro que se presenté al Señor y le pida que lo pruebe.
Seguramente Dios permite sus sufrimientos para su santificación pero también para que advirtamos que mientras ellos desean lo que no pueden obtener muchos lo obtienen sin ningún deseo.
Pero es otro tema, es sobre la mirada de Dios, que es Juez como se ha dicho y Sus pensamientos y Sus caminos no son los nuestros. Sin temor de Dios mejor no hacerse esas preguntas.
La teología tiene límites como bien enseñó Benedicto XVI.
Y el tema teológico es si todas las personas divorciadas en nueva unión e independiente de sus circunstancias están en pecado mortal sin posibilidad alguna de acceder a los sacramentos hasta que cesen sus relaciones sexuales por abstinencia ya sea porque se separen ya sea porque vivan juntos como hermana y hermano. Es una pregunta que ya encontramos en San Basilio, son personas culpables si pero ¿son punibles?
En cuanto al último, no veo la contradicción. La fidelidad de San Agustín a su concubina estable casi le cuesta su conversión. Repito que la fidelidad es uno de los bienes del matrimonio sacramental, y desde el punto de vista de la moral católica sólo tiene valor en le matrimonio.
En cuanto al valor sociológico o meramente humano de la fidelidad en quienes no son católicosd, está fuera del debate, que se origina en la propuesta de Kasper, así que no entro ahi
1. Malo es que se discuta esto en cambio de maneras pastorales de afianzar el matrimonio verdadero. (no lo digo por este blog) En general ñ me gustaría ver más de aquello
2.Coincido que no es misericordia aprobar la comunión de quienes estan en una nueva unión sin disolución canónica de la anterior o en su caso nulidad. Es estimular el sacrilegio.
3. Deben acelerarse (y conste que no digo banalizarse ni quitarles seriedad) a los procesos de nulidad canónica. Coincido en que hay un gran número de "matrimonios nulos"
4.No creo que haya un número de verdaderos católicos que reclame comulgar pese a su pecado. Los "progre" que lo reclaman como un derecho nos deberían - en este aspecto- un pimiento.
5.Me preocupan los verdaderos católicos que sin culpa se separan y luego caen en una segunda unión porque su pareja antes catolica se corrompió. Estos si no logran abandonar ese estado seguramente llorarán mucho, se encomendaran a la misericordia de Dios y nosotros debemos confiar en ella, (recordando la paràbola del publicano)
6.Me aterra que los argumentos para defender la comunión de los divorciados sean idénticos en substancia a los que se dieron para legalizar el divorcio civil.
Qué necesidad hay de hacer del mal bien. Por cierto, no se circunscribe a los adúlteros. A continuación seguirá el tema de los anticonceptivos, con argumentos aún más fuertes. Ya los estoy imaginando, y desde la lógica Kasper serán irrebatibles.
¿No se dan cuenta de que derrumban toda la moral católica, basada en la misericordia para quién reconoce al menos su culpa? ¿Para qué convalidar externamente el pecado, si Dios ya se ha pronunciado?
Exacto. Los progresistas cristianos son primos hermanos de los seculares, y van en el mismo sentido, sólo que en distinta velocidad. Hace 20 años, era una rareza ver un progre cristiano pro abortista, hoy son legión.
1) Dices que la fidelidad extramatrimonial (no me refiero a su aspecto sexual exclusivamente) no es loable en absoluto. (Si te parece mejor, digamos respetable en lugar de loable). Sin embargo, dices que la fidelidad depende de la calidad del vínculo. Si admites que la calidad del vínculo matrimonial canónico es superior a la calidad del vínculo matrimonial civil estás admitiendo que el concubinato merece cierta respetabilidad aunque siga siendo pecado. Por lo tanto, estamos admitiendo cierta calidad ¿ética? en el concubinato.
2) Concedido: Cuando hablo de la respetabilidad de un concubinato me refiero a su valor sociológico, humano y ético. De acuerdo, no me estaba refiriendo a su valor moral.
P.D.: Espero que no se cansen ustedes de mis ejercicios de lógica.
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Jejeje...
Las falsedades/errores de todo tipo en sus argumentaciones, la imposibilidad de que desconozca el documento magisterial de 1994 y la forma de exponer las cosas, dejan ver claramente que el Cardenal Kasper no pretende ni dar doctrina, ni le preocupa otra cosa que el mero agit pro de sus propuestas.
Es algo vergonzoso y crea escándalo, al menos a mí, el ver a un Príncipe de la Iglesia defendiendo en público no ya estas cosas, sino la manera en que lo hace, alejado de toda veracidad en los argumentos. Como aquel izquierdoso que apuesta por repetir cien veces el lema falso fundado en que, lo cierto, es que suele funcionar la técnica.
El daño, el desconcierto es enorme.
"Cardenales contra Cardenales", como si en campaña mediática andaran, es lo que vemos desde fuera.
Una pena.
PD: bueno, las normas sólo son para la plebe, si eres María Dolores (de) Cospedal te dará la comunión el arzobispo sin ningún problema.
5.Me preocupan los verdaderos católicos que sin culpa se separan y luego caen en una segunda unión porque su pareja antes catolica se corrompió. Estos si no logran abandonar ese estado seguramente llorarán mucho, se encomendaran a la misericordia de Dios y nosotros debemos confiar en ella, (recordando la paràbola del publicano)
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Hombre, sí dan más pena, duele más la situación de una pobre persona católica, abandonada y burlada que, por debilidad y a causa del dolor y la soledad se enreda en una nueva relación y no se siente capaz de dejarla. Sí, conmueve mucho más que la del sinvergüenza que se va con otra más joven o simplemente novedosa.
No obstante, la expresión "caen en una segunda unión" como si se tratara de un accidente, creo que no es correcta. Uno no se cae sin darse cuenta en una nueva unión; una unión lleva un proceso, se cae a sabiendas, por fragilidad o por lo que sea, pero se cae dándose cuenta y, si se trata de un católico, cae consciente de que lo que está hacen do está mal. Tendrá los atenuantes o agravantes propios de cada circunstancia, pero objetivamente es un pecado en el que se cae mediante un proceso del que el caído es consciente.
Y como todos somos pecadores, seamos francos: no necesitamos almohadas, necesitamos las duras verdades que nos digan: sos adúltero, sos alcohólico, sos ladrón, sos mal padre sos mal hijo, así no te vas a salvar, hay que cambiar, se puede cambiar con la gracia de Dios. Y hay misericordia, sí, junto con la verdad, no sin la verdad. Si hasta en AA el primer paso es reconocerse alcohólico.
En cualquier momento, se empieza a hablar de la misericordia que entraña darle la comunión a quién pide la eutanasia. Los argumentos lacrimógenos son legión: cómo no dejar sin comulgar a quién va a poner fin a su vida, etcetera. La "misericordia" sería, antes de que la persona se suicide, hacerla sacrílega.. Küng aquí es un pionero.
-No si yo sí que creo en Dios; ni menos tengo porqué ir a la iglesia a rezar. Lo que no creo es en los curas.
Sin ingesta del cuerpo y sangre del cuerpo del Cristo -revestido de vegetal- para bien o para mal del que ingesta no hay efecto de común-unión
Voy por partes y advirtiendo que no me lo he leido todo.
Ult + palabras. Las fórmulas de consentimiento son muchas y muy variadas, pero no en todas está incluido el amor (en sentido enamoramiento, que estamos hablando de matrimonio).
Si fuera un requisito, los matrimonios por poderes serían inválidos, por poner un ejemplo.
Pero esto no es así.
Antiguamente no era extraño que los cónyuges apenas se conocieran antes de al boda, pero generalmente se casaban sabiendo donde se metían (hoy no) y más tarde se enamoraban o no.
Hoy la gente se enamora y se cree que con esto ya está todo resuelto y luego, cuando pasa el enamoramiento (que por inmadurez no llega al amor que yo veo en mis padres), todo se derrumba.
Todo lo demás se ha ocultado al focalizarlo todo en el enamoramiento y el deseo: entrega, sacrificio, renuncia, unidad, deber, pertenencia... cuando te casas te donas al otro, ya no eres tuyo, se pasa a ser uno, con vistas a dar fruto.
Y todo esto se puede hacer sin enamoramiento (aunque si se cumple por ambas partes es raro que no aparezca y madure hasta el genuino amor), por puro sentido del deber.
Lo que no se puede es sostener un matrimonio sólo en el enamoramiento y el sexo, como se pretende hoy... el resultado salta a la vista.
Por otro lado, la fidelidad conyugal sólo es con el cónyuge, en el concubinato no hay cónyuges, luego es una relación infiel. Todas las veces. Con el agravante, en la actualidad, de no tener conciencia de estar haciéndolo mal.
El adúltero ocasional sabe que lo que hace está mal, y por tanto puede arrepentirse y enmendar.
Es una diferencia fundamental.
Un saludo en la Fe
Saludos.
Gracias por participar tan activamente y por ser tan claras en sus comentarios. Dios las siga bendiciendo.
No cambiemos unas palabras por otras. Ni confundamos unión según Dios con contrato de conveniencia.
Saludos
1) nadie ha dicho que el matrimonio civil sea respetable moralmente. Ya se ha dicho que se contemplaba la cuestión desde un prisma ético. La cuestión quedaría zanjado si leyésemos todos los comentarios anteriores.
2) de nuevo le repito que, desde un punto de vista ético, el compromiso de fidelidad que conlleva es respetable en contraposición a otras situaciones de pareja más censurables.
Por otra parte, su comparación del matrimonio civil con el consumo de drogas es desafortunada por lo exagerada... Vuelvo a repetir que se está elogiando el compromiso de fidelidad que conlleva. Tenemos otros ejemplos de relaciones de pareja que no incluyen ningún tipo de compromiso... siempre desde un punto de vista ético, por supuesto.
Para finalizar, no creo necesario repetir que ya sabemos que el matrimonio civil es pecado.
Es que parece que Ud. no entiende es que el "compromiso de fidelidad" con C ("cónyuge" civil) implica necesariamente una injusticia hacia B (cónyuge real), pues el adulterio es un pecado que añade injusticia a la fornicación. Así de que respetabilidad ética no tiene un carajo; porque añade malicia objetiva a una simple fornicación; y la fidelidad al cómplice, no es ética sino anti-ética, como lo es la fidelidad al compañero de mafia o al hermano masón.
Saludos.
El punto, es que jamás se puede considerar éticamente respetable un compromiso de fidelidad al cómplice o al codelincuente; porque es objetivamente más grave; reafirma la voluntad de pecar.
Me parece muy bien que usted defienda la Santidad del Matrimonio y eso también es plausible (no me duelen prendas en reconocer que le aplaudo con más fuerza por ello). Pero querer dejar a la altura del betún al matrimonio civil es exagerado.
Lo más probable es que los confesores conozcan pocas situaciones de pareja más pecaminosas que las de los divorciados vueltos a casar (sigo sin negar que son pecaminosas) porque me parece que los corruptos libertinos acuden poco al Sacramento de la Penitencia.
Sin entrar en el juego de réplicas y contrarreplicas, hubo algo que me llamó la atención y es la diferencia entre los pecadores y los corruptos. Lo que saque en conclusión de mi lectura es que los pecadores se avergüenzan de sus pecados mientras que los corruptos se vanaglorian de ellos.
En relación con el tema del que estamos hablando, y pienso que algunos divorciados vueltos a casar que se acercan a la Eucaristía tienen asumido que son pecadores, aceptan que no pueden comulgar sacramentalmente y se resignan a la comunión espiritual.
En cambio, hay libertinos por el mundo que se vanaglorian de sus pecados y nos paramos a pensar si tienen conciencia de sus pecados. Me parece que estos son corruptos que no tienen conciencia de que son pecadores.
No pretendo cambiar las cosas, solamente me parece que tenemos que darnos cuenta de las diferencias entre un pecador y un corrupto. Buenas noches.
También hoy mismo ha salido la noticia de que "Le «donne dei preti» scrivono al Papa"... La cartita es de una desfachatez que asusta y repugna. ¿Conciencia de pecado? Obviamente, ninguna.
He leído la carta que mencionas y me ha parecido verdaderamente repugnante. Me ha revuelto literalmente el estómago. Ya no es el pecado. Es el pecado que exige ser tomado como virtud y que todos le rindan pleitesía. Vivimos en una época de Enriquitos Octavos que, porque ellos lo valen, porque son los reyes, están dispuestos a pasar por encima de todo y de todos con tal de hacer su santa voluntad.
El que peca, tiene toda mi simpatía de (triste) co-pecador y (alegre) coheredero de la gracia de Dios. Para el que está orgulloso de su pecado y quiere obligar al mundo a decir que ese pecado es una virtud, ninguna simpatía, sólo lucha sin cuartel.
TwoMuch, pues a mí me parece que en relación con el tema del que estamos hablando, los divorciados vueltos a casar, si son alemanes, tienen asumido que quien paga, manda"
No sólo los divorciados vueltos a casar. La mentalidad de que el cliente tiene razón se ha trasladado a los obispos. El episcopado alemán está presionando a Roma sobre la base de su poderío económico, en una actitud claramente cismática. Se han dado el lujo, de desoír normas de moral católica básica y despreciar públicamente al cardenal Müller. Eso sí, estos progres a la violeta hijos de Lutero han llegado al punto de negar la asistencia religiosa a quienes para no pagar el impuesto al culto no se declaran católicos. Desgraciadamente, tras cierta resistencia de Benedicto, se salieron con la suya.
Ahora estamos ante una clara presión de corte cismático, que desgraciadamente también ha tenido sus efectos sobre el débil papa Bergoglio, que ha quedado esclavizado por la corrección política y está ganando tiempo. Dios lo asista.
A partir de la frase " ben poco si conosce della devastante sofferenza a cui è soggetta una donna che vive con un prete la forte esperienza dell'innamoramento" todo se convierte en lamentos y apelaciones a su terrible sufrimiento.
Sufrimiento que muy bien ellas podrían haberse ahorrado con solo apartarse de la ocasión. Bueno, no sigo, porque no tengo palabras. eso merece un post de esos en los que respondes en rojo a cada párrafo. Es un dar la vuelta a todo, una inconcebible desfachatez. Bien dices: están orgullosos de su pecado y quieren obligar al mundo a decir que ese pecado es una virtud.
Hay que restregarse los ojos a cada párrafo para creer que dicen en serio lo que dicen y, encima, dan por supuesta la empatía del lector. A mí sólo me da náuseas ese discurso.
Pero, ¿de qué nos asombramos, si Mons Galantino dice lo que dice, el cardenal Kasper arma la que ha armado y... me callo.
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Y con toda la prepotencia que es capaz de exhibir un cliente ricachón.
En la Iglesia podemos encontrar virtudes teologales y cardinales. Es posible que en el Mundo encontremos virtudes cardinales pero se encontrarán disminuídas ante la ausencia del auxilio de la gracia divina. Como ha dicho Yolanda antes, digamos que en el mundo podemos encontrar pelagianos, como mucho. Pero a favor del matrimonio homosexual no se me ocurre nada...
Gracias por no considerarla absurda o producto de una absoluta falta de conocimiento de la teología sacramental. Es verdad que no conozco mucho de teología, pero prefiero que ante ello me enseñen y no que me acusen de estar en “algo” todavía “peor”.
Gracias por no responderme que mi pregunta muestra el deterioro en mis conocimientos sobre la diferencia entre ley natural y ley divina. Y gracias por no “acusarme” de “progre”.
Creo que no hay diálogo sin respeto. Valoro los espacios donde se parte de la convicción de que todos estamos buscando la Verdad, somos humanos y en el camino seguramente cometemos errores y entonces nos corregimos con caridad cristiana. Porque somos humanos el dolor de nuestros hermanos nos conmueve de tal manera que queremos revisar las situaciones que podrían aliviarlo, pero siempre en comunión con Cristo y con la Iglesia.
No creo que Cristo se ofenda por interpelarnos en la búsqueda, siempre que intentemos hacerlo sin caer en la necedad y la violencia.
Adhiero al comentario sobre la calidad de las respuestas de las mujeres que han participado, pero disiento en el comentario de la cantidad, yo conozco a muchas mujeres con estas cualidades, gracias a Dios.
Qué Dios los bendiga a todos.
5.Me preocupan los verdaderos católicos que sin culpa se separan y luego caen en una segunda unión porque su pareja antes catolica se corrompió. Estos si no logran abandonar ese estado seguramente llorarán mucho, se encomendaran a la misericordia de Dios y nosotros debemos confiar en ella, (recordando la paràbola del publicano)
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Yolanda:
No digo que "caen" sea un accidente repentino. Digo que son los que me provocan màs pena, porque evidentemente sienten el dolor de su pecado, y por eso los confìo y ellos -espero- se confian a la misericordia de Dios, sin rebajar doctrinas ni fomentar comuniones sacrilegas, sin decirles que està bien lo que ello mismos saben que no lo està.
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Decía un comentarista que no habría tanta indulgencia y falsa misericordia si se tratara de otro mandamiento. Me parece evidente que esto no es cierto, pues el octavo, sin ir más lejos, parece que no existe. Se hacen juicios temerarios y juicios de intención con toda naturalidad y no parece que preocupe gran cosa restituir la fama del prójimo.
Cuando esto se hace entre hermanos, miembros de una misma Iglesia, olvidando todos los consejos evangélicos, las consecuencias nunca serán buenas.
-¡Cásate con ella. Es una perla, es una piedra preciosa-
-Ya pero está sucia; No me gusta.
-Y qué prefieres tú,la perla y piedra preciosa sucia; o una falsa y limpia. Límpiala pues. O acaso no decís vosotros que quien salva un alma salva la suya propia. ¿Porqué reclamas tú aquello de lo que tú no puedes dar?
-¿Acaso no es esto hipocresía de la que tanto tú reniegas. Tan justo te crees?
Y ante tal extraña provocación: Con grade temor de que aquello iba a ser una tragedia: Se casó con ella respetando la ley de Dios y la ley de los hombres.
Y sin que él tuviera arte ni parte en el asunto. la ley de los hombres le divorciaron.
-Y,... él le dijo a Él: Y ahora qué: Yo en ley de Dios y ridículo humano: ni soltero, ni viudo ni casado.
-Y me respondió Él: Por lo que del matrimonio y su natural consecuencia está escrito sobre ti: Tú has cumplido. Ahora sé fiel a la palabra dada ante el altar.
Quédese tranquilo que conozco bien la diferencia entre teología moral y ética, que por cierto no se cifra en la religión (que es virtud moral de orden natural, y por ende es parte de la Ética), sino en los diversos objetos formales (quod y quo) de las disciplinas.
Le sugiero, si es católico, profundice en un punto definido dogmáticamente: entre bautizados no puede existir matrimonio que sea puro contrato natural y no sacramento. Una de dos: hay sacramento, con forma canónica (ordinaria o extraordinaria); o no hay sacramento, y entonces se trata de un concubinato (simple o adulterino).
Saludos.
Toda Institución tiene reglas,normas,leyes,porque si no sería un desastre,o no?Nuestro SANTÍSIMO JESÚS habló del ADULTERIO ,en su EVANGELIZACIÓN (leyeron la BIBLIA,nuestro LIBRO SAGRADO,cierto?)POR DIOS,NO SEAN "TIBIOS".NO OLVIDEN LA PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO,POR NUESTRA SALVACIÓN.
"Así se resuelven los conflictos en la Iglesia. ¡Confrontándonos, discutiendo y rezando".
Papa Francisco.
Espero ansioso el próximo debate. Podríamos discutir si Cristo era Dios o si el verdadero Dios es el hombre.
Es hermoso, como dice el Papa, el debate sobre las cosas opinables. Discutir sobre lo que no es discutible es escandaloso.
Ahora hay que mantener un mínimo de orden: ¿qué tiene que ver discutir la propuesta del cardenal Kasper para ciertos casos de divorciados de un matrimonio sacramental válido que vueltos a casar en unión civil piden acceder a los sacramentos con la carta que las mujeres en secreto o lo que sean de unos sacerdotes italianos le enviaron al Papa? Nada pero nada de nada. Es otro tema.
Concilio Vaticano I:
. “pues no fue prometido a los sucesores de Pedro el Espíritu Santo para que por revelación suya manifestaran una nueva doctrina, sino para que, con su asistencia, santamente custodiaran y fielmente expusieran la revelación trasmitida por los Apóstoles, es decir el depósito de la fe”.
Es ilegítimo que digas "el Papa y los cardenales", porque se trata de la iniciativa de un Cardenal y ya está, quizá apoyado por algún otro. Otros muchos cardenales han dicho exactamente lo mismo que yo: que esto es un tema que no puede cambiar y que no tiene absolutamente ningún sentido inquietar a los fieles planteando cambios imposibles. Por no hablar de que los cardenales, como tales, no tienen absolutamente ninguna autoridad sobre mí, así que plantearlo como un tema de obediencia es absurdo. El que sí que tiene autoridad por razón de su cargo en temas doctrinales es el Card. Müller y ya sabemos lo que dijo sobre el tema. Y el Papa, como es lógico, no se ha pronunciado en absoluto.
En cualquier caso, no se trata de lo que decida nadie, sino de lo que es o no es irreformable en sí. Yo no tengo dudas de que, como ha prometido el Señor, las puertas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia y se mantendrá su indefectibilidad e infalibilidad. Pero no recuerdo que Cristo prometiera nunca nada sobre la prudencia de unos eclesiásticos y otros, y el daño de plantear debates sobre lo indiscutible es muy grande.
Habíamos sido llamados para hablar del matrimonio y nos encontramos en cambio discutiendo sobre los divorciados vueltos a casar.
Se ve que se puede ser cardenal y no estar para nada de acuerdo con que se debata sobre doctrinas que la Iglesia no puede cambiar.
Es más, se puede ser obispo y comentar discretamente que "el ministerio de Pedro es confirmar en la fe a los hermanos y no crear confusión".
Y más cosas que se pueden decir y de momento no se dicen públicamente, precisamente para evitar crear confusión y desasosiego a los fieles pero que, si hace falta, se dirán.
Yo de momento me limito a ver el panorama, a intentar defender la enseñanza de la Iglesia de los ataques que recibe desde dentro y a confiar en el Señor.
¿Que el papa no ha enviado un cuestionario para conocer que expresemos una opinión sobre estas y otras cuestiones?
Y solo faltaba que si se quiere que se debata sobre el fondo de la cuestión, no se pudiera debatir sobre si es sabio, sensato, lógico y pastoralmente conveniente el mero hecho de poner a la Iglesia ante la tesitura de dicho debate.
Hasta ahí podíamos llegar.
Tarde o temprano tendría que ocurrir, porque la estrechez de miras de algunos y su forma curiosa de entender el cristianismo católico les está llevando a ello desde hace mucho tiempo.
Nada nuevo que no se viera durante el Concilio Vaticano II respecto de determinados temas cuya mera discusión era escandalosa.
Nihil novum sub sole.
y era escandalosa para algunos, quería decir.
Y Antonio en que el debate que, en contra de lo que decís, no discute la doctrina católica de la indisolubilidad del matrimonio, ha sido aceptado por el papa y cardenales. No q le den la razón a Kasper en todo lo que dice, pero sí en la necesidad de reflexión pastoral sobre el problema. Muller no ha dicho ni por asomo las cosas que se han dicho e insinuado aquí. Los cardenales que no crean oportuno el debate lo dirán en donde corresponda y sin hacer el tipo de suposiciones q algunos se permiten sin tener más vela en este entierro que yo misma sin ir más lejos.
La religión católica no es la religión del papa, que es sólo un custodio del depósito de la fe, del que nada debe alterar ni innovar.
"¿Que el papa no se ha pronunciado sobre la conveniencia de debatir y tratar este asunto?"
No. Y aunque lo llegara a hacer, sería una mera decisión prudencial con la que nadie tendría por qué estar de acuerdo.
"¿Que los cardenales de una y otra posición no lo están debatiendo públicamente?"
No. Lo están refutando públicamente, que es algo totalmente distinto. Cuando alguien dice una barbaridad pública, la obligación de un católico es refutarla, pero eso no hace que la barbaridad sea menos bárbara o un tema "en discusión".
"¿Que el papa no ha enviado un cuestionario para conocer que expresemos una opinión sobre estas y otras cuestiones?"
No. Se envió un cuestionario para conocer la situación en las diversas diócesis, cómo está allí la familia, el matrimonio la legislación, la práctica de sus fieles, etc. La Iglesia no funciona por opiniones ni por encuestas, por favor.
Esa mentalidad mundana es completamente ajena al catolicismo.
Si San Pablo señaló a San Pedro una línea roja en Antioquía, bien pudiera ocurrir hoy lo mismo. Y en la historia de la Iglesia hemos visto cosas así en varias ocasiones -incluso en el siglo II-. Lo que pasa es que algunos tenéis un desconocimiento cuasi absoluto de dicha historia y estas cosas os parecen inconcebibles.
"La tesis de que un grupo de personas han señalado una línea roja que si llega a producirse van a actuar provocando mucho daño a la Iglesia y al Santo Padre, me parece profundamente peligrosa y desestabilizante para la Iglesia"
Esas "línea roja" existe hace mucho tiempo, se llama doctrina definitiva de la Iglesia. Que cuestiones eso muestra que tus opiniones sobre este asunto valen lo mismo que las de un agnóstico, porque en esto piensas como piensa el mundo.
Y siento la contundencia, que ya sé que te molesta. Aunque digas las cosas con la mejor intención del mundo, cosa que no tengo inconveniente en reconocer, eso no quita que sean barbaridades monumentales.
Pero si se realiza para que las personas se expresen (cosa que parece molestarle mucho a algunos) y poder conocer determinadas situaciones.
Y claro que no me parece mal que determinada posición es errónea, absurda o infundada. Lo que me parece mal es que se presione a determinadas personas para retirar escritos con los que no se está de acuerdo.
y también me parece mal que se menosprecie, se trate de forma despectiva y se ridiculice a personas que con humildad y obediencia a la Iglesia propongan cuestiones, que caso de no ser adecuadas, no serán adoptadas por el sínodo cuya decisión será respetada.
Esa actitud no es adecuada, en mi humilde opinión, para construir Iglesia, y difícilmente servirá para afrontar los retos de la evangelización tal y como se proponen en la Evangelii Gaudium.
Estoy de acuerdo que el debate que ha sido propiciado por el Papa no discute la doctrina católica de la indisolubilidad del matrimonio.
Estoy de acuerdo en que no le den la razón a Kasper en todo lo que dice o en nada si quieren, pero sí en la necesidad de reflexión pastoral sobre el problema.
En verdad me limitaría a leer el debate sin participar pero no creo que sea bueno debatir la propuesta que cada uno le da la gana adjudicarle a Kasper.
La propuesta de Kasper es la que el escribió y ninguna otra. La copié el 17/05/14 3:14 AM
Y sería larga la lista de los comentarios en los blogs donde se trata el tema que caen en el pecado contra la justicia cuando no contra el primer mandamiento.
En fin... como dicen los franciscanos paz y bien y como me enseñó el Señor "Bienamada, sólo espera y verás".
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1º. Se habla de lo que permita el blogger
2º y fundamental: Tiene muchísimo que ver. No me detengo a explicarlo porque:
a) es obvio
b) quien no lo encuentre obvio necesitará una
explicación larga y prolija que no
tengo tiempo de hacer.
"Bruno, de nuevo me recuerdas lo obvio. Es evidente que el cuestionario no se realiza para gobernar la Iglesia a golpe de encuestas"
Pues no será tan obvio cuando tú lo utilizas para "probar" que se puede cuestionar la doctrina universal de la Iglesia. El Papa (el actual y los anteriores, porque estos cuestionarios los ha habido siempre en los sínodos) no pide opiniones sobre si es cierta o no la doctrina de la Iglesia, sino sobre la situación real de cada diócesis, que es algo totalmente distinto. Lo que pasa es que según que medios de comunicación lo plantearon de otra forma sin ninguna prueba, como ya explicó el P. Lombardi.
"Pero si se realiza para que las personas se expresen (cosa que parece molestarle mucho a algunos) y poder conocer determinadas situaciones".
Lo de "expresarse" es otra de esas afirmaciones que insinúan mucho y no dicen nada. Obviamente, responder a un cuestionario es, por definición, expresarse. Pero, de nuevo, eso no significa en ningún caso que se pidan o tengan algún sentido opiniones de católicos que cuestionan la enseñanza universal de la Iglesia.
"Y claro que no me parece mal que determinada posición es errónea, absurda o infundada. Lo que me parece mal es que se presione a determinadas personas para retirar escritos con los que no se está de acuerdo".
No sé si entiendo bien estas frases. Parece que falta algo. En cualquier caso, es lo que la Iglesia ha hecho siempre (incluyendo, por supuesto, este pontificado): recordar a los católicos que no tienen derecho a hablar como tales en contra de la doctrina de la Iglesia, ya sean seglares o (más grave), clérigos.
"y también me parece mal que se menosprecie, se trate de forma despectiva y se ridiculice a personas que con humildad y obediencia a la Iglesia propongan cuestiones, que caso de no ser adecuadas, no serán adoptadas por el sínodo cuya decisión será respetada"
Bueno, esto mezcla muchas cosas. Todo eso que dices supone que el destinatario no merezca esas apreciaciones, que es lo que hay que probar en cada caso. Si las merece, entonces no cabe esa objeción. Podría haber falta de caridad, pero eso ya es algo interno de la persona que no cabe juzgar. Lo mismo que lo de la "humildad", que es una opinión personal tuya que no cabe utilizar como argumento.
Me hace gracia que hables de "obediencia a la Iglesia" y "cuya decisión será respetada". Y me hace gracia porque esa actitud "humilde de obediencia a la Iglesia" de la que hablas precisamente no respeta la decisión de la propia Iglesia. ¿Hace falta que cite la gran cantidad de pronunciamientos magisteriales sobre este tema que no está respetando el Cardenal Kasper? ¿Por qué habría que respetar lo que diga este sínodo si no se respeta el magisterio anterior?
"Esa actitud no es adecuada, en mi humilde opinión, para construir Iglesia, y difícilmente servirá para afrontar los retos de la evangelización tal y como se proponen en la Evangelii Gaudium"
Es tu opinión, claro, pero lo que la Iglesia ha considerado durante dos mil años como inadecuado para construir la Iglesia era, precisamente, rechazar su magisterio universal y definitivo y permitir el adulterio.
¿Dónde hago yo eso? Te pasas el tiempo adjudica dome cosas que no digo, es cansino.
Lo utilizo para demostrar que el papa no se escandaliza por el hecho de que la gente hable,dialogue y razone siempre que lo hagan desde la humildad y obediencia a la Iglesia, porque prefiere una iglesia accidentada que una Iglesia muerta.
¿Qué respeto tiene dicho cardenal, y los que le apoyan, al magisterio de San Juan Pablo II, quien en la exhortación apostólica POST-SINODAL Familiaris consortio, dictaminó esto?
En unión con el Sínodo exhorto vivamente a los pastores y a toda la comunidad de los fieles para que ayuden a los divorciados, procurando con solícita caridad que no se consideren separados de la Iglesia, pudiendo y aun debiendo, en cuanto bautizados, participar en su vida. Se les exhorte a escuchar la Palabra de Dios, a frecuentar el sacrificio de la Misa, a perseverar en la oración, a incrementar las obras de caridad y las iniciativas de la comunidad en favor de la justicia, a educar a los hijos en la fe cristiana, a cultivar el espíritu y las obras de penitencia para implorar de este modo, día a día, la gracia de Dios. La Iglesia rece por ellos, los anime, se presente como madre misericordiosa y así los sostenga en la fe y en la esperanza.
La Iglesia, no obstante, fundándose en la Sagrada Escritura reafirma su práxis de no admitir a la comunión eucarística a los divorciados que se casan otra vez. Son ellos los que no pueden ser admitidos, dado que su estado y situación de vida contradicen objetivamente la unión de amor entre Cristo y la Iglesia, significada y actualizada en la Eucaristía. Hay además otro motivo pastoral: si se admitieran estas personas a la Eucaristía, los fieles serían inducidos a error y confusión acerca de la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio.
Fijaos en las negritas que he puesto, porque ESO ES lo que YA ESTÁ PASANDO. Ya hubo un sínodo en el que se debatió esto. Ya hubo un dictamen de la Iglesia. ¿A cuento de qué vamos a volver a debatir sobre el mismo tema? ¿qué parte de las palabras de San Juan Pablo II no entienden Kasper y cía? ¿qué tipo de autoridad doctrinal pretenden tener los que pisotean la autoridad de un Papa santo, que probablemente acabe recibiendo el nombre de Magno?
Quien quiere que se debata sobre esto, está causando una confusión importante en muchos fieles. No en quienes sabemos que la Iglesia no puede traicionarse a sí misma y a Cristo cambiando la doctrina sobre tres sacramentos.
El mero hecho de debatir sobre esto es en sí mismo un escándalo para muchos. Y esos muchos tienen también derecho a ser misericordieados.
Conste que esto que digo ahora ya lo dije en diciembre del año pasado. Y añadí el factor del cisma, que ya ha señalado el P. Santiago Martín (Ver vídeo):
http://infocatolica.com/blog/coradcor.php/1312061140-la-posible-comunion-de-divorc
Bruno Moreno.
"Los principios que dirigen ahora a la Iglesia conciliar son cada vez más claramente opuestos a la doctrina católica"
Lefebvre.
“Existen decisiones del magisterio que no pueden considerarse como la última palabra en una materia en cuanto tal, sino un estímulo sustancial en relación al problema y sobre todo una expresión de prudencia pastoral, una especie de decisión provisional.
Su sustancia permanece válida, pero los detalles respecto a los cuales las circunstancias de tiempo han ejercido influencia pueden postular una posterior rectificación. En este sentido, pueden serlo las declaraciones de los papas durante el siglo pasado tanto en relación a la libertad religiosa como a las decisiones antimodernistas de principios de este siglo, en particular las decisiones de la Pontificia Comisión Bíblica de la época.”
Ratzinger.
Lo único que faltaba: una Iglesia en asamblea constitucional permanente. Con B de Babel.
"¿Dónde hago yo eso? Te pasas el tiempo adjudica dome cosas que no digo, es cansino"
La doctrina universal de la Iglesia dice que, como el matrimonio es indisoluble, las nuevas uniones no son matrimonios válidos y, por lo tanto, el que los contrae vive en adulterio. Y dice que los adúlteros en general y los que están divorciados y en una nueva unión en particular, no pueden comulgar, porque el adulterio es pecado grave. Y el Cardenal Kasper ha cuestionado eso. Y por lo tanto, ha cuestionado la doctrina definitiva de la Iglesia. Y tú has dicho que está muy bien que lo haga y una de las razones que has dado es que el Papa mandó una encuesta para "que expresemos una opinión sobre estas y otras cuestiones".
¿Qué parte de todo eso no es cierta?
Dices: "el hecho de que la gente hable, dialogue y razone siempre que lo hagan desde la humildad y obediencia a la Iglesia, porque prefiere una iglesia accidentada que una Iglesia muerta"
De nuevo, es una afirmación confusa. Si estás hablando del caso actual, donde dices "hable, dialogue y razone" en realidad, hablando sin eufemismos, hay que poner "cuestione la doctrina constante de la Iglesia". Y donde dice "desde la humildad y obediencia a la Iglesia" hay que poner "aunque sea en contra de incontables enseñanzas del magisterio de todas las épocas, incluida la nuestra". Más eufemismos no, por favor. Llamemos a las cosas como son.
Y si, tal como se deduce de tus palabras, mantener la fe es mantener "una Iglesia muerta", la Iglesia siempre ha estado muerta desde el tiempo de los Apóstoles.
Como no cuestionas nada más de lo que he dicho, supongo que te parece bien.
Saludos.
En lo de la libertad religiosa no estamos ante una materia doctrinal que tenga rango de dogma de fe. Sin embargo, las doctrinas sobre el sacramento del matrimonio y su indisolubilidad -que queda pisoteada por la blasfema sugerencia de Kasper acerca de Dios bendiciendo una segunda unión-, la Eucaristía y la necesidad de estar en gracia de Dios para recibirla -cosa imposible en un adúltero -y de la Confesión y la necesidad de la contricción para recibir la absolución, son dogmas de fe con sus correspondientes anatemas.
Así que Antonio, no nos vendas la burra del lefebvrismo a los que decimos que Kasper está poniendo en peligro la unidad de la Iglesia, porque no cuela.
Me parece que no te has fijado bien en lo que dice Ratzinger: "Su sustancia permanece válida" y "prudencia pastoral".
Ratzinger hablaba de la sustancia doctrinal que no se cuestiona y de temas disciplinares y prudenciales que, como todo el mundo sabe, pueden cambiar. Es decir, nada que ver con hechos de doctrina pura y dura como la calificación de las uniones no sacramentales, el adulterio, el pecado grave y la imposibilidad de comulgar para el que está en pecado grave.
Yo entre romperme una pierna o contraer una neumonía prefiero estar sano, con la gracia de Cristo, que no quiere ni accidentes ni enfermedades para su Esposa
Pero, además, es que tenemos un intérprete autorizado de cómo se interpretan esas palabras de Ratzinger en relación con este asunto: el propio Ratzinger, que estableció claramente que este tema corresponde al depósito de la fe: "Aunque es sabido que análogas soluciones pastorales fueron propuestas por algunos Padres de la Iglesia y entraron en cierta medida incluso en la práctica, sin embargo nunca obtuvieron el consentimiento de los Padres ni constituyeron en modo alguno la doctrina común de la Iglesia, como tampoco determinaron su disciplina. Corresponde al Magisterio universal, en fidelidad a la Sagrada Escritura y a la Tradición, enseñar e interpretar auténticamente el depósito de la fe.
Por consiguiente, frente a las nuevas propuestas pastorales arriba mencionadas, esta Congregación siente la obligación de volver a recordar la doctrina y la disciplina de la Iglesia al respecto. Fiel a la palabra de Jesucristo(5), la Iglesia afirma que no puede reconocer como válida esta nueva unión, si era válido el anterior matrimonio. Si los divorciados se han vuelto a casar civilmente, se encuentran en una situación que contradice objetivamente a la ley de Dios y por consiguiente no pueden acceder a la Comunión eucarística mientras persista esa situación"
Ya sólo faltaría que intentes apoyarte en Ratzinger para decir lo contrario de lo que él enseñaba como Prefecto de la CDF.
Supón mejor que estoy con la cena de mi hija y con trabajo acumulado. Pero todo llegará.
"Supón mejor que estoy con la cena de mi hija y con trabajo acumulado"
De acuerdo. En esos casos, conviene poner algo así como, "el resto lo contesto luego" o "no me da tiempo a contestarlo", o lo que sea, porque si no es difícil saber dónde estamos en la discusión.
Y, por si cocinas tan mal como yo, os deseamos un futuro libre de indigestiones. :)
“prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades”
Pasaje de: Francisco, Papa. “EVANGELII GAUDIUM.” Oficina de Información del Opus Dei.
Sí, pero esa afirmación general la puedo firmar yo también. Así que es ilegítimo utilizarla como si, de algún modo, contrarrestase mis argumentos.
Porque conservar el depósito de la fe no es "aferrarse a las propias seguridades", sino cumplir una misión fundamental de la Iglesia.
Si esto no es una Iglesia enferma en el sentido que Bergoglio emplea, no sé qué es.
A mí esas falsas dialécticas, ya denunciadas por Von Balthasar (caridad vs verdad; ortodoxia vs ortopraxis; piedad vs amor al prójimo) las veo teñidas de un sesentismo insoportable. Cuestión de gustos.
Si la Iglesia hubiera tenido esa mentalidad y actitud que tenéis ahora ¿Hubiera sido posible el Concilio Vaticano II?
http://infocatolica.com/blog/coradcor.php/1312120223-la-iglesia-no-puede-aprobar-p
Entonces escribí:
Si los ortodoxos se han alejado de la fe cristiana en este punto, allá ellos. Nosotros nos debemos al Señor y a su palabra. No lo digo yo. Lo dice el propio Ratzinger:
La praxis de las Iglesias orientales separadas de Roma, que es consecuencia de un complejo proceso histórico, de una interpretación cada vez más liberal –que progresivamente se alejaba de la Palabra del Señor– de algunos pasajes patrísticos oscuros, así como de un influjo no despreciable de la legislación civil, por motivos doctrinales, no puede ser asumida por la Iglesia Católica.¿Se entiende ahora por qué el mero hecho de plantear este asunto puede ser un escándalo para muchos fieles? Es más, ¿se puede apelar a la praxis pastoral para justificar un cambio de esa naturaleza? Cito de nuevo a Ratzinger:
La Iglesia no puede ni siquiera aprobar prácticas pastorales —por ejemplo, en la pastoral de los Sacramentos— que contradigan el claro mandamiento del Señor. En otras palabras; si el matrimonio precedente de unos fieles divorciados y vueltos a casar era válido, en ninguna circunstancia su nueva unión puede considerarse conformé al derecho; por tanto, por motivos intrínsecos, es imposible que reciban los Sacramentos. La conciencia de cada uno está vinculada, sin excepción, a esta norma.
Vuelvo a preguntar. ¿Qué parte de esas enseñanzas definitivas de la Iglesia no entienden Kasper y los que defienden a Kasper?
¿Va s ser necesario que alguien le ruegue al papa emérito -si es que no se lo han rogado ya- que interrumpa brevemente su vida de oración para prestar un último servicio doctrinal a la Iglesia?
Sobre los divorciados y vueltos a casar civilmente, muchos piensan que el Papa o un Sínodo pueden decir: recibirán sin más la Comunión. Pero no es posible.
Son palabras del Cardenal Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
¿Y qué le dijo el papa Francisco al cardenal Meisner acerca de cuál es el servicio que la CDF presta a la Iglesia?
... él me dijo expresamente que cuando ciertas cuestiones teológicas se mantienen abiertas, entonces la importante Congregación para la Doctrina de la Fe está ahí, para aclarar y formular detalladamente.
¿Sigo?
¿En que parte de la propuesta de Kasper al consistorio por pedido de Francisco se dice que se está proponiendo que las personas divorciadas vueltas a unirse decidan comulgar según su conciencia, o sea por motivos intrínsecos?
Es más descarta esa posibilidad cuando dice:
¿es posible negarles ( a los que cumplen esas condiciones) el Sacramento de la penitencia y después el de la comunión sacramental?
Cómo podría ser por motivos intrínsecos quien primero se confiesa y recibe la absolución de un sacerdote.
No me parece que se aplique esa cita de Ratzinger a la propuesta de Kasper
Justamente los que Casparín quiere obviar, porque sería "irreversible" la vida sexual en el nuevo "matrimonio".
No has entendido lo que has leído, de modo que especulas sobre bases erróneas.
"Por motivos intrínsecos" no quiere decir "según su conciencia". Lo que quiere decir es que esa nueva unión es nula y, por lo tanto, los que viven como si fueran esposos pero sin serlo están en una situación intrínsecamente inmoral y no pueden comulgar. Es decir, no depende de las circunstancias, ni de la intención, ni de su conciencia, ni de nada. Nunca pueden comulgar mientras mantengan esa convivencia como si fueran esposos.
Por otra parte, al igual que todos los demás, los divorciados en una nueva unión sólo pueden confesarse válidamente si tienen dolor de los pecados y propósito de la enmienda. Y, en su caso, eso supone arrepentirse de su convivencia inmoral y decidir romperla. Obviamente, si rompen esa convivencia pueden recibir la absolución y comulgar. Pero el Cardenal pretende que se confiesen y reciban la absolución y después la comunión sin arrepentirse, cosa que es absolutamente imposible.
Si se excepcionara a los adúlteros, habría una larguísima lista de personas "discriminadas".
En la práctica, y argumenos lacrimógenos mediante, se suprimiría el sacramento de la reconciliación, que sería nulo por ausencia de intención de no pecar. Y esto es de derecho divino según la doctrina católica, ni el Papa puede dispensarlo.
Posible es. Pero la confesión es nula y la comunión sacrílega, al menos objetivamente.
"Por motivos intrínsecos" no quiere decir "según su conciencia".
Si, tiene razón Bruno. No es válido lo que escribí o como lo expresé, lo volveré a reflexionar.
Nadie pretende cambiar la doctrina.
No se plantea el tema de la indisolubilidad del matrimonio.
No se pretende que se comulgue en pecado mortal
Y nadie ha hablado de celebrar inválidamente ningún sacramento.
Se trata de plantear problemas pastorales concretos.
Y no creo que nadie pueda afirmar que el estar divorciados implique una situación forzosa de no pecado mortal en todo momento y en todos los casos.
Y aunque la línea de Pablo a Pedro no tenga nada que ver, esta precisamente en la dirección de no dar la comunión vergonzantemente en la sacristía a quien consta que puede comulgar. Ha habido líneas en todas las direcciones cierto que si no se pudiera hablar de nada seguiríamos teniendo prohibidos los embutidos
No veo que se proponga ningún cambio doctrinal.
Además de hacer juicios de intención.
Da absolutamente igual que el cardenal diga que no pretende cambiar la doctrina. Sin duda es lo que ocurriría si se le hiciera caso. Sería de agradecer que al menos no nos tomara el pelo considerando que somos tan obtusos como para no saber lo que está en juego.
Las palabras falsas para quedar bien y la planificación astuta para destruir, ya sea personas o instituciones, es cierto que existen. Y en todas partes cuecen habas. Lo que pasa es que no se pueden hacer alegremente esos juicios temerarios. Pueden decirnos lo de "cree el ladrón"
Hay gente que se equivoca de buena fe. Y hay verdaderos maquiavelos y tartufos. Pero quien es quien suele acabar por saberse. Y no hay por qué hacer juicios de intención.
Lo único que quiero señalar es que [el Cardenal Kasper] se calló prudentemente la boca durante el pontificado de S Juan Pablo II, porque si hacía esta teología de rodillas ante el Magno en vez de un cardenalato se hubiera ganado una buena patada donde corresponde. El santo no se andaba con vueltas en esta materia.
En muchos casos Sí que podría ser penitencial. Antes que te cases mira lo que haces.
Según lo entiendo por lo que he leído los ortodoxos tienen un mismo rito para todas las uniones posteriores al sacramento matrimonial, aun en el caso de viudez. El rito es penitencial no la unión. Ellos no diferencian entre matrimonios nulos y fracasados. Y se basan en el principio de lo que llaman economía frente a la acribia o lo justo de hacer. Es un principio basado en la aceptación del mal menor o lo menos perfecto en algunos casos no sólo de fracaso matrimonial. Por ejemplo, ellos consideran que el estado perfecto es el de Cristo, Esposo de la Iglesia, por eso como un estado menos perfecto ordenan hombres casados (aunque no casan ordenados). No es igual al concepto de misericordia, es más bien la tolerancia graduada ante la debilidad o la miseria humana según los casos. Y no es de aplicación automática, es caso por caso. Por ejemplo si un hombre viudo pretende casarse a partir de cierta edad no le autorizaran la nueva unión acudiendo al principio de economía. Y a un divorciado vuelto a unirse puede que le impongan por penitencia 10 años sin comulgar y a otro un período menor. No es algo automático. Hay que diferenciar además las teologías que pretenden explicar esta praxis de la praxis misma.
Una pastoral realista debe tener en cuenta este gran detalle. Entonces, ¿que alternativas pastorales existen para aquellos que, de buena fe, se acercan queriendo regularizar su situación?, ¿que hacer cuando estos que se acercan, ya han formado nuevas familias?, ¿hasta que punto la Iglesia tiene responsabilidad en todo ésto?
Ahora bien, el problema radica en lo siguiente ¿hasta que punto podemos dar crédito a una pareja que se ha divorciado, cuando afirma de que en el acto matrimonial, sus promesas no lo hicieron con entero convencimiento o lo hicieron para cumplir ciertas reglas sociales?, ¿puede nuestra pastoral erigirse en juez de conciencia y descartar el testimonio de quienes fueron protagonistas y celebrantes principales en lo que se creía era un matrimonio válido? Debiera de ser más accesible la Iglesia en ese tema y asumir la responsabilidad que le corresponde.
Ahora bien, de una pareja que ha testimoniado haber contraido en conciencia matrimonio y que posteriormente, alejandose de la fe cristiana, se han divorciado y contraido nuevas nupcias por la ley civil. Que se haya dado esta situación no implica que ésta familia no cumpla con su rol natural en la Iglesia y en la sociedad, la ausencia de relaciones sexuales que estén siempre abiertas a la vida, sería ir en contra de su rol, cuando de hecho, se constituyeron en familias crisitanas. No quisiera abundar en lo mismo, ya hablé en suficiencia sobre el camino penitencial a recorrer ante esa situación irregular en que están viviendo.
Eso de la comunión "espiritual" que reditúa los mismos beneficios que se les ha planteado una y otra vez a los divorciados vueltos a casar, no es del todo aceptable.
Jesús afirmó que el matrimonio (válido) es indisoluble, eso se debe de enseñar y mantener siempre. Pero Jesús también habla de la excepción donde se reconoce nuestra condición pecadora, cuando habla sobre el divorcio en el Antiguo Testamento. ¿Acaso la naturaleza humana no es la misma ayer, hoy y no lo será en el futuro? "porque eran duros de corazón" ¿que nos hace suponer que ahora la situación es distinta?
Estoy convencido que todo esto tiene una salida y que la Gracia ha de renovarlo todo y se dará el milagro de "nacer de nuevo". Tenemos la garantía de nuestro Señor Jesucristo.
1) "Y sabemos, que en la mayoría de los casos, señores, no es así, que adolecen de deficiencias que lo hacen nulos" ¿Cómo lo sabe? ¿Tiene el anulómetro? ¿Sus papás caen dentro del 50% de padres de bastardos?
2)" la ausencia de relaciones sexuales que estén siempre abiertas a la vida, sería ir en contra de su rol, cuando de hecho, se constituyeron en familias cristianas"
Si son adúlteros, ¿cómo pueden constituirse en familias cristianas?
3)"Pero Jesús también habla de la excepción donde se reconoce nuestra condición pecadora, cuando habla sobre el divorcio en el Antiguo Testamento. ¿Acaso la naturaleza humana no es la misma ayer, hoy y no lo será en el futuro? "porque eran duros de corazón"
¿No leyó el Evangelio: "En el principio no fue así" ; "La ley dice... pero Yo os digo" ¿No entiende que Dios, como supremo legislador, abolió la tolerancia veterotestamentaria, porque a la vez elevó el matrimonio a sacramento?
4) "la Gracia ha de renovarlo todo y se dará el milagro de "nacer de nuevo". Tenemos la garantía de nuestro Señor Jesucristo".
Sí claro. Dejando el pecado y rompiendo con las relaciones de pecado, haciendo propósito de no pecar más. Como con todos los pecados que cometemos en nuestra cochina vida, sin necesidad de que la Iglesia nos ponga almohadas para seguir pecando.
Esta polémica muestra la falta de formación sobre los sacramentos de muchos fieles. Un error cometido silenciosamente durante muchos años en nuestra Iglesia. Sale el pus por aquí como podía salir por otro sitio.
Y vemos como hay una serie de prelados (sobre todo germánicos) que intentan cuadrar el círculo: mantener la indisolubilidad del vínculo (para no romper con Cristo) y a la vez buscar alguna forma de no aplicar la medicina sacramental de la penitencia debidamente realizada, para contentar a unos pecadores públicos. Por desgracia, lo hacen no por misericordia (la verdadera misericordia sería hablar con claridad y amor del riesgo grave para el alma del pecado grave, igual que el médico misericordioso es el que actúa, no el que niega la gravedad), sino por cobardía ante el mundo. En este caso, ante el concepto matrimonial del mundo.
No es sino una mundanalización de algunos prelados y grupos de presbíteros y fieles.
Y digo que Dios puede sacar bienes de los males porque esta polémica puede hacer buenos servicios a la larga:
1) Es posible que gracias a ella, se corrija la tendencia tan desastrosa de la pastoral sacramental, que en la práctica ha reducido a casi nada el valor auténtico de los sacramentos. La mayoría de los propios católicos los ve como simples símbolos externos (¿hablamos de cuantos católicos- incluyendo los de misa- creen VERDADERAMENTE en la transubstanciación?) y no son pocos los que los ven como actos sociales. Tal vez Dios haga que a partir de ahora los sacerdotes y obispos hablen más del auténtico sentido del sacramento del matrimonio, del sacramento de la eucaristía, del sacramento de la reconciliación. Y así se enseñe en los seminarios y en las catequesis. En ese aspecto, no se puede decir que el Papa Francisco no esté hablando claro (particularmente de la importancia de la confesión, y la confesión bien hecha).
2) Muchos, muchos obispos y hasta cardenales se están posicionando. Algunos se alinean con la tesis de Kasper (que, con todo respeto, yo llamaría "mundanizante"), pero muchos otros salen a defender la sana doctrina. Quizá en este asunto se rescate un tanto el valor conciliar de la Iglesia, aunque sólo sea porque el papa Francisco lo ha permitido. Sin duda su papel debería ser otro (confirmar a los hermanos en la fe), pero, ¿y si su debilidad también redunda en algo bueno, una cierta "despapización"? A fin de cuentas los ortodoxos tienen un desastre de organización jerárquica y, curiosamente, carecen de disensiones doctrinales de esta envergadura. Tal vez Dios dé a muchos obispos el valor para salir a defender la sana enseñanza bimilenaria de la Iglesia- como es su obligación, en vez de tener tortícolis de tanto mirar a Roma a ver que paso de baile hay que seguir- en vez de intentar contentar al mundo (concretamente, a algunos católicos alemanes recasados y ricos, para qué vamos a hablar en eufemismos).
3) Si se diera lo que yo pienso, la doctrina sobre el matrimonio y los católicos recasados, no sólo estaría clara en sus fundamentos (que ya lo está), sino que también se desarrollaría más extensamente en su pastoral, dando consejos y orientaciones para tratar los casos difíciles, y estimulando la adopción de medidas para evitar este problema (hay pocos que exijan tomar la comunión, pero bautizados recasados en adulterio objetivo hay millones... y ese para mí es el verdadero problema). Pienso por ejemplo en una mayor rigurosidad a la hora de la investigación previa al matrimonio sobre el ánimo de los contrayentes, que es tarea del presbítero (lo del "como los contrayentes son ellos, yo me lavo las manos" ya no se soporta más: los frutos son desastrosos). Pienso en una pastoral específica para novios más potente, que ayude a los católicos a discernir mejor a su futuro cónyuge (ese campo está casi virgen, salvo algunas iniciativas personales o de grupos carismáticos, bastante aisladas). Pienso en un seguimiento más estrecho de los matrimonios católicos, animando la pastoral de matrimonios para que la comunidad les ayude en sus dificultades, y puedan superarlas. Pienso en una mejora sustancial del tribunal de las denuncias de matrimonio canónico: ojo, no digo laxitud o facilidad en plan puerta gatera del "divorcio católico". Pido en cambio más ayuda, más medios, más agilidad, más ofrecerse a los matrimonios, porque también un tribunal puede ayudar a algunos a corregirse.
Y de todo esto puede Dios sacar un bien.
En los primeros siglos de la Iglesia, lo que apasionaba a los obispos y teólogos era conocer la naturaleza de Cristo. Y aunque en esencia ya era creída la doble naturaleza desde las primeras comunidades, la realidad es que las teorías de innumerables herejes pusieron a pensar a todo vapor a grandes teólogos católicos, de forma que se definió de forma mucho más precisa y amplia. En cierto modo, gracias a las herejías y errores se conoce mejor la naturaleza humana y divina de Cristo, lo cual es un gran tesoro.
Pues en nuestra época la guerra está en la aplicación pastoral de la doctrina. Tal vez sea ahora el momento de explayarse en una doctrina ya estable y clara pero quizá poco predicada o conocida, poco prensada para los muchos casos particulares que se producen cuando la plaga del divorcismo civil tiene no más de 50 años en las sociedades occidentales, y se plantean situaciones frecuentes y nuevas a las que hay que dar respuesta. Tal vez esta polémica sirva para hacer más eficaz esa respuesta.
Tal vez saque Dios un gran bien de este mal. Tengamos esperanza, recemos por las almas confusas. El Señor no las abandonará. Hablemos, claro está, pero con confianza en Nuestro Señor Jesucristo.
No tengo duda alguna que Él suscitará profetas y santos para guiar a su Iglesia en los tiempos de turbación. Sigámosles.
Por más que nos incomode estas preguntas hay que reconocer que tiene razón, si los divorciados vueltos a casar pueden llegar a la salvación por vías extra-sacramentales entonces ¿para que hablamos de la importancia de los sacramentos?
No solo por misericordia, sino también por coherencia, la Iglesia debe saber encontrar la aplicación de la doctrina en el caso concreto de las personas. Eso de que no puedan llegar a la Confesión y a la Eucaristía antes de regularizar su situación es más bien el cuadro ideal que real. La pastoral debemos hacerla en base a lo real, existe sufrimiento, vidas que tratan de reconstruirse, enviarlas a las periferias de nuestra Iglesia no es lo más adecuado. Existen muchas ironias dentro de nuestros planteos pastorales, una de ellas ya las cite en las palabras de Kasper. Existen suficientes argumentos en el Evangelio que dan la posibilidad a nuevos enfoques, a miras más amplias, a recursos enteramente licitos, para que las personas que hasta hoy se ven impedidas en participar de estos sacramentos, puedan hacerlo.
Cuanto he escuchado hablar de este tema a personas que dicen tener fe en Cristo, pero que divergen de la fe de Cristo, bien expresados en los Evangelios. Y Jesucristo sigue yendo a las periferias existenciales para recuperar a una oveja perdida y reintegrarlas a las 99, ¿será que en nuestro desarrollo doctrinal y estrategias pastorales alguna vez hemos de poder refljar eso en forma mas clara y creible?
Algo pesimista esa idea de que los católicos de misa no creen VERDADERAMENTE en la transubstanciacion. Puede que ignoren los detalles teológicos pero reconocen el misterio de la presencia Eucarística, saben q reciben a Jesucristo. Yo no he percibido falta de fe en la Eucaristía entre los creyentes.
En cambio demasiado optimista respecto a la Iglesia ortodoxa, pues puede que no disputen y estén todos de acuerdo, pero en el tema que estamos tratando decía el otro luis que muy ortodoxos no son.
Tienes que reflexionar y pensar un poco más en las cosas que dices, en lugar de escribir y escribir a toda velocidad.
"Por más que nos incomode estas preguntas hay que reconocer que tiene razón"
En absoluto. La frase de Kasper es una barbaridad. Y, de hecho, está contestada en el post. ¿No lo has leído? Es falso que la Iglesia les remita a la "vía de la salvación extrasacramental". Se les remite al sacramento apropiado, que es la confesión, incluyendo el arrepentimiento y el propósito de la enmienda. Y si no quieren arrepentirse y enmendarse, no les remitimos a nada, son ellos los que no quieren recibir el sacramento.
"Iglesia debe saber encontrar la aplicación de la doctrina en el caso concreto de las personas"
Eso es lo que la Iglesia ha hecho siempre. ¿Qué cambia en este caso? Que a los pecadores no les gusta que la Iglesia les diga que la aplicación de la doctrina en su caso implica arrepentirse y convertirse, y por eso piden que cambie la "aplicación", que en realidad significa que cambie la doctrina.
"La pastoral debemos hacerla en base a lo real"
Lo real es que el que está en pecado grave no puede comulgar. Lo que no es real es la pretension de quienes viven en adulterio de que todos finjamos que no viven en adulterio para que, mágicamente, ese adulterio desaparezca.
"Jesucristo sigue yendo a las periferias existenciales para recuperar a una oveja perdida y reintegrarlas a las 99, ¿será que en nuestro desarrollo doctrinal y estrategias pastorales alguna vez hemos de poder refljar eso en forma mas clara y creible?"
En realidad, la propuesta de Kasper no va a por la oveja perdida, lo que hace es declarar que la oveja perdida, en realidad, no está perdida y que puede seguir viviendo muy cómodamente lejos de la moral de la Iglesia y del Evangelio.
Saludos.
Al menos que se estudie cada caso
Lo que no se puede decir es que comulgue alguien sin arrepentirse de los pecados. Eso sí que es apodíctico y eso es lo que niega [el Cardenal Kasper].
Dos casos:
1) Si un divorciado no tiene relaciones sexuales con una nueva pareja, no existe ninguna polémica. La Iglesia ha dicho desde hace mucho tiempo que en esos casos es posible comulgar con ciertas condiciones. Así pues, no tendría sentido la propuesta del cardenal, porque es algo que ya se hace.
2) Si un divorciado tiene relaciones sexuales con la nueva pareja, está adulterando y, por lo tanto, en pecado grave. Si el cardenal propone que comulgue, está proponiendo que comulgue en pecado mortal, aunque convenientemente omita decirlo con esas palabras.
Decir lo de "todos los divorciados" o que "en ningún momento ha dicho que" es desviar la cuestión y ocultar la realidad, respectivamente.
Sin duda, los ortodoxos yerran al admitir un divorcio, pero ya se ha comentado aquí la naturaleza tan especial que tienen el segundo matrimonio y subsiguientes (penitenciales), no se trata de una simple equiparación con el divorcio civil. De todas formas, yo me refería a poner en discusión la naturaleza del sacramento penitencial y eucarístico: ningún obispo ortodoxo se plantearía abrir una discusión sobre la forma de hacer lícita en algunos casos la comunión sacrílega.
"Puede que esté equivocado pero al menos se preocupa por las personas. Otros pasan de las personas y solo les preocupa que no se les tambaleen las ideas"
No comparto en absoluto esta última aseveración, últimas palabras. Estimo que aquellos que defienden la doctrina católica sobre indisolubilidad del matrimonio, están realmente interesados en lo único que realmente importa: la salvación del alma.
Las enseñanzas de la Iglesia no son "nuestras ideas". Las ideas son de las personas, los mandamientos son de Dios. Por lo que a mi respecta, desde luego que me preocupo de los adúlteros, por eso quiero que abandonen su pecado, y rezo por ello: que abandonen su adulterio, que realmente puedan demostrar (si lo creen en conciencia y responde a la realidad) que su primer matrimonio es nulo, que Dios les de fuerzas para soportar el hecho de ser abandonados y no acaben, por miedo a la soledad (ningún cristiano está realmente nunca solo) intentando enmendar un mal con otro mal.
Lo que jamás ayudará a las personas es justificar su pecado para que sigan en él.
domingo:
"Eso de que no puedan llegar a la Confesión y a la Eucaristía antes de regularizar su situación es más bien el cuadro ideal que real."
El cuadro real es el de nuestra naturaleza caída, y nuestra tendencia al pecado. No hay pecado que no pueda ser perdonado. Y los pecados mortales, con más razón que los demás, deben pasar por el proceso de reconciliación. Y el proceso de reconciliación exige dolor de los pecados y ruptura con la vida de pecado. Hay cientos de ejemplos de santos que rompieron relaciones ilícitas (ya se ha citado el caso de san Agustín) y otras vidas de pecado, lo que demuestra que se puede. Hace falta la Gracia, por supuesto, pero Dios la envía a quien se la pide.
No estamos imposibilitados de reconciliarnos con Cristo. Estamos imposibilitados de hacerlo si no queremos renunciar a nuestro pecado. Un sicario no puede alcanzar la Gracia si no abandona el crimen; un ladrón no podrá volver al Amor del Padre si no abandona el robo; un adúltero no podrá reconstituir su relación con Dios si no deja el adulterio.
El hecho de que sea un adulterio aceptable a ojos del mundo no cuenta nada. Para el católico sólo importa lo que Dios quiere.
Sin la Gracia de la reconciliación con Dios, no sólo no sirve la comunión, sino que puede comulgar su propia perdición por añadir sacrilegio a su pecado de adulterio.
Y no sólo no ha dicho lo de comulgar en pecado mortal, tampoco tenemos por qué creer que sea esa una intención oculta ni que sea el anticristo, puede tener excelente intención - equivocado o no.
No respondes. ¿En qué caso está la propuesta del Cardenal Kasper, en el 1 o en el 2? En uno no tiene sentido y en el otro dice exactamente que deben comulgar en pecado mortal (o que el adulterio no es pecado, que también es posible).
En cualquier caso, la intención del Cardenal Kasper es algo que solo conoce Dios y que es irrelevante para la cuestión en sí. Porque lo que importa es que su propuesta es contraria a la fe de la Iglesia y, en la práctica, introduce el divorcio entre los católicos.
Y me alegra que te preocupes por las personas, pero eso no quita para que haya otros a los que no les importan nada, y siempre piensan lo peor pero no mueven un dedo para echar un cable a quien lo necesita.
Y de más países. Y de más continentes. Y de todo el mundo.
Quien crea que somos cuatro locos fundamentalistas los que estamos muy preocupados con este tema y sus posibles consecuencias, no sabe lo que cree.
Mi querido Bruno, tu y yo tal vez veamos la situación de muchos hermanos que sufren todo ésto desde una posición claramente más cómoda, pero la alternativa de confesarse, arrepentise y ya está solucionado, como por encanto, parecen pasos logicos pero que no siempre se pueden dar asi como piensas.
Muchos casos de fracasos matrimoniales, sabemos y muy bien, que son irreversibles en sus consecuencias. El verdadero arrepentimiento debe venir desde la decisión misma de contraer matrimonio obrando factores de nulidad de por medio y que luego desembocan en situaciones irregulares cuando ya, el hombre y la mujer, deciden formar una familia donde de hecho y sin lugar a dudas se pueden dar, se conviertan en Iglesia doméstica, repito, de hecho.
Es ahi donde existe el problema, pues al desear reconstruir sus vidas dentro de la Iglesia, incluso asumiendo responsabilidades por sus errores anteriores, son enviados a las periferias, como en vagones de segunda clase en este tren que nos lleva a todos a la salvación. Eso de que "son ellos los que no quieren recibir el sacramento" quizás sea cierto en la mayoría de los casos, donde ni les interesa lo que la Iglesia pueda hacer por ellos, pero en otros casos, sería convertirnos temerariamente en jueces de conciencia y mi querido hermano, equivocarnos al querer hacer el bien.
Cuando hablamos de estos hechos, creo coincidimos en algo, que los que no se muestren arrepentidos y los inpenitentes, logicamente no pueden acceder a la Gracia que ofrece Dios, mediante la Iglesia, no los justifico, no es dar la Eucaristía a mansalva y liquidado el pleito.
Ya muchos me harán exposiciones magisteriales sobre la doctrina, ya muchos me tendrán por hereje, pero veo yo que en el episodio de la adultera, Jesús no aplica una condena supuestamente justa y legal "está escrito", es más, defiende al pecador de sus enemigos, esa es la conducta que debemos llevar y así hacerlos llegar a la Gracia de recibir la Eucaristía y que en definitiva así, empiece una nueva vida, repito, nueva vida, un "nacer de nuevo" donde el "ve y no peques más" tenga por fin sentido que debe tener para ellos.
"alternativa de confesarse, arrepentise y ya está solucionado, como por encanto, parecen pasos logicos pero que no siempre se pueden dar asi como piensas"
No parecen pasos lógicos. Son pasos lógicos, necesarios para el perdón de cualquier pecado. Y claro que se pueden dar. Yo lo he visto y se dan. Contra los hechos, no se puede argumentar. Por supuesto que es difícil, pero es que es difícil apartarse de cualquier pecado y cuanto más grave, más difícil es.
"Muchos casos de fracasos matrimoniales, sabemos y muy bien, que son irreversibles en sus consecuencias"
Esto es una barbaridad, dicha con la mentalidad del mundo y no de Dios. Si la voluntad de Dios para un matrimonio es la cruz de la separación, eso no es un fracaso, es una Cruz que Dios convertirá en gloriosa para los cónyuges que quieran hacer la voluntad de Dios. Lo del fracaso "irreversible" es lo que dicen los que creen en el divorcio, para justificar el hecho de romper sus promesas matrimoniales.
Dices: "cuando ya, el hombre y la mujer, deciden formar una familia donde de hecho y sin lugar a dudas se pueden dar, se conviertan en Iglesia doméstica, repito, de hecho"
No solo no es un hecho, sino que es completamente falso. Una pareja adúltera no es una Iglesia doméstica en ningún caso.
"son enviados a las periferias, como en vagones de segunda clase en este tren que nos lleva a todos a la salvación"
Eso es falso y es una afirmación de una desvergüenza impresionante. ¿De manera que, por decirles que dejen de adulterer, la Iglesia les envía a la periferia? Es lo contrario. Ellos se han ido voluntariamente fuera de la Iglesia y la Iglesia va a buscarlos, pidiéndoles que se conviertan y vuelvan. Lo que tú dices no es ir a por ellos, sino decirles que pueden quedarse donde están, porque mágicamente vamos a declarar que el adulterio ahora está bien y ya no tienen que convertirse. Eso es lo contrario de tener misericordia, eso es lo que hace el demonio.
Dices: "Eso de que "son ellos los que no quieren recibir el sacramento" quizás sea cierto en la mayoría de los casos, donde ni les interesa lo que la Iglesia pueda hacer por ellos, pero en otros casos, sería convertirnos temerariamente en jueces de conciencia y mi querido hermano, equivocarnos al querer hacer el bien"
Eso es falso. No estamos hablando de nadie en concreto, sino de una situación objetiva de vivir en pecado grave. Eso no es juzgar la conciencia de nadie, sino las conductas objetivas, como ha hecho la Iglesia siempre. ¿O es la Iglesia una temeraria que se equivoca?
"Cuando hablamos de estos hechos, creo coincidimos en algo, que los que no se muestren arrepentidos y los inpenitentes, logicamente no pueden acceder a la Gracia que ofrece Dios, mediante la Iglesia,"
Pues no veo que coincidamos, porque el arrepentimiento y el propósito de la enmienda implican, necesariamente, la decision de dejar de pecar y de romper la convivencia sexual adúltera. Es decir, exáctamente lo que digo en el post y lo que aparentemente tú has negado tres veces.
"Jesús no aplica una condena supuestamente justa y legal "está escrito", es más, defiende al pecador de sus enemigos, esa es la conducta que debemos llevar"
Eso es lo que ha hecho siempre la Iglesia, que no "castiga" a los adúlteros. Porque el hecho de que no puedan comulgar no es un castigo, sino parte fundamental de lo que es la comunion. Si alguien en pecado grave comulga, comete un pecado peor.
Y, por supuesto, no tiene nada que ver quien comete un pecado de adulterio y luego se arrepiente, y la persona que tiene la intención de seguir en su unión adúltera. El segundo no quiere recibir el perdón.
Lo siento, Domingo, pero tu propuesta, como la del Cardenal Kasper, carece totalmente de lógica. Se reduce a decir que mágicamente, el adulterio a partir de ahora pasará a estar bien, porque somos misericordiosos. Y eso ni es misericordia ni la Iglesia puede hacerlo.
Puede que su papel sea similar al del abogado del diablo, exponiendo interrogantes para que sean debidamente respondidos.
Se le solicitó que planteara preguntas no propuestas.
No nos importa la intención del Cardenal Kasper, que es algo que les concierne a Dios y a él.
En cuanto a la posibilidad que mencionas, no parece que tenga sentido, porque esta propuesta ya fue respondida y condenada en 1994 por la Congregación para la Doctrina de la Fe. Ya lo veremos mañana en el próximo post de la serie.
Saludos.
Hablas de conductas objetivas cuando "lo impuro nace del corazón del hombre" y no lo digo yo. La doctrina está escrita, es rica y sabia, y puede serlo mucho más, tengo fe en Dios de que así será, no está anclada en el tiempo ni depende de nosotros que así sea, pues "el Espiritu sopla donde quiere".
Si bien se ha convocado a un Sínodo de caracter consultivo y no a un Concilio, creo que estos temas debemos de hablarlos, debatirlos, tomar el toro por las astas. Así está el mundo, el pecado ha desdibujado la santidad de la obra de Dios en el mundo, pero creo que El no nos ha de dejar librado a merced de nuestras debilidades. "Todo poder se me ha dado en el cielo y en la tierra", y si lo reflexionamos con el pasaje "así como el Padre me envió, yo los envio a ustedes" tal vez veamos que somos instrumentos inutiles sin las manos de quién es el Señor de todo lo creado.
Gracias Bruno y por favor paciencia.
Por supuesto que puedes opinar en este blog.
Se trata, más bien, de que seas consciente de que los argumentos que has utilizado son muy débiles.
Que "el Espíritu sopla donde quiere" no es un buen argumento, porque se podría usar para apoyar cualquier cosa, desde la ordenación de la mujer hasta la esclavitud, pasando por el matrimonio gay, el racismo o el aborto. Y algo que vale de argumento para cualquier cosa, en realidad es un mal argumento.
En realidad, el Espíritu sopla donde quiere, pero nunca quiere ni puede soplar en contra de lo que ya ha inspirado, que es la fe de la Iglesia, porque el Espíritu Santo no se contradice a sí mismo. Por eso, si la enseñanza constante y definitiva de la Iglesia es que los divorciados en nuevas uniones viven en adulterio y, por lo tanto, no pueden comulgar si no rompen esa situación, eso es lo que sopla el Espíritu Santo, hace mil años, ahora y dentro de mil años.
Saludos.
Luis Ignacio,
Dices que los obispos ortodoxos no plantean comuniones sacrilegas de donde se deduce que sus recasados pueden comulgar porque no están en pecado mortal. Y los católicos en las mismas condiciones ¿Qué?
Bueno, tengo que trabajar.
Saludos ♡
Ahora bien si Casper no es un ingenuo, entonces ¿que es o para quier trabaja? porque lo que esta claro que para la Iglesia y para el bien de las almas no.
Y por favor D. Bruno no me diga que no podemos juzgar. Yo no juzgo, yo constato que ese hombre ni es tonto, ni lelo, ni ignorante, luego entonces si plantea estas cuestiones de esta forma y en el momento en que lo hace, es que hay algo detras y no es nada bueno. Creo que no hace falta ser muy listo ni ser cardenal para ver esto, con haber aprobado Filosofía antes de la Logse y saber leer yo creo que es suficiente, para darse cuenta.
Y la siguente pregunta es ¿Que hace el Papa mientras este señor, porque llamarle cardenal me parece muy muy excesivo, genera un sentimiento en muchos católicos divorciados, de que de alguna manera la iglesia viene a admitir las segundas nupcias?. Porque el tema va mucho mas allá de la comunión espiritual, y de la otra, la cuestión es si por la vía de hecho, hacemos como que si te casas de nuevo, no pasa nada y te hacemos creer que todo va bien y que to el mundo es gueno, y que al final nos salvamos todos, porque todos tenemos buena intención, y no somos mala gente. Esto no me lo he inventado, esto lo he oido a varias personas en esa situación con diferentes matices, y me parece un escándalo grave que un purpurado genere estas espectativas, tan apartadas de la recta doctrina, algo para lo que no tiene autoridad ni siquera teórica puesto que como usted mismo hace desmonta sus tesis en muy poco espacio. El Casper no esta tratando de analizar las antinomias de Kant, para lo cual se pueden realizar largas conjeturas, y estar hablando mucho tiempo, esta hablando sobre algo muy claro, que Cristo dejo meridianamente claro, y que nadie puede cambiar sin romper la coherencia del mensaje cristiano y por supuesto sin faltar a la verdad, puesto que el orden moral no es una "invención"para fastidiarnos, sino que probablemente sea el mejor orden natural que nos puede dar Dios, coherenemente con sus atributos de maxima bondad, belleza verdad, etc.
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