¿Las ecografías matan a las niñas?
Ecógrafos, benditos «aparatos». En USA los abortistas los llaman «el arma de destrucción masiva» del movimiento provida. La visión del «fruto del vientre» consigue muchas veces avivar ese pequeño rescoldo de humanidad que reside en los instintos. Y se salvan vidas.
También nos hace a los varones algo partícipes de los embarazos de nuestros hijos. Es muchísimo más que el «pon la mano aquí, sentirás cómo se mueve». Una delicia poder contemplar al bebé en seno de la madre. Es una experiencia personal, pero seguro que compartida.
Pero,…. Siempre hay un pero. En un discurso de 2006 en las Naciones Unidas, el demógrafo Nicholas Eberstadt, decía:
Desde hace cinco años, el público estadounidense recibe puntual información sobre lo que comunmente llamamos «guerra global contra el terror». Sin embargo, una guerra mundial no menos importante, de hecho es una guerra contra la naturaleza, contra la civilización y contra la humanidad está en marcha en los últimos años. Esta guerra, desgraciadamente, atrae mucha menos atención y cobertura a pesar de su inmensa importancia. Es una batalla mundial que podríamos llamar «la Guerra Global contra las Niñas»
Los ecógrafos se han convertido en esta guerra en la gran arma femenicida, permite determinar el sexo del feto en estadíos muy tempranos, y no sólo en países como China, con la política de sólo un hijo, o en la India o en otras culturas asiáticas. También en Occidente, la baja natalidad fruto del egoísmo combinada con la posibilidad de la elección de sexo y la facilidad del asesinato, vía aborto provocado, hace que se prefieran a los varones sobre las mujeres.
Como demuestra Eberstadt es un hecho que ya tiene manifestaciones demográficas evidentes y terroríficas. La tasa de nacimiento de varones es algo superior al de mujeres en condiciones normales, entre 101 y 107 niños por cada 100 niñas. Parece que tiene su justificación natural en que la tasa de mortalidad infantil masculina es también mayor y en esos porcentajes precisamente.
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