¿Hora de actuar en política?
La propuesta de los editores de infocatólica, en cuanto a propiciar la creación de un partido político católico, ha capturado mi imaginación estos últimos días, lo que me lleva a compartir con Uds. algunas ideas al respecto. Disculpen si están más inconexas que de costumbre.
¿Es necesario?
Absolutamente. Es triste, pero necesario, acostumbrarnos a la idea de que vivimos en una cultura post cristiana. En otro tiempo el debate entre izquierda y derecha era acerca de los medios que nos permitirían arribar a una sociedad más humana; hoy, en cambio, la discusión es sobre los fines, es decir, qué entendemos por “humana".
Proponer que los católicos se desperdigaran entre los diferentes partidos que dominan la arena política actual, tiene tanto sentido como que intentaran convertir China en una democracia, participando en diferentes corrientes del Partido Comunista.
¿Es posible?
Quien sabe. De entrada, hay que saber cuántos somos. Luis Fernando calcula que el 20% son católico practicantes (en Chile la situación es similar) y que un cuarto de ellos votando coordinadamente haría viable un proyecto de partido político. Es un cálculo perfectamente válido, y que aparece respaldado por experiencias como la del Partido Comunista chileno, que suele obtener entre el 3 y 4% en cada elección, pero es un “voto duro” lo que le permite negociar ese margen con sagacidad para obtener cargos representativos.
El problema es que nuestro electorado objetivo (ese 4 ó 5% de católicos que votan como tales) actualmente están capturados por otros partidos, generalmente de derecha, mediante el ridículo argumento de “pero lo otros son peores ¿eh?".
¿Tan pocos?
En toda organización hay personas que forman parte del “núcleo duro” y otras que pertenecen a ella por convencionalismos, y ese círculo exterior es más grande a medida que la organización es percibida como inocua o mayoritaria. Hoy son mayoría los que ponen “católico” al ser consultados por su religión (70% en Chile), pero no es un misterio que eso nunca se refleja en la realidad.
Y donde menos se refleja es en el voto, porque los católicos, lejos de ser un grupo definido de votantes, votan tan divididos como el resto de la sociedad. Dicho de otro modo, no son una fuerza política. En todo caso, eso debería cambiar, como les digo, a medida que la Iglesia sea percibida cada vez más como amenazante hacia las “reglas del juego” (agnosticismo, neutralidad moral, soberanía popular), y se haga cada vez más minoritaria.
(PD: También le podemos buscar el lado amable: tal vez no hay crisis de vocaciones, simplemente hay pocos curas porque hay pocos católicos)
Uno de nuestros problemas para ir más allá de ese 4 ó 5% es que la cultura tiene una opinión ya formada de la Iglesia, y sus fieles como extremistas. Necesitamos una campaña de publicidad millonaria para revertir esa percepción… o un santo.
¿Tenemos una identidad política?
Lamentablemente, sí. Hace un par de generaciones, era absurdo hablar del “respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas", porque era obvio. Hoy necesitamos una encíclica del Papa que nos recuerde que estas cuestiones no sólo estar al centro de toda decisión política de un católico, sino que además no son negociables [Sacramentum Caritatis, 83].
Con esas cuatro notas, ya tenemos más identidad política que cualquiera de los partidos políticos que existen hoy en día, que son abiertos y tolerantes, se puede ser agnóstico, católico o musulmán, homosexualista, pacifista o no, y la única exigencia es la completa lealtad a los dirigentes.
¿Apoyo de los clérigos?
Ni pensarlo, ni mucho ni poco. Con suerte algún sacerdote de parroquia se arriesgará a ser reprendido por su obispo… y sería absurdo que un partido político fundado en torno a la fidelidad a Cristo y su Iglesia fuera ocasión de rebeldía frente a un obispo.
Por otro lado, y no tiene sentido callarlo, hay muchos obispos que por familia o tradición están vinculados a partidos políticos ya existentes, de modo que el apoyo que uno diera a un partido nuevo, implicaría una división al interior de una conferencia episcopal… nuevamente algo nada deseable.
¿Y el nombre?
Desde luego, no podría ser “Partido Católico” ya que el Código de Derecho Canónico indica:
216 Todos los fieles, puesto que participan en la misión de la Iglesia, tienen derecho a promover y sostener la acción apostólica también con sus propias iniciativas, cada uno según su estado y condición; pero ninguna iniciativa se atribuya el nombre de católica sin contar con el consentimiento de la autoridad eclesiástica competente.
¿Qué se les ocurre?
PD: en la imagen, una fotografía de la manifestación “La Alegría de Ser Católico” del año pasado.
22 comentarios
Más allá de ser un partido propiamente confesional como pretendió serlo alguna vez el Partido Conservador chileno, debe ser un partido que no sólo se inspire sino que tome como base de todo su accionar político la Doctrina Social de la Iglesia, y que identifique a los católicos desde este marco ideológico. Si ocurre el caso contrario y este partido se aferra a lo confesional como algo exclusivo del mismo, puede ser que nos llegue una notificación como aquella del Cardenal Pacelli en la década del 30' donde indicó que no era obligatorio ser militante del Partido Conservador y que se podía militar en cualquier partido que estuviera de acuerdo con la doctrina de la Iglesia.
El otro riesgo de un partido confesional, o mejor dicho un aspecto en el que hay que fijarse, es que no esté inspirado por la DSI sino por un conservadurismo clásico que defienda a ultranza derechos de propiedad ancestrales por sobre la justicia social, e incluso pretenda reinstalar instituciones oligárquicas o monárquicas absolutistas en la sociedad, como se puede ver en el pensamiento de grupos tales como "Tradición, Familia y Propiedad".
@ Felipe: Me refiero a los tiempos de la falange y el Partido Conservador cuando menciono la época en que un católico podía elegir a qué partido pertenecer, porque la diferencia fundamental era de medios, no de fines.
La DC chilena ha sido hábil en posicionarse en el centro político. Ese sería el lugar que un Nuevo PC debería tratar de alcanzar, desde un punto de vista de políticas sociales.
Si ustedes logran la mayoría pues sus propuestas serán ley y los no católicos tendremos que acatarlas.
Saludos
Kewois
E V A N G E L I Z A C I Ó N.
El resto vendrá por añadidura... (o por necesidad).
Pdta.: Una prioridad es todo aquello que va en primer lugar, es más importante o tiene más valor.
: )
http://www.fororepublicano.cl/
Jamás partido alguno podrá servir a los intereses de Dios, porque por principio político debe someterse a la voluntad de "la mayoría". Y la voluntad de Dios no es negociable, no se adapta a componendas, ni lobbys, ni sobornos ni nada de lo que César exige.
Cristo es Rey, no "presidente" ni "diputado". Su reino no es de este mundo, y Él murió y resucitó afirmándolo. Quien diga lo contrario, miente (como todos los políticos).
Leer lo que ha escrito el P. Iraburu les vendría muy bien a Ramontxu, Anónimo y David. Por sus comentarios se nota que necesitan esa lectura urgentemente.
@ Anónimo: Evangelización, estamos claros y de acuerdo. Esta es una forma de evangelizar a los gobernantes, tal como lo hacía Justino Martir al escribir al emperador explicando lo que hacían los cristianos.
@ Alejandro: Uff, le aseguro que si sólo escribiera cuando el P. Iraburu no hubiera tratado mejor y más profundamente un tema, este blog no tendría razón de ser (¿o eso es lo que me quiere decir?). Hay veces que me siento el bufón de la corte en medio de los excelentes autores que ha reunido Infocatólica, y el P. Iraburu es la joya de la corona.
@ David: Permíteme tratar lo que planteas en un nuevo post.
Espero que algún día sea algo más que un sueño para poder votar con la conciencia tranquila.
Hay que reconocer que tiene su gracia, pero demuestra que no tienes ni idea de lo que es ser católico :-)
Un saludo en la Fe.
Una cosa es evangelizar: eso siempre, a tiempo y a destiempo. El asunto es que los que ya estamos evangelizados tengamos un partido al que votar; que por fin nos podamos sentir representados políticamente, para que lo que nosotros defendemos en nuestra vida, sea defendido también en nuestra sociedad.
En fin, mientras leía vino a mi mente como nombre de partido
Verdad y Tradición
Y podría ser un partido a escala mundial.
Todos los que puedan estar interesados, podrían empezar a proponer ideas " a modo de viviente exquisito " para una declaración de principios.
La cual Dios mediante podría convertirse en la carta de presentación en sociedad de este movimiento.
Aunque podríamos por lo pronto dejar de lado las compras de tarjetas navideñas de unicef, y las compras de determinados productos por participar financiando organizaciones que promueven el aborto.
Una de las razones por las que se extinguieron los cultos idolátricos, fue que los cristianos no compraban carne sacrificada a los ídolos, y como la carne no se vendía sino que se pudría en los mostradores, se produjo un punto de inflexión. Esa misma forma de obrar es la que se debe empezar a imponer entre ese 5% que es católico de verdad.
Una resistencia pacífica a todo intento de imponer el pensamiento único del diablo
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