Sobre la posibilidad de una moral laica
Al revisar los comentarios de la entrada anterior, sobre los dichos del presidente francés acerca de una “moral laica", tengo la impresión de que he usado ciertos presupuestos, que no son evidentes para todos. Permítanme entonces explicitar ciertos conceptos que tengo en mente, para que se pueda entender por qué digo que es absurdo hablar una ética o moral laica,.
Partiendo desde lo más básico, recordemos que los actos propiamente humanos –aquellos ejecutados por los miembros de la especie humana con conocimiento y voluntad–, se encuentran sometidos a una serie de sistemas normativos que los regulan, definen y explican. Por ejemplo, al cenar en un restorán, mis actos están gobernados por normas…
- sociales, que me obligan a esta adecuadamente vestido según el lugar;
- técnicas, que me indican la forma de usar los cubiertos;
- sanitarias, que me impiden consumir alimentos que puedan dañar mi salud;
- jurídicas, que me prohíben retirarme del lugar sin pagar;
- contractuales, que me obligan a pagar el precio convenido por la comida;
- morales o éticas, que me llevan a comer con moderación.
Obviamente que nadie hace este tipo de análisis a cada momento, pero resulta útil para destacar que la ética es uno más dentro de una lista de normas que regula nuestro comportamiento. Además de estos, hay muchos otros ordenamientos que aplicamos los seres humanos, como normas religiosas, científicas, deportivas, que aparecen y desaparecen según el contexto en que nos encontremos. En el mismo ejemplo de la cena en el restorán, si resulta que esta se lleva a cabo en un viernes de cuaresma, vemos que entraría a jugar la norma religiosa para restringir las opciones de comidas que puedo ordenar.
Ahora bien, cada uno de estos ordenamientos normativos tiene sus fines, ámbitos, nomas y sanciones propias. Así, por ejemplo, podemos decir que el fin perseguido por la norma social es la integración del individuo dentro de una comunidad (fin), de modo que si desaparece ésta, no hay norma social posible (ámbito), que debo saludar cuando me presento (norma) y que si no lo hago seré tratado como un ajeno al grupo (sanción). La norma técnica mira a la obtención del objetivo (fin), de modo que si el objetivo se consigue, ya no es necesario aplicarla (ámbito), me indica que debo escribir presionando las teclas (norma) y si no lo hago, no podré comunicarme (sanción). O pensemos en la norma jurídica, que busca dar a cada uno lo suyo, sólo puede existir cuando entramos en relación con otro, me manda no dañar a ese otro y si lo hago me pone en la necesidad de restituir.
En este orden de ideas, la norma moral surge de la naturaleza misma de las cosas, que conocemos mediante la razón, y su objetivo es que las cosas sean verdaderas, es decir, se conformen a su propia naturaleza. Desde este punto de vista, la moral es más real y anterior a todos los otros ordenamientos normativos, porque no tiene un ámbito que le sea ajeno, siempre acompaña a la cosa.
Desde luego, esta afirmación no ha sido pacífica, pero basta un somero análisis para darse cuenta que cualquiera que niegue que las cosas no tienen una naturaleza o que no podemos conocerla, en los hechos, no hace más que proponernos la desaparición de la moral como un orden normativo propio, y por lo mismo, que ella efectivamente no existe.
Lo que ocurre habitualmente es que se confunde el derecho con la ética, típicamente cuando alguien dice que la base de su ética es el principio “no dañar a otro", cuando en realidad lo es del derecho. Este es el caso de los que dicen “mi filosofía de la libertad es usar la mía sin dañar a otros", como les enseñó aquel gran filósofo Alberto Cortés. La diferencia fundamental que nos permite distinguir entre los ámbitos jurídico y otro ético, es que al eliminar el otro, desaparece también el derecho, en cambio los imperativos morales subsisten incluso aunque fuéramos el último ser humano sobre la tierra.
Es hasta entendible esta confusión cuando hablamos en el día a día, pues evidentemente “no dañar a otro” es también un imperativo ético, y porque las leyes no sólo expresan reglas de justicia (por ejemplo, no matar), sino también decisiones políticas (el que mate será penado con 5 años de cárcel) y otros preceptos morales (no hacer sufrir a los animales). Cuando el presidente francés habla de una moral laica, la mayoría entiende que se refiere a los derechos humanos, pero precisamente ese es el momento para alzar nuestra voz contra esas confusiones que no hacen más que empobrecer el discurso y la reflexión moral, tan descuidada en nuestros días.
Un intento aún menos sutil de eliminar la dimensión ética de la vida proviene de los hedonistas de la antigüedad y retomada por los nuevos ateos, que ponen como piedra de toque de la moral en “evitar el dolor", o seguir algún instinto que me hacer sentir bien cuando ayudo a otros. Sin embargo es evidente que el hecho de que las plantas no sientan dolor no me autoriza a destruirlas indiscriminadamente, o que un drogadicto actúa bien porque siente placer al drogarse. Otros pretenden hablar de una moral evolucionista, proponiendo como principio ético fundamental la transmisión de la especie y la supervivencia del más apto, pero claramente ello implicaría que la violación de una mujer fuera un acto meritorio, y la anticoncepción la peor de las inmoralidades.
Con esto en mente, vamos a algunos de los temas que nos planteaban los comentaristas.
¿No podemos consensuar ciertas reglas de convivencia y que ellas sean una ética laica?
Sin dudas que podemos hacer eso, podemos ponernos de acuerdo en muchas cosas, que no debemos matar o que el sol gira alrededor de la tierra, pero eso no implica que exista alguna verdad objetiva tras de ese acuerdo. Ahora bien, algunos replicarán que no existe nada real que sustente nuestras elucubraciones sobre la ética, que lo único que tenemos son precisamente esos acuerdos temporales, meras expresiones de voluntad. Esto es una conclusión posible pero quien la sostenga debe asumirla en toda su dimensión, incluido el afirmar que los derechos humanos, por ejemplo, no son más que la expresión de una voluntad del más fuerte, y que por lo tanto son revocables a su arbitrio.
Parte de ese proceso de consenso a veces se confunde con el sistema político, y se dice que la moral objetiva y general se expresaría en las leyes, pero es evidente que si la ética se confunde con las leyes que dicta el Estado, ellas nunca cambiarían, porque mejorar una ley es ajustarla más perfectamente a un patrón superior y si ellas mismas son el patrón, no hay nada que ajustar.
Otra crítica mira a la ética como concepto objetivo, y se preguntan si, ante un abanico tan amplio de opiniones acerca de lo que es ético, todas ellas pretendiendo ser exclusivas y objetivas, ¿no será que no hay nada real ahí?
Este cuestionamiento se revela insuficiente cuando intentamos aplicarlo a cualquier otro ámbito del conocimiento. En efecto, vemos que en muchas áreas de la ciencia actualmente existen diversas teorías que miran a explicar un mismo fenómeno, sin que el estado actual del conocimiento permita decidir definitivamente por una o por otra, pero ello no implica de ningún modo que el fenómeno que pretenden describir no sea real. Las diferentes opiniones que hay acerca de la ética no son más que teorías acerca de cómo debemos comportarnos, pero no por eso negamos que exista realmente una norma a la cual debemos ajustar nuestro comportamiento.
Finalmente, y como siempre advierto al hablar de estos temas, sostener que la moral depende de Dios no implica que los ateos no sean personas moralmente buenas, sólo que no cuentan con buenas razones para serlo. Puede que las razones no importen en nuestro día a día, porque la mayoría vivimos en comunidades donde el Estado ha remplazado la necesidad de buenas razones con la imposición por la fuerza de sanciones a los que no cumplen la ley, pero ello no quita que quedan ámbitos donde el Estado no puede o no quiere respaldar la norma ética, y en esos casos se hace necesario contar con buenas razones.
17 comentarios
Yo insisto en que la moral, la ética, sólo puede venir de Dios. O bien por que se manifiesta directamente como norma dictada por él, o porque se pretende descubrir como algo inherente a la naturaleza. Lo que se llama "ley natural". Pero hablar de "ley (natural)" o incluso de significado, o dirección, o derechos (incluídos los tan cacareados derechos humanos) en un mundo puramente material, sin intervención de la divinidad, no tiene sentido. La ley natural sólo puede existir si damos por supuesto que un creador, de alguna manera, ha escrito tal ley en la naturaleza para que nosotros la descubramos. En los átomos y partículas subatómicas no hay nada escrito.
Efectivamente, hay muchos ateos que se sienten intranquilos si no tienen algo a lo que agarrarse en cuestión de ética, un principio básico en el que apoyar y del que derivar una orientación sobre lo que es bueno y lo que es malo, pero lo cierto es que tal principio no existe. Desde el momento en que somos en cierta medida conscientes y, por lo tanto, en cierta medida libres, nos encontramos incómodos y como añorantes del determinismo inconsciente de nuestros antepasados, pero el hecho de que deseemos una norma ética, no quiere decir que ésta exista.
La evolución nos ha hecho de una manera concreta y eso nos da algunas ideas sobre lo que conviene hacer y lo que no conviene hacer si no queremos sufrir, sino ser felices. En ese sentido, conviene lo que está de acuerdo con nuestros instintos de conservación y protección del individuo y de la especie, lo cual incluye la búsqueda del placer, la huída del dolor pero también el respeto y la protección de los demás miembros del grupo aunque esto nos produzca dolor o incluso nos provoque la muerte. Pero nada de eso se puede llamar moral o ética, porque no hay una norma última que dicte lo que hay que hacer en cada caso. Desde un punto de vista evolutivos, hay que admitir que en mis genes está tanto el impulso a comerme el último bocado y dejar que muera de hambre mi compañero como el impulso a salvarlo y yo morir de hambre satisfecho de lo que he hecho por la especie. Y,repito: evolutivamente hablando, sin Dios en la ecuación, ambas cosas son igual de buenas. O, mejor dicho: ni buenas ni malas.
Interesante post. Mi opinión personal se engarzaría con la mera expresión de la voluntad "dominante", lo que efectivamente es la ley del más fuerte (que no tiene que ser necesariamente un individuo y puede ser un aspecto bastante complejo dependiendo de las circunstancias), que estaría modulada por la escala de prioridades de ese "grupo" más fuerte.
Lo más parecido a una verdad objetiva tras esto, es el hecho de que ese "grupo" estaría formado por humanos y, "parece", que existen patrones comunes en las aspiraciones y prioridades de la mayoría de los seres humanos. En mi opinión, el tiempo y las circunstancias externas hacen el resto (incluyendo los cambios y las revocaciones de sugieres).
Y creo que, analizar la historia, nos muestra exactamente eso.
Un saludo atento.
Y cual es la "buena razón " de los que si creen??
Que si no siguen las pautas morales serán castigados???
Es una sanción.
O es que las "pautas morales" de Dios son realmente buenas??
Si la "pauta moral" existe se puede llegar a ella vía la religión o independientemente de ella.
Por otro lado ya ha argumentado muchas veces que:
- La religión parece dar pautas morales absolutas pero después resulta que son tan relativas como cualquier pauta moral humana. El "no matarás" no es absoluto.
Se permite en defensa propia, en caso de guerra. Y para los creyentes si Dios lo manda también está permitido.
Al igual que las normas jurídicas muchas normas provenientes de la religiosidad se han adaptado y han cambiado. Ustedes mismos dicen "bueno pero esa norma era antes de...." "es que esa otra norma es porque los demás pueblos de la región también..."
Si hablamos de normas absolutas tiene que ser algo que tuvo, tiene y tendrá validez. Por ejemplo digamos que "no blasfemar" parecería serlo si no fuera porque en una buena medida el mismo concepto de "blasfemia" cambia. En algún lugar simplemente permitir que otra persona exprese otra creencia religiosa era considerada blasfemia, ahora hay más tolerancia.
Si se está estudiando la moralidad desde la ciencia
Kewois
luisgpope. blogspot. com. ar/2012/04/los-pecados-de-la-ciencia-cognitiva-de.html
K
@ Dnip: Me parece que es un posición coherente. Desde luego, el darnos cuenta que quien actúa éticamente no hace nada meritorio, sino que sólo sigue la opinión de otros, naturalmente produciría la reacción de rebelarnos contra esa moral ¿no?
@ Kewois: La buena razón es que detrás de nuestro comportamiento se encuentra una verdad, y la verdad es un bien en sí mismo.
El castigo se asocia más a la religión que a la ética. Están relacionados, pero no son lo mismo.
El tema de la moral que propone el cristianismo no corresponde a esta entrada.
En general, pienso que casi siempre seguimos la opinión de otros, ya sea ésta introducida a través de la educación de nuestros padres, maestros, sacerdotes, influencia de los medios de comunicación etc, etc...
En algunos ámbitos, algunas personas, analizan sus, digamos, "patrones de comportamiento", pero, es mi opinión personal, que en la mayoría de los casos se funciona en piloto automático.
Por otro lado, no creo la rebelión tenga que ser la reacción natural a esa situación, y esto dependerá de si estoy de acuerdo con esa moral o no.
Sin embargo, opino que cuando alguien descubre que no está de acuerdo con algunos aspectos de una moral, y tiene el convencimiento de que durante una parte de su vida ha seguido esos dictados por, digamos, "imposición" cultural, parece algo relativamente frecuente que se produzca un fenómeno de rechazo en bloque de esa moral y las instituciones que la defienden.
Y quiero apuntar nuevamente, que esto es algo que puede comprobarse mirando al mundo.
Un saludo atento.
Por rebelión no me refiero al ser inmoral "porque sí", como una rebelión juvenil, sino a que muchas veces parecerá razonable actuar contra los principios morales, y si aceptamos que no son más que respuestas instintivas, entonces podemos ignorarlos con facilidad.
Por ejemplo, puede parecer inmoral matar a todos los niños menores de 2 años, pero si aceptamos que el sufrimiento provocado a las madres no es más que una reacción instintiva (adecuada tal vez cuando la supervivencia de la especie estaba en peligro, pero no ahora), entonces nada nos impediría proceder a adoptar esa medida (por una razón proporcionada, claro), y tal vez distribuir un ansiolítico a las madres que parezcan más afectadas.
Lo cual sería claramente inmoral.
Vamos a aceptar que la moral como expresión de la voluntad propia o ajena sea una respuesta "instintiva", al menos en cuanto nos referimos a su fundamento último (dicho esto de forma muy simple). Dudo sinceramente que la comprensión racional de este hecho haga necesariamente "fácil" actuar contra los principios morales. Por otro lado, en mi opinión, en tu ejemplo estás hablando de casuística y la clave, es, "por una razón proporcionada, claro".
Voy a poner un ejemplo personal de forma somera. Mi padre está tomando una medicación por distintos problema cardíacos y renales. Como ya tiene una edad, son varios los medicamentos que toma y, hace unos meses, decidió que iba a dejar de tomarlos porque él creía, contra la opinión médica, que eran demasiados.
Inicialmente, tuvimos varias discusiones sobre que era una irresponsabilidad durante meses. Sin entrar en muchos detalles, su estado se desequilibró por la falta de medicación y,digamos que, ahora, conseguimos que tome parte de las pastillas sin que se entere, y se tome el resto normalmente porque ve más razonable la cantidad que tiene ahora.
Esto me, (nos) ha obligado, por ejemplo, a veces, a, digámoslo con claridad: mentirle a la cara (no simplemente no decir toda la verdad). Y que quieres que te diga, por más que lo pienso, no creo que esté haciendo nada malo ni inmoral, (me viene a la cabeza el famoso párrafo de Newman sobre que preferiría La Iglesia católica antes que se cometiese un pecado venial), y es porque en mi escala de prioridades su salud está por encima de ese engaño. Pero aún así, cuando he tenido que hacerlo, no me ha resultado fácil mentirle.
Para acabar con una nota de humor, al menos por lo que te he leído.
Aunque dañar a un humano o por inacción dejar que un humano fuese dañado fuese claramente "inmoral" siempre, Giskard encontró una razón proporcionada para hacerlo e ignorar ese principio, pero no le resulto fácil hacerlo sino que, en último término, lo destruyó. Lo gracioso, es que al encontrar esa razón proporcionada, ese principio dejó de ser válido y su moral cambió.
Un saludo atento.
Dnip hace referencia a lo que se llama un dilema moral. Tenemos un número limitado de cursos de acción y todos tienen algo en contra de la moral. Algo que podríamos llamar “malo” y a la vez algo que podríamos llamar “bueno”.
“Mentir y medicar” o “no mentir y no medicar”. En uno hay algo malo “mentir” y algo bueno “medicar”. En el otro hay algo bueno “ser honesto” y algo malo “las consecuencias de no medicar”.
Se han estudiado las reacciones de personas ante dilemas morales imaginarios.
Típico caso:
- Un tren va a toda velocidad por una via. Llega a una bifurcación que nosotros podemos controlar. Si no hago nada el tren sigue derecho y mata a 5 personas que están en la vía. Si activo el desvío el tren va por una via paralela y mata a solo una persona que está allí.
- Se supone que no se puede ni advertirles a los de las vías, ni al maquinista, solo activar o no hacer nada.
Los experimentos muestran que en general las personas consideran que la inacción es más moral que la acción. O sea mueren 5 pero yo no hice nada. Encuentran más malo accionar el desvío y matar a uno solo.
Otros son más utilitaristas y deciden accionar el desvío porque prefieren que muera uno y no cinco.
Por supuesto que todo cambia si se plantea que uno conoce a la persona (es un amigo, hijo , hermano). También hay una versión donde no es un desvío sino que uno empuja a una persona en la via delante del tren. El tren pisa a esa persona y se detiene salvando a las cinco de más adelante.
Pero la mayoría de las personas prefiere no hacer nada.
También se ha encontrado que los que dan una respuesta más utilitarista son menos empáticos en general con ciertas leves tendencias autistas, muy leves.
Estos experimentos junto con experimentos hechos a personas con ciertos daños cerebrales o con problemas (esquizofrénicos, autistas, etc) están dando indicios de cómo es el cerebro y como funciona la humanidad en general y como se construyen los códigos morales.
Por ejemplo ciertos habitantes de indígenas de EEUU todos declararon que de ninguna manera accionarían al cambio de vías. Esto se relacionó con el hecho que ellos viven en comunidades muy pequeñas y por lo tanto todos se conocen y para ellos al activar el desvío se mata a alguien que se conoce, no un anónimo. De lo que se ve que el código moral es afectado por las condiciones sociales.
K
Lamento que la situación con tu padre haya tenido que llegar hasta ese punto. En todo caso, me parece que no ayudaría mucho conversar en base a ese caso, precisamente porque involucra a personas conocidas. Lo mejor es intentar determinar reglas generales en abstracto, y sólo una vez hecho esto resolver casos particulares.
En el caso de Giskard, si recuerdo bien, su dificultad de tomar una decisión no provenía de un problema moral, sino de los potenciales de las leyes robóticas en su cerebro positrónico.
El problema es que admitir que el fin (una razón proporcionada) justifica los medios (actos inmorales), implica que en verdad no tenemos principios.
@ Kewois: Tal como ocurre en las ciencias, lo que la mayoría tenga por aceptable moralmente no es relevante, porque lo importante no es la percepción que tengamos de una cosa, sino la realidad que subyace tras un fenómeno.
En el caso del tren, en todo caso, me parece correcto no hacer nada, porque si mueren 5 no fue porque nosotros los quisimos, no fue un homicidio, pero si muere 1 sí. Es preferible un accidente donde mueren 50 que un homicidio donde muere 1 inocente. Caso diferente será si yo mismo he creado ese accidente, y en tal caso naturalmente que debo minimizar las consecuencias malas de mi propia negligencia.
Efectivamente fue cosa de la voluntad de Dios, la misma a la que recurris si justo antes de atropellar a esas cinco personas, el tren se avería y no llega a alcanzarlas.
1)Intentaré aclarar algunos aspectos de mi comentario más detenidamente pues me temo que las limitaciones de un blog impiden un intercambio fluido.
Respecto al ejemplo que indicas, estoy de acuerdo contigo en que no imagino una razón que justificase matar a todos los niños menores de 2 años. Lo que señalo es que tú mismo indicaste:
"nada nos impediría proceder a adoptar esa medida (por una razón proporcionada, claro)"
La existencia de una razón proporcionada fue introducida por ti en el ejemplo como "habilitador" de ese curso de acción.
2)"El problema es que admitir que el fin (una razón proporcionada) justifica los medios (actos inmorales), implica que en verdad no tenemos principios."
Voy a ser sincero, mi opinión personal es que, por supuesto que el fin justifica los medios, pero eso no significa que piense que existan fines que justifiquen cualquier medio.
En el ejemplo que habéis dado sobre el tren aparecen situaciones que producen muertes indistintamente ya sea por omisión o por acción. Si la situación fuese el caso clásico de mentir deliberadamente para salvar a una persona creo, sinceramente, que la mayoría de la gente mentiría. Y no creo que esa gente esté haciendo algo inmoral, ese fin justifica ese medio. Sin embargo considero la mentira algo inmoral en muchas situaciones, pues, entre otras cosas, la considero contraproducente para la convivencia.
Los principios vendrían derivados de estas escalas de fines y medios (lo que es utilitarismo, claro), pero creo que no estamos hablando de lo mismo. No serían reglas objetivas universalmente validas para todo el mundo (relativismo puro y duro), o bajando a un campo concreto, la mentira no sería inmoral en si misma sino dependiendo de su uso.
Vuelvo a señalar que lo más parecido a una verdad objetiva tras esto, es el hecho de que ese "todo el mundo" estaría formado por humanos y, "parece", que existen patrones comunes en las aspiraciones y prioridades de la mayoría de los seres humanos, a partir de los cuales se puede sustentar una base mínima.
3)Aunque creo que es importante las reglas generales abstractas como primera aproximación para tener líneas generales, el problema que puede aparecer es que, en el proceso de abstracción y generalización, perdamos aspectos que puedan invalidar la aplicabilidad de estas reglas.
En el caso de mi padre, mi opinión sería la misma si un perfecto desconocido me plantease mi opinión sobre un dilema similar en su familia. De hecho, dado que nuestra relación es tenue, me permito preguntarte. ¿Consideras moral que mienta a mi padre para mantener su vida a salvo en la situación que describí?.
4) El caso de Giskard no era más que una analogía simpática porque he visto que te gustaba la ciencia-ficción. En su caso, efectivamente, era un problema de potenciales positrónicos pero, bueno, por esa era una analogía y no un paralelismo exacto.
Un saludo atento.
@ Dnip: 1) la mención de una "razón proporcionada" era un paréntesis irónico, una referencia a nuestra terrible tendencia a encontrar razones para justificar nuestras acciones como morales. Admito que puede haber resultado confusa.
2) Me parece que es una posición que describes es coherente, pero con la que no estoy de acuerdo porque en definitiva niega que los actos humanos puedan realmente tener una dimensión ética.
3) Por favor, permíteme mantener mi posición de no opinar sobre casos concretos. Podemos juzgar los actos, las intenciones, sólo Dios.
4) Y me encantó la referencia.
No dar un antibiótico, no llamar a la policía, etc.
Pero en esos casos esa omisión se considera una falta moral.
O sea si la acción es un bien y la inacción un mal no hay dilema.
El problema surge cuando la inacción es un mal y la acción es otro mal. Que además puede ser considerado diferente por distintas personas. Acá mismo tenemos personas que han contestado que accionarían el desvió y otros que no. De hecho no hay una respuesta, los estudios muestran como reacciona el cerebro y estadísticamente los individuos.
Obviamente para un ateo la opción de la intervención divina no existe. Lo que no implica que haya ateos que accionen el desvío y otros que digan que no.
Yo creo que en el momento cuando no es un dilema hipotético sino real es cuando sale a flote lo que sería la verdadera moral de las personas.
Así como se vió que personas normales podían inflingir dolor y torturas a extraños si se sentían respaldados por una autoridad o una autoridad les ordenaba hacerlo. Se vió en el caso se la prisión en Iraq.
Y para un ejemplo noble el de Sir Thomas Moro que prefirió morir a abjurar. Sin buscar ser martir.
2)( "parece", que existen patrones comunes en las aspiraciones y prioridades de la mayoría de los seres humanos, a partir de los cuales se puede sustentar una base mínima.)
Parece que uno de esos principios compartidos por los humanos independientemente de la cultura es
"No matarás a un par sin causa justificada"
El problema es a quien se considera un par, un igual (los nazis no consideraban pares a los judíos, los esclavistas no consideran par a sus esclavos, etc)
y que se considera "causa justificada".
Eso varía enormemente.
K
Los comentarios están cerrados para esta publicación.