(Aica/InfoCatólica) Monseñor Aguer señaló que “el pudor es un ingrediente imprescindible para una conducta recta en ese ámbito de la vida humana. Implica una cuota de vergüenza honesta y el saludable temor de envilecer algo íntimo, que no se quiere comunicar de cualquier manera” y lamentó que se trate de un valor “que se ha ido perdiendo en la sociedad contemporánea”.
Tras afirmar que “el pudor es un sentimiento natural, no convencional, que poseen todas las personas honestas y del cual carecen los descarados, los desvergonzados, los degenerados, que se complacen en ostentar sus vicios y perversiones” sostuvo que “todo lo contrario del pudor es esa especie de banalización de la sexualidad que se encuentra en tantos programas de televisión y en uno especialmente [nota de InfoCatólica: Se refiere al show conducido por Marcelo Tinelli], del cual se ha hablado mucho en las últimas semanas. Es una especie de sex shop donde se ventila desvergonzadamente la intimidad física, donde se trata el cuerpo humano como un objeto; se lo degrada a la categoría de objeto y se hace con él lo que se quiere. Sobre todo, se exhibe como objeto el cuerpo femenino”
Decadencia cultural
El pastor platense aseguró que en ese programa “se acumula la fealdad, la grosería, la indecencia, la pornografía“ y lo calificó como “un signo de la decadencia cultural que estamos viviendo y soportando; especialmente si uno toma en cuenta que, según dicen, tiene 25 o 30 puntos de rating”.
En el marco del 60º aniversario de la televisión argentina, el arzobispo llamó a reflexionar y preguntarse “¿A qué grado de estupidización ha sometido a nuestro pueblo?” y afirmó que “estos programas son una fuente de ganancias para los empresarios y para todos aquellos que medran con la degradación cultural del pueblo argentino”.
Atentado contra la dignidad humana
El prelado consideró que todo esto significa un atentado contra la dignidad humana en cuanto a la noción del amor, del eros, de la sexualidad y agregó que “se trata de un valor fundamental de decencia sin el cual no se puede vivir seriamente aquello que es más íntimo en la persona humana”.
“Este exhibicionismo –dijo monseñor Aguer– tiene que tener algún freno, tiene que tener algún limite y me parece que el límite lo tiene que poner, espontáneamente, la opinión general”.
Como conclusión, llamó a todos a reaccionar colectivamente porque si no “esta decadencia cultural de nuestro pueblo va a continuar hasta un abismo insondable. Y eso sería una hipoteca de la esperanza que podríamos abrigar para el futuro argentino”.
Notas
Artículos del P. Iraburu sobre el pudor: