Oh feliz culpa, a la inglesa
La aclamación “oh feliz culpa” del Pregón Pascual es una de las más claras indicaciones de que la liturgia de la Iglesia está repleta de poesía. Sólo un poeta podría haber unido, con sublime desfachatez, esos antónimos: feliz y culpa, que remiten respectivamente al cielo y al infierno, a la misericordia de Dios y al pecado del hombre. Es una expresión poética maravillosa, que refleja los versos creadores y redentores del gran Poeta, el Señor del universo, que es el único que puede sacar bien del mal y dicha de la culpa.
Precisamente por eso, el “oh feliz culpa” es una frase excepcional, el culmen de la admiración por los milagros de Dios, y no es una consideración habitual en la liturgia ni en la teología. Es más, es prácticamente única y siempre se cita al Pregón pascual como ejemplo al hablar de ello. De ahí mi alegría cuando, hace unos días, encontré otro ejemplo de “Oh feliz culpa” en una canción medieval inglesa, escrita en Middle English.