12.08.15

Propuesta para el Sínodo (V): cuidado con la desesperanza

Vivimos en un mundo desesperanzado. El entusiasmo por la razón separada de la fe en el siglo XVIII dio lugar a una proliferación de “esperanzas secularizadas” o utopías, con resultados desastrosos. Esas utopías, desde la propia Revolución Francesa hasta el nacionalsocialismo o el marxismo, pasando por darwinismos sociales, cientifismos, eugenesias y revoluciones sexuales, han ido dando lugar a una deshumanización y unas matanzas sin precedentes.

Del mismo modo que el fracaso de la razón separada de la fe trajo consigo el relativismo y el pensamiento débil actuales, el fracaso de las utopías terrenas inyectó en el mundo occidental un virus de desesperanza que ha infectado nuestra cultura. Tanto la eutanasia como el aborto son signos inequívocos de esa desesperanza que estrangula a Occidente. Desgraciadamente, la desesperanza omnipresente no se limita al mundo secular, sino que se ha introducido en la Iglesia y, a mi entender, se puede encontrar en varias de las propuestas que se han presentado para el Sínodo de la Familia de octubre.

Ante todo, la desesperanza se manifiesta en la idea de que vivir de acuerdo con la moral cristiana es imposible o sólo está al alcance de unos pocos privilegiados. Esto es algo que, sobre todo en los últimos meses, se ha repetido muchísimo. Por ejemplo, en el llamado “consejo en la sombra” o “sínodo en la sombra", fue algo común a prácticamente todas las intervenciones. Anne-Marie Pelletier habló de “un arquetipo de indisolubilidad ideal, indiferente al estatuto teológico propio del tiempo presente” y de “una teología del matrimonio, que en la actualidad tiende fácilmente a idealizar”. Thomas Söding  animaba a ir “más allá de cualquier idealización”. François-Xavier Amherdt, citando a Philippe Bordeyne, señalaba que “la pedagogía divina no se centra en un ideal, sino que permite discernir lo que hay de positivo en cualquier vida, incluidos los casos de las personas que viven en situaciones irregulares”. Como se puede imaginar, esta supuesta idealización era la razón que se daba para introducir de alguna forma en la Iglesia la “realidad” del divorcio, la convivencia extramatrimonial, otros tipos de familia, etc.

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6.08.15

Polémicas matrimoniales (XXVIII): el P. Thomasset SJ contra la moral católica

No todo es vino y rosas en esta vida. También es necesario hacer cosas desagradables de vez en cuando. Hay quien trabaja en las alcantarillas entre suciedad y ratas, otros tienen que picar piedra bajo el sol abrasador del mediodía y a mí me ha tocado esta semana la tediosisíma tarea de leer disquisiciones heterodoxas. En efecto, hoy traigo al blog mi análisis de la intervención del P. Alain Thomasset SJ, teólogo francés, en el llamado consejo en la sombra convocado hace unos meses en la Universidad Gregoriana por ciertos obispos alemanes, franceses y suizos, para preparar sus estrategias de cara al Sínodo de octubre.

Como es lógico, no he descubierto nada nuevo. Lo que dice el P. Thomasset SJ es lo esperable, teniendo en cuenta dónde pronunció su charla, una reunión semisecreta para planear cómo introducir en la Iglesia el divorcio y cosas similares. Pero no nos adelantemos. Empecemos por el principio, cediendo la palabra al P. Alain:

“Creo que la interpretación de la doctrina de los actos denominados “intrínsecamente malos” es una de las fuentes fundamentales de las dificultades actuales de la pastoral de las familias, porque es la que determina en gran parte la condena de los anticonceptivos artificiales, de las relaciones sexuales de los divorciados vueltos a casar y de las parejas homosexuales, aunque sean estables”.

A mi juicio, el P. Thomasset no podría dejar más claras las cosas. En este párrafo (y en todo su discurso) muestra una forma de razonar que, como he repetido infinidad de veces, es común al card. Kasper y a la mayoría, si no todos, de los que defienden sus tesis. No parten de la Escritura, la Tradición o el Magisterio para llegar a conclusiones sobre el tema del matrimonio, el divorcio, etc. Lo que hacen es partir, como premisa indudable, de que los anticonceptivos son buenos, de que hay que permitir el divorcio y de que las parejas del mismo sexo son fantásticas, y, por lo tanto, cualquier doctrina que se oponga a estas cosas debe ser rechazada. El criterio supremo de la fe ya no es Cristo, sino si una doctrina está o no de acuerdo con el Zeitgeist.

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3.08.15

Polémicas matrimoniales (XXVII): el consejo en la sombra

Quizá los lectores no se hayan enterado aún de que recientemente se han publicado las charlas pronunciadas en la reunión convocada por algunos obispos alemanes, franceses y suizos que tuvo lugar el pasado 25 de mayo en Roma, en la Universidad Gregoriana. Se trató de una reunión de teólogos y obispos cercanos a la postura del cardenal Kasper (o incluso más radicales, aunque parezca mentira), para preparar su estrategia de cara al Sínodo de octubre.

La reunión despertó cierta curiosidad, porque se celebró a puerta cerrada y sólo se permitió la entrada a algunos periodistas escogidos que fueran favorables a las tesis “progresistas” y a los que además se les prohibió que atribuyeran opiniones a personas concretas. Por esta falta de transparencia, fue bautizada con cierta gracia por (otros) periodistas como el “consejo en la sombra”.

Supongo que en este blog comentaremos con el tiempo alguno de los discursos pronunciados en la reunión, pero me gustaría dar mi opinión en conjunto. Visto el contexto (una reunión de teólogos e incluso obispos partidarios de introducir el divorcio en la Iglesia, además de otra sarta de barbaridades), no es que yo esperase que me fueran a convencer sus razonamientos, pero me han sorprendido para mal. Francamente, el nivel teológico es ínfimo. No se trata ya de que estén equivocados, es que resultan inmediatamente evidentes la ausencia total de razones y el desprecio más absoluto por la Escritura (que no es más que “una sugerencia”, sujeta siempre a nuevas interpretaciones subjetivas), la Tradición (que se opone al “kerigma” o se reduce a mera “teología medieval”) y el Magisterio (que se identifica con cualquier cosa que diga cualquier obispo y, por lo tanto, se considera cambiante, pluralista y sujeto al magisterio supremo de lo que diga la sociedad).

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30.07.15

Propuesta para el Sínodo (IV): amor y enamoramiento

Una de las cosas positivas que ha tenido la polvareda levantada por el Sínodo de la familia es que ha sacado a la luz la deplorable situación de la catequesis sobre la familia en la Iglesia. A menudo, no ya los ateos y agnósticos, sino los mismos cristianos están a años luz de comprender lo que se discute en estos temas, porque nadie les ha enseñado los principios más básicos de la antropología cristiana. Son cosas que en otras épocas se podían dar por sobrentendidas, pero que ahora, tras de la falta de catequesis (o en algunos casos, anticatequesis) del último medio siglo, resultan absolutamente cruciales para el católico medio, que suele recibir su antropología de la televisión.

A mi entender, una de las grandes confusiones del mundo de hoy, que impide a millones de personas entender la doctrina católica sobre la familia, es la confusión entre amor y enamoramiento. Por eso tantos dicen que cuando un matrimonio ha “fracasado”, lo mejor es “rehacer su vida”. De ahí vienen también ideas como que el matrimonio “sólo es un papel” o que no tiene sentido la indisolubilidad del vínculo cuando “el amor se ha acabado”. En general, es una confusión que distorsiona por completo el concepto mismo de matrimonio, que es la base de la familia.

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16.07.15

Polémicas matrimoniales (XXVI): Tolkien y el matrimonio

Tolkien

Para variar un poco, en lugar de hablar de obispos y teólogos, hoy traigo al blog y a esta serie de “Polémicas matrimoniales” unas palabras de J.R.R. Tolkien. Se trata de una carta a su hijo Michael Tolkien, en la que Tolkien padre comparte sus opiniones y experiencias sobre el matrimonio y la relación entre hombres y mujeres.

A mi juicio, precisamente el hecho de no ser palabras de cara a la galería, sino el consejo sincero y de corazón de un padre a su hijo, otorga un valor especial al texto. Además, esta carta nos puede ayudar a comprender mejor los libros de Tolkien al vislumbrar cómo entendía su autor el amor, la fidelidad, el sacrificio y el compromiso, temas que son fundamentales en sus escritos.

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