Procrastinocracia eclesial
En los últimos años, se ha puesto de moda la palabra procrastinar, que la Academia define como “diferir o aplazar”. Aunque el término viene del latín (en el que “cras” significa “mañana”), esta reciente popularidad se debe más bien a la influencia anglosajona, porque los norteamericanos usan mucho el término procrastinate. Ellos, sin embargo, con ese genio por lo concreto y específico que tiene la lengua inglesa, le dan un matiz muy especial: no significa simplemente aplazar algo, sino en particular aplazar algo que uno debe hacer y además cambiarlo por hacer otras cosas que no tienen importancia.
¿Por qué traigo al blog esta cuestión que parece ser meramente lingüística? Porque el matiz anglosajón de procrastinate es, creo yo, particularmente adecuado para describir lo que sucede hoy en la Iglesia. En efecto, no es que en la Iglesia no se haga nada. Al contrario, se hacen muchas cosas, muchísimas y cada vez más, pero evitando cuidadosamente las que realmente deberían hacerse. Todo el marasmo de actividades, campañas, discursos y documentos que tanto ocupan a clérigos y laicos “comprometidos” es, más bien, un intento de ocultar esa ausencia de lo esencial, cada vez más evidente.
Por desgracia, las iglesias europeas y americanas se están vaciando a marchas forzadas, hasta el punto de que la reducción del número de parroquias es generalizada, tanto por escasez de fieles como de sacerdotes. No es una reducción gradual, sino en muchos casos drástica y brutal, en la que el número de parroquias de una diócesis desciende de golpe a la mitad o menos de la mitad, porque ya no es posible mantener abiertos los templos. A la vez, increíblemente, los eclesiásticos que quedan emplean gran parte de su tiempo en cosas que tienen una lejanísima relación con la fe y con su vocación: reuniones constantes, iniciativas ecológicas, encuentros de diálogo interreligioso, la organización de entretenimientos para los pocos fieles que aún acuden a las parroquias, causas políticas, ecumenismo, cargos burocráticos diocesanos o alguna encomienda vaticana para los más afortunados, redacción de planes pastorales soporíferos e inútiles, pluriempleo como profesores para conseguir un sobresueldo, participación en congresos, campañas, día mundial de tal cosa o tal otra y un largo etcétera. Y más reuniones, claro.
Los obispos y papas, en particular, nunca habían escrito tantos documentos, cada vez más ajenos a su misión y, por lo tanto, más llenos de paja, que además casi nadie lee. Se publican documentos episcopales sobre un sinfín de temas que podrían y deberían dejar en manos de los laicos. Recuerdo uno, por ejemplo, de los obispos paraguayos sobre el tabaco y sobre si lo que hacía el gobierno en ese sentido estaba de acuerdo o no con los convenios internacionales. Otro que me llamó la atención fue uno de los obispos japoneses sobre las centrales nucleares. O un congreso del Vaticano, ¡sobre la dieta mediterránea! Como si la Iglesia no estuviera en una situación de urgencia y tuvieran todo el tiempo del mundo que perder hablando de cuestiones en las que no tenían ni la más mínima competencia. Otros documentos, aún peores, se dedican a temas sin contenido alguno, como la sinodalidad, cuya única finalidad parece ser proporcionar excusas para más reuniones, más documentos y más pérdida de tiempo en medio de una frenética actividad.
Las órdenes religiosas, como es sabido, se mueren por falta de vocaciones, sus coros están vacíos y en sus colegios casi no hay religiosos, pero, paradójicamente, cada vez tienen más actividades, más casas (para menos religiosos) y más organizaciones, asociaciones, campañas, cursos, conferencias, congresos, encuentros, logotipos, colaboraciones e iniciativas de todo tipo. ¿Cómo van a tener vocaciones? Su atractivo vocacional podría reducirse a un lema publicitario, como “hazte religioso: todo el estrés de los ejecutivos de grandes empresas, pero sin sueldo, sin familia y sin saber muy bien para qué”.
Se trata de una tentación evidente desde el exterior, pero particularmente insidiosa desde el interior. A fin de cuentas, el propio interesado no percibe que esté descuidando su deber ni las cosas de Dios. Al contrario, observa que está constantemente ocupado, que no hace más que trabajar y, en definitiva, que está dando la vida. Por eso se oye constantemente a religiosos de órdenes moribundas decir que “somos menos, pero mejores”, a los obispos congratularse unos a otros y a eclesiásticos aún más alejados de la realidad asegurar que estamos viviendo una “primavera de la Iglesia” y que el peligro es el “indietrismo". Todo esto mientras el mundo se muere por no conocer a Cristo, las iglesias se vacían y los católicos se hacen agnósticos o se van a sectas protestantes en las que aún se habla algo del Evangelio.
Es una jugada maestra del Maligno: cuanto peor estamos, más nos afanamos en perder el tiempo con cualquier cosa menos las importantes. En todas las épocas hay que centrarse en lo verdaderamente importante y no en lo accesorio, pero cuando la situación es muy grave, como sucede hoy en la Iglesia, entonces ir a lo esencial y dejarse de tonterías es cuestión de vida o muerte. La procrastinación, desgraciadamente, lleva a lo contrario: se hace de todo menos lo que debería hacerse con urgencia; se da la vida, pero con fines puramente terrenales; se multiplican las iniciativas y los afanes, pero los frutos de vida eterna van disminuyendo hasta desaparecer. Mientras no volvamos a lo esencial, que es la fe, seguirá cumpliéndose en nosotros lo que dice el salmista: en vano se cansan los albañiles y en vano vigilan los centinelas de la Iglesia.
Hoy, más que nunca, deberíamos repetirnos a tiempo y a destiempo las palabras de Cristo: Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria. Dios nos conceda, como a María, escoger la mejor parte.
58 comentarios
Tal el almirante, tales los capitanes.
En Cristo creo y en Él me refugio.
"Pero no es de extrañar cuando Francisco..."
Desgraciadamente, todo esto está mucho más extendido que simplemente el Papa y precede a este pontificado. Es un problema característico de nuestra época. Por eso es tan difícil de resolver. Si fuera cosa solamente del Papa, bastaría esperar al siguiente, pero si afecta a gran parte, por no decir la mayoría, de obispos, religiosos, sacerdotes y laicos, entonces es algo mucho más profundo y grave. Dios va a tener que hacer milagros para sacarnos de este hoyo.
Los padres del desierto identificaban eso como una de las manifestaciones de la acedia.
En el caso eclesial al que se refiere el post, discrepo que sea esa la manifestación acediosa que más perjudica a la Iglesia. En mi opinion la manifestación mas perjudicial de la acedia en los ambientes eclesiales es aquella desprecia lo sagrado: la liturgia, el gregoriano, la arquitectura, la iconografia, la ornamentación, el silencio, la contemplación, las hazañas épicas de los santos, las misiones.
Hablando del origen etimologico de la procrastinacion, y de intercesores contravla acedia, otro santo especial para ayudarnos en ese combate es san Expedito, santo de mi cumpleaños, que en la iconografia aparece un cuervo diciendole "cras", y el santo aplastando bajo su pie al cuervo dice "hodie".
Noooo...¿todavía quedan de ésos? Mon Dieu.
Saludos cordiales.
La meditación precisa calma y silencio . El activismo encubre la mala conciencia. Trata de evitar el remordimiento.
Afortunadamente fui educada en otros tiempos y eso me permite estar muy atenta y, en cuanto me doy cuenta que estoy dejando para más tarde aquella adoración debida a Dios o las tareas de casa, el clásico "Ora et Labora" me fuerzo a mi misma para encarrilarme. El problema es mayor cuando la persona no tiene claras sus jerarquías y la Iglesia no ya no las tiene nada claras por lo que, como no encuentres a un sacerdote que sepa lo que le estás diciendo, si vas a confesarte lo que te dice es que no seas puntillosa ni escrupulosa, que nadie es perfecto y que Dios no espera tal cosa.
Las añadiduras como el cambio climático, el asunto de los migrantes, las vacunas y un largo etcétera ocultan lo fundamental de la Doctrina, haciendo que lo inmanente oculte lo trascendente.
A propósito, las imágenes que encabezan los posts, no se ven
"A propósito, las imágenes que encabezan los posts, no se ven"
Yo sí las veo, tanto en el ordenador como en el teléfono móvil. ¿Alguien más tiene ese problema?
Alguno dirá que aquí no se habla de pereza sino de la frenética actividad aplicada a cosas inútiles, pero ambas cosas están conectadas porque es pereza para lo fundamental y actividad para lo inane.
Estoy segura que, como dice Pampeano, los bizantinos estaban en una discusión interminable y fogosa sobre el sexo de los ángeles en el momento que los turcos atacaban las murallas y los romanos en alguna bacanal, con bailes no menos frenéticos, mientras los ostrogodos cargaban a las puertas de Roma.
Los de las mascarillas plantando árboles están haciendo lo mismo.
Toda esa parafernalia litúrgica que tanto os importa, esa verdad inamovible y ese inmobilismo dogmático, no nos interesa lo más mínimo a la mayoría; y lo que nos interesa a nosotros, la Buena Noticia a los pobres, la acogida misericordiosa al discrepante o la comunión con otras confesiones. que tan importantes son para muchos de nosotros, a vosotros os importan una higa.
En el fondo, profesamos religiones distintas.
Solo que ambos creemos profesar la buena en Jesucristo.
El Padre, allá donde esté (si es que está) se debe estar [riendo] de nosotros.
"Alguno dirá que aquí no se habla de pereza sino de la frenética actividad aplicada a cosas inútiles, pero ambas cosas están conectadas porque es pereza para lo fundamental y actividad para lo inane"
Sí, es una pereza encubierta (o mejor, una acedia encubierta, como decíais) y, por ello, resulta más fácil que los interesados se engañen a sí mismos y no la perciban.
"En el fondo, profesamos religiones distintas. Solo que ambos creemos profesar la buena en Jesucristo"
No. Usted, como ya nos ha contado multitud de veces, se inventa su religión por completo, sin que haya en ella nada que venga de Jesucristo (porque no cree ni en la Escritura ni en la Tradición y piensa que los que escribieron los Evangelios y otros libros se equivocaban completamente).
En ese sentido, supongo que puede creer que su religión es cierta, por muy absurda e incoherente que resulte, pero para que fuera la de Jesucristo tendría que ser una coincidencia al azar entre millones de posibilidades, por pura casualidad. Pensar eso requiere una credulidad monumental.
Conviene tener la dignidad básica de reconocer en qué cree uno realmente. Engañarse a uno mismo es el peor de los engaños.
Así es, pero yo no colocaría al mismo nivel el problema de Marta con el que se da actualmente en la Iglesia, la "procrastinocracia ecclesial". Al fin y al cabo el trabajo de Marta se tenía que hacer y de alguna manera colaboraba con la evangelización pues alguien debía velar por las necesidades físicas del Señor y de quienes escuchaban sus enseñanzas. Su problema, entiendo yo, era más bien de organización y de no saber priorizar porque no podía ser que esa tarea le impidiera aprovecharse de "la mejor parte".
Pero muchos de esos "trabajos", que ocupan el tiempo de tantos miembros de la Iglesia hoy, son perfectamente prescindibles. Además de hacer lo que Dios no les manda pueden incluso en alguna ocasión hacerlo mal y estorbar, más que ayudar, a quien por su profesión se dedica a ello.
En fin, una pena. Hace unos días estuve en uno de esos encuentros eclesiales y es doloroso escuchar la cantidad de tonterías que se sueltan allí, que más parecía una reunión social o política que religiosa. Gracias a Dios tenemos un buen Pastor que fue capaz de reconducir la situación hacia un buen fin pues salvo excepciones parecían totalmente olvidadas las palabras del Señor: “Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra” (Col 3,1-2).
Lo malo es que esa visión está tan arraigada que va a costar mucho revertirla. Oremos y que Dios nos ayude.
En la cosmovisión vasca el verbo hacer compite con el ser porque se cree que se llega al ser haciendo. No hay un ser previo sino que eres en la medida que haces.
Yo me di cuenta que los etarras tenían un periódico al que llamaban "Egin" (Hacer) y luego cambiaron el nombre por "Gara" (somos) en perfecta sintonía con ese modo de pensar porque no lo cambiaron por "Izan" (ser) sino que esta vez lo conjugaron en primera persona del plural.
No es un problema baladí la terna ser-estar-hacer, que al menos en castellano existe y en euskera también.
Si eres católico no lo vas a conseguir haciendo nada en particular porque lo que hagas depende del Verbo como nos dice San Juan. La acción para un católico es sierva de la esencia y no al revés. No sé si me estoy poniendo metafísica...
¿O créeis que desterraron la Metafísica por un casual?
Los que ven en San Damián de Molokai un activista en favor de los leprosos no tienen ni idea de lo equivocados que están. San Damián fue un católico incendiado por el Amor de Dios sustancialmente y, como consecuencia de eso, vino todo lo demás. Lo cual quiere decir que entre él y San Antonio Abad no había ninguna diferencia fundamental.
El porqué los eremitas son continuamente tentados por el demonio tiene que ver precisamente con eso, la suspensión de la actividad para dedicarse a la contemplación y a la oración es algo que pone de los nervios a Satanás.
Si no se hubiera organizado ni una sola de esas movidas las cosas estarían hoy igual e incluso mejor. Digo mejor porque los buenos curas, que algunos quedan, no estarían tan enconsertados por ese pseudo sinodalismo buenista, estúpido y profundamente pelagiano.
Eso sí, los ágapes estaban bien. El picoteo es una actividad agradable.
Devociones como la Adoración Eucarística o la del Sagrado Corazón de Jesús son antídotos contra eso: "Apártate, Satanás, estoy en este mundo para adorar a Dios, soy mientras Él quiera que sea y esa es la razón de mi existencia".
África, esa tentación es el susurro del enemigo a todos, todos, todos. Incluso a los que antes se ha encargado de aupar y empoderar. Es indiferente que estés trabajando, desempleado o jubilado; no importa que tengas familia o que no la tengas; que te sobre el dinero o que te cueste llegar a fin de mes: que trates de ser más fiel al Señor o no... esa es su mentira más habitual. Y uno de las más peligrosas, porque es la que, si le damos crédito, termina alejándonos más de nuestra verdadera identidad: somos hijos amados de Dios.
Ante esos susurros mentirosos en nuestro interior, se responde renunciando. "Renuncio a este tal o cual pensamiento", acompañado de alguna jaculatoria ("Jesús en ti confío", "Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos") y se esfuma con el rabo entre las piernas. El enemigo y el pensamiento.
Las tentaciones mientras cuidaba a mi madre en solitario eran opuestas y venían de gente de mi alrededor para que dejara de hacer, del tipo: "ella ya ha vivido su vida, pero tú todavía puedes vivir la tuya","¡Qué mala suerte ahora que te han prejubilado y podrías viajar!", etc...
La cuestión es si lo que estás haciendo tiene algún sentido para Dios o no lo tiene. Cuando cesa la actividad es cuando el Demonio cambia de táctica.
Por eso hay que estar atenta para ver por dónde asoma el Mandinga, si te dice que no hacer anula el ser o si te dice que para ser la que eres tienes que dejar de hacer.
Esos frailes con sus mascarillas dan la impresión de que pueden estar haciendo eso mientras las iglesias estaban cerradas, que viene a ser lo mismo que yo me hubiera ido a Florencia metiendo a mi madre en una residencia o, lo que es igual, que me hubiera ido a colaborar con el P. Ángel dejando a mi madre aparcada dónde fuera. Hay una cosa que se llama deber que está conectada con el ser el cual, si es cristiano, dirige sus acciones según voluntad de Dios y no tuya y cuando se convierte en pasivo en manos de otros hace de ello virtud. Hay muchos santos que no pudieron hacer nada y fueron objeto de la caridad de otros.
La forma cómo se tomó mi madre el entregar los trebejos, ella que había sido la perfecta ama de casa, no pudo ser más cristiana, ni más ejemplar.
No se dijo nada de ecología, ni de sinodalidades, ni de los (ahora llamados) migrantes, ni de.... ¡Tantas cosas!
Todo lo que la Iglesia hace en múltiples "otros" temas puede estar bien. Pero si descuidamos el fin principal, nada tiene sentido.
Es como montar una fábrica para dar trabajo, y hacer las zapatillas más hermosas y cómodas a buen precio.... Y olvidarse de vendérselas a nadie.!!!!
Pero iniciando el día con ofrecimiento de obras, la Eucaristía, seguir la Liturgia de las horas, lectura espiritual, confesión semanal y acabar el día rezando el Rosario a la Santísima Virgen, me voy arreglando sin otras orientaciones.
PD: Hugo, vaya usted al psiquiatra. Lo necesita.
Ante la pérdida de fieles y el no querer enfrentarse al mundo la Iglesia se pone a hacer cosas esperando que la acción misma tenga algún efecto positivo, pero las cosas que la Iglesia pueda hacer y que no tengan conexión directa con Dios las puede hacer todo el mundo, así que se pone a competir con los animalistas, las feministas, los ecologistas, etc...
¡¿Sobre la dieta mediterránea?! De locos. Igual, ¡si a lo menos sólo se hablara de eso...!
Interesante la afinidad del procrastinar con el fariseísmo, que cuela el mosquito y se traga el camello. Y la raíz, como lo dijo Nuestro Señor, es la ceguedad: "guías ciegos...". Pero el fariseísmo hasta parece menos malo, en cuanto aquello que ocupa el lugar de lo esencial no debe, según dijo el Señor, descuidarse ("hay que practicar esto sin descuidar aquello"). En cambio, en lo que hace al procrastinar hodierno, más bien habría que descuidar santamente no pocas de sus ocupaciones... (no sólo, está claro, la dieta mediterránea, je).
"eso como una de las manifestaciones de la acedia"
Muy buena puntualización.
"En el caso eclesial al que se refiere el post, discrepo que sea esa la manifestación acediosa que más perjudica a la Iglesia. En mi opinion la manifestación mas perjudicial de la acedia en los ambientes eclesiales es aquella desprecia lo sagrado..."
Bueno, en el post no se dice que sea la manifestación acediosa más perjudicial, solo que es algo omnipresente en la Iglesia. Precisamente porque está por todas partes no puede llegar a los extremos de ese otro aspecto que mencionas, que es mucho más grave, pero también menos frecuente y se encuentra en personas cuya acedia ya se ha hecho más profunda y difícil de desarraigar. Tengo pendiente escribir otro post sobre el desprecio de lo sagrado (sobre todo en su versión de disgusto instintivo por lo católico como tal), pero aún no me ha dado tiempo.
"acompañado de alguna jaculatoria"
Ah, las jaculatorias. Qué gran arma en el combate espiritual y, tristemente, qué poco están de moda hoy en día.
Por lo general, los "milagros" de Dios, cuando la Barca de la Iglesia amenaza con hundirse, SON LOS SANTOS.
En este mismo momento, y en distintos lugares, deben estar naciendo y creciendo, los Santos que van a disipar tanta oscuridad y nos van a mostrar de nuevo EL ESPLENDOR DE LA VERDAD.
Pero me ha calado porque eso es lo que veo a diario donde estoy. Con todo y sus consecuencias.
Solo que ambos creemos profesar la buena en Jesucristo.
El Padre, allá donde esté (si es que está) se debe estar [riendo] de nosotros. "
Si tiene incertidumbre que el Padre esté, yo creo que está claro quien no profesa la buena nueva en Jesucristo. Porque Jesucristo dijo "Padre nuestro que estás en los cielos".
En USA, lugar donde hay misa Vetus Ordo, lugar que está lleno a más no poder. En Francia preocupa a la Iglesia el aumento de vocaciones fieles a la doctrina (sí, sacerdotes de sotana!). En África, incluso con el diario martirio, la Iglesia se extiende como reguero de pólvora. En una misa de domingo, en China (sí, en el mismo imperio comunista), uno puede contar más fieles que la misa dominical en toda Europa (y eso que el PCCh suele demoler iglesias con todos los fieles dentro!). En Korea del sur crecen las vocaciones y casi un 20% son católicos y las mujeres se cubren el cabello para la misa.
Los sitios y canales católicos fieles a la doctrina no paran de aumentar suscriptores, etc, etc, etc.
Cuál es la iglesia que perdió el rumbo y agoniza?.
De eso viven psicólogos y coachings, de ilustrarnos con aquello que ya está en los Evangelios o en la Filosofía Griega. El que es católico lleva incorporado por la misma Fe la aquiescencia o el rechazo incluso a aquello que no conocía y aparece en el panorama social porque no hay nada nuevo bajo el sol que se refiera al hombre o a Dios, o no sería posible que dos mil años después los Evangelios sean válidos. "Buscad el Reino de Dios y su Justicia; lo demás se os dará por añadidura", en esta frase ya va implícito lo que es de Dios y lo que son "añadiduras", por lo tanto cualquier acción referente a lo que no es esencial es una añadidura.
Suponiendo que las iglesias se cierren por la pandemia, como ocurrió, dar culto a Dios de la forma que fuera era esencial, plantar árboles no, de modo que se pueden decir misas al aire libre, adorar al Santísimo en espacios abiertos, cualquier cosa antes de ponerse a buscar "añadiduras" suplentes de algo que no puede ser ni anulado ni postergado.
¿Es un error o no me estoy enterando de algo?
Lo esencial es invisible a los ojos, felices los que crean sin haber visto.
La pro-cas-tri-ni-za-ci-ón de la Fe es regresiva, aleja, no detiene ni mejora.
No hay Iglesia de Cristo sin los Sacramentos, esa es la gran diferencia.
Ahí es donde se pelea el gran combate.
La que está sufriendo es la Iglesia Sacramental.
El Bautismo como puerta de los Sacramentos y necesario para la salvación recibe embates de todas partes, la edad, los padrinos, etc. y así ocurre con los demás Sacramentos.
Ni que hablar de los seudos sacramentales como alguna bendiciones.
Todo lo demás que ocurre es distracción no procas.......
En el tema del Papa, por ejemplo, ha pasado desapercibida una norma Canónica clarísima.
DEL ROMANO PONTÍFICE Canon 331 El Obispo de la Iglesia Romana, en quien permanece la función que el Señor encomendó singularmente a Pedro, primero entre los Apóstoles, y que había de transmitirse a sus sucesores, es cabeza del Colegio de los Obispos, Vicario de Cristo y Pastor de la Iglesia universal en la tierra; el cual, por tanto, tiene, en virtud de su función, potestad ordinaria, que es suprema, plena, inmediata y universal en la Iglesia, y que puede siempre ejercer libremente.
Y esa situación tiene primacía Canon 333 § 1. En virtud de su oficio, el Romano Pontífice no sólo tiene potestad sobre toda la Iglesia, sino que ostenta también la primacía de potestad ordinaria sobre todas las Iglesias particulares y sobre sus agrupaciones.
Es de Derecho Divino y su único Legislador es Dios.
Y así seguimos "a Dios dejando y procastrinando", "no por mucho procastrinar amanece más temprano", "cada loco con su procastrinización", "lo que rompe un procanistrador no lo reparan veinte santos".
"La palabra "eclesial" del título tiene doble "c". ¿Es un error o no me estoy enterando de algo?"
Es una muestra de que tengo que rezar menos en latín. Ahora lo corrijo.
"posibilidades de que algún obstetra haya pisado los Tatras"
Yo ni siquiera había oído hablar de los Tatras... ¿Tienen algo que ver con los sátrapas macedonios o con el trinitrotolueno del Coyote y el Correcaminos?
Y no hay que olvidar que todas estas inútiles reuniones cuestan un turrón.
En conciencia, ¿de verdad que nuestras contribuciones al óbolo de Sn. Pedro están bien dadas cuando se gastan en asuntos y para asuntos de los Césares de este mundo? Yo para eso ya pago mis impuestos obligatoriamente.
Yo hace tiempo que doy mi parte, directamente, a organizaciones eclesiales de confianza, a las que sé que el dinero se emplea para la obra de Cristo.
Para AM con respeto.
La obstetricia en Tatracia ha sido desarrollada de tal forma que es visible desde los Cárpatos a los Balcones y se denomina obstetracia.
Eso dio lugar al género obstetracitas a los que deberías enviarles tu libro.
Hay otro libro parecido Tratas como Obstetras.
Afectuosamente.
Sabía que eras el hombre adecuado y no me has decepcionado.
Un problema real es la no transmisión de la Fe por parte de abuelos a hijos y de estos a los nietos. Millones de familias, en las que los abuelos eran creyentes, los hijos no practicantes y los nietos, ateos. Un cristianismo formal, no sustancial, de los abuelos que no se transmitió a los descendientes. La causa del problema no es tanto los obispos, curas, sino los abuelos y padres de fe escasa y reducida vida sacramental.
Ante esto, el activismo inútil que critica el artículo nada puede hacer.
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