El magisterio no magisterial
Muchos católicos bienintencionados que no han estudiado Teología creen que todo lo que sale de la boca del Papa o de un obispo o todo lo que dice un documento magisterial es magisterio. Nada más lejos de la realidad.
Los Papas y obispos hablan de mil temas, desde el fútbol hasta las consecuencias del tabaco, sobre los que no tienen competencia magisterial y, por lo tanto, aunque estén hablando oficialmente, lo que dicen en esos casos no es magisterio. Incluso cuando hablan sobre temas que pueden ser propiamente objeto de magisterio, a menudo lo que dicen no es magisterial, sino simplemente opiniones particulares suyas, sugerencias, hipótesis o buenos deseos. Esto es lo que, tradicionalmente, se llamaba hablar “como doctor privado".
Algo similar se puede decir de los documentos papales, vaticanos o episcopales. Aunque una encíclica, por ejemplo, sea un documento magisterial, casi siempre hay en ella partes cuyo contenido y nivel magisterial es muy reducido o nulo. En esta categoría entran los párrafos de saludos, las florituras retóricas, las afirmaciones hipotéticas, las aplicaciones prudenciales, las sugerencias, los casos de captatio benevolentiae, las afirmaciones confusas y, como decíamos antes, el tratamiento de temas que, por su propia naturaleza, no pertenecen al ámbito del magisterio.
Esta distinción es tradicional y aceptada por todos, y se aplica por igual a un documento del siglo III que a las encíclicas y exhortaciones actuales. Se trata, de hecho, de una herramienta básica para interpretar las declaraciones del magisterio, porque, sin ella, es imposible entender su alcance. Dicho eso, conviene señalar que, si bien el principio permanece inalterado, como veremos las circunstancias han ido cambiando.
Especialmente durante el último siglo, se ha producido lo que podríamos llamar una hipertrofia magisterial, que consiste en el aumento vertiginoso de la cantidad y la longitud de los documentos y declaraciones de los órganos del magisterio (Papa, obispos, concilios, sínodos y, mutatis mutandis, congregaciones vaticanas). Los documentos eclesiales son cada vez más y más largos. Las encíclicas, cartas y exhortaciones han pasado de tener unas pocas páginas a ser prácticamente libros enteros. Los documentos del Concilio Vaticano II forman, de hecho, un grueso volumen que muy pocos han leído íntegramente. Hemos llegado a un punto en que se ha hecho casi imposible que una persona lea simplemente todos los escritos y declaraciones de un Papa actual, porque todos los días se publican varios, y si a eso le sumamos las cartas pastorales y otros escritos de los obispos, sínodos y Conferencias Episcopales y los documentos de las diversas congregaciones vaticanas, haría falta la vida entera para leer el magisterio eclesial de un solo pontificado.
No es de extrañar que este crecimiento desbocado del magisterio haya causado un proceso muy conocido en el campo de la economía: la inflación. Paralelamente a la multiplicación del magisterio, se ha producido una inflación magisterial. Del mismo modo que la inflación monetaria hace que la moneda pierda valor adquisitivo, la multiplicación del magisterio conlleva el peligro paradójico de que se pierda en cierta medida la capacidad de ese magisterio de transmitir con claridad la fe de la Iglesia.
En efecto, cuando obispos y Papas comienzan a hablar sobre todos los temas bajo el sol y a hacerlo de forma cada vez más y más larga, es inevitable que se produzca una saturación entre los fieles. Si el magisterio crece en varios volúmenes cada año, en algún momento hay que tirar la toalla y renunciar a conocerlo, porque se hace inabarcable. O, dicho más castizamente, quien mucho abarca poco aprieta. Si bien el objeto del magisterio, la fe y la moral, sigue siendo esencialmente el mismo, la multiplicidad de temas muy distintos, aplicaciones discutibles y reflexiones prudenciales puede ocultar la enseñanza de la Iglesia, sepultándola bajo un alud de esos elementos no magisteriales de los que hablábamos anteriormente. De esta forma, se desdibujan las fronteras entre lo que es propiamente magisterio y todas esas otras cosas que van en el mismo paquete, pero a modo de envoltorio y no de contenido. Al final, en la mente de los fieles termina por tener el mismo valor la última ocurrencia del Papa tal o del obispo cual en una entrevista que los dogmas del Concilio de Trento. La fe pierde su carácter único e inmutable para confundirse con las opiniones cambiantes.
Como parte del mismo proceso, el magisterio va absorbiendo gradualmente los demás ministerios eclesiales, asumiendo en la práctica el papel de los teólogos, los políticos católicos, los pensadores, los filósofos, los misioneros, los predicadores, los profetas, los santos (no es casualidad que se haya adoptado últimamente la costumbre de canonizar a todos los papas), los diplomáticos, los escritores de espiritualidad, los apologetas o los gobernantes, entre otros muchos. De forma paralela y dentro del propio magisterio, las conferencias episcopales usurpan la función de los obispos individuales, mientras que los Papas tienden a sustituir al episcopado de una forma cada vez más centralizada, a pesar de todas las referencias, más bien teóricas, a la colegialidad episcopal. De nuevo, esta hipertrofia del magisterio, especialmente el papal, lleva de forma paradójica a disolver su contenido, ya que es difícil determinar cuándo un papa o un obispo están enseñando como tales y cuándo están realizando una mera reflexión teológica, haciendo apologética o diplomacia, proponiendo aplicaciones prudenciales de carácter político, social o incluso ecológico o ejerciendo algún otro de esos múltiples ministerios que parecen haber fagocitado.
En el pontificado actual, el proceso se ha acelerado tanto que, en lugar de inflación podríamos hablar de una hiperinflación magisterial, similar a la monetaria que se produjo, por ejemplo, en la Alemania de entreguerras (donde, como recuerdo por mi colección filatélica de niño, llegó a haber sellos de correos por valor de trillones de marcos). A diferencia de lo que sucede con una simple inflación, la hiperinflación se desboca y adquiere tal velocidad que se hace imposible que las personas e instituciones sigan su ritmo y el dinero termina por perder todo su valor, de manera que la gente se ve forzada a recurrir al trueque.
Resulta inmediatamente evidente, por ejemplo, que continúa y se acentúa en este pontificado la aceleración del crecimiento cuantitativo de los textos magisteriales. Laudato Si tiene unas 41.000 palabras, Fratelli Tutti unas 44.500, Evangelii Gaudium tiene más de 50.000 y Amoris Laetitia unas llamativas 60.000 (el equivalente a un libro de doscientas cuarenta páginas). A modo de comparación, todas las epístolas de San Pablo juntas suman poco más de 30.000 palabras y tan solo esos cuatro documentos del Papa Francisco ya superan con mucho en longitud al Nuevo Testamento entero.
Aparte de la profusión y la longitud de los textos, conviene señalar la predilección creciente por categorías fronterizas solo lejanamente magisteriales, especialmente la “pastoral”, que, aparentemente, prevalecen sobre la dogmática y la teología, como si el envoltorio del paquete fuera más importante que su contenido. Así, durante los sínodos de la familia, se nos aseguró repetidas veces que cambios tan fundamentales (y tan ajenos a la práctica bimilenaria de la Iglesia) como el de admitir a adúlteros públicos a la sagrada Comunión era solo una medida “pastoral”, que no afectaba a la fe. También debían entenderse como pastorales las afirmaciones de que Dios quiere a veces que pequemos, de que el fin justifica los medios o de que no existen actos intrínsecamente malos. Teniendo en cuenta que la doctrina tradicional dice exactamente lo contrario, esto nos indica que la solicitud pastoral no solo ha terminado por ocultar lo dogmático, sino que se ve tentada de corregirlo o eliminarlo cuando no está conforme con la sensibilidad del mundo moderno.
No conviene olvidar que la categoría pastoral es lo que podríamos llamar una categoría light, en el sentido de que resulta imprecisa y sus fundamentos son mucho menos firmes. Una afirmación dogmática debe razonarse y es necesario mostrar sus raíces en la Tradición de la Iglesia y la Escritura, además de su imbricación con el resto de la doctrina católica y del magisterio anterior. En cambio, para que algo sea “pastoral” solo hace falta que coincida con la mentalidad actual o que resulte políticamente correcto y, por lo tanto, fácil de aceptar para un mundo sin fe. Es decir, prácticamente cualquier cosa puede considerarse “pastoral".
A todo esto se suma el deseo quizá inmoderado de lograr influencia en la escena internacional (un deseo en el que parecen coincidir este pontificado del siglo XXI y los de la llamada Edad de Hierro), que se intensifica a medida que se debilita la fe. Este deseo conduce, por su propia naturaleza, a la introducción en los textos magisteriales de temas solo muy tenuemente relacionados con la doctrina católica, pero sin duda más del agrado del mundo pagano. De esta forma, por ejemplo, la fraternidad universal tiende a sustituir a la pertenencia a la Iglesia, la categoría de criaturas de Dios (que solo en sentido amplio se puede denominar filiación) predomina sobre la de verdaderos hijos adoptivos de Dios en Cristo, los consejos sobre ecología o inmigración toman el lugar del anuncio del Evangelio, el diálogo parece más importante que la conversión, la construcción pelagiana y utópica de un mundo mejor usurpa el puesto de la salvación en Cristo, la gracia se difumina en la naturaleza y un largo etcétera.
A la mundanización progresiva de las categorías utilizadas y los temas elegidos, se une la aparente predilección por actuar indirectamente, “armando lío”, iniciando “procesos” que no se sabe dónde van a terminar y atribuyendo temerariamente a las “sorpresas del Espíritu” la última ocurrencia de algún eclesiástico. Así, por ejemplo, asistimos a la sorprendente modificación del Catecismo (algo que solo debería hacerse con gran cautela) en relación con la pena de muerte con el asombroso resultado de dejar el tema más confuso en vez de más claro, utilizando categorías que nadie sabe lo que quieren decir, incluidos aparentemente los autores del cambio. También nos encontramos con documentos como la Declaración de Abu Dhabi, que directamente debe considerarse no magisterial en absoluto, ya que está firmada también por un imán musulmán, lo que indica que no sería acertado tomarla como una expresión de la fe católica. En efecto, la Declaración, quizá con el bienintencionado deseo de mejorar las relaciones con otras religiones y de encontrar posturas comunes con ellas, está plagada de afirmaciones muy difícilmente conciliables con la fe católica y el sentido común.
También el lenguaje utilizado muestra con claridad la ambigüedad de los contenidos de los más recientes textos del magisterio y su difícil encuadre en un marco propiamente magisterial. Querida Amazonia, por ejemplo, está llena de “sueños", consideraciones prudenciales sobre temas propiamente seculares, sugerencias y afirmaciones confusas. ¿Cuál es el contenido magisterial de los sueños y deseos, las reflexiones personales y la confusión generalizada? No es fácil decirlo, pero uno intuye que debe ser muy, muy reducido. Esta impresión se hace aún más intensa al leer Fratelli Tutti, donde reaparecen los sueños: “el sueño de una sociedad fraterna” (FT 4) y “un nuevo sueño de fraternidad y de amistad social” (FT 6), “un hermoso secreto para soñar” (FT 8), “¡Qué importante es soñar juntos!” (FT 8), “soñemos como una única humanidad” (FT 8), “el sueño de una Europa unida” (FT 10), “el sueño de construir juntos la justicia y la paz” (FT 30) y “un sueño colectivo” (FT 157). Es, además, una encíclica que el propio autor presenta como “un humilde aporte a la reflexión” destinada a un público no cristiano, lo que sugiere una marcada confusión sobre la misión del magisterio, que está llamado a enseñar la fe y la moral de la Iglesia y no a discutir o participar en discusiones al margen de la fe sobre diversos temas sociales o políticos. “Así el Espíritu Santo fue prometido a los sucesores de Pedro, no de manera que ellos pudieran, por revelación suya, dar a conocer alguna nueva doctrina, sino que, por asistencia suya, ellos pudieran guardar santamente y exponer fielmente la revelación transmitida por los Apóstoles, es decir, el depósito de la fe” (constitución dogmática Pastor Aeternus del Concilio Vaticano I). Ante eso, la débil matización de que la encíclica “la escribí desde mis convicciones cristianas” resulta evidentemente insuficiente y, una vez más, se llega a la conclusión de que el contenido magisterial es muy escaso.
Probablemente fuera a esto a lo que se refería el cardenal Burke cuando afirmó, hace varios años, que Amoris Laetitia no era magisterial. Es evidente que una exhortación apostólica es un documento de carácter magisterial y, en ese sentido, la afirmación del cardenal fue justamente criticada. Sin embargo, como hemos visto, el Papa Francisco ha acentuado la tendencia de inflación magisterial, de manera que, a menudo, estrictamente hablando el contenido magisterial de sus textos teóricamente magisteriales es muy reducido. El lenguaje del polémico capítulo VII de la exhortación apostólica, en efecto, tiende a indicar la falta de contenido magisterial: “considero muy adecuado” (AL 302), “comprendo a quienes prefieren” (AL 308), “creo sinceramente que” (AL 308), “estas reflexiones” (AL 309), “estas consideraciones” (AL 311). Las consideraciones, opiniones y reflexiones de un Papa pueden ser muy interesantes, pero, gracias a Dios, no son magisterio.
Como decíamos, estas características de inflación magisterial no son exclusivas del presente pontificado, sino que son fruto de un proceso que hunde sus raíces al menos en el siglo XIX, pero últimamente se han exacerbado hasta límites insospechados, convirtiendo la inflación en una hiperinflación magisterial cada vez más desbocada y que ha producido la natural confusión en muchos fieles y sacerdotes. Quizá el mejor signo de ello sean los dubia presentados por cuatro cardenales con respecto a Amoris Laetitia, peticiones de clarificación al más alto nivel sobre un tema gravísimo, que, ante el asombro de la Iglesia, se han dejado sin respuesta, aumentando así aún más el desconcierto.
No es extraño que, en respuesta, hayan surgido multitud de declaraciones de obispos, teólogos y fieles intentando hacer frente de alguna manera a esa confusión, recordando la doctrina tradicional de la Iglesia o incluso corrigiendo directamente al Papa, a veces en términos muy drásticos: por ejemplo, la Filial súplica sobre el futuro de la familia de septiembre de 2015, la Solicitud al Papa de julio de 2016, la Carta abierta al colegio cardenalicio, también de julio de 2016, la Declaración de Fidelidad a la Doctrina Inmutable de la Iglesia de septiembre de 2016, la petición de los tres obispos de Kazajstán de enero de 2017, la carta del P. Thomas G. Weinandy de julio de 2017 o la Correctio filialis de agosto de 2017 o la Profesión de las verdades inmutables sobre el matrimonio de diez obispos de diciembre de 2017 o la carta abierta de abril de 2019 en la que llegaba a acusarse al Papa de herejía, entre otras. Como decíamos al principio, la gente se ve obligada a recurrir al trueque, en este caso al trueque de doctrinas tradicionales, como defensa ante una hiperinflación magisterial que hace que ya no esté claro lo que hay que creer.
Algunos teólogos y pensadores, hablando en general de los últimos cincuenta o sesenta años, han hablado incluso de una “suspensión” de la función docente de la Iglesia, en el sentido de que el munus docendi sigue existiendo, porque es parte esencial de la Iglesia, pero por diversas razones no se ejerce como debería. Al margen del alcance que pueda tener esa discutible suspensión de la función docente, parece evidente que, a pesar de que nunca ha habido tantos textos magisteriales como ahora, en vez de haber mayor claridad sobre la fe de la Iglesia, lo que tenemos es desorden y desconcierto entre los fieles y los propios obispos (recordemos, por ejemplo, que casi todos los obispos alemanes han declarado públicamente en varias ocasiones su deseo de modificar la moral de la Iglesia y sustituirla por otra). Es indudable que algo no va bien.
Por desgracia, esas declaraciones y reflexiones teológicas, en el mejor de los casos, pueden señalar el problema, pero no solucionarlo, porque el magisterio solo puede ser ejercido por aquellos a quienes ha sido confiado sacramentalmente. Los fieles pueden, y en algunos casos deben, denunciar los problemas, rezar por la Iglesia, ofrecer sacrificios con esa intención, rechazar la falsa doctrina, perseverar y recordar la fe católica de siempre, pero no erigirse en magisterio alternativo.
En resumen, la profunda crisis en que nos encontramos y que afecta de forma especial a la jerarquía eclesial no tiene solución meramente humana. Es una crisis espiritual y de fe, y, como tal, conviene que seamos conscientes de que no podremos salir de ella a base de puños y esfuerzos, sino, ante todo, como un don de lo alto. Esto podría parecer desesperanzador, ya que reconocemos que no somos capaces de salir del hoyo en que nos hemos metido, pero lo cierto es lo contrario, porque la fuerza de Dios se manifiesta precisamente en nuestra debilidad. Cuando nuestras fuerzas no bastan, estamos en manos de Dios y no hay mejores manos que esas. Unos confían en sus carros, otros en su caballería; nosotros invocamos el nombre del Señor, Dios nuestro. Ellos cayeron derribados, nosotros nos mantenemos en pie.
95 comentarios
"El magisterio pontificio ES magisterio pontificio cuando ES magisterio pontificio, y NO ES magisterio pontificio cuando NO ES magisterio pontificio".
Incluso cuando Francisco dice que su declaración es jurídica y teológicamente magisterio auténtico (Amoris laetitia, Rescripto ex audientia de 5 de junio del 2017, que autoriza la comunión y absolución de los adúlteros), en absoluto lo es si no está de acuerdo con la doctrina de la Iglesia: Sagradas Escritura y Tradición, y el Magisterio plurisecular.
Lo que implica que cada laico y consagrado debe de examinar toda afirmación pontificia, y si no pasa la prueba de conformidad, la doctrina auténtica, por mucho que el Papa diga que es magisterio jurídicamente vinculante, entonces no es magisterio católico, es una herejía, un error, una enseñanza peligrosa, una temeridad, es nulo ex tunc, no se obedece, no se acata, se resiste y se opone con firmeza. No somos masones de obediencia ciega.
Y ello es así porque somos soldados de Cristo que deben de defender la Fé católica erga omnes, contra todos, incluso contra el Papa errado, derivado del bautismo y la confirmación: sacerdotes, profetas y reyes. Y está el antecedente de la corrección de Pablo a Pedro.
Non possumus, non praevalebunt.
"Cada vez que leo en este sitio leo el evangelio, precisamente la parabola del padre misericordioso o del hijo pródigo. Y mas precisamente aún veo al hermano mayor retratado perfectamente"
Entiende que eso que dice es simplemente un insulto, apenas disfrazado de afirmación piadosa, ¿verdad? Del mismo modo podría yo decir que siempre que leo sobre Judas o sobre Herodes le veo retratado perfectamente a usted. No tendría ningún contenido racional más allá del insulto.
Por no hablar de lo llamativo que es hablar del Padre misericordioso para insultar a otros, pero en fin, usted verá.
"Dios nos auxilie y bendiga con su gracia y fortaleza! VIVA CRISTO REY!!!"
Amén. ¡Y viva!
Ja, ja, ja, ja, ja, ja... yo diría aquello que dijo Juan: "Los Papas y obispos dijeron tantas cosas que si se publicaran, no cabrían en ningún servidor informático sobre la Tierra que pueda almacenarlo".
2. "Los fieles... no [pueden] erigirse en magisterio alternativo".
Cuando un fiel se niega a cumplir un falso magisterio, nunca hace magisterio alternativo, simplemente cumple la doctrina, que tiene respuesta a todo, incluso cuando no hay nada en la Escritura, Tradición y Magisterio: en LA DOCTRINA SÍ HALLAMOS SOLUCIÓN. La eutanasia no estaba reglada en la Escritura, Tradición y Magisterio, y antes de cualquier declaración pontificia, se veía claro que era la autodisposición de la propia vida y eso va contra el V Mandamiento. Repito, LA DOCTRINA DA SOLUCIÓN A TODO, incluso si hay laguna teológica y jurídica.
Además, está el sensus fidei, el conocimiento personal de la verdad de Fé católica procedente de la gracia y acción del Espíritu Santo, que actúa sobre el creyente para que comprenda la doctrina de Dios. Por eso España apoyó el dogma de la Inmaculada Concepción antes de que fuera dogma y cuando era discutido.
Simplemente, ante un falso magisterio, como el de Amoris laetitia, todo laico tiene el derecho y deber a negarse a cumplir los peligros del error y a batallar por la salvación de las almas:
- se niega a cumplir con la comunión y absolución de los adúlteros, a introducir en la misa la espiritualidad pachamámica, a aprobar las uniones homosexuales (lex humana, lex divina y lex naturalis han de coincidir; es una declaración propia del Anomos), a aceptar que Lutero fue testigo del Evangelio (es cisma y herejía, a que Jesús tiene sangre pagana y su Madre era una mujer ordinaria (se carga a Jesús y María), a que Dios quiere la diversidad de religiones (Dios no acepta la falsedad), a que tanto da si un niño es budista, protestante o hindú porque sólo importa que tenga pan (no sólo de pan vive el hombre), la blasfemia del banquete de la humanidad como tergiversación de las Bodas del Cordero, confundiendo el ágape espiritual del fin de la historia con el milenarismo político de que aquí en la tierra se alcanzará el reino mesiánico, a una fraternidad y justicia sin Dios y sólo humana, a que puedan haber curas casados, sacerdotisas, diaconisas, viri probati y brujos y chamanes participando en el sacerdocio y la Eucaristía...
"Como dijo Groucho Marx"
Y, a diferencia de su tocayo, dijo bien.
"se niega a cumplir con la comunión y absolución de los adúlteros, a introducir..."
De acuerdo.
Dios lo bendiga.
Lo dicho:Estoy viejo, enfermo y cansado; Pero cómo me gusta recordar mi niñez cuando las cosas eran sencillas y claras. Cuando sin haber leído al aquinate sentía una reverencia natural ante una imagen de la Inmaculada. Cuando oscuramente sabía que en el Sagrario estaba girando de forma centrípeta todo el pasado, el presente y el futuro..
Aunque me sorprende su sorpresa por los sueños tratándose se la amazonía, olvida que por esos lugares se utiliza la ayahuasca!!
Aunque opino que se ajusta perfectamente a la profecía de Joel: "vuestros ancianos soñarán sueños" y encima enmarca perfecto con algún espíritu que dicen que se ha derramado después del cvii.
Aunque viendo la imagen que ha colocado, hace tiempo que vengo pensando precisamente en Lutero King. Que lejos del "Nos declaramos"
Gran verdad. Pero también, aunque en menor medida, los estudiosos de teología.
Quizás lo recuerdo mal, pero hace unos pocos aún se defendía como magisterial las canonizaciones, incluso ex-cathedra. Creo que hoy es mas que claro que no lo son.
Los papas pasarán, unos serán excepcionales y otros lamentables.
Pero Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y siempre.
Lo que todo católico está obligado a creer son los dogmas de la Iglesia. La mayoría de ellos expresado en el credo. Algunos otros han sido expresados ex-cathedra, como los marianos.
En la historia de la Iglesia, ha habido papas buenos y unos pocos no tanto. Con sus propias interpretaciones y opiniones, en las que no estamos obligados a creer. La revelación pública terminó hace 2000 años.
La mayoría de las veces lo que dicen es una guía para nosotros, nos enseñan a vivir la fe de una manera mas completa (magisterio), pero a veces no. Para distinguir ambos tipos de opiniones contamos con la patrística y la tradición.
"lo pastoral es una categoría ligh (SIC)" "la suspensión de la función docente de la Iglesia es una afirmación discutible" "la hipertrofia magisterial del ultimo siglo"
"se ha adoptado la costumbre de canonizar a todos los papas"(SIC)
se desnuda el desorden y el desconcierto en que se encuentra el bloger, que tal vez con bienintencionado deseo ha sucumbido a la aspiración, quiza inmoderada, de lograr influencia en la escena intelectual.
En fin...
2. En el terreno público y/o privado nuestro logos está inspirado o por el Espíritu Santo o por el mal espíritu.
3. En el terreno magisterial siempre es inspiración del Espíritu Santo, por lo que no puede ir contra Él, ni contra el Logos ni la Voluntad de Dios.
Por cierto son tan encíclicas como cualquier otra pero podemos ignorarlas olímpicamente. No ocurre lo mismo con las del Papa Francisco.
5. Trabajar para el Bien, la Verdad y la Belleza es caridad cristiana.
6. El culto agradable a Dios no solamente es en el Magisterio sino también en el terreno público y/o privado por el que nos movemos y existimos. El culto agradable a Dios exige el testimonio público y privado de la propia fe para todo bautizado, pues el Logos encarnado nos dice: "para salvaros Bautismo y Fe", si no es una Fe vana y vacía.
7. Si eres cristóforo es porque eres nueva criatura (Ap 21,5). Hombre nuevo que crucifica en la Eucaristía los pecados del hombre viejo y hace la obra de Dios visible. El cristóforo cierra el libro del pasado y convertido es dócil al Espíritu Santo para que le lleve a escribir el nuevo libro de la vida entregado a Dios, conforme a la medida de fe que Dios nos ha dado (Rom 12,3), “porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia” (Jn 1,16).
Hay un refrán que dice: "lo bueno, si breve, dos veces bueno". Pues lo contrario también es cierto: "lo malo, si largo, dos veces malo".
Hay cosas que es mejor ni leerlas ni escucharlas, sino muy dosificadamente, para no perder la fe, la esperanza y la caridad. Para no tirar por el sumidero todo el "kit".
En cuanto al tema de la pérdida del sentido del Magisterio en el presente pontificado... tengo la teoría de que el Santo Padre no entiende ciertas funciones del Papado.
Si mis abuelos no sabían que sus hermanos -lo digo porque eran seres humanos, nada más, no se crea que estoy aludiendo a ningún otro tipo de hermandad - estaban siendo objeto de una persecución sistemática yo también puedo ignorar la "Tutti Fratelli".
Hala, majete. Tire por ahí.
Incoscientemente su nick me remite a Nutella, una merienda que gusta mucho a las chicas de mi familia pero que no es precisamente saludable.
Pero le escribo por otro motivo: Usted que es profeta y tiene estrecho trato con el Señor ¿Podría indicarme cuál va a ser el Gordo de Navidad? es para comprar décimos.
Si no sabe lo que es el décimo se lo explico:
No codiciarás los bienes ajenos.
Christus regnat,
Christus, Christus imperat.
Laudate dominum omnes gentes,
laudate eum omnes populi.
"Añadiría también el efecto negativo que ha tenido el desarrollo de las comunicaciones: Ahora nos enteramos de cualquier chorrada que diga el Pontífice reinante"
Sin duda, eso influye y mucho. La superpapalización de la Iglesia no habría sido posible de otro modo. Mucha gente no sabe quién es su obispo, porque no sale en la televisión y apenas visita las parroquias, pero ven al Papa constantemente en los medios. También es cierto que los pontífices antiguos, intencionadamente, limitaban mucho sus declaraciones públicas.
"tengo la teoría de que el Santo Padre no entiende ciertas funciones del Papado"
El Papa es un clérigo de su tiempo y, desgraciadamente, ha recibido la misma (pésima) formación teológica que reciben tantos sacerdotes, especialmente los religiosos. Es una formación que, en vez de formar, deforma e incapacita para usar bien la razón y, por lo tanto, para comprender adecuadamente la fe.
A mi entender y contra lo que parece evidente, en nuestra época hay muy pocos herejes, porque no existe la base intelectual y racional suficiente para decir herejías. Cuando se abandona en la práctica el principio de no contradicción, ya no se dicen herejías, sino solo ruido sin verdadero sentido racional.
"lo pastoral es una categoría ligh (SIC)"
Todo el que ha estudiado teología sabe que la especialización en Pastoral es la más fácil y la que eligen todos los que no tienen la capacidad suficiente para estudiar Dogmática, Escritura, Patrología, etc. Por supuesto, también hay gente muy capaz que la estudia porque le gusta, pero todos los que no tienen capacidad se decantan por ella. Y es por algo.
En cualquier caso, lo he explicado de forma clara, creo yo: la palabra "pastoral" tal como se usa modernamente es una categoría difusa y bastante subjetiva, que admite prácticamente cualquier cosa. Además, por su propia naturaleza, es secundaria con respecto al contenido, porque está al servicio de este y no al revés, de modo que, cuando se convierte en el criterio principal, como en Amoris Laetitia, el resultado siempre tiende a la mundanidad.
"la suspensión de la función docente de la Iglesia es una afirmación discutible"
Me da la impresión de que no ha entendido bien esa frase, que además pone entre comillas a pesar de que no la he dicho yo.
"la hipertrofia magisterial del ultimo siglo"
Esto no es una opinión mía. Es un hecho objetivo e innegable.
"se ha adoptado la costumbre de canonizar a todos los papas"
De nuevo, un hecho objetivo evidente para todos. De San Celestino V a San Pío V pasaron dos siglos. De San Pío V a San Pío X pasaron tres siglos. Y, de pronto, tenemos a San Juan XXIII, San Pablo VI y San Juan Pablo II seguidos (más Juan Pablo I, que ya ha sido declarado venerable por este Papa). Como mínimo es algo llamativo.
"se desnuda el desorden y el desconcierto en que se encuentra el bloger"
Para decir algo así, conviene dar argumentos. Y, sobre todo, conviene discutir sobre los temas, no sobre mí, que no le importo a nadie. Entiendo que es mucho más fácil descalificar sin más al bloguero que dar argumentos, pero para eso no merece la pena poner un comentario.
"tal vez con bienintencionado deseo ha sucumbido a la aspiración, quiza inmoderada, de lograr influencia en la escena intelectual"
Je, je. Si quisiera lograr influencia en la escena intelectual, no escribiría un blog. De nuevo, céntrese en el tema del que estamos hablando.
"Hay cosas que es mejor ni leerlas ni escucharlas, sino muy dosificadamente, para no perder la fe, la esperanza y la caridad"
Como tan bien dice el Papa, hay que hacer uso del santo discernimiento.
Ahora la tendencia con cada documento franciscano (papal, y que no de la orden), son las noticias y documentos hermenéuticos que buscan, o justificar la "verdadera intención" del autor, o bien resaltar cualquier incoherencia doctrinal (que sabemos abundan).
Este juego hermenéutico, del que sólo es culpable el autor (aunque escriban otros) es infinito en posiciones, sean blancas, grises, negras, más grises, menos blancas, etc. Confusión sin más, que a mi criterio es voluntariamente creada.
Me encantaría debatir si los Papas anteriores a Francisco también han sido culpables de la inflación magisterial, pero me parece que no es el lugar apropiado.
Igual (meaning anyway) nunca he tenido la costumbre de leer cuanto documento papal aparece, y ahora me felicito a mí mismo por mi pereza.
Si me permiten, les comento cómo hago yo para no caer en la desesperación ante un papado tan calamitoso.
1. No leo noticias papales (en exceso) porque hace mal a la cabeza, y además no es nuestra función corregir al Papa.
Enferma. Si los periodistas hacen mal en ser chismosos, prejuiciosos y cizañeros, los periodistas católicos también.
2. Tengo presente esto: Si tu problema se puede solucionar, ¿por qué te amargas? Y si no se puede solucionar, ¿por qué te amargas?
3. Dios no nos va a pedir cuentas de lo que dijo el Papa, sino del apostolado y las obras de caridad que debíamos hacer nosotros.
4. El Papa escandaliza, pero el escándalo no se soluciona criticando sino enseñando. Y eso se hace en un contexto adecuado.
5. No critico al Papa cuando hablo con mis amigos o conocidos, porque eso no me va a levantar el ánimo.
6. Sólo estamos obligados a creer lo que el Papa define ex cathedra. Pero Francisco no ha definido ningún dogma. Entonces, ¿qué problema hay?
7. Muchos creen que este es el peor tiempo de la historia, pero eso es porque no vivieron los tiempos anteriores (San Agustín dixit). Y además, el Eclesiastés dice que no hay nada nuevo bajo el sol. Así que ya hubo un Papa como Francisco, sólo que lo hemos olvidado.
8. Cuanto peor está el mundo, más confianza hay que tener en Dios.
9. Busco algo útil que me guste hacer, y lo hago. Eso me distrae. Por ejemplo, a mí me gusta escribir.
10. Paso tiempo con tus amigos, hago deporte o alguna actividad recreativa. Hace bien a las neuronas.
Un amigo sacerdote me dijo "budista", cuando le comenté esto. En fin.
Levantad la cabeza: ¡se acerca vuestra liberación! Y la de todos.
La esperanza es lo último que se pierde: porque Dios no condena a nadie que no quiera condenarse. Así que: ¡Ánimo! El Cielo nos espera a todos.
PD: ¡Ah! Oscar Alejandro Campillay Paz:
No "se lee" las cosas, sino que "se leen", porque son más de una.
Y ahora voy a tener que revisar mi ortografía...
Sabía que se me iba a escapar una errata...
Perdón, Oscar Alejandro Campillay Paz
Hasta en la forma de exponer la verdad debemos seguir al Señor. Su estilo es conciso, preciso, de lenguaje sencillo, utilizando imágenes o comparaciones adecuadas, de absoluta honradez intelectual y de profunda coherencia del pensamiento con la vida. Sólo así se puede producir una comunicación real. Y no sólo comunicación, sino que se atraerá la atención y el interés de quien escucha o lee. Y ese es el camino por el que puede comenzar los procesos de conversión.
No se puede ni se debe opinar de todo; no se puede ni se debe expresar ideas de forma vulgar, contradictoria, confusa, prolija. Hasta las cuestiones más complejas son susceptibles de ser tratadas con sencillez, sencillez que lleva implícito el rigor en los contenidos.
Los mejores profesores que he tenido a lo largo de mi vida y los mejores autores que he leído los podían comprender y leer cualquiera. Y no porque lo que tratasen fuera obvio, ni mucho menos. Sin embargo, hoy vivimos, incluso desde la sede de Pedro, el reino de la confusión, de la pedantería vana y vacua, de la contradicción, de la multiplicación sin fin de lo vano, del error incluso. Hasta lo obvio y evidente se torna oscuro, interpretable, debatible; interpretaciones y debates basados más en los narcisismos personales y en los intereses ideológicos de los participantes que en la dilucidación de la naturaleza del objeto del que tratan.
Vivimos tiempos oscuros en todos los ámbitos: falta luz en las mentes, en las palabras, en el modo de encarar cada realidad. En definitiva, no seguimos a Cristo; sólo pretendemos interpretar la realidad desde nuestra propia sensibilidad (embotada y deformada en tantas ocasiones) y desde nuestros intereses. Falta luz, falta entendimiento, falta honradez intelectual, falta verdadera racionalidad... Y falta fe, esperanza y caridad.
Es descorazonador cómo en estos tiempos de peste, nadie (salvo contadas excepciones, supongo) vuelve su mirada a Dios. Todos están esperando la llegada del nuevo dios contemporáneo y contingente: la vacuna. Esa es toda la salvación que esperan algunos... Bueno, y la ecología, y la pastoral comprensiva, y el ecumenismo solidario, y el buenismo compresa (que no huela, que no traspase, que no manche...).
"Muchos católicos bienintencionados que no han estudiado Teología".
Qué raro y qué desapegados, vaya. Conocí también a un profesor ateo que tuvo los redaños de meterse a estudiar teología, y cuantas más asignaturas superaba más reafirmaba su increencia. Confesaba que no otra era la intención, acudir a la fuente a comprobar que llevaba razón en lo que, reconocía, tanto le atormentó mucho tiempo. Lo raro es que no les termine sucediendo otro tanto a quienes tan mal lo llevan con la abolición catequética de la pena de muerte, o los desajustes mecánicos de Amoris Laetitia.
Por mi parte, lo tengo claro, al final resulta que la tibieza es la opción menos cefaleica que a muchos nos queda. ¿De verdad tendría que ser tan difícil Esto que, simplemente, anda entre los pucheros?
"Como parte del mismo proceso, el magisterio va absorbiendo gradualmente los demás ministerios eclesiales, asumiendo en la práctica el papel de los teólogos, los políticos católicos, los pensadores, los filósofos, los misioneros, los predicadores, los profetas, los santos (no es casualidad que se haya adoptado últimamente la costumbre de canonizar a todos los papas), los diplomáticos, los escritores de espiritualidad, los apologetas o los gobernantes, entre otros muchos"
Estas líneas no las entendí del todo y me generan algunas preguntas (parecen retóricas pero son dudas sinceras):
-¿En todos esos aspectos no debería tener injerencia el magisterio?, Por ejemplo, si hay una reflexión teológica moral de un asunto económico, ¿no dependería del Magisterio determinar finalmente si esa reflexión está de acuerdo con la doctrina católica?
-¿La predicación no debería ser algo esencial en el ministerio de un obispo?
-¿A qué te refieres con el ministerio eclesial de los profetas y los santos?
Gracias y saludos.
Últimamente todos estamos empeñados en salvar nuestras neuronas, el problema para muchos no es la Fe sino la razón.
Vicente: Depende qué encíclicas, los católicos alemanes, aunque leyeran la "Mit Brennender Sorge", no pudieron encontrar pautas sobre lo que tenían que hacer en el terreno práctico. De hecho el Beato Jakob Gapp se subió al púlpito y dijo, por su cuenta y riesgo, que el Catolicismo era incompatible con el Nacionalsocialismo y por decir eso lo mataron, pero fue el único que dijo tal cosa, lo que hace de él un mártir pero de los miles de curas católicos que hubo en Alemania no hace pecadores el haberse callado ya que la encíclica no daba instrucciones; advertía de lo que se les venía encima y de que Hitler no respetaba el concordato pero nada más. De la misma manera la "Fratelli Tutti" tampoco dice nada en concreto.
Ya me dirás que magisterio es el de la "'Iniquis afflictisque" y si de ella se deriva si era mejor no hacer nada, unirse a Unión Popular de Anacleto González Flores (que era pacífica) o tomar las armas.
Tampoco está claro qué es lo que tienen que hacer hoy en día los católicos chinos.
Una cosa son las cuestiones dogmáticas y otras las encíclicas que hablan de problemas cuya solución no se da.
"Confusión sin más, que a mi criterio es voluntariamente creada"
Es posible, pero yo no me atrevería a decirlo tan drásticamente, sobre todo porque hay mucha gente involucrada en estos temas y casi con seguridad será muy diferente la intención de unos y de otros.
Por eso me he centrado en lo indudable: que existe una gran confusión.
"Conocí también a un profesor ateo que tuvo los redaños de meterse a estudiar teología, y cuantas más asignaturas superaba más reafirmaba su increencia. Confesaba que no otra era la intención"
Podía haberse ahorrado el trabajo. Cuando uno tiene la firme intención de no aprender absolutamente nada, al final no aprende absolutamente nada.
"Por mi parte, lo tengo claro, al final resulta que la tibieza es la opción menos cefaleica que a muchos nos queda"
Hombre, si el precio de ahorrarse dolores de cabeza es que Cristo nos vomite de su boca, tiendo a pensar que no merece mucho la pena.
"Si no sabe lo que es el décimo se lo explico: No codiciarás los bienes ajenos"
Me he reído mucho.
Parece como si Dios en el sXIX hubiera elegido Papas que se opusieran fuertemente al modernismo porque todavía la sociedad no era modernista y en sXX, Papas que conceden espacio al modernismo como para decir, mirad, si queréis ir por ese camino, Yo salgo a vuestro encuentro para reconduciros. Pero los hombres nos empeñamos en no girarnos hacia Dios.
Si algunos Papas del sXX ya son santos, quiere decir que sus desvaríos pseudomodernistas forman parte del plan de Dios para salvar lo que sea salvable antes de que sea tarde. Propio de tiempos de la Gran Tribulación y la Gran Apostasía
Saluy
Son todas cuestiones amplias, que darían para escribir otros posts, pero intentaré responder lo más brevemente posible.
"¿En todos esos aspectos no debería tener injerencia el magisterio?"
No he dicho eso en absoluto. Es evidente que el magisterio puede y debe hablar de innumerables campos en lo que toquen a la fe y la moral. No creo que nadie lo discuta.
Dicho eso, ne quid nimis. Algo que es lícito y bueno en sí mismo puede ser inconveniente si se hace en exceso. Por poner un ejemplo extremo, el Papa, como enseña el Concilio Vaticano I, tiene potestad universal y ordinaria en la Iglesia. En ese sentido, puede dirigirse a un fiel cualquiera de Madagascar o de Mongolia, confesarle, enseñarle, darle la primera comunión, etc., sin necesidad de pedir permiso a nadie. Sin embargo, si hiciera habitualmente eso y dijera que ya no se iban a ordenar más obispos ni sacerdotes porque él se bastaba y sobraba para atender a los todos los fieles, estaría obviamente actuando mal (aunque, teóricamente, tendría derecho a hacer algo así). No es voluntad de Dios que el Papa absorba los ministerios de obispos y sacerdotes aunque, en principio, una acción así entre dentro de sus atribuciones.
Un ejemplo real: es evidente que la Iglesia tiene una doctrina sobre la pena de muerte que el magisterio debe recordar frecuentemente, especialmente cuando esa doctrina se niegue o deforme. En cambio es muy posible que no sea conveniente que dos papas introduzcan en el Catecismo, como magisterio, sus opiniones prudenciales y personales sobre si la pena de muerte debe aplicarse hoy en día o no. Esa decisión prudencial les toca hacerla a los gobernantes católicos y, si el magisterio intenta darles la decisión hecha, está absorbiendo el ministerio que les corresponde a esos gobernantes y que Dios les encomendó a ellos y no a los papas. Antes de hacer algo así conviene pensárselo mucho.
Otro ejemplo: pretender, como hizo cierto alto eclesiástico, que después de que el Papa Francisco hablara en Laudato Si sobre el cambio climático ese cambio climático había pasado a ser magisterio es un despropósito monumental. Y una muestra de que posiblemente el Papa no tendría que haberse metido en ese berenjenal en su encíclica.
"Por ejemplo, si hay una reflexión teológica moral de un asunto económico, ¿no dependería del Magisterio determinar finalmente si esa reflexión está de acuerdo con la doctrina católica?"
Claro, pero conviene, de nuevo, no confundir temas prudenciales con temas propiamente doctrinales. Otro ejemplo, las encíclicas de la doctrina social de la Iglesia han ido tocando cada vez más temas prudenciales... y han terminado por decir unas lo contrario que otras. En las primeras encíclicas sociales, si no recuerdo mal, se condenaban los sindicatos de clase (es decir, los sindicatos de trabajadores, enfrentados a las organizaciones de patronos) que eran los que formaban los comunistas. En su lugar, se decía que había que hacer organizaciones no de clase, sino que integraran a todo el mundo, porque la finalidad no era fomentar la lucha de clases sino la armonía social. No se si te suena, pero esto es precisamente lo que, siguiendo la doctrina social, hizo Franco con los sindicatos verticales... para encontrarse con que la siguiente encíclica social dijo que los sindicatos de clase eran estupendos. Esto es una muestra de que el magisterio se metió en temas en los que probablemente no debería haberse metido y que más bien debería habérselos dejado a teólogos, para que reflexionaran, a economistas, para que lo estudiaran, a gobernantes, para que tomaran decisiones prudenciales, etc.
El magisterio, al hacerse cada vez más extenso, corre el peligro de meterse en temas en los que no se puede hacer propiamente magisterio, sino solo dar opiniones. Esto inevitablemente lleva a la confusión y a menudo al escándalo, porque al final los fieles no saben distinguir dentro de una encíclica qué es estrictamente hablando magisterio y qué es otra cosa.
"¿La predicación no debería ser algo esencial en el ministerio de un obispo?"
Sí, por supuesto. Pero conviene distinguir lo que es la predicación de lo que es magisterio. No son lo mismo, aunque estén relacionados.
El papa Juan XXII incluyó su herejía (material) sobre las almas de los difuntos en una serie de sermones. Y cuando los teólogos denunciaron esa herejía, entendieron perfectamente que solo eran predicaciones "como doctor privado" y no propiamente magisterio papal, que se hacía con mucho más cuidado y, generalmente como condena de errores, etc. Poco a poco, sin embargo, las larguísimas encíclicas y otros documentos magisteriales se han ido llenando de predicación, lo que hace más difícil distinguir ambas cosas.
Esto fue especialmente evidente en el Concilio Vaticano II, que quiso "hablar en positivo" porque pensaba que así llegaría mejor a la gente. El problema es que el magisterio anterior había usado tanto la formulación negativa por una razón: porque la formulación negativa es más precisa y limitada, dice exactamente lo que está fuera de la fe de la Iglesia, mientras que las formulaciones positivas son, por su propia naturaleza, menos precisas y se prestan mucho más a la longitud y a la ambigüedad que tantos problemas puede dar.
"¿A qué te refieres con el ministerio eclesial de los profetas y los santos?"
Me refiero a que siempre se ha entendido en la Iglesia que los santos y los que hablan proféticamente son algo distinto del magisterio. Pueden coincidir en la persona de un obispo o un Papa, pero no se identifican con el ministerio episcopal ni petrino. Ha habido multitud de papas muy pecadores y que no actuaban como Papas haciendo la voluntad de Dios sino la suya propia. En ese sentido, la canonización casi automática de los últimos Papas puede oscurecer el hecho de que ser Papa no te hace necesariamente santo ni tampoco hace que lo que dices sea Palabra de Dios o su voluntad. De Catalina de Siena y Urbano VI, la que era santa y hablaba proféticamente en nombre de Dios era Catalina, no Urbano.
Nada de esto implica que un documento magisterial no pueda ser largo, que un papa no pueda ser canonizado, que una encíclica no deba hablar de economía o ecología ni nada por el estilo. Solo he intentado mostrar que la multiplicación del magisterio tiene también grandes riesgos, que se demuestran por el hecho objetivo de que, tras esa multiplicación, la doctrina no parece estar más clara en la Iglesia, sino desgraciadamente más confusa. Creo que es un tema sobre el que conviene reflexionar bastante, por la cuenta que nos trae.
"Especialmente dado que no parece que ... y no me gusta nada ..."
De acuerdo en ambas cosas, por desgracia.
"Le leo con mucho gusto porque siempre veo en sus artículos una sabiduría y profundidad no simplemente humanas"
Me alegro de que le haya gustado el artículo. Es cierto, gracias a Dios, que cualquier sabiduría y profundidad que haya podido encontrar en él proviene de la Iglesia y las riquezas que ella guarda para nosotros y no de mí.
Todas las "papalotradas" que distan de las enseñanzas del Maestro (Jesucristo) en su Escuela (Iglesia) son cosecha propia de D. Jorge Mario Bergoglio a título personal. ¿Pero es tan difícil de entender esto para los papólatras o es que realmente lo que interesa es seguir palabras de hombres en vez de la de Dios?
Propongo hacer un ejercicio de escatología-ficción: ¿qué pasará cuando se encuentren S.S. Juan Pablo II con S.S. Francisco I en los predios celestiales "a calzón quitado", si se me permite la expresión?.
"Me encantaría debatir si los Papas anteriores a Francisco también han sido culpables de la inflación magisterial, pero me parece que no es el lugar apropiado"
Yo no diría "culpables", porque hacerlo da por supuesto algún tipo de culpa y no se trata de eso. En cambio, me parece indudable que, por lo menos desde Pío IX (que escribió 69 encíclicas, aunque más breves que las actuales), se ha ido dando esa multiplicación del magisterio papal, que a su vez ha causado la inflación conexa.
"Igual (meaning anyway) nunca he tenido la costumbre de leer cuanto documento papal aparece, y ahora me felicito a mí mismo por mi pereza"
A menudo he sospechado que también existe una "santa pereza" que hace mucho bien al alma.
"Cuanto peor está el mundo, más confianza hay que tener en Dios"
Amén.
"Propongo hacer un ejercicio de escatología-ficción: ¿qué pasará cuando se encuentren S.S. Juan Pablo II con S.S. Francisco I en los predios celestiales"
Je, je. Por aquellos lares ya se ven las cosas de otra manera.
Sin embargo, es curioso pensar qué habría pasado si el entonces Mons. Bergoglio hubiera dicho públicamente hace veinte años las cosas que dice en Amoris Laetitia y que San Juan Pablo II condenó expresamente en Veritatis Splendor. Pero como entonces no las decía, al menos abiertamente, nunca lo sabremos.
"¡Viva Cristo Rey! y la festividad de Cristo Rey fue instaurada, precisamente por el Papa Pío XI, el 11 de Diciembre de 1925, y algo tuvo que ver ahí el asunto que luego dio lugar a la Guerra Cristera cuando el gobierno de México empezó a apretar las clavijas a los católicos que luego murieron con ese grito en los labios. Mis abuelos, que no conocían ni el problema ni las encíclicas posteriores, se adhirieron con todo su alma, corazón y vida al lema y fue el grito también de los mártires del 36. Así que siempre he pensado que la institución de esa fiesta está muy unida a las persecuciones y resume por qué mueren los mártires"
Muy de acuerdo. Sin embargo, a veces me entristece pensar que a la mayoría de los cristianos actuales ni se les pasaría por la cabeza gritar ¡viva Cristo Rey! Espero que eso no signifique que, en una nueva persecución, los mártires brillarían por su ausencia.
Otra cosa es que, fuera de Occidente, la cosa ya no esté tan clara.
Ya dice Reno la razón por la que Karl Popper le sacudió a Platón hasta en el cielo de la boca (no pude terminar el libro harta de sus acusaciones). Hay que ser sofista o de la Secta del Perro y estos, por definición, nunca son mártires.
La fina línea que distingue la Virtud de la Fortaleza del fanatismo es un reto para todos, pero si se destruye la virtud ya no hay miedo de ser fanático porque ya no eres nada.
Cuando era muy joven, los que gritaban Viva Cristo rey, eran los de Blas Piñar, en aquella época eran los ultras por excelencia, y algunos otros grupos, que iban vestidos de negro, con todo tipo de pequeñas armas.
En una palabra no me inspiraban ninguna devoción.
Coincido en que creo que en nuestros tiempos, seguramente seremos más cobardes la mayoria, y más discretos probablemente que los mártires de la guerra civil, eso no quiere decir que no podamos ser mártires, siempre que el Señor ponga por lo menos el 95% del empeño....
Pero personalmente prefiero morirme diciendo: Señor perdoname, te quiero, y por dentro, que no lo oiga nadie. Creo que dispuesta a hacer o sufrir cualquier cosa, solo lo haría por defender la Sagrada forma, entonces no haria falta gritar nada.
Están maduros los tiempos para que venga el que es mejor que Jesucristo, el moderador, el dulce y el del consenso, es decir: el Anticristo. En el libro titulado en español, "Dios no mola", título feísimo, ya hay más gente que se ha dado cuenta de esto.
"Coincido en que creo que en nuestros tiempos, seguramente seremos más cobardes la mayoria, y más discretos probablemente que los mártires de la guerra civil, eso no quiere decir que no podamos ser mártires, siempre que el Señor ponga por lo menos el 95% del empeño..."
El problema, me parece, está en que la ayuda del Señor no es algo que aparece solamente en el momento del martirio cruento. Si uno no aprovecha la gracia de lo alto cuando se trata de no ser cobardes en la vida diaria a la hora de dar testimonio, vivir la virtud, etc., sería temerario pensar que lo hará cuando las cosas estén mucho más difíciles, aunque, por supuesto, Dios puede hacer milagros y los hace.
O, dicho de forma más tradicional, el martirio blanco (y el verde) preparan para el martirio rojo.
Hablas de algo que me preocupa últimamente.
Dos personas muy cercanas que vivían su fe en la Iglesia católica, se han metido en sendas sectas protestantes.
El otro día una de ellas me escribía en un chat sobre el fin del mundo y el anticristo, identificando a este último con el Papa Francisco.
Me pareció una barbaridad... pero me puso de ejemplo lo declarado en la "Fratelli tutti " que reconoce como contrario a la fe cristiana... y me he quedado sin palabras.
La crisis es grande y como dices sólo puede venir de lo alto...
Recemos
No. como en una fábrica de embutidos, lanzan canonizaciones papales en serie .A Juan XXIII pasándose el derecho canónico a la torera lo nombran santo sin registrarse un segundo milagro para no molestar a los que no les gustaba la canonización de San Juan Pablo II .Sí.,Juan XXIII el impulsor del CVII que tantos frutos pastorales ha dado.. A Pablo VI el Papa Hamlet que si bien escrribió la Humanae vitae y el Credo del pueblo de Dios,,se negó a consagrar el mundo al corazón inmaculadob de María, abolió el índice de libros prohibidos, y cuando visitó Fátima en 1967 no visitó el Santuarioni ni recibió a Sor Lucía y concidió audencia sólo a los no católicos.
Sólo me falta ver la canonización del Papa Franciscus como apóstol de la Pachamama mientras los cardenales Marx y Kasper vestidos de tunos compostelanos tocan la bandurria y la pandereta respectivamente.
Cosas del "magisterio" actual.
Dios es inmenso, inabarcable, impredecible y sobre todo como decia Van Thuan, "no sabe de matematicas, ni entiende de finanzas y economia".
El otro dia escuche el relato de un sacerdote desde Siria, que contaba que habia habido mártires cristianos, que ni siquiera practicaban, y que vivian a su manera, y sin embargo, cuando los rebeldes musulmanes les cogieron presos y quisieron que se convirtieran al Islam, dijeron que no, y prefirieron ser torturados y asesinados.
Contó también el caso de un actor cristiano de bautismo, que no solo no vivia nada la Fe, sino que blasfemaba. Cuando le cogieron preso, dijo a Dios, algo asi como: nada te pido para mi, porque se que me he portado fatal, pero si me conservas la vida, te prometo ser un buen cristiano. Fue torturado, pero no renegó, y sobrevivió para contarlo.
Por supuesto esto no quiere decir que no debamos vivir en vela, trabajando en nuestra santificación, pero deseando vivir y morir como El quiera.
Es posible, que sea muy tonta, o simplemente que sea diferente a ti, que no es lo mismo.
También es posible que tenga diferentes gustos, o sensibilidades, que tenga diferentes opiniones, como también que tome distintas decisiones.
Pero mira, tonto, lo que se dice tonto, es el que no ama a Dios ni a su prójimo, espero que ninguna de las dos estemos en esa situación.
Me da la impresión de que caes en la misma ambigüedad que pretendes criticar.
"Bruno, no entiendo tu justificación de las críticas que recibió el card. Burke, ¿una exhortación apostólica es magisterial por el solo hecho de llevar ese título, aunque su mismo autor exprese en ella que no desea hacer una intervención magisterial sino simplemente hacer una propuesta para la reflexión?"
Creo que hay que hilar un poco más fino. Partimos de que una exhortación apostólica es, de por sí, un documento magisterial, así que, en principio, la presunción es siempre que tiene contenido magisterial.
Además, en cuanto se echa un vistazo a la exhortación, se encuentran muchas afirmaciones que son indudablemente magisteriales. En un par de minutos y antes de cansarme, leo estas, que pueden servir de ejemplo:
"Dios Trinidad es comunión de amor, y la familia es su reflejo viviente"
"Los padres tienen el deber de cumplir con seriedad su misión educadora"
"Los hijos están llamados a acoger y practicar el mandamiento: «Honra a tu padre y a tu madre»"
"La Biblia considera también a la familia como la sede de la catequesis de los hijos"
"Cristo ha introducido como emblema de sus discípulos sobre todo la ley del amor y del don de sí a los demás"
"La eutanasia y el suicidio asistido son graves amenazas para las familias de todo el mundo ... La Iglesia ... se opone firmemente a estas prácticas"
"familia como sociedad natural fundada en el matrimonio".
"un matrimonio con notas de exclusividad, indisolubilidad y apertura a la vida"
Etc.
Por lo tanto, ¿es un tipo de texto magisterial? Sí, una exhortación apostólica. ¿Contiene magisterio? Sí, como hemos visto en estos breves ejemplos. Luego es un documento magisterial. Se pueden (y deben) criticar muchas cosas de AL, pero es indudable que se trata de un texto magisterial, tanto formal como materialmente. Las afirmaciones exageradas y sin matizaciones, como la que hizo el card. Burke en aquella ocasión, solo sirven para debilitar esa crítica.
Como ya he dicho en el artículo, es posible entender la parte de verdad que había en lo que dijo el cardenal. Es cierto que hay muchas partes de la encíclica donde claramente se expresan reflexiones personales, palabras bonitas, opiniones prudenciales, lugares comunes o afirmaciones retóricas políticamente correctas. Quizá incluso pueda decirse que es la mayoría de la encíclica, como he señalado en el artículo, pero decir que no es un documento magisterial resulta evidentemente erróneo.
"Me da la impresión de que caes en la misma ambigüedad que pretendes criticar"
Yo diría que, lejos de ser ambiguo, lo que he hecho ha sido lo contrario: analizar cuidadosamente, en lugar de hacer afirmaciones de trazo grueso. Hacer afirmaciones drásticas es personalmente más satisfactorio y los artículos resultan más atractivos para el público, pero, a mi entender, muchas veces es una tentación de deformar la verdad a nuestro gusto. Como decían los escolásticos, pensar es distinguir y si distinguir hace que el artículo sea más pesado, qué le vamos a hacer.
La tesis del artículo es, precisamente, que los textos magisteriales se han ido haciendo cada vez más largos y frecuentes y, que, de forma paralela, su contenido magisterial se ha ido diluyendo. Y eso es un problema precisamente porque son textos magisteriales. Si no lo fueran, no habría ningún problema.
" Cuando nuestras fuerzas no bastan, estamos en manos de Dios y no hay mejores manos que esas." Y, lo que sigue, que lo he leído en la S. Escritura, también muy cierto: " Unos confían en sus carros, otros en su caballería; nosotros invocamos el nombre del Señor, Dios nuestro. Ellos cayeron derribados, nosotros nos mantenemos en pie." Creo que es del Himno de Moisés, en La Salmodia?
Interesantes los aportes de algunos blogueros. No le queda bien a quien pasa por Minutella, quien está totalmente opuesto al gusto del verdadero y respetado Señor Minutella! Compararte con el hermano mayor... ¡Qué fuera de tiesto! decimos en Colombia.
Me he limitado a contar unos hechos ocurridos en Siria, no unas opiniones mias.
No existen ideas modernas o antiguas, existen ideas buenas o malas ideas.
En mis relatos no hay ninguno que apostate, al reves, personas que habian descuidado su Fe, gracias a haberse visto en una situación límite, la recuperan hasta el punto de preferir ser torturados y asesinados antes que apostatar. Son gracias extraordinarias de Dios.
De esto hay ejs. en el evangelio, como los trabajadores que trabajan solo una hora,o el buén ladron.
Sobre la debilidad o fortaleza, S. Pablo dice:
"Con sumo gusto, pues me gloriare en mis flaquezas para que fije en mi su morada la fuerza de Cristo. Y me alegro también de las debilidades, los insultos, las necesidades, las persecuciones y las dificultades que sufro por Cristo, porque cuando más débil me siento es cuando más fuerte soy" 2 cor 12, 9
Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén.
O la afirmación que se le atribuye a San Agustín de Hipona, otro ígneo también: "Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti".
Lo que explica que la fortaleza sea una virtud y la debilidad no lo sea.
Lo que ocurre es que nadie que tenga una virtud alardeará de ella: ni el fuerte se considerará tal, ni el justo dirá que lo es, ni el templado aireará su templanza.
Sin embargo es legítimo ver las virtudes en los demás o los santos no servirían como ejemplo.
Me doy perfecta cuenta que me he pasado la vida reconociendo virtudes en los otros y que eso está ya anticuado, pero también veo que esta "mania" ha hecho que, a pesar de los pesares, siga manteniendo mi confianza, no solo en Dios, sino también en el género humano.
Algo vería Dios en los hombres que creó a su imagen y semejanza más que un puñado de temblorosos pusilánimes para mandar a su Hijo Unigénito para redimirnos.
Ya veo que la enseñanza de las virtudes no tiene futuro.
Todo este esfuerzo se debe a que no hay un solo Cardenal sobre esta tierra que haya tenido el coraje de decir "anatema" excusándose en el pecado de Cisma o sólo sabe Dios en qué argumento. Cuando la Caridad primera y última es salvar almas. Ni uno representa a Cristo en el "celo por la Casa del Padre"
A qué le tienen miedo? A que la Iglesia Católica quede reducida a 10? 100? 10000? 100 millones? Acaso no es esa la Verdad?
Nos sentamos en el sillón de casa viendo cómo el ladrón destruye todo. Y lo que no puede destruir, lo mancilla de la manera más atroz. Es más, tratamos de explicar que lo que hace no es voluntad del Padre de familia.
La única explicación que encuentro para tanto silencio cómplice es un castigo de Dios, que haya cegado a tantos obispos, no sea que se arrepientan y se salven.
Sí, hay quienes hablaron y tuvieron el coraje pero no el suficiente para seguir adelante. Por qué? Les faltan Cardenales que apoyen la Verdad? No se necesita más que uno.
Feliz Día a todos.
Gracias, Bruno, por contestar a mi pregunta retórica (?) con ese gracioso (de gratis) comentario. Me faltó añadir que yo propondría como árbitro a S.S. Benedicto XVI (benemérito Cardenal Ratzinger), al que lo único que cabe reprochar, si eso, es su renuncia.
Por lo demás, y "for the flies", yo me pido un puesto al sol en las primeras filas y al sol, no vaya a ser que confundan la sombra con las tinieblas...
(y perdón por mi salida de tono en medio de tanta profundidad conceptual).
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