César Vidal y el prejuicio anticatólico (II)
D. César Vidal ha escrito una nueva entrega de su serie sobre la razón (léase el Catolicismo) por la que España es diferente (léase peor). A mi entender, sufre de los mismos problemas que el primer artículo: un prejuicio anticatólico omnipresente que le impide actuar con la objetividad necesaria para un historiador y que le lleva a simplificaciones injustificables, omisiones tendenciosas e incluso errores de bulto.
No es mi intención en absoluto demostrar la tesis contraria (que el catolicismo hace que un pueblo prospere económicamente). Gracias a Dios, la historia humana es mucho más compleja y las razones de la prosperidad económica son muy diversas. Mi deseo con estos artículos es, simplemente, mostrar las grandes carencias, equivocaciones y tergiversaciones en las que cae debido a su prejuicio anticatólico un historiador como D. César, muy acertado en otros temas. El hecho de que esas carencias y tergiversaciones resulten evidentes para mí, que no soy historiador, es una muestra de lo graves que son. Sin duda otras personas con más conocimientos, como D. Pío Moa, podrán refutarlas mucho mejor que yo. Como siempre, mis comentarios van en rojo
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Hace unos días el director de un medio económico en internet arremetía contra la Unión Europea [La Unión Europea es un bonito proyecto, pero caben pocas de dudas de que, tal como existe en la realidad, es una institución marcadamente anticristiana. Sorprende que a D. César le parezca mal que sea criticada] y ponía como ejemplo de lo que, a su juicio, debería ser la Europa unida al Sacro Imperio Romano-Germánico, donde supuestamente la iglesia católica había sido la entidad felizmente rectora [Simplificación injusta. La Iglesia Católica nunca rigió el Imperio en el sentido teocrático de anular la autoridad civil. Cada una tenía su esfera de actuación y ambas debían actuar en armonía y según la Revelación, según el conocido símil de las dos espadas. Era un sistema político con multitud de contrapesos y equilibrios]. Lo cierto es que, como suele suceder en estos casos, el autor de aquellas líneas demostraba más entusiasmo religioso que conocimiento de la Historia [Me he perdido, ¿se refiere a su propia serie de artículos?]. El papa Juan XII (955-964) coronó emperador efectivamente a Otón I inaugurando el Sacro Imperio Romano-Germánico, pero cuando Juan XII fue depuesto, Otón I fue el que autorizó que su sucesor fuera León VIII (963-965), el que a continuación permitió que fuera papa Juan XIII (965-972) y el que tuvo esperando a Benedicto VI (973-974) para subir al trono pontificio hasta que le apeteció. Era el emperador y no la sede romana la que mandaba en aquel imperio y eso que Otón I no fue el emperador peor. Por ejemplo, Enrique III de Alemania designó a cuatro papas – Clemente II, Dámaso II, León IX y Víctor II– en un ejercicio de cesaropapismo que no se habría dado ni en Bizancio. [Tres observaciones evidentes: 1) Este hecho, que fue efectivamente una vergüenza y así lo consideró la Iglesia en aquella época, constituyó una excepción y no la regla. En cambio, en Bizancio, era la regla. De ahí que el sistema político bizantino fuera el cesaropapismo y el occidental no; 2) Resulta históricamente injustificable citar un hecho aislado y silenciar los numerosos casos en los que sucedió lo contrario. Recordemos, por ejemplo, al Emperador Enrique IV haciendo penitencia durante tres días a las puertas del Papa Gregorio VII, a Enrique II de Inglaterra haciendo penitencia ante la tumba de Santo Tomás Beckett o a la decisión de Alejandro VI sobre las áreas de influencia de España y Portugal, por citar tres ejemplos entre miles; 3) El mejor ejemplo occidental de sociedades cesaropapistas han sido, de hecho, las naciones protestantes, con total subordinación de la religión a la autoridad temporal, así que resulta ridículo que César Vidal intente utilizar este aspecto en contra del catolicismo]. No nos desviemos, sin embargo. Relato todo esto para dejar de manifiesto cómo hay personas que anteponen su prejuicio –en este caso, el aborrecimiento de las finanzas y los mercados– sin base histórica al razonamiento documentado [Esta afirmación es increíble. El Sacro Imperio duró casi mil años. No se pueden juzgar mil años de historia o compararlos con una institución actual como la Unión Europea en base a la mención de un único hecho]. Ése ha sido un mal que ha aquejado –y aqueja– a España durante siglos.
De entrada, la cultura eclesiástica medieval vio siempre mal el préstamo a interés. No porque la Biblia dijera nada en su contra –no hay un solo párrafo en el Nuevo Testamento donde se arremeta contra prestamistas o banqueros [Curiosa afirmación. La mayoría de los artículos de D. César sobre estos temas se basan en el Antiguo Testamento. Sin embargo, ahora que le conviene (porque el Antiguo Testamento condena el préstamo con interés en multitud de lugares) lo único que vale es el supuesto silencio del Nuevo Testamento. Por otra parte, no podemos ignorar que Jesús dijo que los cambistas y vendedores habían convertido el templo en una “cueva de ladrones”. Si esto no es arremeter contra ellos (literalmente, porque lo hizo a latigazos), no sé lo que es. Además, la misma palabra “banco” designa originalmente a los bancos de los cambistas, que Jesucristo volcó por el suelo]–, sino porque Aristóteles (un genio, pero no en el terreno de la economía) escribió páginas contra el dinero y los préstamos que santo Tomás de Aquino y otros autores eclesiásticos repitieron con fruición. No sorprende que con ese punto de vista –de origen helénico-pagano y no cristiano [¿Ha leído alguna vez César Vidal el Antiguo Testamento? Quiero decir sin gafas ahumadas liberal-protestantes, porque Lv 25,36; Dt 23,20; Ex 22,24; Ez 18,8-9.13.17 o Sal 15,5, entre otros muchos pasajes, condenan el préstamo a interés. ¿Sería por criterios helénico-paganos? ¿No es lo lógico pensar que la Iglesia tomó su criterio sobre este tema de la Biblia (a diferencia de lo que hace el protestante Vidal)? ¿No resulta curioso que San Agustín, ocho siglos antes de que el aristotelismo fuese recuperado por Santo Tomás, también condenara la usura?]– se multiplicaran las condenas del préstamo con interés. El Segundo concilio de Letrán (1139) prohibió su ejercicio a laicos y clérigos; el Tercero (1179) impuso a los prestamistas la pena de excomunión y les negó cristiana sepultura; el Cuarto (1215) ordenó el destierro incluso de los judíos que lo practicaran. El II Concilio de Lyon (1274) ordenó la expulsión de los prestamistas disponiéndose que los obispos que no los excomulgaran fueran suspendidos. El concilio de Vienne (1311) ordenó que se procediera a investigar a los gobernantes que toleraran el préstamo a interés y el de 1317 incluso calificó como herejía el negar que el préstamo a interés fuera pecado. Son sólo botones de muestra de una corriente continua que no veía la diferencia entre el préstamo con interés y la usura [En realidad, lo que oculta D. César es que estamos hablando de un sistema económico totalmente distinto del actual, en el que el préstamo con interés, lejos de ser un instrumento de progreso, constituía una vía segura para el empobrecimiento, la cárcel e incluso la esclavitud de las clases más humildes, sujetas siempre a los avatares de la agricultura. No es extraño que prácticamente todas las grandes religiones antiguas, como el budismo, el Islam o el hinduismo, condenasen con dureza el préstamo con interés] y que además aumentaba las penas –llegó a equiparar el préstamo con el adulterio o la homosexualidad– [Los textos de Ezequiel citados más arriba establecían la muerte como castigo de la usura, pero claro, es la Biblia y no un Concilio de malvados católicos] visto que no terminaban de extirpar el pecado de la grey. Algún economista ha afirmado recientemente que incluso la imposición de la confesión auricular a inicios del siglo XIII estuvo directamente relacionada con el deseo de acabar con el préstamo a interés, pero no voy a entrar en ese tema [Afirmación surrealista; no merece la pena perder el tiempo con ella].
Lo cierto es que negar que los préstamos a interés –un instrumento esencial para el tráfico comercial– pudieran ser lícitos tuvo consecuencias perversas. Por un lado, se acabó permitiendo el préstamo a interés, pero a los judíos, lo que los convirtió en chivos expiatorios de los odios que acaban sufriendo los que desean cobrar los créditos [En realidad, los judíos, por los pasajes mencionados más arriba, consideraban pecado prestar con interés a otros judíos; en cambio, prestaban a los cristianos, que no eran sus “prójimos” y a los que podían esquilmar sin problemas de conciencia. No resulta extraño que surgieran odios por ello]. He mostrado en mi España frente a los judíos como, a pesar del antisemitismo [es asombroso que un historiador hable aquí de antisemitismo, una postura relacionada con la raza y no con la religión, que surge en el siglo XIX y estalla en el XX, cuatro siglos después de la época de la que hablamos], y de que periódicamente los judíos de corte recibían la muerte por los servicios prestados, los reyes hispanos siempre acababan por volverlos a llamar siquiera porque eran más eficaces y honrados que los clérigos y nobles que los sustituían ocasionalmente [Imaginemos por un momento que Vidal hubiese hecho la afirmación contraria: que los judíos, a diferencia de los católicos, eran vagos y granujas. Sería un escándalo. Sin embargo, parece creer que, contra los católicos, resultan aceptables las generalizaciones más injustas]. Sin embargo, ésa no era solución. Por un lado, se fue formando una imagen satanizada –e injusta– de los judíos que explica, por ejemplo, la cadena de progromos de 1392 que acabó con la mayor parte de las juderías de la Península Ibérica un siglo antes de la Expulsión [Lo que no dice Vidal es que las leyes y la existencia misma de las juderías protegían a los judíos contra esas feroces persecuciones populares que, por desgracia, se producían periódicamente en todos los países en los que había cierto número de judíos]; por otro, obligó a pensar en maneras para financiarse que acabaron bordeando si es que no entrando claramente en la simonía y, finalmente, los problemas siguieron sin solventarse. A inicios del siglo XVI, el préstamo a interés había sido sustituido por un contrato trino –buen nombre para una institución derivada del deseo de desbordar disposiciones canónicas– que combinaba el mutuo, el comodato y el seguro [Lo que muestra esto es que el tema era mucho más complicado que la engañosa simplificación de Vidal. Durante siglos, se habían producido discusiones teológicas, económicas y sociales sobre el mismo en el seno del catolicismo. En general, la doctrina católica tendía a favorecer la asociación en lugar del mero crédito, consiguiendo así que el capitalista se implicase en el negocio correspondiente, en lugar de permanecer ajeno a él, algo indudablemente más humano]. Algo era, pero resultaba abiertamente insuficiente y, desde luego, equivocado moral y económicamente.
Esa condena de la actividad bancaria tuvo funestas consecuencias para las naciones católicas que, como era de esperar, obedecieron los criterios de la Santa Sede al respecto o si los violaron lo hicieron de manera clandestina y con mala conciencia [De nuevo, algo surrealista. ¿Condena de la actividad bancaria? ¿Los numerosos banqueros existentes en toda la Europa católica eran clandestinos? ¿Los Fugger vivían en la clandestinidad? ¿Los Tassi eran forajidos? Un poco de seriedad, por favor]. De hecho, no podrían evitar en los siglos siguientes que buena parte de sus poblaciones relacionara –sigue haciéndolo– la simple actividad bancaria con algo sucio, pecaminoso o indigno [Me atrevo a sugerir que las numerosas advertencias de Jesucristo contra los peligros de la acumulación de riquezas tendrían algo que ver en esa imagen; y algo tendrían que ver también los fraudes y la explotación de los pobres cometidos por banqueros sinvergüenzas que ha habido en todas las épocas, por ejemplo la nuestra]. El Flandes católico, Lieja o Colonia sufrieron no poco con esa situación, pero, con todo, la peor parte le tocó a España. De manera espectacular e innegable, en unas décadas, los reformados desarrollaron la banca moderna y, lógicamente, se hicieron con su control [Teniendo en cuenta que el primer banco moderno, el Banco di San Giorgio, fue creado en la católica Génova un siglo antes de que apareciera el protestantismo, es difícil encontrar el fundamento de las afirmaciones de D. César]. Incluso naciones especialmente atrasadas en esa cuestión a finales del siglo XVI habían avanzado mucho más que sus rivales católicas [Resulta increíble que no se tengan en cuenta a los numerosos banqueros católicos genoveses, venecianos, florentinos, alemanes, etc. O incluso a los españoles. Caranda, en su obra Los Banqueros de Carlos V, cita a muchos. Por ejemplo, sólo en Sevilla, los banqueros Espinosa, Domingo de Lizarrazas, Pedro de Morga, Cristóbal Francisquín, Diego Martínez, Juan Íñiguez y Octavio de Negrón].
Los efectos políticos y militares de esa circunstancia fueron fulminantes. Durante los inicios de la guerra de los Treinta años, Cristian IV de Dinamarca y Gustavo Adolfo de Suecia fueron los campeones de la defensa de la libertad religiosa protestante frente a los intentos católicos de acabar con ella violando pactos como la paz de Augsburgo [Je, je, je. Esta frase es surrealista. Los católicos luchan por la “intolerancia religiosa” y los protestantes por la “libertad religiosa protestante”. Con ello quiere decir, naturalmente, la libertad para ser únicamente protestante, porque en la Dinamarca de Cristian IV y en la Suecia de Gustavo Adolfo el catolicismo estaba prohibido. Tanto en Suecia como en Noruega (esta última parte de Dinamarca), el protestantismo fue impuesto por la fuerza por reyes ávidos de saquear las posesiones de la Iglesia. Además, curiosamente, la Paz de Augsburgo firmada por los luteranos consideraba al calvinismo como una herejía prohibida en sus propias tierras, al igual que en las católicas]. Naturalmente, como supo ver Fernando el Católico, el nervio de la guerra es el dinero [Eso lo han sabido todos los reyes, generales, emperadores y similares que han tenido que organizar una guerra] y Cristian IV basó financieramente su esfuerzo bélico en los hermanos Willem, una firma banquera con sede en Ámsterdam, y después en los Marcelis. Ambas bancas eran de familias calvinistas. En el caso de Gustavo Adolfo –un genio militar que ha sido comparado con Federico de Prusia y Napoleón– su base financiera estuvo en Geer y Trip. La firma bancaria, a decir verdad, hubiera podido servir a España, pero la intolerancia religiosa la expulsó del Flandes español obligándola a establecerse en Ámsterdam. Se convirtieron así en lo que algún historiador ha denominado los “Krupp del siglo XVII” [¿No estaba perseguido el catolicismo en Suecia, Dinamarca, Inglaterra o Ginebra, por ejemplo? ¿En su caso no era “intolerancia religiosa”? ¿Todos los católicos eran tontos y por eso no se perdían recursos al perseguirlos o expulsarlos, al contrario de lo que sucedía al expulsar a los protestantes? El método histórico brilla por su ausencia en toda esta argumentación].
Se podría objetar que como protestantes los banqueros protestantes servían a potencias protestantes. No fue así. Los protestantes –como los judíos antes que ellos– aplicaban una regla contenida en la Biblia, la de mantener la lealtad al rey que fuera siempre que garantizara su libertad religiosa. [Teniendo en cuenta que la Guerra de los Treinta Años fue una guerra en la que se dirimía la propia supervivencia del catolicismo y del protestantismo, decir que los banqueros protestantes estaban dispuestos a apoyar a los ejércitos católicos es, en esencia, decir que les importaba mucho más el dinero que su fe. Que César Vidal elogie esa postura es sorprendente] Puestos a ser santos no iban a serlo más que José que fue ministro de finanzas del faraón o que Daniel que aconsejó al impío Nabucodonosor [Uno de los grandes fallos que puede cometer un historiador es retrotraer conceptos modernos a una época con la que no tienen nada que ver, como el del Estado aconfesional para el que trabajan personas de distintas religiones. ¿Eran Moisés y Aarón menos santos que José, porque se enfrentaron al Faraón, que los oprimía brutalmente pero, hay que reconocerlo, “garantizaba su libertad religiosa”? ]. Trabajaban, por lo tanto, para los clientes que los requerían. Los católicos que conservaron en aquella época un poco de sensatez lo supieron ver y lo aprovecharon. Por ejemplo, el cardenal Richelieu, príncipe de la iglesia católica, pero no hasta el punto de perjudicar los intereses de Francia, supo que la banca segura era la protestante y a ella recurrió [¿Ese es el gran ejemplo? ¿El nacionalismo como ídolo propio de Richelieu, que puso los intereses políticos de Francia por encima de su fe? ¿El germen de los nacionalismos que arrasaron Europa en los siglos posteriores? ¿La eliminación de la vinculación común de los europeos y su sustitución por Estados nacionales enfrentados?]. Al igual que Enrique IV, el cardenal sabía que el talento financiero se hallaba en los hugonotes, los calvinistas franceses, y no tuvo problemas de conciencia en utilizarlo. Así, su gran banquero fue el hugonote Barthélemy d´Herwarth. Gracias a él, Francia pudo, entre otras victorias, hacerse con el control de Alsacia. Persona de tanto talento y hereje por añadidura no tardó en despertar las envidias de los católicos franceses [Claro, hombre, sólo los católicos tienen envidia. Es sabido que los protestantes nunca han tenido envidia de otros protestantes]. Sin embargo, Richelieu lo defendió ante el niño Luis XIV con palabras tajantes: “Monsieur d´Herwarth ha salvado a Francia y preservado la corona para el rey. Sus servicios nunca deberían ser olvidados. El rey los hará inmortales mediante las marcas de honor y reconocimiento que le concederá a él y a su familia". Luis XIV siguió el consejo del cardenal y lo nombró Intendant des Finances. Mazarino, otro cardenal, mantuvo en el puesto a d´Herwarth que colocó en los puestos de finanzas a gente competente, es decir, calvinistas que creían que el dinero y su gestión no eran algo malo [Y no lo son, pero su idolatría al colocarlos por encima de la fe sí que lo es, por eso Cristo llamó al dinero mammona iniquitatis]. El resultado fue óptimo para Francia y pésimo para España donde el conde-duque de Olivares no consiguió anular el Edicto de expulsión que pesaba sobre los judíos desde 1492 y, por supuesto, jamás hubiera podido emplear a herejes [Teniendo en cuenta que estaba en guerra con la mayoría de las naciones protestantes, no parece que hubiera sido algo muy aconsejable. Sobre todo teniendo en cuenta que, a pesar de que César Vidal lo silencia injustificablemente, había muchos otros banqueros católicos. Los de España en tiempos del Conde-Duque eran en su mayoría genoveses].
Pero además es que el caso de Richelieu no fue excepcional. Wallenstein, el gran héroe católico de la primera parte de la Guerra de los Treinta años, también recurrió a aquellos que eran buenos banqueros simplemente porque no creían que en la actividad bancaria existiera pecado alguno. En su caso, su hombre de confianza fue un calvinista –¿sorprende?– de Amberes llamado Hans de Witte [Lo que sorprende es que el hecho de que los héroes protestantes empleasen banqueros protestantes se use como prueba de lo buenos y listos que eran y, cuando lo hace un católico, el hecho se use como prueba de lo malos y tontos que eran los católicos. ¿De verdad el autor no ve la incoherencia de su forma de argumentar? Además, De Witte fue también banquero del Emperador Fernando II, pero como éste era uno de los Habsburgo que tanto desagradan a César Vidal, el hecho se silencia].Verdadero artífice financiero de las victorias de Wallenstein [También se silencia que el amigo De Witte provocó una devaluación que causó directamente una terrible hambruna en la zona de Bohemia y Moravia, pero claro, era calvinista y sólo hay que hablar de lo buen financiero que era], aprovechó su puesto para defender a otros calvinistas que ya sabían lo que significaba la cercanía de los jesuitas. La Compañía de Jesús ya estaba expulsando a sangre y fuego a los protestantes de Europa central y Bohemia sólo había sido un cruento ejemplo [Los prejuicios son una cosa bien curiosa. El odio protestante a los jesuitas debe cegar al historiador, porque es evidente que los jesuitas no poseían ejércitos para expulsar a nadie de ningún sitio. Sin embargo, como objeto de prejuicio son mucho más jugosos los jesuitas que unas abstractas autoridades]. De Witte fue respetado mientras tuvo éxito. Cuando Wallenstein fue vencido y De Witte se arruinó, su vida dejó de ser útil. Un día apareció ahogado en un estanque. Había sufrido la suerte de tantos judíos de corte en el pasado o de tantos otros herejes o agnósticos que han trabajado para instancias católicas después [Si esto lo dijera de personas actuales, el autor iría a la cárcel por calumnias e injurias; aprovechar lo que probablemente fue el suicidio de De Witte para sugerir un asesinato por parte de anónimos católicos y unirlo a los asesinatos por “las instancias católicas” en general de “tantos otros herejes o agnósticos”, todo ello sin pruebas ni datos, es vergonzoso]. Durante todo el s. XVII, los banqueros de élite en Europa fueron calvinistas, pero lo más doloroso es que en su mayor parte habían huido de los Países Bajos españoles donde el hecho de tener otras creencias distintas de la católica les habría costado la vida. Así el deseo de preservar la libertad religiosa y la vida había evitado que pudieran servir al rey de España y los había colocado a las órdenes de príncipes protestantes que creían en la bondad de la banca o de católicos que no veían la necesidad de anteponer la obediencia estricta a las enseñanzas vaticanas sobre los intereses de su patria [De nuevo, la misma parcialidad vergonzosa: los protestantes preservan la “libertad religiosa” y creen en la bondad de la banca, mientras que los únicos católicos inteligentes son los que no obedecen a las enseñanzas vaticanas. No sé qué pensarán los lectores, pero a mí me resultaría admirable un protestante que fuera capaz de poner su fe (aunque esté equivocada) por encima de los intereses políticos de su país. Es curioso que a César Vidal le suceda lo contrario con los católicos]. El resultado es de todos sabido porque, desde luego, difícilmente pudo resultar más nefasto para España. A decir verdad, nunca recuperaría su posición de potencia de primer orden [Igual que sucedió con las otrora poderosas Roma, Inglaterra, Suecia, Grecia, Turquía, etc. Echar la culpa al catolicismo español por sus efectos sobre la economía es risible. Lo que sí es cierto es que España supeditó sus intereses particulares a la defensa de la fe católica en muchas ocasiones. Si eso tuvo como resultado una pérdida de poder político/económico, ciertamente no nos parecerá algo deshonroso a los que creemos que hay cosas más importantes que el dinero]. Y es que, como ha señalado, H. R. Trevor-Roper, “las sociedades protestantes eran, o se habían convertido, en sociedades con una visión más adelantada que las sociedades católicas tanto económica como intelectualmente” [No parece muy extraño, la verdad, que un historiador inglés, decidido a mostrar la superioridad de Inglaterra… saque como conclusión la superioridad de Inglaterra, como sociedad protestante].
Sin embargo, España, por desgracia, no aprendió la lección que habían captado Wallenstein, Richelieu o Mazarino. Siguió despreciando los bancos y su actividad durante siglos. Como en el caso del trabajo al que quiso privar del carácter infamante que le daban los españoles [De nuevo la misma afirmación engañosa que en el artículo anterior. Lo que consideraban los españoles era que el trabajo manual era impropio de la nobleza. Es decir, lo mismo que pensaban los nobles protestantes o católicos de los demás países. Lo que sucedía es que los nobles sin tierras eran muchísimo más numerosos en España, por razones históricas], también Carlos III intentó que la nación se desprendiera de sus prejuicios. También fracasó en ese intento. Hasta mediados del siglo XIX no aparecieron los primeros bancos en España [Teniendo en cuenta que el mismo Banco de España nació como banco privado en el siglo XVIII con el nombre de Banco de San Carlos, no es fácil ver cómo se puede hacer esta afirmación. Por otra parte, como hemos visto antes, siempre hubo banqueros en España, especialmente en las zonas más ricas]. De nuevo, la nación se había quedado varios siglos –en este caso más de cuatrocientos años– retrasada en relación con la Europa donde había triunfado la Reforma. Por añadidura, el prejuicio continúa a día de hoy. Hace apenas unos días, Tomás Gómez, un dirigente socialista no caracterizado precisamente por sus aciertos económicos, llamaba a la gente a rebelarse contra los mercados [Claro, para poner un ejemplo de prejuicios católicos buscamos a la gente menos católica que podamos encontrar en el país. ¿Cómo no se le había ocurrido a nadie antes? Y es de suponer, según el enfoque de Vidal, que las mismas llamadas a la rebelión contra los mercados realizadas por diversos personajes en Alemania, Inglaterra, Estados Unidos, etc. también provienen de prejuicios católicos, ¿no?]. Lo hacía apenas unos días después de que la Comisión para justicia y paz de la Santa Sede condenara en un documento la “idolatría de los mercados” [El documento en cuestión no es magisterial en absoluto y, en mi opinión, es poco afortunado. Sin embargo, si algo tiene de acertado, es la advertencia contra la tentación de idolatrar los mercados. Es una pena que D. César no haya escuchado esa advertencia, que por cierto proviene del mismo Cristo: “No podéis servir a dos señores, a Dios y al dinero”]. En el último caso, es bien cierto que algunos economistas católicos se apresuraron a decir por los pasillos que la Santa Sede podía ocuparse de cosas más importantes que disparatar en materia económica. Tenían razón, pero ya era un poco tarde para salvar el imperio español e igualarnos con otras naciones que comenzaron a adelantarnos hace casi medio milenio. [Como es lógico, pienso que la idea de D. César Vidal de que el protestantismo supone la prosperidad y bienes sin cuento para las naciones que lo adoptaron no se sostiene ante un mínimo análisis crítico. Y, con franqueza, el liberalismo como panacea universal y solución de los problemas de todas las épocas aún me parece más disparatado].
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Otras entregas de la serie:
César Vidal y el prejuicio anticatólico (XI): la Iglesia y la izquierda (más madera)
César Vidal y el prejuicio anticatólico (X): la Iglesia y la izquierda
César Vidal y el prejuicio anticatólico (IX): Iglesia y masonería
César Vidal y el prejuicio anticatólico (VIII): La Constitución de los Estados Unidos
César Vidal y el prejuicio anticatólico (VII): La separación de poderes
César Vidal y el prejuicio anticatólico (VIb): Asombrosa conspiración descubierta
César Vidal y el prejuicio anticatólico (VI): La mentira y el robo
César Vidal y el prejuicio anticatólico (V): El imperio de la ley
César Vidal y el prejuicio anticatólico (III): La educación
César Vidal y el prejuicio anticatólico (II): La prosperidad económica
63 comentarios
el préstamo con interés, lejos de ser un instrumento de progreso (como ahora)
Esto, hoy en día se está poniendo en duda y si se cae todo el sistema bancario mundial en 5 años no nos podremos extrañar.
También dices:
antisemitismo, una postura relacionada con la raza y no con la religión, que surge en el siglo XIX y estalla en el XX,
Me parece injusto, seamos sinceros, el rechazo a lo judio esta incrustado en la cultura occidental y por causas religiosas (en su origen), la parte racial es sólo concomitante.
"como ahora"
Es evidente que los sistemas económicos cambian y seguirán cambiando. Quizás podría poner "como en épocas posteriores"
Sobre el antisemitismo, quizás no me he explicado bien. No he querido decir que no hubiera persecuciones (de hecho hablo de ellas, como algo evidentemente condenable, en otros párrafos que quizás no has leído). Lo que quiero señalar es que, para un historiador, es injustificable confundir el antisemitismo, que es un movimiento propio del siglo XIX y tenía que ver esencialmente con la raza y no con la religión, con las persecuciones populares antijudías del siglo XIV, por ejemplo, donde el elemento religioso era mucho más determinante. Son cosas históricamente diferenciadas, con motivaciones distintas, en momentos históricos diferentes y que no pueden confundirse.
Saludos.
El núcleo de la crítica -ya se ha señalado- es que el protestantismo, en especial el calvinismo, representa una refutación de la admonición de Cristo: "no podéis servir a dos señores... no podéis servir a Dios y al dinero"; los protestantes ponen al dinero (vale decir, el Estado nación, el mercado, etc.), no ya a la altura de Dios, sino por encima, y convierten a Dios en mero aval de su auténtico ídolo. Por eso, en el protestantismo, Dios queda cada vez más lejos, y sólo tenemos, como expresión de su voluntad (a la que hay que obedecer y nunca oponerse), el poder fáctico, ya sea el económico (los mercados, el capitalismo en general), o político (el Estado nación, en general todo tipo de poder); por eso el protestantismo desconoce la teoría y la praxis católicas sobre el tiranicidio (desde Mariana -De rege ac de regis institucione-, hasta Von Stauffenberg), porque el poder político y económico es la encarnación de Dios; al final, el mercado es Dios. El materialismo es rampante.
En el Sermón del Monte dice: "Da a quien te pida y no des la espalda a quien desea que le prestes algo" (Mt. 5,42).
Y no dice que luego se reclame al prestatario con o sin intereses, sino todo lo contrario: "Si prestáis a aquellos de quienes pensáis recibir ¿Qué mérito tendréis" (Lc. 6,34). Jesús invita a dar y no a prestar, y menos con intereses. El que busca su interés es un mal cristiano. Sea banquero o particular.
Es más, dice también que "A quien quiera llevarte a juicio para quitarte la túnica, dale también el manto" (Mt. 5, 40). El desprendimiento y la generosidad son las únicas posesiones verdaderas de todo cristiano.
De hecho, Jesús condena abiertamente la acumulación de riqueza: "Así sucederá -la pérdida del alma- al que atesora para sí, y no es rico ante Dios" (Lc. 12,21).
Que los protestantes -calvinistas a la cabeza- (y muchos católicos, todo hay que decirlo) canten las excelencias del capitalismo y se hayan tomado a solfa estos principios de nuestro Dios y Señor, no es para estar orgulloso, como lo está César Vidal.
Por cierto, tu respuesta, de corte historicista, se complementa a la perfección con la homilía de D. Guillermo en su último post, de carácter teológico.
Y qué esfuerzo. Esto es lo que hay que hacer, no dejarnos vencer por la estulticia, por la insistencia en lugares comunes falsos, por la repetición de sandeces, por la propalación incansansable de calumnias y mentiras de todo tipo y calaña.
Mientras se mantengan en pie tipos como usted, otros (como yo, por ejemplo) también pueden hacerlo.
"No nos cansemos, pues, de hacer el bien, porque a su tiempo cosecharemos, si no desmayamos" (Gál. VI:9).
O, como dice otra versión: "Que el bien no os canse".
Y no hay bien más grande que decir, proteger, defender la verdad.
Es defender a Cristo.
Sursum corda.
Jack Tollers
Sugiero esta explicación del P. Miguel Ángel Fuentes respecto a la lícitud del préstamo a interés, para complementar lo dicho por Bruno.
http://www.teologoresponde.com.ar/respuesta.asp?id=191
Aunque no supiera nada sobre la historia de la reforma protestante y sus avatares, las tesis de Vidal me resultarían increíblemente simplonas y parcialistas, y leer las contrarréplicas lo desacreditarían totalmente. El caso es que como algo he estudiado del tema, D. César ha quedado para mí a la altura del betún. Quizá si hiciera acuse de recibo a las críticas a sus artículos, podría salvar su honor intelectual, dado que al menos no parecería tan increíblemente soberbio, pero parece hacer caso omiso de las objeciones que Juanjo, Pío Moa, tú y seguramente otros, están haciéndole.
Entonces viene mi pregunta, que sería para Luis Fernando, que le conoce: ¿César Vidal lee alguna de estas cosas? Si las lee, ¿qué piensa?
Porque no estamos hablando de meras discrepancias de opinión o interpretación, sino de que se demuestra que sus artículos están cortados con un sesgo simplista e interesado más propio de las sectas con las que tengo que verme en el Perú.
En mi experiencia personal está el que D. César "respondiera" una vez en su blog una pega que puse cuando calificó la obra de Bolt sobre Santo Tomás Moro como "panfleto", a la altura de escritos comunistas. Le comenté que, caso de que la historiad de Sir Thomas no hubiera sido así, se olvidaba de citar los abundantes panfletos que los protestantes distribuyen sobre la bondad y tolerancia de los reformadores protestantes. Él me contestó diciendo que Tomás Moro era un inquisidor y que quemaba libros y no se qué otras cosas.
Sí que habremos perdido poder, oportunidades o como lo quiera llamar Vidal por defender la fe católica y haber actuado consecuentemente con nuestra fe ( que tiempos...).Eso es algo para sentirse orgullosos, por supuesto. Pero el caso es que cada día estamos más lejos de defender nuestra fe, desde luego nada desde las políticas actuales y por esllo estamos , como era...en la champion-li.
Ultimamente, repite Vidal lo del cesaropapismo.
Antiguo al Nuevo testamente solo por capricho.
Una cosa es la usura. Y otra cosa el prástamo cuando éste, a su vez, crea interés.
Cierto que lo ideal sería pedir préstamos en servicios no especulables como por ejemplo fueren horas de trabajo. Pero incluso aquí la especulación se presentaria en la profesionalidad del que presta o el que exige pago.
De cualquier forma Jesús condena la desidia, o la envidia del que prefiere enterrar el talento que le han dado antes que depositarlo en el banco para que otro lo haga producir.
http://laalacenadelasideas.blogspot.com/2011/11/cesar-vidal-y-arturo-perez-reverte.html
Gracias. Lo usaré. Estoy preparando algunos posts sobre iglesias modernas bonitas.
¿Es de broma lo de la Logos University? ¿Ésa es la universidad por la que César Vidal es doctor en Teología?
Pero yo la verdad hace tiempo que pienso que Vidal es un historiador pésimo. Un "paquete" vaya.
Sin ir más lejos comete un error de principiante:
Pone a Fernando "el Católico" a luchar contra Dinamarca y Suecia.
"Naturalmente, como supo ver Fernando el Católico, el nervio de la guerra es el dinero y Cristian IV basó financieramente su esfuerzo bélico en los hermanos Willem, una firma banquera con sede en Ámsterdam, y después en los Marcelis."
Si es capaz de equivocarse en eso... En todo lo demás es hasta normal que se equivoque o mienta.
Por cierto, el rey español que peleó contra Cristian IV fue Felipe IV.
Yo no he entendido esa frase como que Fernando el Católico luchara con Cristian IV. Lo entendía como una simple alusión al maquiavelismo y carácter calculador de Fernando II de Aragón. Es decir, simplemente algo que venía poco a cuento, especialmente porque la necesidad del dinero para la guerra ha sido siempre un lugar común, en particular para los reyes que tenían que guerrear. Es como si alguien, dentro de cinco siglos dijera "la gasolina era muy importante para que funcionara un coche, como muy bien sabía Fernando Alonso", cuando es algo que sabe cualquiera que tenga un coche (o que no lo tenga).
En cualquier caso, estoy de acuerdo en que no tiene sentido mencionar a Fernando el Católico al hablar de algo que nada tiene que ver con él.
En cuanto a la recomendación que se hace de la nota del Teólogo Respondón, no tener en cuenta el punto 2.3 que es una barbaridad que va contra toda la tradición católica en este tema (¿desde cuándo una autorización legal positiva se transforma por ese hecho en una permisión moral objetiva?).
Creo que te refieres al punto 2.5, no al 2.3.
Estoy de acuerdo en que resulta confuso incluir ese punto como uno más de la lista de motivos que hacen lícito el interés. Leyéndolo, se aclara la cuestión, pues dice que "casi siempre existe hoy, en todo préstamo, alguno de los títulos anteriormente mencionados para percibir legítimamente algún interés", de manera que la autorización legal lo que haría sería establecer el límite máximo interés permisible en unas determinadas circunstancias y no justificar moralmente el hecho de cobrar ese interés. Por eso mismo, sería mejor colocar ese punto en un lugar aparte y no dentro de una lista de elementos que hacen lícito el interés en un préstamo.
Cuántos papas han sido elegidos por el beneplácito del poder temporal, cómo se bastardeo la fe a cuenta de las bulas, cuánto predominó su poder temporal sobre el espiritual que la Iglesia detentaba, cuántos escándalos han tenido como protagonista al Papa en las diversas épocas.
Al dinero siempre lo han amado más que a Cristo; véase su estatus en la Edad Media. O las herejías que surgieron para denunciar se poder temporal.
Denigrar a D. César Vidal por lo que dice y no por qué lo dice es ganas de crear calumnias.
Cuánntos nos tenemos que tragar la acción del episcopado a favor de los nacionalismos periféricos. No ahora; eso viene desde el siglo XIX. O las guerras civiles que han fomentado. Y su enorme acción e influiencia en ETA. Nunca le perdonaron al caudillo los 16 curas nacionalistas que ejecutó. La venganza ha sido épica, memorable, propia de la experiencia de la Iglesia. Sí alguien ni ha perdonado ni olvidado esa es la Iglesia.
"Cuántos papas han sido elegidos por el beneplácito del poder temporal"
Pues sí, el poder temporal siempre intenta influir, en todas las épocas, con más o menos resultados. ¿Y qué?
"cómo se bastardeo la fe a cuenta de las bulas"
Afirmación absurda. Creo que confunde usted cosas.
"cuántos escándalos han tenido como protagonista al Papa en las diversas épocas".
Sí, como el escándalo de que un apóstol robara y entregara al mismo Señor. Cristo ya sabía que fundaba una Iglesia de pecadores.
"Al dinero siempre lo han amado más que a Cristo; véase su estatus en la Edad Media".
¿Qué tendrá que ver el estatus? ¿No tenían estatus Moisés, el Rey David o San Luis Rey de Francia? El "estatus" sólo es malo si se pone por encima de la voluntad de Dios.
"O las herejías que surgieron para denunciar se poder temporal"
Esta frase me resulta incomprensible, lo siento.
"Denigrar a D. César Vidal por lo que dice y no por qué lo dice es ganas de crear calumnias".
Esta frase también me resulta incomprensible, lo siento.
"Cuánntos nos tenemos que tragar la acción del episcopado a favor de los nacionalismos periféricos. No ahora; eso viene desde el siglo XIX. O las guerras civiles que han fomentado. Y su enorme acción e influiencia en ETA".
No sé por qué espera que las acciones de obispos o sacerdotes sean irreprochables. La Iglesia nunca ha pretendido que un sacerdote, por el hecho de serlo, sea un santo.
"Nunca le perdonaron al caudillo los 16 curas nacionalistas que ejecutó. La venganza ha sido épica, memorable, propia de la experiencia de la Iglesia. Sí alguien ni ha perdonado ni olvidado esa es la Iglesia".
Si Franco le escuchara, yo apostaría a que se reiría de usted, si es que no le abofeteaba por injuriar a la Iglesia. Si la Iglesia ha perdonado a los que mataron a cinco mil de sus sacerdotes y religiosas, ¿cómo no va a perdonar cualquier otra cosa?
Saludos.
Quiero destacar una afirmación suya y plantearle una duda.
La afirmación es:
" Por otra parte, no podemos ignorar que Jesús dijo que los cambistas y vendedores habían convertido el templo en una “cueva de ladrones”. Si esto no es arremeter contra ellos (literalmente, porque lo hizo a latigazos), no sé lo que es. Además, la misma palabra “banco” designa originalmente a los bancos de los cambistas, que Jesucristo volcó por el suelo]"
Mi duda es:
En otro pasaje del Evangelio Jesús nos dice que se condenará a aquel que no explote sus talentos y para ello nos expone la parábola de los talentos. Al final de la misma el señor le reprocha que no hubiera llevado el dinero al banco. Si lo pone como ejemplo es que no será tanto el odio que Dios tiene por los negocios de los bancos.
Gracias
Justificar todos los fallos de la Iglesia no me parece mucha cosa, para ustedes es lo normal. Más si tenemos en cuenta su facilidad de comprensión.
¡¡¡Hasta ahí podíamos llegar!!!
A la postre es la primera y mejor multinacional de toda la Tierra.
¿Hay quién dé más? Sí. El portador de luz.
Dentro de la historia de la Iglesia se encuentra la tensión entre quienes quieren más austeridad y probreza y quienes quieren más poder político, económico, cultural...
Quizás la Iglesia no pueda hacer otra cosa que seguir el camino del medio,intentar mantener el equilibrio y mientras tanto no avanzamos tanto como otros paises y no destruimos tanto como otros paises. Intentamos progresar cuidando la familia, los niños, la naturaleza, la vida... no es fácil.
Me haces reír... ¡con la cantidad de iglesias protestantes que son meras empresas y que mueven millones y millones! ¡O el negocio de la Fe! ¿Cuántos candidatos en EEUU son financiados por las distintas iglesias protestantes? ¿Y no hay una "iglesia" que es hasta una especie de estadio-sala?
Yo no defiendo a algunos miembros de la Iglesia Católica (que no la Iglesia en sí) que se han hecho amigos del dinero... pero desde luego que bien dijo Cristo que "saca la viga de tu ojo"...
Así que piensa bien lo que dices antes de ventear tonterías... ¡que puedes salir escaldado!
A este paso, César Vidal va a quedar más limpio que los chorros del oro. Porque entre Pío Moa y Bruno le están dando cada baño... ¡je, je, je!
Yo creo que este hombre, al menos en lo que se refiere a las cuestiones religiosas, ha perdido el juicio.
- Hoy el dinero no tiene verdadero respaldo, es un simple bien de intercambio. El tipo de interés se define exactamente como el "precio del dinero". Lo mismo que las patatas. Si no tienes patatas y las quieres, pues su precio es dinero. Si no tienes dinero (ahora) y lo quieres, su precio es el tipo de interés.
- Antes la moneda estaba respaldad por su propio valor, oro, plata o bronce. Desde la eliminación del patrón oro la cosa ya no es así y el dinero es puro "humo" (papel y datos) que descansa en la CONFIANZA mutua de todo un sistema.
- Hoy hay una inflación casi constante. Si no se "mueve" el dinero, lo pierdes poco a poco. Antes el oro era oro y punto.
- Una de las condiciones para que el tipo de interés sea moral es que haya pérdida para el prestamista por no disponer de ese dinero al prestarlo. Eso hoy es SIEMPRE. Se llama coste de oportunidad. Si no hay tipo de interés se pierde por dos motivos:
- Por la propia inflación. Cuando te lo devuelven no vale lo mismo.
- Porque te quedas sin poder invertirlo. por ejemplo en bolsa (coste de oportunidad). Pierdes X% de rentabilidad.
- Además están los impagados, otro X% estadístico a sumar cuando el préstamo es actividad comercial.
Al ser el tipo de interés un precio como otro cualquiera y el dinero otro simple producto de intercambio más, hay que distinguir muy bien entre la vida privada y el orden monetario de la sociedad, es lo que entresaco yo de este complejo asunto.
La financiación (a tipo de interés) es un bien necesario en cualquier economía porque provee de un bien (dinero) a quien no lo tiene.
A nivel personal hay que mirar qué quiere Dios de nosotros, si que vivamos con lo que nos provee, o si puede desear ( o no) que nos esclavicemos a unos pagos de por vida por querer "atesorar" ahora de golpe un dinero que en teoría nos llegará en el futuro pero que la Providencia aún no nos ha concedido. Eso es una hipoteca.
La sociedad de consumo nos esclaviza instándonos a hacer efectivas HOY unas supuestas rentas futuras.
Nos quedamos esclavizados y atados.
Nos gastamos lo que no tenemos en vez de la sana virtud de siempre de ahorrar. (Es asombroso el vuelco de valores. Hoy en vez de ahorrar la gente calcula al revés, hasta cuánto va a poder pagar antes de morirse. Allá los niños).
Un tema complejo sin duda.
En cualquier caso en finanzas se estudia -y es que es así- que un préstamo no es diferente en nada a un accionista. Ambos son "pasivo" real de una sociedad y a ambos hay que pagarles rentabilidad por el riesgo asumido.
Son más baratos los préstamos que los accionsitas, que obviamente exigen mayor expectativa de rentabilidad por asumir más riesgos. La bolsa es más volatil y las empresas acuden a ella sólo cuando necesitan un núcleo de inversores más arriesgados y fieles. Si no, los préstamos son más baratos.
Desde el punto de vista del "prestamista" es lo mismo. No hay mayor diferencia entre prestar dinero al 5% bajo préstamo que arriesgarlo como accionista. Si acaso hay mayor "usura" implícita en ser propietario, pues obviamente nadie se juega el dinero para "ganar" un 5% sino mucho más.
Esto a mucha gente le cuesta entenderlo, que en las grandes sociedades la dirección financiera considera mucho más "usureros" -porque lo son- a los accionistas (propietarios) que a los bancos.
De hecho cualquier manual de finanzas corporativas serio te acaba enseñando que te "endeudes" hasta donde puedas, que es más barato que tener accionistas que exigen mucha más rentabilidad.
En España ( y una red extendida por sudamérica sobre todo del IESE) los centros más elitistas de economistas y abogados (estos sí que son malos, jeje) son de la Iglesia:
El IESE (Opus) y ESADE (Jesuitas) en Barcelona.
La comercial de Deusto (jesuitas) en el norte y el ICADE-ICAI en Madrid (también jesuitas).
Aparte centros como el San Telmo para altos directivos en Andalucía y más en sudamerica . Centros montados por el propio IESE.
Y más.
Digo esto para que manden allí a estudiar un poco a cada sacerdote listillo que les salga con ínfulas de sindicalista o salvamundos ocurrente.
¿Quiere ser cura rojelio y animador "solidario"?. - "Ok, concedido, pero antes se me hace usted un master de esos para que no me diga tonterías en público y sepa de lo que habla y así en verdad sirva a Dios poniendo a trabajar sus talentos FORMADOS."
Y también a los propios Obispos a aprender lo que su misma Iglesia está enseñando en esos centros.
El sistema financiero mundial es una cosa más compleja hoy en día que la cirujía cerebral. Es más, ni siquiera los de arriba consiguen comprenderlo entero y por eso pasa lo que pasa.
Pues si los Obispos no hablan alegremente de cirujía cerebral por ser cosa de especialistas, que estudien un poco igualmente de economía.
Digo esto como crítica constructiva, porque es necesario hacerlo, pero hay que hacerlo con formación y demasiados Obispos son de letras.
Al final parecen un Juan Manuel de Prada haciendo el ridículo en algún debate por no dominar el tema y creerse (como los escritores comunistas) que dos o tres conceptos leídos por aquí y por allá ya se domina el asunto. Y no es así.
Yo no sé qué luz tenebrosa sigues tú, pero brillante no es que no os lleva sino por miles y miles de derroteros sectarios, y sigue contando. Deja de seguir a herejes charlatanes.
Dios no funda una Iglesia cada dos semanas y la de en medio otra. Él instituyó una y no creo haber leído en ningún sitio que se arrepintiera de crear Su única Iglesia; ni siquiera cuando uno de los doce le traicionó o ni cuando San Pedro le abandonó y negó, o cuando la mayoría se las peló al caldearse el ambiente. Y es que aunque desde el principio una parte de La Iglesia, la parte humana, no siempre supo separarse del mundo la carne o el Demonio y a veces de los tres enemigos a la vez. Cristo ha velado y velará su única Iglesia y seguirá intercediendo porque seamos una. Yo también ruego a Dios por su deseo que lo hago mío.
Está claro que Cesar es un charlatán cada vez más soberbio y que como muchos, principalmente, en primer lugar, predica no la Buena Nueva, el Evangelio, sino la mala vieja de “demonizar” con odio a la única Iglesia de Dios Nuestro Señor.
Reconócelo, tu emperador está en pelotas.
No, te has convertido en prestamista a tipo de interés. Es exactamente eso.
Estás "especulando" que el Estado no va a quebrar y tu te vas a ganar un 4% a cambio de ese riesgo asumido. El banquero eres tu.
El banco se lleva una comisión por su consejo y trámites y, créetelo, el prestamista a tipo de interés no es el banco sino tu en este caso.
2. - "He invertido en un fondo de pensiones".
Te has convertido en prestamista a interés de tus ahorros al Estado ( nacional o extranjero), a la mismísima banca y posiblemente a multinacionales.
Si no lo haces, tus ahorros valdrán nada dentro de años por la propia inflación.
3.- "He invertido en un fondo de inversión".
Te has convertido en prestamista de alto riesgo (al menos en parte) y a alto tipo de interés (implícito).
Es lo más cercano a la "usura" (y avaricia) que hay y, según todas las matemáticas, la mejor opción que tienes a largo plazo, pues los mercados son adversos al riesgo y un buen portfolio de valores te disminuye ese riesgo estadístico manteniendo una rentabilidad superior a inversiones individuales.
Los mismos bancos comerciales no invierten ahí demasiado, sino que actúan de intermediarios para que la GENTE sean ellos los "usureros".
Curioso pero es así.
Buena pregunta. Creo que hay dos cosas que hay que tener en cuenta para responder:
1. Hay un error muy común que consiste en no entender bien lo que son las parábolas en general. Las parábolas no buscan tener significado en cada uno de sus detalles (como las alegorías), sino ante todo transmitir una idea principal. La "historia" de la parábola y sus detalles son elementos literarios al servicio de la transmisión de esa idea principal.
Dos ejemplos muy claros. En la parábola de las diez vírgenes(Mt 25,1-13), Dios no propone como ejemplo ni aprueba que las vírgenes prudentes no compartan su aceite con las vírgenes necias. Eso sería una falta de caridad y Dios no puede aprobarlo. Es, simplemente, que la parábola no está hablando de eso, se trata únicamente de un detalle narrativo, que ayuda a tejer la historia, para transmitir la importancia de estar preparados para la venida del Esposo.
Otro ejemplo. En la parábola del administrador injusto (Lc 16,1-13), Jesús no está aprobando que se hagan trampas o que se actúe injustamente. De nuevo, es un detalle narrativo para una historia que lo que enseña es la importancia de usar los bienes de este mundo para hacer el bien y la voluntad de Dios.
Lo mismo sucede con el detalle de los intereses en la parábola de los talentos. No se puede sacar de ese detalle, puramente literario, absolutamente ninguna conclusión sobre la bondad o maldad moral de los intereses o los bancos, porque la parábola (es evidente) no trata de ese tema, al igual que sucedía en los casos anteriores.
2. En cuanto a la expulsión de los mercaderes y cambistas del templo, eso no quiere decir que Dios "tenga odio por los negocios de los bancos".
En primer lugar, el gesto de Cristo es, ante todo, un gesto profético. Ése es su significado primordial: el anuncio con un signo claro de que él es el Mesías prometido y enviado por el Padre.
En segundo lugar, Cristo lo que hace es purificar el templo de los que lo han convertido ante todo en un modo de lucro. Es decir, de quienes han puesto el dinero en el lugar de Dios, que es el verdadero peligro del dinero.
En tercer lugar, como siempre ha enseñado la Iglesia, el dinero (y por lo tanto la banca) no es algo malo en sí. Es una herramienta, que se puede usar para bien o para mal. No debe convertirse en un ídolo, como decíamos antes, es decir, no debe ponerse en el lugar de Dios.
En cuarto lugar, el Evangelio está lleno (¡lleno!) de advertencias contra el peligro de acumular riquezas, de poner el corazón en ellas, de hacer de ellas el propio tesoro, de anteponerlas a Dios. Todos esos peligros son omnipresentes en la banca.
Todo esto indica que el negocio bancario no es necesariamente malo en sí, pero sí es un lugar de peligro para un cristiano por las múltiples oportunidades de pecado que crea (en las que los banqueros de todos los tiempos han caído constantemente, hay que reconocerlo) y por la facilidad que ofrece de centrar la propia vida en el dinero en lugar de en Dios.
A mí no me gustaría especialmente que un hijo mío se dedicara al negocio bancario, la verdad. Y, si lo hiciera, le diría: Muy bien, pero entonces deberás rezar el doble que tus hermanos.
Espero que ahora haya quedado más clara la cosa.
Saludos.
1º.- "Da a quien te pida y no des la espalda a quien desea que le prestes algo" (Mt. 5,42).
¿Cuántos bancos realmente ayudan hoy a quienes necesitan dinero, si cierran la puerta de los créditos, y eso presentando una cuenta de beneficios espectacular incluso en época de crisis?
2º.- "Si prestáis a aquellos de quienes pensáis recibir ¿Qué mérito tendréis" (Lc. 6,34).
Los bancos viven de prestar dinero, y no gratuitamente (salvo a algunos partidos políticos), llegando a cobrar al final unos intereses desmesurados.
Los banqueros cristianos, estoy de acuerdo, deberán rezar el doble que los pobres. Pero aún así siempre tendrán sobre su cabeza las amenazas ciertas de nuestro Señor: "Así sucederá -la pérdida del alma- al que atesora para sí, y no es rico ante Dios" (Lc. 12,21).
Hay, creo, tres matizaciones que hacer a tu razonamiento:
- La actividad esencial de los banqueros no es prestar dinero a interés. Se demuestra por el hecho de que había banqueros en Europa cuando no se podía prestar dinero a interés. También se demuestra por el hecho de que he tardado más de seis meses en que me concedieran una hipoteca: los bancos, actualmente, no quieren prestar dinero. Yo diría que donde consiguen dinero es, más bien, al utilizar el dinero que tienen depositado para invertir.
- Como señala el vínculo que da José Miguel Arraiz y también dice Catholicus, hay un interés legítimo, que es posible cobrar, en razón del lucro cesante, daño emergente, inflación, etc. En esto, la situación ha cambiado radicalmente con respecto a la edad media, en la que el dinero era algo muy diferente.
- Varias de las cosas que dice el Señor en el sermón de la montaña no son preceptos, sino consejos. Igual que uno puede defenderse legítimamente de quien le ataca o (mejor) poner la otra mejilla y no resistirse al mal, uno puede legítimamente prestar o comerciar a cambio de una contrapartida (sin mérito alguno, porque con ello ya ha recibido su premio) o también dar sin esperar nada a cambio, por amor a Dios (y será el mismo Dios quien se lo premie).
Cosas en las que creo que tienes toda la razón:
- Un banco regentado por cristianos tendría que tener una fuerte dimensión caritativa, al estilo de los antiguos montes de piedad. La única forma de contrarrestar el peligro de idolatría del dinero es desprenderse generosamente de él de vez en cuando, por amor a Dios y a los que no tienen.
- Un banco regentado por cristianos tendría que tener conciencia de su papel de servicio a la sociedad, en lugar de tener la maximización de beneficios como único objetivo. Por ejemplo, como dices, no debería decidir no conceder o apenas conceder préstamos a particulares por el hecho de que el beneficio sea mayor en otros ámbitos, nunca debería cobrar intereses desmesurados, etc.
Saludos.
No me queda claro en cuál de esas dos universidades se doctoró César Vidal.
La stockmaniana parece ser una universidad friki y de pega.
La norbertiana no coincide en el nombre (que según la página oficial de Vidal es "Logos University") y, además, no parece tener ningún grado en filosofía, sino sólo en Teología.
¿Tenéis algún dato más?
Gracias por la respuesta.
Me quedo con la idea de que no hay que idolatrar la riqueza, pero me hago la pregunta de si no estaremos idolatrando la pobreza.
Precisamente el evangelio nos expone cómo Judas decidió su traición porque Jesús permitió que se despilfarrara el dinero en la compra de un frasco de perfume con en el más tarde se labó los pies. Recordemos otros casos, por ejemplo Jesús llevaba ropa cara (una túnica sin costuras) o fue puesto en un sepulcro sin estrenar, algo reservado sólo a los mas ricos.
Por supuesto que los poderosos deben rezar más que los que no lo son y por eso no debemos escandalizarnos si los ricos van mas a misa, porque está claro que lo necesitan mucho mas. es mas, la comunidad cristiana debería hacer mas oraciones por ellos, para que no se condenen.
Por último, volviendo al artículo, pienso que Cesar Vidal nos advierte que debemos distinguir el prestamo a interés de la usura. Y en eso puede tener algo de razón.
Con el Derecho, disciplina de la que también puedo hablar, le sucede lo mismo. Cuando se presenta ocasión, suele presumir de que ejerció durante algún tiempo, pero por la inexactitud de sus comentarios al respecto cualquier abogado se da cuenta que no debió pasar de visitar una vez un tribunal, y de aquella manera.
En fin, este Vidal, famoso únicamente por el micrófono que le prestó la Conferencia Episcopal durante largos años, con el tiempo va quedando en su sitio como lo que es: un aficionado que persigue best-sellers, probablemente escritos por negros, y que no ha aportado ninguna novedad ni a la historiografía, ni al reportaje, ni a la novela. A nada.
Seguro que con tanta pleitesía que le rinden muchos, se cree estar habilitado para hablar de todo exponiendose así a ser réplicado con argumentos cuya solidez es indiscutible, tales son los ejemplos de Bruno y Pio Moa.
No creo que CV quiera dar respuestas a éstas críticas. Mejor será que guarde silencio.
tendrás el enlace a la dirección que puse antes está tomada de su web personal. Por cierto si pinchas, dentro de la dirección de la "universidad", en Títulos el último que aparece es el de Filosofía.
Gracias.
Ya he visto lo del Doctorado en Filosofía.
Es muy curioso. En primer lugar, porque aparentemente no hay licenciatura en Filosofía primero y cuesta entender cómo alguien puede doctorarse en la materia sin licenciarse primero en ella. Lo más llamativo es que dice, literalmente, que se enfoca "en una de tres áreas de concentración: Consejería Cristiana (Clínica), Educación Cristiana (Administrativo) o Liderazgo y Organización Cristiana (Gerencia)".
Yo diría que no se parece en nada a lo que normalmente entenderíamos por Doctorado en Filosofía, pero a lo mejor es mi desconocimiento de las universidades norteamericanas o de la Filosofía que enseñan.
Si, ya sabemos, no es lo mismo cantidad que calidad y demás, pero eso se lo contamos a Iraburu, verás que risa.
sin embargo, no creo esencial devaluar al personaje, sino sopesar sus argumentos, como se ha hecho aquí.
Y poner en evidencia la debilidad argumental y la trama absolutamente sesgada. Al más rancio y puro estilo protestante.
Esperamos anhelantes las próximas metidas de pata.
¿Sabian que en la biblia el sistema de valoración para la compra venta y el rescate de propiedades es de una especie de actualización de rentas, en función del año jubilar y del nº de cosechas que quedaban hasta ese año?. Lv25, 14-22.
Al final los males vienen por la falta de Dios. Y unos escudándose en que Dios no está en el mercado, prefieren condenarlo. Pero El Señor está en las personas y son las personas las que forman el mercado.
Es preferible el más imperfecto liberalismo que toda la perfección estalista.
Las bases para una sociedad sana.
TEMOR DE DIOS, LIBERTAD DE CONCIENCIA, LIBERTAD DE COMERCIO Y PROPIEDAD PRIVADA.
La verdad es que este hombre no para de pegarse tiros en el pie. Él solito, por sí y para sí, sin que nadie le empuje, está dejando su fe protestante muy maltrecha desde el punto de vista de sus galones históricos. ¿Nadie le avisa de los revolcones que está sufriendo, nadie le aconseja que deje de hacer el ridículo?. Protestantes un poquito lúcidos deberían discretamente hacérselo ver: "anda César, déjalo ya.."
Personalmente me ha decepcionado mucho. Le tenía por más inteligente y menos manipulador. Ha conseguido que no me fíe para nada de él y que me deshaga de varios libros suyos que poseo.
PAX CHRISTI,
--
Sintesis del judaismo,puritanismo,calvinismo,anglicanismo,protestantismo en suma.
Con estos mimbres,es imposible hacer un cesto.
Y Dicen,
TEMOR DE DIOS, LIBERTAD DE CONCIENCIA, LIBERTAD DE COMERCIO Y PROPIEDAD PRIVADA.
Frente a,
AMOR DE DIOS,CONCIENCIA HUMANA,COMERCIO JUSTO Y PROPIEDAD COMUN.
La propiedad privada,limitada al minimo existencial.
Estos seres,responderan ante el resto, por la situacion creada.
Cambiando de tema, creo que los comentarios están derivando hacia un terreno pantanoso: el comunismo cristiano.
La propiedad privada es no es mala, lo malo es abusar de ella (servir a Dios y al dinero). Sin embargo, algunos comentarios proponen quee la mayor parte de los bienes sean comunes. Sin ánimo de ser exhaustivos (jejeje esto es verdad, no como sus contrapartidas cesarvidalianas) vamos a poner sus contras:
1º: Las personas cuidan de lo suyo (no quieren perderlo) y de las cosas de las otras personas(no quieren que se les culpe con razon por dañar al bien). Pero ¿quien cuida de lo público? ¿el estado te mandará una carta para que dentro de 15 dias te presentes en el juzgado por un plato de vajilla roto? A los cristianos no deberia darnos importancia de quien es el bien, pero seamos realistas, eso no pasa nunca.
2º: No puedes obligar a la gent a compartir. Las personas son libres para hacer lo que les plazca, incluso a obrar mal a sabiendas. Si obligas a alguien a que ceda la mitad de sus bienes y valla a misa todos los domingos (en vez de hacerlo por voluntad propia que es lo que todos deberiamos hacer, pero no hacemos, yo incluido) te conviertes en algo por los que nuestros antepasados fueron perseguidos y asesinados, te conviertes en una dictadura. El amor de Dios es tan grande que hasta nos permite obrar mal y matar a su hijo (no digo que este bien, digo que está mal obligar a hacer el bien, pero no está mal a incentivar a obrar bien, pequeña diferencia).
3º Aunque errados, estas personas son nuestros hermanos en la fe. Todos creen en Cristo, y aunque se hallan alejado de la piedra que es la Iglesia, creen hacer lo correcto. No podemos igualar a un protestante luterano (los calvinistas son como nuestros hermanitos pequeños, gritones, contestones y egoistas, pero hermanos al fin y al cabo) con un pagano moderno adorando a la fotosintesis (hecho real, no me lo estoy inventando) o a un pagano clasico rezando cinco veces al día hacia un meteorito.
En resumen, querer compartir es lo más bello que hay. Obligar a compartir es un grave error
¿Es cripto-masón?Quizá es ya la hora de desenmascararle.Buscando sinergias,se pueden consultar los documentados blogs:"Píldoras anti-MASONERÍA"y"Poder Mundial Masónico".
¡Enhorabuena Bruno!
otros lo estan haciendo todos los dias de su vida,
No es un enemigo de la iglesia Catolica. lo mismo
que Jesus enemigo de la iglesia Judia,
A ninguno de los dos les gusta los engaños.
y en la Catolica Romana hay a miles.
Dijo Jesus no intenteis sacar la paja del ojo ajeno,
primero sacar la viga del vuestro.
Para ser Catolicos Romanos que poco se usa los dicho
en los evangelios o esque teneis miedo que se vuelva
contra vosotros.
Ni son todos los Catolicos Romanos Cristianos, ni
todos los Cristianos son Caolicos Romanos.
Hay que hacer una diferencia Catolicos son los Ortodosos Luteranos Anglicanos y otros, Romanos solo
los del Vaticano.
Yo soy Catolico sin apeliativos.
Que el Señor les quite la venda de los ojos , y por
favor lean un poco la Biblia.
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