César Vidal y el prejuicio anticatólico (VI b): asombrosa conspiración descubierta

Es conocida la serie de César Vidal sobre las razones por las que España es diferente, en la que señala que el catolicismo ha supuesto una afición al robo, a la mentira y a la pereza que no se encuentra en las naciones protestantes. Lo que no se conoce tanto son las repercusiones internacionales que está teniendo dicha serie. Hace unos días, un reportero norteamericano del Daily Balderdash, Jeremiah Knowlittle, se hizo eco de las afirmaciones de Vidal, utilizando sus argumentaciones como herramienta interpretativa en un sorprendente trabajo periodístico que ha removido los cimientos de la sociedad norteamericana.

Por supuesto, es un orgullo para todos los españoles, sea cual sea nuestra ideología, que las opiniones de un español tengan ese éxito allende los mares y que hayan contribuido a la investigación del Daily Balderdash, que se ha hecho acreedora de un premio Pulitzer, a juicio de los mejores analistas norteamericanos. Las asombrosas revelaciones de este periódico han dejado boquiabiertos a los estadounidenses, que no se esperaban algo así.

Jeremiah Knowlittle se ha basado, para su investigación, en los datos publicados por Ad Weekly, otro prestigioso periódico estadounidense. Según este periódico, las tiendas norteamericanas pierden cada año 119.000.000.000 dólares debido a los robos. Sólo el 3% de esos robos se deben a profesionales, el resto corresponde a “ciudadanos normales”. Por otra parte, según la Asociación Nacional de Prevención de los Robos, tres cuartas partes de los ladrones son adultos y un tercio de todos los robos se producen con ayuda de un empleado corrupto. La empresa Merchant Analytic solutions ha realizado un estudio sobre los artículos más robados en Estados Unidos y ha encontrado que no se trata de productos de primera necesidad, sino, por este orden: 1) Carnes de alto precio 2) Bebidas alcohólicas caras 3) Herramientas eléctricas 4) iPhones y otros aparatos informáticos 5) Cuchillas de afeitar de marca 6) Desodorante Axe y otros desodorantes caros 7) Ropa de marca 8) Juguetes de moda 9) Perfumes caros 10) Zapatillas de marca.

Utilizando estos datos y teniendo en cuenta que la población norteamericana es de aproximadamente trescientos millones de habitantes, Knowlittle ha realizado un cálculo con resultados verdaderamente apabullantes: cada norteamericano roba, de media, unos cuatrocientos dólares al año. Esto solamente en tiendas, sin tener en cuenta lo que pueda llevarse en su empresa (se calcula que, sólo con el robo de bolígrafos, podría financiarse la deuda de un pequeño país africano, como Armenia), las cantidades sisadas por las mujeres a sus maridos o los bocadillos robados en el recreo a otros niños (se estima que estos últimos equivalen, en conjunto, a un 2% del PIB de los Estados Unidos).

Según este reportero, las cifras descubiertas sobre hurtos menores, unidas a los poderosos argumentos Vidalianos sobre la unión entre catolicismo y robo, únicamente permiten sacar una conclusión: Existe una conspiración católico-española para hacerse con el control de los Estados Unidos de América. Sí, han leído bien, católico-española. Para Knowlittle, es inconcebible que un respetable protestante pueda robar en un supermercado. Por lo tanto, no cabe duda alguna de que esta enorme cantidad de robos en Estados Unidos sólo puede deberse a que el número de católicos en Norteamérica es unas diez o veinte veces superior a lo que se pensaba anteriormente. La presencia en los Estados Unidos de esta enorme cantidad de católicos ocultos o, según la jerga del espionaje, “durmientes” podría deberse a razones más oscuras que la simple ineficiencia del Departamento de Censos.

Según los controvertibles hechos descubiertos por el periodista del Daily Balderdash, España podría tener un plan secreto para recuperar sus antiguas posesiones en los territorios de lo que hoy son los Estados Unidos: Nuevo Méjico, California, Texas, Luisiana, Florida, Nevada, Arizona, Utah, Colorado, Oklahoma, Kansas, Oregon, Washington, Alabama, Mississippi, Wyoming y Puerto Rico. Es decir, casi la mitad del país. Siempre según el artículo de Knowlittle, el nuevo gobierno español de la extrema derecha se propondría aprovechar el debilitamiento norteamericano por la crisis y la conocida habilidad española para el hurto para sustraer con nocturnidad y alevosía estos territorios estadounidenses.

La estrategia utilizada para la anexión sería, curiosamente, la misma que los propios norteamericanos utilizaron para sustraer Texas y los estados circundantes a México. Es decir, la infiltración de sus propios ciudadanos en el territorio extranjero, de forma sibilina y malintencionada, hasta que consigan ser mayoría, para después hacerse con el poder en un golpe de Estado. Un alto funcionario del Gobierno federal declaró: “Nos acostamos norteamericanos y parece que nos hayamos levantado españoles… y ladrones”.

Knowlittle afirma haber encontrado indicios que demuestran que España ha ido enviando españoles con buen conocimiento del inglés que se infiltrasen por la frontera estadounidense con Guatemala y se hicieran pasar por norteamericanos de toda la vida. Los datos que apoyan esta tesis son prácticamente irrefutables. En primer lugar, el hecho conocido de que la población oficial española lleva mucho tiempo estancada, “cuando todos sabemos que los católicos crían como conejos”. En segundo lugar, la curiosa ausencia de personas que hablen inglés en España (más allá del mai neim iz Pedro), después de décadas y décadas en las que todos los niños estudian inglés en el colegio. Para el periodista norteamericano, la solución a esos dos enigmas sólo puede ser el trasvase de la población sobrante en España, en particular la que habla inglés, a los Estados Unidos, como parte de la conspiración para hacerse con el poder en Norteamérica.

Knowlittle termina su artículo con una emotiva llamada a todos los estadounidenses, sean protestantes, agnósticos, ateos, mormones, brujos, druidas, zurdos, veterinarios o, en general, cualquier cosa menos “esos andrajosos católicos”. El periodista pide a sus conciudadanos, con lágrimas en los ojos, que no permitan el desastre que supondría que la nación más poderosa de la tierra caiga en manos de la “chusma católica, que pervierta sus costumbres y sus tradiciones de tolerancia, libertad e igualdad de todos los hombres".