Matthei, sobre el aborto “terapéutico”
En relación con la anunciada discusión de la legalización del aborto terapéutico en Chile, no se puede superar lo dicho por José Luis Widow: ¿Otra vez con el mismo cuento? Y es que los argumentos son tan majaderos y dados a la sensiblería barata, que lo único que les falta es ponerlos en clave de telenovela.
Está bien, son los tiempos que nos ha tocado vivir, y como dijo Gandalf, eso uno no lo elije. Entonces, sólo justifico esta entrada en las razones personalmente terapéuticas que tiene para mí, el expresar mi frustración hacia las declaraciones de Evelyn Matthei, ministra del gobierno de Sebastián Piñera:
Me repugna que en una situación en que puede estar la vida de la mujer en peligro, sea el Estado mediante una ley, el que decida. Esto es un tema de la conciencia de cada familia
Válidamente se preguntarán mis visitantes que no son chilenos, por qué una ministra del trabajo está haciendo este tipo de declaraciones, y la razón es muy simple: es la única personera del gobierno de un gobierno de derecha que ha manifestado su apoyo a un proyecto, que el gobierno e incluso parte importante de la oposición rechaza, y es importante para los proponentes del mismo hacerlo aparecer como una iniciativa “transversal".
Me pregunto yo sí a la ministra le molestará que el Estado decida cuántas esposas se pueden tener, o qué sustancias adictivas puedo consumir, con quién se puede uno casar o a qué lado de la calzada se debe conducir un automóvil.
Desde luego que no, porque cada una de estas decisiones protege un principio básico de la sociedad, sea la dignidad de las mujeres, la salud pública, el orden de las familias o la seguridad vial, y el Estado no tiene que andar superando la repugnancia de algún político para dictar sus leyes.
¿Y la ley que prohíbe el aborto? Pues nada, sólo protege algo sin importancia, como la vida humana, y como todos sabemos, hay vidas que en realidad no vale la pena vivirlas. Es más, aunque crezcan, respiren y se alimenten, todos sabemos que hay humanos que no lo son en verdad, que realmente sólo son humanoides, y por lo tanto, cada uno es libre de darles muertes cuando la cosa se haga demasiado insoportable.
Lo seguro es que la señora ministra ya ha decidido qué vidas son válidas dignas y humanas, y a las otras se las puede destruir. Repugnante.
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