Caso Torres Queiruga: llegan los «olifantes»
Lo de Torres Queiruga está tomando tientes de «chiste de gallegos», mis amigos americanos saben a lo que me refiero. Pero se me ocurrían tres reflexiones interesantes (al menos interesantes para mi, que para eso es mi blog).
La primera es que aunque pasase, no pasa nada. Los pastores deben ejercer su misión, y mejor con prontitud. La «Notificación» sobre la poca catolicidad de algunas obras del teólogo Torres Queiruga llega tarde y corta:
- para él, porque tiene todo el derecho del mundo a desarrollar su labor teológica y si se desvía, todo el derecho a ser advertido a tiempo
- para los demás, porque como dice la Notificación, «en repetidas ocasiones han llegado a la Conferencia Episcopal Española consultas sobre la conformidad de los escritos del Prof. Rvdo. D. Andrés Torres Queiruga con la enseñanza de la Iglesia Católica»; los fieles tenemos derecho a que se responda en tiempo, sin miedos.
Haberlo retrasado por cálculos humanos no hizo ningún bien, a ninguno. Respecto a esos cálculos, los pastores pueden comprobar que no se hunde el mundo, que aunque José Manuel Vidal lo haya tomado como un tema personal y haga de catalizador, ya han desfilado todos por la web que dice dirigir, quizá falte en la foto alguno de la autodenominada «Asociación de Teólogos Juan XXII». Como Saurón, ha convocado a todas sus huestes y han acudido a rendir pleitesía, incluyendo los «olifantes». ¿Y? Pues que no ha pasado absolutamente nada.
No dan para más, ni las insidias, ni las medias verdades, ni los circiterismos, ni el tono mafioso de las exigencias. Se les ha acabado el matonismo. Comprobar que no infunden miedo, su única arma, les produce vértigo.
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