Indianápolis, esta vez sí, un colegio, que no es jesuita, decide mantener su identidad católica
Hace una semana compartía la actuación del Arzobispo de Indianápolis, Mons. Charles Thompson, en favor de que la educación católica de su diócesis siguiese siendo católica. Un deber como pastor. Sabe que se juega el alma.
Exigió al colegio de secundaria Brebeuf, de la Compañía de Jesus, después de un largo periodo de diálogo, que no renovase a un maestro que había contraído «matrimonio» con otra persona del mismo sexo, un hecho público y publicitado por el mismo colegio. En el comunicado de la diócesis decía que:
«Todos los que ministran en instituciones educativas católicas llevan a cabo un ministerio importante para comunicar la plenitud de la enseñanza católica a los estudiantes, tanto por medio de la palabra como por la acción, dentro y fuera del aula.
En la Arquidiócesis de Indianápolis, todas las escuelas católicas diocesanas y escuelas católicas privadas han recibido instrucciones para establecer claramente en los contratos y descripciones de funciones ministeriales que todos los ministros deben transmitir y apoyar todas las enseñanzas de la Iglesia Católica».
El colegio jesuita, seguirá siendo jesuita según dice la dirección del centro y de la provincia, pero ya no una institución católica.
Dos días después, otra institución educativa de la archidiócesis, el colegio «Cathedral High School», se ha encontrado en las misma tesitura: o todos los maestros eran aptos o la diócesis no podía engañar a los padres diciendo que eso era un colegio católico.
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