Corresponsal en Roma de The Tablet desea la pronta muerte de la «rata» Benedicto XVI
The Tablet es una publicación «católica» autodenominada progresista. La oposición frontal y furibunda a la Humanae Vitae confirmó el giro de la centenaria revista, fundada cuando la persecución contra los católicos no había terminado en el Reino Unido. Una pena. Aunque más pena aún es que sea la referencia informativa de una gran parte del episcopado y curias en Inglaterra.
Iba a escribir que más o menos la línea de la mayoría de las publicaciones religiosas en España pero con más estilo, con flema británica. Pero no es así, la cabra tira al monte y el corresponsal de The Tablet en el Vaticano se quitó la careta.
Con la desfachatez y prepotencia que caracteriza al «progrez», Robert Mickens, el encargado durante mucho tiempo de cubrir la información del Papa y del Vaticano comentaba en Facebook, «con cariño», la creación cardenalicia de Loris Francesco Capovilla, de 98 años: «Do you think he’ll make it to the Rat’s funeral?»,(«¿Crees que llegará al funeral de la Rata?») y la rata no era otro que Benedicto XVI. El contexto queda claro con la respuesta de un tal Chris Grady.
El «pollo» que se ha montado, cuando lo descubrió Damian Thompson fue considerable, y a The Tablet no le ha quedado más remedio que reconocerlo y poner de patitas en la calle al «corresponsal en Roma». Tres semanas después.
Robert Mickens is suspended as The Tablet’s Rome correspondent following a comment on Facebook. An enquiry is underway
— The Tablet (@The_Tablet) marzo 25, 2014
[Robert Mickens ha sido suspendido como corresponsal de The Tablet en Roma por su comentario en Facebook. Hay una investigación en marcha.]
Un elemento interesante para valorar retrospectivamente su trabajo. Y prospectivamente el de tantos informadores «de lo religioso». En España suelen enmascarar su odio detrás del uso de la expresión «primavera» aplicada al Papa Francisco en ciertos contextos, para achacarle a Benedicto XVI un turbio invierno (probablemente quieran también extenderlo al Beato Juan Pablo II). Quizá, aunque sólo sea por guardar las apariencias, un efecto beneficioso de este escándalo de la progrez sea el desuso de esa estúpida expresión. Veremos.
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