“Jesús dijo a sus discípulos: Es inevitable que haya escándalos, pero ¡ay de aquél por quien vienen!” (Lc.17,1)
Es ya tanto el estupor, la angustia y la perplejidad que sufren a diario miles de católicos alrededor del mundo, provocados en gran medida por el escándalo de pastores mudos, o que hacen el oficio de guardianes del Lobo, como hienas hambrientas, que la tentación de desesperanza se yergue como una verdadera amenaza que devora las almas. En medio de estas zozobras, el valor de la Plegaria no sólo no debe ser desestimado sino -más que nunca- esgrimida como bandera y arma potente en la lid espiritual que transitamos.
Pero cuando además, esa Plegaria es propuesta y encabezada por un noble sucesor de los Apóstoles, no podemos sino sumarnos a ella con renovado brío y esperanza. Hemos de tomar siempre el corazón entre las manos, y ante Nuestro Señor Sacramentado, reconocer que no somos nosotros sino El, Quien debe ser consolado y reparado: ¡Enjuguemos las lágrimas, corazón mío, y levántate, que todavía queda un buen trecho que recorrer, y no se puede dejar de suplicar, si queremos alcanzar la cumbre de la Victoria!
Sugerimos imprimir, difundir, y rezar varias veces al día, -en especial luego del Santo Rosario o en nuestra Acción de gracias- la siguiente Plegaria que Mons. A. Schneider nos ofrece para estos días:
Oración por el Triunfo de la Fe Católica
Dios todopoderoso y eterno, Padre, Hijo y Espíritu Santo, arrodillados ante Tu Majestad, Te damos gracias desde lo más profundo de nuestra alma por el don inestimable de la fe católica, que Tu has dignado revelarnos por medio de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre. Recibimos esta luz divina en el santo bautismo y os hemos prometido mantener esta fe inviolada hasta la muerte.
Aumenta en nosotros el don de la fe católica. Que sea ella por Tu gracia fortalecida y hecha inquebrantable. Incrementa diariamente en nosotros la comprensión de la belleza y de la profundidad de la fe católica, para que podamos vivir en el profundo gozo de Tu verdad divina y estar dispuestos a sacrificar todo antes que transigir o traicionar esta fe. Concédenos la gracia de ser decididos a sufrir mil muertes por un solo artículo del Credo.
Recibe con bondad nuestro acto de humilde reparación por todos los pecados cometidos contra la fe católica por los laicos y el clero, especialmente por los altos clérigos que, contrariando la solemne promesa que hicieron en su ordenación de ser maestros y defensores de la integridad de la fe católica, se han convertido en paladines de la herejía, envenenando el rebaño que les ha sido confiado y ofendiendo gravemente a la Divina Majestad de Jesucristo, la Verdad encarnada.
Concédenos la gracia de ver todos los acontecimientos de nuestra vida, y las inmensas pruebas que ahora atraviesa nuestra santa Madre Iglesia, en la luz sobrenatural de la fe. Haz nos creer que Tú harás surgir del vasto desierto espiritual de hoy un renovado florecimiento de la fe que adornará el jardín de la Iglesia con nuevas obras de fe y dará lugar a una nueva era de fe.
Creemos firmemente que la fe católica es la única fe y religión verdadera, que Tu invitas a toda persona humana a abrazar libremente. Que por la intercesión de la Santísima Virgen María, destructora de todas las herejías, y los grandes Mártires y Confesores de la fe, la fe santa, católica y apostólica triunfe nuevamente en la Iglesia y en el mundo, para que ninguna alma se pierda sino antes bien, llegue al conocimiento de Jesucristo, único Salvador de la humanidad, y por una fe recta y una vida justa alcanza la bienaventuranza eterna en Ti, oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
A Ti sea dado todo honor y gloria, por los siglos de los siglos. Amén.
+ Athanasius Schneider, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Santa María en Astana