Reflexiones sobre ecumenismo: "Excesos" ecuménicos (Parte 2)

Ecumenismo loco loco loco

Qué tiempos aquellos en se podía alabar la praxis ecuménica de la Santa Sede, donde primaba la «caridad en la verdad» y se hacía lo mismo que lo que decían los documentos magisteriales.

No fue hace mucho (año 2012) que el Presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, el Cardenal Koch declaraba respecto al Centenario de la Reforma: «no podemos celebrar un pecado», «los acontecimientos que dividen a los cristianos no pueden ser llamados un día de fiesta». En aquel entonces era de la opinión muy firme en que «la separación de las iglesias protestantes de la Iglesia no es una expresión de éxito, sino el fracaso de la Reforma» y por eso en noviembre del mismo año repitió que «no hay nada que celebrar respecto a la reforma protestante». Incluso cuando quería señalar a un grupo «desobediente», no dudaba en compararlos con Lutero.

Cuatro años después (2016) el Papa Francisco cedió. En ese momento se dijo que no se celebraría, sino que se «conmemoraría» la Reforma Protestante. Y sí, se insistió mucho en que no se celebraba nada, sino que era un «recordar juntos» en busca de la unidad y la reconciliación. Algunso quedaron satisfechos, otros no tanto.

Comenzaron a venir en cascada los excesos. Lutero fue declarado «Testigo del Evangelio», por el Pontificio Consejo para la Unidad de los cristianos, presidido por el mismo Cardenal Koch que antes se mostraba tan comedido. Casi inmediatamente el cardenal terminó de claudicar publicando un elogioso artículo del «reformador»  en el L’Osservatore Romano por el que fue felicitado personalmente por el Papa Francisco. En dicho artículo decía que Lutero «tenía en mente la renovación de toda la cristiandad en el espíritu del Evangelio» y «habría encontrado en el Concilio Vaticano II su concilio»: ¡Imagínense ustedes a Lutero firmando la Lumen Gentium!

La señal se había entendido claramente: alabar efusivamente a Lutero, parecía ser el camino seguro para alinearse con la tendencia políticamente correcta en boga en la Iglesia y garantizarse así por lo menos, una palmadita en la espalda.

Hoy la situación está totalmente fuera de control. La revista de los jesuitas, La Civiltá Cattolica, que según su propio director Antonio Spadaro, es revisada directamente por la Santa Sede, publica un artículo preguntándose si Lutero «era verdaderamente herético»:

«Hoy, a quinientos años de distancia, la investigación histórica y los estudios recientes nos llevan a preguntarnos: “Lutero: Hereje”, ¿de verdad? (…) La honestidad y el amor a la verdad deben apoyar la investigación y guiar nuestros ojos ante la necesidad urgente de una relectura del pasado, libre de lugares comunes, y vulgaridades transmitidas acríticamente; libre también de posiciones y prejuicios que han surgido a lo largo de los siglos a expensas de la verdad».

«A cinco siglos de la Reforma, es posible recurrir a Lutero con una nueva mirada para captarlo en su verdad y contexto. Las Tesis de Wittenberg no son un desafío ni una rebelión a la autoridad, sino la propuesta de renovación de la proclamación del Evangelio, en el sincero deseo de una “reforma” en la Iglesia. La cuestión del poder fue tal vez el reclamo, tanto de la Iglesia de Roma como de Lutero, para encarnar la verdad y ser dispensadores. Sin embargo, a pesar de todo, uno no puede negar el papel que Lutero tuvo como testigo de la fe.»

Recientemente también el secretario general de la Conferencia Episcopal Italiana, Monseñor Nunzio Galantino afirmó en una conferencia en la Universidad Pontificia de Letrán en Roma que la Reforma protestante «ha sido, es y será en el futuro un evento del Espíritu»

Ya, bien aclimatados, se dice sin pena ni tapujos que van «celebrar» —que no conmemorar, la  «Reforma». Así mismo acaban de hacer en la Catedral de Mallorca, en un oficio ecuménico solemne presidido por la obispa protestante Margot Kässmann, el obispo anglicano David Hamid y el canónigo de la Catedral Joan Bestard, en nombre del obispo de Mallorca.

Celebración de la Reforma en la Catedral de Mallorca

Tenemos urgencia de un verdadero ecumenismo

No sé si es idea mía, pero parece que hemos terminado cocinados como la rana, que le ponen primero agua tibia para que se aclimate, y luego le van subiendo la temperatura.

Siempre he reconocido que el ecumenismo es un movimiento inspirado por el Espíritu Santo que busca restaurar la unidad de los cristianos. Pero como tantos Papas anteriores han dicho en el pasado: no se puede buscar la unidad a expensas de la verdad.

Eso es precisamente lo incomprensible de la práctica del ecumenismo hoy día por gran parte de la jerarquía católica. Mientras La Civiltá Cattolica critica al genuino ecumenismo entre católicos y protestantes que cooperan en temas pro-vida y pro-familia calificándolo de «ecumenismo de odio», pretende que los católicos dudemos si realmente las condenas solemnes de parte de un Concilio Ecuménico al heresiarca alemán fueron justificadas.

Entiéndase bien: si Lutero tenía razón y sus doctrinas no eran heréticas, entonces no tenemos ninguno, nada que hacer en la Iglesia Católica. No haría falta el Magisterio, porque habría que sustituirlo por la libre interpretación de la Biblia. No haría falta la celebración de la Eucaristía, que Lutero calificaba como una abominación sacrílega. No tendría el Papa que «perder» el tiempo en canonizaciones, porque serían idolatría. No hace falta recordar qué otras enseñanzas católicas tendríamos que echar a la basura. El querer acercarse a los protestantes reivindicando a Lutero, y peor aún, a sus doctrinas, es una traición a la verdad y a la Iglesia de Jesucristo.

En mi opinión, uno de los grandes fallos de este pontificado, es ese: querer estar bien con los protestantes reinterpretando la historia. Porque incluso la reescribamos, los protestantes seguirán creyendo hoy lo que creen, y seguirá siendo incompatible con la fe católica. 

“En efecto, la unidad dada por el Espíritu Santo no consiste simplemente en el encontrarse juntas unas personas que se suman unas a otras. Es una unidad constituida por los vínculos de la profesión de la fe, de los sacramentos y de la comunión jerárquica. Los fieles son uno porque, en el Espíritu, están en la comunión del Hijo y, en El, en su comunión con el Padre: « Y nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo, Jesucristo » (1 Jn 1, 3). Así pues, para la Iglesia católica, la comunión de los cristianos no es más que la manifestación en ellos de la gracia por medio de la cual Dios los hace partícipes de su propia comunión, que es su vida eterna. Las palabras de Cristo « que todos sean uno » son pues la oración dirigida al Padre para que su designio se cumpla plenamente, de modo que brille a los ojos de todos « cómo se ha dispensado el Misterio escondido desde siglos en Dios, Creador de todas las cosas » (Ef 3, 9). Creer en Cristo significa querer la unidad; querer la unidad significa querer la Iglesia; querer la Iglesia significa querer la comunión de gracia que corresponde al designio del Padre desde toda la eternidad. Este es el significado de la oración de Cristo: « Ut unum sint ».” Juan Pablo II, Ut unum sint 9

“Hay que reafirmar que, por parte de la Iglesia y sus miembros, el diálogo, de cualquier forma se desarrolle —y son y pueden ser muy diversas, dado que el mismo concepto de diálogo tiene un valor analógico— , no podrá jamás partir de una actitud de indiferencia hacia la verdad, sino que debe ser más bien una presentación de la misma realizada de modo sereno y respetando la inteligencia y conciencia ajena. El diálogo de la reconciliación jamás podrá sustituir o atenuar el anuncio de la verdad evangélica, que tiene como finalidad concreta la conversión ante el pecado y la comunión con Cristo y la Iglesia, sino que deberá servir para su transmisión y puesta en práctica a través de los medios dejados por Cristo a la Iglesia para la pastoral de la reconciliación: la catequesis y la penitencia.” Reconciliatio Et Paenitentia, 25

La primera parte de esta serie puede leerse AQUI.

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15 comentarios

  
Miriam de Argentina
Excelente JM. Gracias.
21/10/17 11:42 PM
  
Pensador
Hace falta un poco de mano dura. que la autoridad de los obispos, cardenales y el papa sea consecuente con la fe que profesamos...a esta altura las coas que se estan dejando hacer en la Iglesia son por malicia, negligencia o estupidez, y todas ellas inhabilitan para ejercer puestos altos .
21/10/17 11:50 PM
  
Juan Argento
"No haría falta el Magisterio, porque habría que sustituirlo por la libre interpretación de la Biblia."

Lutero no creía en la libre interpretación de la Biblia, sino en la suya!

Prueba de esto es los términos con que se refería a otros reformadores que discrepaban con él.
22/10/17 12:59 AM
  
Miguel Antonio Barriola
Nos alegramos y festejamos los progresos en mutua inteligencia y acuerdos obtenidos por los encuentros y diálogos ecuménicos...
pero, desde el siglo XIX hasta el presente.
Por lo mismo, celebrar, conmemorar, alabar mínimamente el desastre provocado por Lutero, no tiene sentido alguno para quien cultive mínimamente la verdad, ya sea de toda la Biblia, ya de la Tradición, que la ilustra y adapta a lo largo de los siglos, pero sin desfigurarla.
Además: ¿Cuando se habla de protestantismo, es posible indicar una doctrina, que hayan mantenido sólidamente a lo largo de su triste historia? Hay "protestantes" e infinidad de sus divisiones- sectas, tantas veces opuestas unas a las otras.
¿De dónde vienen las "obispesas", los "ministros - gays o lesbianas" ?
¿No hubo ya grandes desgarrones en vida misma de Lutero: Calvino, Karlstadt, Zwinglio,Capitón, etc. etc.?
¿Qué celebramos: la unidad de Cristo cabeza de su Iglesia o las ruinas,
que se han ido acumulando en estos siglos posteriores?
22/10/17 1:33 AM
  
Ana Gonzalez
Gracias, sr. Arráiz, qué buen artículo. Pero ay, mi hígado
22/10/17 2:26 AM
  
Feri del Carpio Marek
Sólo para tener una visión más cabal de estos lamentabilísimos acontecimientos pseudo-eucuménicos en su perspectiva histórica, es bueno recordar lo escrito por la Comisión Católico-Luterana en 1983, bajo el pontificado de San Juan Pablo II, cuya gloriosa memoria festejamos hoy:

«Poco después comenzó también, del lado católico, un estudio creciente sobre Ia persona y sobre Ia obra de Lutero. Dicho estudio prestó una contribución científica notable al estudio sobre Ia Reforma y sobre Lutero, y, en relación con el progreso del entendimiento ecuménico, preparó el camino para una visión católica más positiva de Lutero. Por esta causa, las imágenes tradicionales de Lutero, marcadas por Ia polémica, se borran por ambas partes Al mismo tiempo se comienza a reconocerlo como un testigo del Evangelio, como un maestro en Ia fe, como un heraldo de renovación espiritual.»
22/10/17 3:33 AM
  
Feri del Carpio Marek
«¡Imagínense ustedes a Lutero firmando la Lumen Gentium!»

Y menos aún me lo puedo imaginar firmando la Dei Verbum, que en mi opinión es la que tira abajo todo el edificio protestante con su falso amor a la Palabra de Dios, que es en realidad manipulación de la Palabra para que cada quien se haga su propia idea del Evangelio, hasta llegar a los extremos de «peca fuerte, y cree más fuerte aún».
22/10/17 3:38 AM
  
Feri del Carpio Marek
¿Qué está ocurriendo? Hay que entenderlo de una vez, no es algo nada nuevo. Lo que está ocurriendo ya lo explicó y denunció claramente, por ejemplo el P. Garrigou-Lagrange, hace ya varias décadas, bastante antes del Concilio Vaticano II:

«En un libro reciente: Conversion et gràce chez S. Thomas d’Aquin, (“Conversión y gracia en Santo Tomás de Aquino“) el Padre Henri Bouillard escribe: ya que el espíritu evoluciona, una verdad inmutable sólo puede mantenerse en virtud de una evolución simultánea y correlativa de todas las ideas, cada una proporcionada a la otra. Una teología que no es actual será una teología falsa.

Y en las páginas que le preceden y siguen el autor demuestra que la teología de Santo Tomás, en algunas de sus más importantes secciones, no es actual. [...]¿Cómo puede el lector evadir la conclusión de que, dado que ya no es actual, la teología de Santo Tomás es una teología falsa?

Pero entonces, ¿por qué los Papas nos han instruido tan frecuentemente en seguir la doctrina de Santo Tomás? ¿Por qué La Iglesia dice en el Código de Derecho Canónico, Can. 1366, n.2: “Los profesores deben versar, de todas las formas, sobre la filosofía racional y la teología, entrenar a los estudiantes sobre estos temas de acuerdo al método, doctrina y principios del Doctor Angélico (Santo Tomás) y deben estimar estos como sagrados”?

Más aun, ¿Cómo puede “una verdad inmutable” mantenerse a sí misma si los conceptos que se unen mediante el verbo ser-estar son esencialmente variables o mudables?»

Y más adelante, se pregunta:

« ¿Cómo puede uno sostener que la Presencia Real de la sustancia del Cuerpo de Cristo en la Eucaristía requiere transubstanciación si las ideas son fundamentalmente variables? ¿Cómo puede uno afirmar que el pecado original ocurrió en nosotros a través de la falta voluntaria del primer hombre si el concepto de pecado original es esencialmente inestable? ¿Cómo puede uno sostener que el juicio particular después de la muerte es eternamente irrevocable si se dice de estas ideas que pueden cambiar? Finalmente, ¿cómo puede uno mantener que todas estas proposiciones son invariablemente verdaderas si la idea de lo que es la verdad debe cambiar, y si uno debe sustituir la definición tradicional de lo que es la verdad (la conformación del juicio con la realidad intuitiva y sus leyes inmutables) por la que ha sido propuesta en años recientes por la filosofía de la acción: la conformidad del juicio con las exigencias de la acción o la vida humana, las que siempre están evolucionando?»

Y más adelante concluye

«Uno entiende por qué Pío X dijo de los modernistas: “ellos pervierten el eterno concepto de la verdad.” (Denz. 2058).

Es muy peligroso decir: “Las ideas cambias, las afirmaciones permanecen.” Si incluso la idea de la verdad está cambiando, la afirmación no permanece verdadera en el mismo sentido, no de acuerdo con el mismo significado. Entonces el significado del Concilio ya no se mantiene como uno lo hubiese deseado.

Desafortunadamente la nueva definición de la verdad se ha esparcido entre esos que olvidan lo que Pío X había dicho: “Le encomendamos a los profesores tener bien presente en mente que ellos no pueden dejar de lado a Santo Tomás, especialmente en las cuestiones metafísicas, sin graves desventajas. Un pequeño error en principio, dice Santo Tomás, es un gran error en conclusión.” (Encíclica Pascendi)»

22/10/17 4:23 AM
  
Gregory
"No podemos celebrar el pecado" es cierto de hecho es el gran pecado del cristianismo esa. haberse dividido. La pregunta que me hago es ¿como evitar esos excesos ecuménicos? es en mi opinión muy difícil explorar el asunto de la reforma sin hace una auto critica a las formas que se emplearon en aquel momento o las razones que impulsaron que se diera esta situación.
22/10/17 7:58 PM
  
Pedro
Esta semana en la Catedral de Valencia concierto de música ecuménico para conmemorar el 500 aniversario de las tesis de Lutero,
Ahí queda...
22/10/17 11:27 PM
  
Vladimir
Una cosa ya no admite dudas: en el Pontificado actual, lo que ha dicho el Magisterio anterior (en el tema del Ecumenismo y en cualquier otro), importa un pepino.

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JM: Que no importe para unos no significa que no importe para todos, o que no importe para la Iglesia.
23/10/17 3:36 PM
  
Vladimir
Don José Miguel, tiene toda la razón: por ejemplo, en mi caso particular, todas las dudas que me surgen, actualmente, las aclaro con el Magisterio de Juan Pablo y Benedicto, en mano. Y todo lo que se dice actualmente, que contradice a aquellos dos gigantes, lo deshecho sin más.
23/10/17 3:56 PM
  
Francesc
Habrá de preguntarse al monseñor ¿quien le iluminó para hacer tales afirmaciones y si acaso Calvino, Zwinglio,Hus; Wicklief, Servet y Mahoma no fueron iluminados también?
23/10/17 8:02 PM
  
Mª Virginia
Y cuidado, que al final del camino de todos estos "iluminados" nos encontraremos también a uno disfrazado de ángel de luz, y que no en vano fue llamado Luzbel....!
24/10/17 2:44 AM
  
Bruno
Muy buen post.

Como señala clarividentemente Feri del Carpio, es la táctica sibilina del modernismo, que ha mostrado ser mucho más difícil de combatir que las herejías anteriores, por carecer de posturas firmes y estar en continua "evolución".
24/10/17 6:51 PM

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