(Telecinco/InfoCatólica) Archie Battersbee fue encontrado inconsciente en su casa tras llevar a cabo un desafío o reto viral de esos que se proponen en internet para jóvenes y que resultan muy peligrosos. El muchacho entró en una situación de coma y los médicos diagnosticaron que sufre muerte cerebral.
Los médicos del Royal Hospital de Whitechapel de Londres, donde está hospitalizado el niño, acudieron al juzgado para que este resolviera la disputa con la familia. Los doctores creen que el niño debe ser desconectado de las máquinas que permiten que su corazón siga latiendo.
Sin embargo, sus padres, Hollie Dance y Paul Battersbee, entienden que mientras el corazón bombee el niño debe seguir recibiendo tratamiento. La jueza Emma Arbuthnot ha dictaminado que Archie está «muerto» y que los doctores pueden poner fin «de manera legítima» a cualquier tipo de tratamiento.
En su escrito Arbuthnot considera que «el cese irreversible de la función de las células madre neuronales se ha establecido de manera concluyente». Por tanto, «doy permiso a los profesionales médicos del Royal London Hospital para cesar la respiración asistida a Archie Battersbee; extubarle; cesar la administración de medicamentos y no intentar ninguna reanimación cardíaca o pulmonar cuando cese la potencia cardíaca o cesen los esfuerzos respiratorios».
La magistrada también ha indicado que si Archie «continúa con ventilación mecánica, el desenlace probable es la muerte repentina y las perspectivas de recuperación son nulas. No encuentra placer en la vida y su daño cerebral es irrecuperable»,
Los padres, desolados
La familia de Archie Battersbee se encuentra «devastada y extremadamente decepcionada» tras conocer la decisión de la jueza. «Me siento asqueada porque el hospital y la jueza no hayan tenido en cuenta los deseos de la familia. No creo que se le haya dado a Archie el tiempo suficiente. Desde el principio nos hemos preguntado: ¿Por qué estas prisas?», ha dicho la madre en declaraciones a la prensa.
«Su corazón todavía late, me ha apretado la mano y, como madre, sé que él todavía está ahí», ha afirmado Hollie Dance, que ha explicado que la familia recurrirá la decisión judicial.
El Estado impone su criterio a las familias
No es la primera vez que la justicia británica (sic) ordena o permite poner fin a la vida de un menor en contra de la voluntad de sus padres. Alfie Evans murió después de que dicha justicia impidiera a sus padres sacar al niño del país para recibir tratamiento.
No sólo ocurre con menores. Polonia tuvo que pedir la repatriación de un ciudadano suyo ingresado en un hospital británico al que los médicos querían matar por deshidratación en contra de la voluntad de su madre y hermanas.