(InfoCatólica) Don Demetrio sostiene que «la atención al enfermo, por muy extrema que sea su situación y por muy altos que sean sus dolores, ha de estar inspirada por el amor a la persona, por el respeto a su dignidad humana, por el amor a la vida en toda circunstancia, y especialmente cuando esa vida es débil y vulnerable».
El obispo critica el argumento de la compasión:
«En estos casos, se argumenta que la compasión –«para que no sufra»- permitiría acabar con su vida, pero con la ayuda de la ciencia, hoy es posible mitigar e incluso eliminar del todo el dolor sin necesidad de eliminar la vida de la persona. Eso se llama cuidados paliativos. Matemos, por tanto, el dolor, pero respetemos la persona, respetemos la vida, porque la vida es un don de Dios y nadie puede disponer de la vida ni en su comienzo ni en su final».
Al mismo tiempo, advierte que no se debe provocar un prolongamiento innecesario de la vida:
«Por otra parte, no se trata de prolongar la vida indefinidamente y a toda costa, empleando medios desproporcionados para mantener esa vida al precio que sea. Se puede caer por este camino en el encarnizamiento terapéutico, que en definitiva alarga el sufrimiento que padece el enfermo y quienes le rodean. Dejemos que la persona muera en su momento, sin que le falten los medios ordinarios, pero sin necesidad de recurrir a medios extraordinarios para prolongar aquello sea como sea».