(InfoCatólica) El cardenal Burke asegura que «El Papa Francisco ha clarificado desde el inicio que la Exhortación Apostólica Post-sinodal no es un acto de Magisterio». Hace referencia a estas palabras del punto 3 de la exhortación:
«Recordando que el tiempo es superior al espacio, quiero reafirmar que no todas las discusiones doctrinales, morales o pastorales deben ser resueltas con intervenciones magisteriales. Naturalmente, en la Iglesia es necesaria una unidad de doctrina y de praxis, pero ello no impide que subsistan diferentes maneras de interpretar algunos aspectos de la doctrina o algunas consecuencias que se derivan de ella».
El purpurado continúna desarrollando su argumento: «La tipología misma del documento confirma esto mismo. Está escrito como una reflexión del Santo Padre sobre el trabajo de las últimas dos sesiones del Sínodo de los obispos. Por ejemplo, en el capítulo octavo, que a algunos les gusta interpretar como objeto de una nueva disciplina con implicancias obvias para la doctrina de la Iglesia, el Papa Francisco, citando la Exhortación Apostólica post-sinodal, Evangelii Gaudium, afirma:
«Comprendo a quienes prefieren una pastoral más rígida que no dé lugar a confusión alguna. Pero creo sinceramente que Jesucristo quiere una Iglesia atenta al bien que el Espíritu derrama en medio de la fragilidad: una Madre que, al mismo tiempo que expresa claramente su enseñanza objetiva, «no renuncia al bien posible, aunque corra el riesgo de mancharse con el barro del camino» (n. 308).
«En otras palabras», añade el cardenal Burke, «el Santo Padre está proponiendo aquello que él personalmente piensa que es la voluntad de Cristo para su Iglesia, pero no intenta imponer su punto de vista ni condenar a aquellos que insisten sobre aquella que él llama una pastoral más rígida».
Cómo recibir el documento.
El Patrono de la Soberana Orden de Malta explica cómo cree que debe ser recibido el documento papal:
Antes que nada, debe ser recibido con el profundo respeto debido al Romano Pontífice en cuanto Vicario de Cristo, que es, según las palabras del mismo Concilio Ecuménico Vaticano II, «perpetuo y visible principio y fundamento de la unidad tanto de los obispos como de la multitud de los fieles» (Lumen Gentium, n. 23).
Algunos comentaristas confunden este respeto con una presunta obligación de creer «por fe divina y católica» (can. 750, § 1) todo lo que está contenido en el documento.Pero la Iglesia Católica, mientras insiste acerca del respeto debido al Oficio petrino en cuanto instituido por Nuestro Señor, jamás ha sostenido que toda afirmación del Sucesor de San Pedro deba ser recibida como parte de su Magisterio infalible.
El cardenal advierte que «la doctrina oficial de la Iglesia, de hecho, provee la insustituible clave interpretativa de la Exhortación Apostólica, de modo que pueda verdaderamente servir al bien de todos los fieles, uniéndolos aún más estrechamente a Cristo, que es nuestra única salvación. No puede existir oposición y contradicción entre la doctrina de la Iglesia y su praxis pastoral, desde el momento en que, como recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica, la doctrina es naturalmente pastoral».