«Amoris Laetitia» y la enseñanza y práctica constante de la Iglesia

La Exhortación Apostólica post-sinodal puede ser correctamente interpretada, en cuanto documento no magisterial, solamente usando la llave del Magisterio como está explicado en el Catecismo de la Iglesia Católica

Los medios laicos y también algunos medios católicos están interpretando la reciente Exhortación Apostólica Post-Sinodal Amoris Laetitia («Sobre el amor de la familia») como una revolución en la Iglesia, como un radical alejamiento de la enseñanza y de la praxis de la Iglesia, sobre el matrimonio y la familia, tal y como se ha transmitido hasta ahora. Una lectura del documento hecha de este modo es motivo de preocupación y de confusión para los fieles, y también potencialmente de posible escándalo no sólo para los fieles sino también para todas las personas de buena voluntad que esperan de Cristo y de la Iglesia la fuente de enseñanza y reflejo de vida verdadera respecto del matrimonio, sus ritos y de la vida de la familia, célula primaria de la vida de la Iglesia y de toda sociedad.

Es también un mal servicio a la naturaleza del documento, como fruto del Sínodo de los Obispos: un encuentro de prelados que representa a la Iglesia universal «para prestar ayuda con sus consejos al Romano Pontífice en la salvaguarda y en el incremento de la fe y de las costumbres, en la observancia y en la consolidación de la disciplina eclesiástica y, además, para estudiar los problemas que resguardan la actividad de la Iglesia en el mundo» (canon 342). En otras palabras, existiría una contradicción con el trabajo del Sínodo al generar confusión sobre lo que la Iglesia enseña, tutela y promueve con su disciplina. La única llave para la correcta interpretación de Amoris Laetitia es la enseñanza constante de la Iglesia y de su disciplina que protege y promueve esta enseñanza. El Papa Francisco ha clarificado desde el inicio que la Exhortación Apostólica Post-sinodal no es un acto de Magisterio (cf. n. 3).

La tipología misma del documento confirma esto mismo. Está escrito como una reflexión del Santo Padre sobre el trabajo de las últimas dos sesiones del Sínodo de los obispos. Por ejemplo, en el capítulo octavo, que a algunos les gusta interpretar como objeto de una nueva disciplina con implicancias obvias para la doctrina de la Iglesia, el Papa Francisco, citando la Exhortación Apostólica post-sinodal, Evangelii Gaudium, afirma:

«Comprendo a quienes prefieren una pastoral más rígida que no dé lugar a confusión alguna. Pero creo sinceramente que Jesucristo quiere una Iglesia atenta al bien que el Espíritu derrama en medio de la fragilidad: una Madre que, al mismo tiempo que expresa claramente su enseñanza objetiva, «no renuncia al bien posible, aunque corra el riesgo de mancharse con el barro del camino» (n. 308).

En otras palabras, el Santo Padre está proponiendo aquello que él personalmente piensa que es la voluntad de Cristo para su Iglesia, pero no intenta imponer su punto de vista ni condenar a aquellos que insisten sobre aquella que él llama «una pastoral más rígida». La naturaleza personal, es decir, no magisterial del documento, emerge también del hecho que las citas utilizadas provienen principalmente del documento final de la sesión 2015 del Sínodo de los Obispos, o bien de los discursos u homilías del mismo Papa Francisco. No hay tampoco una intención constante de unir el texto en general a las citas al Magisterio, a los Padres de la Iglesia y a otros autores probados.

Además de todo, como hemos evidenciado arriba, un documento que es fruto del Sínodo de los Obispos, debe ser siempre leído a la luz de la finalidad del mismo Sínodo, o sea, la tutela y la promoción de aquello que la Iglesia ha siempre pensado y practicado conformemente a su enseñanza. En otras palabras, una Exhortación Apostólica post-sinodal, por su propia naturaleza, no propone una nueva doctrina y una nueva disciplina, sino que aplica la doctrina y la disciplina constantes a las situaciones del mundo contemporáneo.

Entonces, ¿cómo debe ser recibido este documento? Antes que nada, debe ser recibido con el profundo respeto debido al Romano Pontífice en cuanto Vicario de Cristo, que es, según las palabras del mismo Concilio Ecuménico Vaticano II, «perpetuo y visible principio y fundamento de la unidad tanto de los obispos como de la multitud de los fieles» (Lumen Gentium, n. 23).

Algunos comentaristas confunden este respeto con una presunta obligación de creer «por fe divina y católica» (can. 750, § 1) todo lo que está contenido en el documento.Pero la Iglesia Católica, mientras insiste acerca del respeto debido al Oficio petrino en cuanto instituido por Nuestro Señor, jamás ha sostenido que toda afirmación del Sucesor de San Pedro deba ser recibida como parte de su Magisterio infalible.

La Iglesia históricamente ha sido sensible a aquellas tendencias erróneas que interpretaban toda palabra del Papa como vinculante para la conciencia, cosa que es ciertamente absurdo. Según la enseñanza tradicional, el Papa tiene dos «cuerpos», uno en cuanto miembro individual de los fieles y por lo tanto sujeto a la mortalidad y otro en cualidad de Vicario de Cristo en la Tierra, y esto, según la promesa de Nuestro Señor, perdurará hasta su regreso en la gloria. El primer cuerpo es su cuerpo mortal; el segundo es la institución divina del Oficio de San Pedro y de sus sucesores. Los ritos litúrgicos y los hábitos que revisten al Papa subrayan tal distinción, de modo que una reflexión personal del Papa, mientras es recibida con el respeto debido a su persona, no debe ser confundida con la fe vinculante debida al ejercicio del Magisterio. En el ejercicio del Magisterio, el Romano Pontífice como Vicario de Cristo actúa en una interrumpida comunión con sus sucesores a partir de San Pedro.

Recuerdo la disputa que acompañó la publicación de las conversaciones entre el beato Pablo VI y Jean Guitton en 1967. La preocupación residía en el peligro en que los fieles habrían confundido las reflexiones personales del Papa con la enseñanza oficial de la Iglesia. Si por un lado el Romano Pontífice tiene reflexiones personales que puedan ser interesantísimas y estimulantes, la Iglesia debe estar siempre atenta para señalar que la publicación de tales reflexiones es un acto personal y no un ejercicio del Magisterio Papal. Diversamente, cuantos no comprenden la distinción o no la quieren comprender, presentarán tales reflexiones y también anécdotas del Papa como declaraciones de un cambio de doctrina de la Iglesia, causando gran confusión a los fieles. Una confusión tan dañina para los fieles que debilita el testimonio de la Iglesia como Cuerpo de Cristo en el mundo.

Con la publicación de Amoris Laetitia, el objetivo de los pastores y de aquellos que enseñan la fe es el de presentarla en el contexto de la enseñanza de la disciplina de la Iglesia, de modo que esté al servicio de la edificación del Cuerpo de Cristo en su primera célula vital, es decir, el matrimonio y la familia. En otras palabras, la Exhortación Apostólica post-sinodal puede ser correctamente interpretada, en cuanto documento no magisterial, solamente usando la llave del Magisterio como está explicado en el Catecismo de la Iglesia Católica (nn. 85-87).

La doctrina oficial de la Iglesia, de hecho, provee la insustituible llave interpretativa de la Exhortación Apostólica, de modo que pueda verdaderamente servir al bien de todos los fieles, uniéndolos aún más estrechamente a Cristo, que es nuestra única salvación. No puede existir oposición y contradicción entre la doctrina de la Iglesia y la de su praxis pastoral, desde el momento en que, como recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica, la doctrina es naturalmente pastoral:

«La misión del Magisterio está ligada al carácter definitivo de la Alianza instaurada por Dios en Cristo con su Pueblo; debe protegerlo de las desviaciones y de los fallos, y garantizarle la posibilidad objetiva de profesar sin error la fe auténtica. El oficio pastoral del Magisterio está dirigido, así, a velar para que el Pueblo de Dios permanezca en la verdad que libera. Para cumplir este servicio, Cristo ha dotado a los pastores con el carisma de infalibilidad en materia de fe y de costumbres. El ejercicio de este carisma puede revestir varias modalidades» (n. 890).

Se puede ver la naturaleza pastoral de la doctrina, en manera elocuente, en la enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio y sobre la familia. Cristo mismo muestra la profunda naturaleza pastoral de la verdad de la fe en su enseñanza sobre el santo Matrimonio en el Evangelio (cf. Mt 19, 3-12), en el cual enseña nuevamente el plano de Dios sobre el matrimonio «desde el principio». Durante los últimos dos años, en los cuales la Iglesia se ha visto envuelta en una intensa discusión sobre el matrimonio y la familia, he recordado a menudo un episodio de mi infancia. He crecido en una granja familiar en las afueras de Wisconsin; era el más joven de seis hijos de buenos padres católicos. La Misa dominical de las 10 AM en la parroquia vecina de nuestro pueblito, era claramente el corazón de nuestra vida de fe; cierta vez, me percaté que una pareja amiga de mis padres provenientes de una granja vecina, asistía siempre a la Santa Misa, pero jamás comulgaba. Cuando pregunté a mi padre por qué no recibían la Comunión, él me explicó que el hombre se había casado con otra mujer y que por eso no podía recibir los sacramentos.

Recuerdo claramente que mi padre me explicó la praxis de la Iglesia y la fidelidad a su enseñanza de un modo sereno. La disciplina obviamente tenía un significado para él y tenía un significado para mí; de hecho, su explicación fue la primera ocasión que me permitió reflexionar sobre la naturaleza del matrimonio como unión indisoluble entre marido y mujer. Al mismo tiempo debo decir que el párroco trataba a dicha pareja con un gran respeto, incluso hasta formaban parte de la vida parroquial en la modalidad apropiada al estado irregular de su unión. Por mi parte, he tenido siempre la impresión de que, si bien debió haber sido verdaderamente difícil no poder recibir los Sacramentos, ellos estaban tranquilos al vivir según la verdad de su situación matrimonial.

Durante de más de cuarenta años de vida y ministerio sacerdotal, veintiuno de los cuales he desempeñado en el ministerio episcopal, he conocido muchas otras parejas en situaciones irregulares, por las cuales yo u otros de mis hermanos hemos debido ejercer el cuidado pastoral. Si bien su sufrimiento era evidente para cualquier alma compasiva, he visto siempre más claramente con los años, que el primer signo de respeto y de benevolencia en la relación con ellos es decirles la verdad con amor. De esa manera, la enseñanza de la Iglesia no resulta una cosa que aflige sino que, incluso, libera para amar a Dios y a su prójimo.

Podría ser de ayuda ilustrar con un ejemplo la necesidad de interpretar el texto Amoris Laetitia a la luz del Magisterio. En el documento existen frecuentes referencias al «ideal» del matrimonio. Una descripción así del matrimonio puede ser desviada. Puede conducir al lector a pensar en el matrimonio como una idea eterna, a la cual los hombres y las mujeres deban más o menos conformarse en las circunstancias cambiantes. Pero el matrimonio cristiano no es una idea; es un sacramento que confiere la gracia en un hombre y en una mujer para vivir en un fiel, permanente y fecundo amor recíproco. Toda pareja cristiana válidamente casada, desde el momento del consentimiento, recibe la gracia de vivir en el amor que se han prometido recíprocamente. Así como todos sufrimos los efectos del pecado original y porque el mundo en que vivimos se hace autor de una visión completamente diferente del matrimonio, los esposos están tentados de traicionar la realidad objetiva de su amor. Pero Cristo les da siempre la gracia de permanecer fieles a aquel amor hasta la muerte. La única cosa que los puede limitar en su respuesta fiel es alejarse de la correspondencia a la gracia dada en el sacramento del Santo Matrimonio. En otras palabras, su dificultad no está en cierta idea que les ha impuesto la Iglesia. Su lucha es con aquellas fuerzas que los conducen a traicionar la realidad de la vida de Cristo en ellos. En los años y particularmente en los últimos dos años, he encontrado a muchos hombres y mujeres que por diversas razones, se han separado o se han divorciado de sus cónyuges, pero que están viviendo en la fidelidad a la verdad de su matrimonio y continúan rezando cada día por la eterna salvación de su cónyuge, incluso si él o ella lo ha abandonado. En nuestras conversaciones, ellos reconocen el sufrimiento en el cual se encuentran, pero sobre todo la profunda paz que experimentan al permanecer fieles al propio matrimonio.

Algunos piensan que una postura tal respecto de la separación o el divorcio implica un heroísmo que, el común de los fieles, no está dispuesto a alcanzar, pero en verdad, todos estamos llamados a vivir heroicamente, en cualquier estado de vida. El Papa San Juan Pablo II, en la conclusión del Gran Jubileo del 2000, refiriéndose a las palabras de Nuestro Señor que concluyen el Discurso de la Montaña –«Sed perfectos como vuestro Padre es perfecto» (Mt 5, 48) – nos ha enseñado la naturaleza heroica de la vida cotidiana en Cristo con estas palabras:

«Doy gracias al Señor que me ha concedido beatificar y canonizar durante estos años a tantos cristianos y, entre ellos a muchos laicos que se han santificado en las circunstancias más ordinarias de la vida. Es el momento de proponer de nuevo a todos con convicción este «alto grado» de la vida cristiana ordinaria. La vida entera de la comunidad eclesial y de las familias cristianas debe ir en esta dirección» (Novo Millennio Ineunte, no. 31).

Encontrando hombres y mujeres que, a pesar de una ruptura en la vida matrimonial, permanecen files a la gracia del sacramento del Matrimonio, yo he sido testigo de la vida heroica que la gracia nos hace posible cada día.

San Agustín de Hipona, en una predicación para la fiesta de San Lorenzo, Diácono y Mártir, en el año 417, utiliza una bellísima imagen para darnos ánimo en nuestra cooperación con la gracia que Nuestro Señor ha obtenido para nosotros con su Pasión y su Muerte. Él nos garantiza que, en el jardín del Señor no están sólo las rosas de los mártires, sino también los lirios de las vírgenes, las hiedras de los esposos y las violetas de las viudas. Y por eso concluye que ninguno debería desesperar respecto de la propia vocación porque «Cristo murió por todos» (Sermón 304). La recepción de Amoris Laetitia, en fidelidad con el Magisterio, pueda confirmar a los esposos en la gracia del sacramento del Santo Matrimonio, de modo que ellos puedan ser signo del amor fiel y duradero de Dios con nosotros «desde el principio», un amor que ha alcanzado su plena manifestación en la Encarnación redentora del Hijo de Dios. Que el Magisterio, como llave de su compresión, haga que «el Pueblo de Dios permanezca en la verdad que libera» (Catecismo del Iglesia Católica, n. 890).

+ Raymond Leo Burke Cardenal, Patrono de la Soberana Orden militar de Malta

Traducción al castellano de P. Javier Olivera Ravasi

Fuente:http://www.ncregister.com/daily-news/amoris-laetitia-and-the-constant-teaching-and-practice-of-the-church/

27 comentarios

Padre Roberto Funes Díaz
Estupendo el texto del Cardenal Burke.

A los criterios hermenéuticos hay que añadir que las afirmaciones contradictorias no pueden ser vinculantes en el magisterio fides et moribus, como estas dos:

a) Dice que "Hay una cuestión que debe ser tenida en cuenta siempre" "...ya no es posible decir que todos los que se encuentran en alguna situación así llamada «irregular» viven en una situación de pecado mortal (AL #300)

b) La encíclica dice que "las normas generales presentan en su formulación no pueden abarcar absolutamente todas las situaciones particulares" y "lo que forma parte de un discernimiento práctico ante una situación particular no puede ser elevado a la categoría de una norma" (AL #304)

La afirmación A) está tomada de los casos particulares y eleva a categoría de norma el criterio pero B) lo desdice. Ergo no puede ser tomada con religioso obsequio del entendimiento lo que ni en el entedimiento puede entrar.

Bendiciones.
13/04/16 12:49 AM
antonio
Realmente le agradezco al Padre Javier olivera Ravasi, la traducción.

Me ha hecho mucho bien leer al Cardenal Burke, el respeto, tratado como conservador, yo digo fiel a Cristo, fiel a la verdad,el respeto total al Sumo Pontifice, y en sus palabras se nota la Caridad, el Amor,y y a sus hermanos obispos.


Muchas Gracias Señor Cardenal.


Que Dios lo bendiga y lo haga con la Iglesia.
13/04/16 1:51 AM
Armando Guerra
Clarifica pues da criterio para lectura y estudio de documento post sinodal .
Gracias
13/04/16 2:07 AM
José A.
Gracias al Cardenal Burke por ayudarnos a entender Amoris Laetitia, estupendo texto que me guardo. Gracias al traductor por su trabajo.

Leyendo una parte del texto hay la palabra "interrumpida" y, creo que la palabra correcta es "ininterrumpida". Si lo pueden aclarar lo agradezco: "En el ejercicio del Magisterio, el Romano Pontífice como Vicario de Cristo actúa en una interrumpida comunión con sus sucesores a partir de San Pedro."
13/04/16 10:20 AM
JUAN NADIE
La verdad es que leer al Cardenal Burke me hace replantearme mi alergia al argumento de autoridad sobre todo cuando lo comparo con las ligerezas que han escrito unos cuantos curas y religiosos bienintencionados. De los malos ni hablamos.

El Cardenal Burke es un cardenal de los de siempre, uno del que no se duda, de los que se puede uno fiar y del que nadie se pregunta cada dos por tres por alguien tuvo la ocurrencia de nombrarlo cardenal.
13/04/16 11:18 AM
Grego
¡Muchísimas gracias cardenal Burke!

Efectivamente este es el camino por su doctrina clara que, con profundo amor al Magisterio y con delicadeza hacia el Papa, aclara los puntos más oscuros de la exhortación permaneciendo fiel a la verdad sin ocultar su disconformidad con ellos y, al mismo tiempo, reafirmando y aclarando el Magisterio.

Este es un texto que muchos necesitamos y que deberíamos difundir.
13/04/16 11:21 AM
Cayetano
Hay una cosa que está clara, siempre hay que decir , antes de nada, que este documento del Papa Francisco, hay que interpretarlo conforme al magisterio y a la hermenéutica de la doctrina católica. Hay que rebanarse los sesos para decir, donde no lo dice, lo que queremos que diga. El papa dice lo que ha querido, de forma oscura y pastosa, pero dice que , en determinadas circunstancias, según el propio criterio del implicado y de un sacerdote que le acompañe, podrá comulgar cuando así lo estime oportuno. Como esto es una barbaridad tenemos que decir que no, que no dice esto, y que si lo dice lo debemos interpretar como si no lo dijera....En fin, luz para las ovejas por parte de su pastor.
13/04/16 11:26 AM
Charles Dei
Con todo el debido respeto al cardenal Burke, creo que más que aclarar confunde. No se puede comparar una entrevista informal o un libro personal, con un texto de enseñanza del Magisterio Ordinario del Papa. Es Magisterio Ordinario, pero falible, y muchas veces, sí toma decisiones pastorales. Por ejemplo, Juan Pablo II en el número 84 de la Familiaris Consortio dice que se puede dar la comunión a los divorciados vueltos a casar si ellos no pueden separarse por tener hijos en común y se comprometen a vivir como hermanos.
Si quieren desechar el texto, que lo hagan sabiendo que es Magisterio Ordinario falible.
Aclaro que no estoy a favor de cambiar la disciplina de la Iglesia con respecto a los divorciados vueltos a casa y que me parece un documento ambiguo la Amoris Laetitia, que más que aclarar y solucionar, confunde y genera problemas. Es decir, esperamos 2 años y se gastó mucho tiempo, tinta y esfuerzo para terminar diciendo que cada uno discierna y haga lo que le parezca.
Por último, le digo a Don Cayetano que el documento en ningún lugar dice que hay que darle la comunión a los divorciados vueltos a casar. Pero en la nota 351 habla de forma ambigua de ayudrlos con los sacramentos, pero no sice nada se absolver el pecado de adulterio aún conservándose la unión de vida, ni dice que haya que darles la comunión.
Un saludo fraterno.
13/04/16 2:12 PM
pipo
¡Qué descepción la que me deja el cardenal Burke! Cuando dijo "resistiré", pensé que lo iba a hacer de frente y no recurriendo a este tipo de malabares mentales e idiomáticos.

Se cae de su peso que la Exhortación sí es un documento Magisterial y hecho con esa intención. Es más, para Francisco todo lo que habla le parece magisterio, baste con ir a la entrevista que le concedió a Elisabetta Piqué de La Nación (no puedeo pegar el enlace) de Buenos Aires, el 8 de Diciembre de 2015, en donde le dice puntualmente:

"Continuamente estoy haciendo declaraciones, dando homilías y eso es magisterio."

Lo siento cardenal Burke, en esta no te puedo acompañar.
13/04/16 2:51 PM
David
"Continuamente estoy haciendo declaraciones, dando homilías y eso es magisterio."

Si el propio Papa es incapaz de discernir lo que es Magisterio de lo que no lo es, el problema lo tiene él y nos lo pasa a nosotros.
La Iglesia siempre ha tenido muy claro que las declaraciones de un Papa no son Magisterio. Y el que Bergoglio crea que sí lo son no cambia eso.
13/04/16 3:11 PM
Catholicus
En la Familiaris Consortio se dice que los que viven en adulterio no pueden acceder a la Comunion.."basándose en las Sagradas Escrituras".

Eso significa que esa enseñanza es depósito de la fe, y por tanto irreformable.

Nada que ver con los "consejos" y meditaciones de los amores de Leticia.
13/04/16 3:40 PM
Horacio Castro
El Cardenal Burke afirma que en esta Exhortación Apostólica una reflexión personal del Papa, si bien es recibida con el respeto debido a su persona, no debe ser confundida con la fe vinculante debida al ejercicio del Magisterio. Pero esta conclusión automáticamente se extiende a cualquier documento magisterial de otros Romanos Pontífices. Podría tener consecuencias imprevisibles hasta ahora. Ya llevó un tiempo que, la anticoncepción se interpretara dentro del contexto matrimonial católico en la “Humanae Vitae”. Mientras que la condena del aborto es universal, así como lo es, en “Amoris Laetitia”, el rechazo a las uniones homosexuales y sus derivaciones.
13/04/16 5:31 PM
Almudena1
Si el Papa Francisco ha clarificado desde el inicio que la Exhortación Apostólica Post-sinodal no es un acto de Magisterio, debería haberla firmado como Jorge Mario Bergoglio.
13/04/16 6:59 PM
Fundación reino eucaristico
Un pan y carne para llegar en alas nesecitar hambre de intervención la sed escucho jezabel. Por multiplicar el sujeto sin confirmarle de gracia (llaves) se animaliza el sujeto ya becerro es la voluntad pecadora.
13/04/16 9:16 PM
Juan Carlos Pérez
Leer al Cardenal Burke me llena de tranquilidad y el espíritu de critica y desconfianza hacia el actual papado me lo apacigua.
13/04/16 9:53 PM
Alberto Ramón Althaus
Súmese al desafío para una demostración de la veracidad de la Amoris Laetitia sólo necesita dar con un ejemplo concreto válido y demostrar que los argumentos del Papa son válidos. ¿Cómo una persona que sabiendo que otra es casada si tiene relaciones sexuales con ella no comete adulterio y no comete pecado? Se exige sólo un ejemplo concreto y detallado sin necesidad de mencionar nombres que todos podamos decir bueno cometió adulterio pero no es pecado, el Papa puede participar de la prueba.
13/04/16 10:21 PM
Maria Auristela
Totalmente conforme con lo dicho por el Cardenal Burke: defensor de la Verdad. Momentos amargos vivimos con estas orientaciones fuera del contexto del Evangelio de Jesucristo.
13/04/16 10:21 PM
Víctor
El nº 84 de la Exhortación Apostólica "Familiaris Consortio" dice:"d) Separados y divorciados no casados de nuevo

83. Motivos diversos, como incomprensiones recíprocas, incapacidad de abrise a las relaciones interpersonales, etc., pueden conducir dolorosamente el matrimonio válido a una ruptura con frecuencia irreparable. Obviamente la separación debe considerarse como un remedio extremo, después de que cualquier intento razonable haya sido inútil.

La soledad y otras dificultades son a veces patrimonio del cónyuge separado, especialmente si es inocente. En este caso la comunidad eclesial debe particularmente sostenerlo, procurarle estima, solidaridad, comprensión y ayuda concreta, de manera que le sea posible conservar la fidelidad, incluso en la difícil situación en la que se encuentra; ayudarle a cultivar la exigencia del perdón, propio del amor cristiano y la disponibilidad a reanudar eventualmente la vida conyugal anterior.

Parecido es el caso del cónyuge que ha tenido que sufrir el divorcio, pero que —conociendo bien la indisolubilidad del vínculo matrimonial válido— no se deja implicar en una nueva unión, empeñándose en cambio en el cumplimiento prioritario de sus deberes familiares y de las responsabilidades de la vida cristiana. En tal caso su ejemplo de fidelidad y de coherencia cristiana asume un particular valor de testimonio frente al mundo y a la Iglesia, haciendo todavía más necesaria, por parte de ésta, una acción continua de amor y de ayuda, sin que e
14/04/16 1:11 AM
hornero (Argentina)
Muchas gracias, Cardenal Burke, iguala gradecimiento al P. J. Olivera Ravasi. No estoy capacitado para añadir nada a esta compleja cuestión. Sólo quisiera decir: 1) Que el Cardenal sostiene firmemente que el Papa no puede afirmar en su Magisterio ordinario errores fundamentales de doctrina o moral, pese a que sus expresiones requieran un esfuerzo de interpretación. Lo cual es congruente absolutamente con su condición de Vicario de Cristo, Piedra fundamental de la Iglesia. 2) Que la confusión causada por el lenguaje extremadamente confuso del Papa Francisco obliga a una extrema reflexión en torno a la fidelidad debida incuestionablemente al Sucesor de Pedro. 3) Que dada la gravedad de la confusión que Francisco genera con frecuencia, la fe, la caridad y la esperanza nos llevan a confiar que Dios vigila y permite la misma a fin de probarnos y cumplir sus designios misteriosos por las "oscuras quebradas" de que nos habla el Salmista.
14/04/16 1:25 AM
Jord.
Hay una Roca objetiva en el caso de la comunión de los adúlteros:

1. Adúltero objetivo o subjetivo, no comulga ni es absuelto en confesión

El adúltero objetivo es quien tiene relaciones sin culpa, por ejemplo, ignorancia. El adúltero subjetivo es con culpa o dolo. Adulterio es fornicar constante matrimonio.

2. El adúltero tampoco puede participar en las funciones a) docendi, b) santificandi y c) regendi: a) predica, anuncio, catequesis, evangelización; b) participación en los 7 sacramentos (padrino de bautizo, testigo de boda); ministerios laicales (acólito, lector); c) participación en sínodos, consejos y concilios, consulta en nombramientos, dirigente y superior; técnico; administración de justicia; administración de bienes.

3. Excepción Familiaris consortio 84, sólo comulgan y son absueltos:

- si hay matrimonio civil, confesión, compromiso de vivir more fraterno (como hermanos), comulgar (en privado si hay escándalo, en público si no), estado de gracia y rite dispositus. Lo mismo en las funciones docendi, santificandi y regendi.

...

Amoris laetitia da la sensación de asentar el terreno, de preparar la transición hacia el rupturismo por relativismo y subjetivismo.

El lenguaje subrepticio, polivalente, amfibológico, asistemático e indeterminado, implica el inicio de la cristalización de la tesis de Kasper que puede eclsoionar en un futuro Cónclave: libre comunión de los adúlteros por gradualidad y conciencia.
14/04/16 3:07 PM
Gerardus VIII
Es muy claro porque ni siquiera se puede considerar magisterio ordinario.
Concilio Vaticano I Constitución dogmática Pastor Aeternus: La Iglesia mantiene firmemente que “el Espíritu Santo fue prometido a los sucesores de Pedro no para que por revelación suya pudieran dar a conocer alguna nueva doctrina, sino que, por su ayuda, pudieran guardar y exponer fielmente la revelación o el depósito de la fe transmitida por los apóstoles”. Fin de la cita.
En la exhortación, en varios y graves puntos, no expone lo que la Iglesia ha creído, siempre y en todas partes, lo que si expone es su equivocada opinión.
Todos los católicos tenemos la obligación de decirlo.
Y creo que con lo que expuse, respondo a quien piensa que lo dicho por Burke, relativiza cualquier encíclica o exhortación apostólica.
Esos documentos permanecen válidos, en la medida en que esos documentos exponen lo que la Iglesia ha creído siempre y en todas partes.
14/04/16 6:59 PM
Uno que pasa
Las notas a pie de página de la Amoris Laetitia solo son magisterio en la medida que reflejan el magisterio original del texto al que hacen referencia; es decir, se las debe interpretar en el mismo sentido que el que tenían en su texto original. Este ha sido siempre el proceder de la Iglesia en todos sus documentos. Por lo tanto si alguna parte de la exhortación postsinodal por su forma de expresarse aparenta dar un sentido contrario o distinto al texto original de las fuentes que utiliza habrá que interpretarlos en su sentido original.

Por otra parte, la exhortación se presenta como un documento principalmente pastoral por lo habrá que evaluarlo según la naturaleza de su contenido: "En este ámbito de las intervenciones de orden prudencial, ha podido suceder que algunos documentos magisteriales no estuvieran exentos de carencias. Los pastores no siempre han percibido de inmediato todos los aspectos o toda la complejidad de un problema." (Donum Veritatis 24).

Incluso a veces los textos esencialmente doctrinales tampoco han estado exentos de imprecisiones, formas de decir inapropiadas, errores lingüísticos, etc. Un ejemplo muy claro lo tenemos en el Catecismo de la Iglesia Católica de 1992 que fue sometido a innumerables correcciones antes de publicarse su versión definitiva de 1997. Un estudio sobre estas correcciones puede leerse aquí: www.fundacionspeiro.org/verbo/1998/V-361-362-P-101-116.pdf

Confiemos en la Providencia, el Señor sabrá sacar bienes aun de los males
14/04/16 7:55 PM
Luis Silveyra
Pocos dias despues del 13-3-2013, alarmado, intente hacer algunos comentarios para esclarecer en alguna medida , lo que venia...
Me canse de tratar de hacerlo del modo mas respetuoso que podia.
Ingreso a la pagina casi tres años despues, y veo que ahora se pueden decir algunas cosas.
Me alegro por los fieles !

En cuanto al cardenal Burke, es obvio que esta tratando de no hacer demasiadas olas, y se comprende .... en parte.
De todos modos debio haber criticado mas severamente el documento.
15/04/16 3:13 AM
Gregory
Acatamos o no la exhortación "Amoris Laetia" claro que si, no porque el Cardenal Burke lo diga, lo cual es sin duda importante sino porque el documento tiene pasajes de gran importancia y en sintonia con la Tradición como es sus exposición sobre el matrimonio. Desde luego que no es perfecto y si fuera necesario una clarificación del texto que se haga.
15/04/16 6:59 AM
TH
Aquí hay un problema: ?Cómo vamos a saber qué es Magisterio ordinario y qué no es? Creo que ne parte sí contiene contiene magisterio en cuanto que reintera la doctrina tradicional del la Iglesia. En otras partes no lo es, sino más bien unos consejos y recomendaciones pastorales que no obligan en conciencia la católico.
15/04/16 1:29 PM
Andrea
Cardenal Burke: ya demostró quién es. Encabezó la oposición a las "novedades" del sínodo para terminar avalando los resultados y dejando todo en la nada, o en el todo.
Ha colaborado con la disolución. No, cisma no va a haber, esto es mejor, todo se disuelve, todo es soluble y cada quién interpreta lo que quiere y como quiere. Si las almas se condenan, no es responsabilidad suya, simplemente es porque no interpretaron la exhortación del Papa de acuerdo al Magisterio Tradicional de la Iglesia.
El Mal ya está hecho, lo único que quedaba era corregirlo. Lejos de eso, se nos dice que debemos saber interpretarlo !?

Se llevaron puesto al sacramento del matrimonio, la Eucaristía (o sea, se lo llevan puesto a Nuestro Señor) y al sacramento de la confesión. Señores, Misericordia es ayudar a la salvación de las almas, no a su condenación
15/04/16 4:15 PM
rosario
El Cardenal Burke no va a hacer cisma en la Iglesia. Es decir, los que hacen cisma son los que no están con la Iglesia de Nto. Señor, son los que la abandonan, como Lutero, etc, los heterodoxas, nunca un ortodoxo. El que abandona es el que está mal. Hay que luchar desde dentro. Sin hacer muchas olas, pq hacer olas no lleva a nada, sólo a hundir la barca. Seguro el Cardenal Burke esta haciendo mucho pero sin escándalos, que repito no llevan a nada. Oración, ayuno, confianza en las palabras de Jesús "Las puertas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia". Además, todo esto nos ha forzado a estudiar, he estudiado mucho los últimos días, y me he dado cuenta lo ignorante que soy, el estudio ha fortalecido mi Fe, me ha dado herramientas, he hecho conciencia de los Mandamientos y de las Palabras de Jesús. En verdad que Nto Señor escribe sobre renglones torcidos. Antes obedecía pq así era, pero ahora que, ante lo que estamos viviendo, he profundizado, leído, estudiado, formado, puedo, sobre bases más firmes transmitir mi Fe y explicar cuando alguien tiene confución. Acá por donde vivo, hace mucho tiempo, digamos unos 8 años, hemos visto ya que algunas personas divorciada y vuelta a casar se acercan a recibir la Comunión, también otras personas que uno conoce y sabemos no se acercan al S. de la Penitencia, así como algunos homosexuales. Con gran dolor vemos esto, y que podemos hacer? sólo "REPARAR" con oración y sacrificio. Apoyemos al C. Berke con mucha oración.
12/05/16 6:05 AM

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