De esclava maltratada a Patrona del Sudán
Santa Josefina Bakhita (c. 1869-1947) nació en Sudán y vivía con su familia, incluyendo una gemela, hasta que fue secuestrada a los 9 años y vendida como esclava. Siempre sufrió mucho la separación de su familia y rezó mucho por su conversión. Los secuestradores le llamaron Bakhita ("Afortunada") cuando se le olvidó su nombre por el trauma.
Tuvo cinco amos diferentes e intentó escapar, sin éxito. Aparte de humillarle, cuando tenía unos 13 años le tatuaron con 114 incisiones, poniéndole sal durante un mes para evitar infecciones. El quinto amo le trató muy bien y le llevó a Italia, donde sirvió de niñera para otra familia e ingresó al noviciado del Instituto de las Hermanas de la Caridad en Venecia con la niña que cuidaba. Diría más tarde: “Dios había permanecido en mi corazón, pero recién en ese momento sabía quién era”.
Fue bautizada en 1890 y llamada Josefina Margarita Afortunada. Como la esclavitud era ilegal en Italia, no volvió al Sudán con sus últimos dueños y en 1893 se hizo religiosa. Decía sobre su pasado: “Si volviese a encontrar a aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me arrodillaría para besar sus manos porque, si no hubiese sucedido esto, ahora no sería cristiana y religiosa".

Según el lector Ignacio, Satanás o Diablo se refieren a la misma persona, siendo el primero de origen semítico y la segunda una traducción griega, y significan “Tentador”; era el angel caído, la antigua serpiente o el dragón mencionado en el Apocalipsis. En tiempos de Jesús se les atribuían a los espíritus malignos las dolencias físicas inexplicables como la sordera, la mudez, los ataques epilépticos, etc., aunque no están asociados a esas dolencias en el Evangelio de S. Juan. Aun así, no cabe duda que el Señor tenía un gran poder sobre los demonios.
Oímos en
Foix comentó en el artículo de ayer que Cristo enseña por palabra y hechos coherentes y comparó la vida de los cristianos que siguen ese ejemplo con “una música maravillosa, como el plectro y la cuerda de la cítara cuando suena una canción.” La cítara es un instrumento que se encuentra en formas variadas en muchas culturas, como la china, y que los antiguos griegos asociaban con su dios mitológico de la música, Apolo. Esas dos culturas no solían conocer a Jesucristo, esa música preciosa que cantamos los cristianos con nuestras vidas.





