La patrona de las enfermeras y el primer mártir de Méjico (Mc. 1, 24)
Oímos en el Evangelio del 4o. domingo de Tiempo Ordinario que un hombre endemoniado gritó atemorrizado a Jesús: “Sé quién eres” (Mc. 1, 24). Conociendo al Señor quiso apartarse de Él porque, nos explica S. León: “Nunca una vida manchada podrá contemplar el esplendor de la luz verdadera, pues aquello mismo que constituirá el gozo de las almas limpias será el castigo de las que estén manchadas.” Por eso nos dice S. Agustín que a los demonios el Señor
“se dio a conocer según quiso, y quiso cuanto convino. No se dio a conocer como a los santos ángeles que, participando de su eternidad, gozan de El como Verbo que es. Se dio a conocer como debía para aterrarlos y librar de su tiránico poder a los predestinados.”
Como observó Noby en un comentario la semana pasada: “La luz del Señor desconcierta, y vacía de la vieja luz, que no es más que tiniebla”.
Los santos de hoy, al contrario que los demonios, al conocer al Señor en esta vida hicieron todo lo posible para poder verle en la siguiente. “El amor no descansa mientras no ve lo que ama; por eso los santos estimaban en poco cualquier recompensa, mientras no viesen a Dios. Por eso el amor que ansia ver a Dios se ve impulsado, por encima de todo discernimiento, por el deseo ardiente de encontrarse con el.” (S. Pedro Crisólogo) Por eso, contra toda expectativa, aceptaron el martirio con alegría en su juventud.
El Señor dijo en las bienaventuranzas que los puros de corazón verán a Dios, y así vivió Sta. Águeda (230-251), que fue martirizada a los 21 años por consagrar su virginidad al Señor en vez de aceptar las propuestas de matrimonio de un gobernador. Éste pensaba que ella era débil y que no aguantaría la tortura, pero la santa, aún entre torturas y llamas “no dejaba de recordar y meditar continuamente la muerte de su ardiente enamorado, como si la tuviera presente ante sus ojos.” (S. Metodio) Quizás es considerada la Patrona de las Enfermeras porque se piensa que tras sufrir muchos tormentos fue curada milagrosamente antes de sufrir su martirio definitivo. Nos enseña la santa “con su ejemplo a que todos pongamos el máximo empeño en llegar sin demora al bien verdadero, que es sólo Dios.” (S. Metodio)
S. Felipe de Jesús (1572-1597), a los ojos del mundo, tampoco parecía que confesaría su fe hasta su muerte (a los 24 años). Era el mayor de once hijos de inmigrantes españoles en Méjico y de pequeño era tan inquieto y travieso que su madre solía decir: “Dios te haga un santo”, a lo cual respondía su nana que sería cuando la higuera seca del patio volviera a florecer. Se cuenta que a su muerte así pasó, pero no daba tales indicios cuando salió de un convento franciscano y decidió ir a las Islas Filipinas para buscar fortuna a los 21 años. Pero, allí es donde finalmente se hizo franciscano.
En 1596, porque no había obispos en Filipinas, S. Felipe embarcó para volver a México y ordenarse allí, pero un mes después naufragó en Japón. Fue a un convento franciscano, donde todos los frailes fueron arrestados con unos cristianos japoneses. Cuando el capitán de su barco intentó liberarle diciendo que era un náufrago que iba a Méjico, el santo quiso correr la misma suerte que los demás frailes. Los que llegaron de Filipinas fueron condenados a morir traspasados por lanzas tras colgar de cruces con argollas de hierro. Les cortaron parte de la oreja izquierda y les forzaron a viajar en invierno por un mes de Tokyo a Nagasaki.
Allí S. Felipe fue el primero en morir (por lo tanto el protomártir de Japón) mientras repetía el nombre de Jesús. Su madre asistió a la beatificación de este primer santo mejicano, Patrono de la Ciudad de Méjico, y hay una iglesia en Japón dedicada a él cerca de la colina donde murieron esos primeros mártires de Japón.
Que repitiendo el Santo Nombre de Jesús como los mártires de hoy conozcamos mejor al Señor en esta vida y lleguemos a contemplarle cara a cara en la siguiente.
[Fuente de citas de santos: Antología de Textos para hacer oración y para la meditación por Francisco Fernández Carvajal y citas de Sta. Águeda: www.corazones.org]
Pregunta del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Qué otros santos canonizados dieron de pequeños la impresión de que no llegarían a serlo?
Mañana: S. Pablo Miki y Compañeros, mártires - “alcanzando la comarca entera de Galilea” (Mc. 1, 28)
12 comentarios
De los santos que conozco, bastantes, quitando a Domingo Savio,también María Goretti, y Luis Gonzaga,casi todos los demás,incluso Theresita.¡Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios!.
Best regards ML
I speak a little, but mainly English technician and have translated enough.
God bless you
Me alegro, aunque no me sorprende, que haya lectores en este portal con tantos talentos como usted. May God bless you and your family also!
Un saludo.
En respuesta a la pregunta del día, el primero que se me ocurre es nada menos que San Agustín. No sólo de pequeño, sino ya de mayor, daba la impresión de ser todo menos santo (hereje, vivía amancebado, etc.). Suerte que las oracíones de Santa Mónica dieron fruto.
Un abrazo,
Paco.
Tampoco se puede descontar la "maternidad espiritual" de las mujeres que "adoptan" a sacerdotes en su oración. Hay grupos de mujeres laicas que han oído la llamada de la Iglesia por más mujeres que se dedicaran a ese gran fin y que se reúnen en parroquias para rezar por los sacerdotes y ofrecer sus sacrificios por ellos, sin llamar la atención. Creo que sólo en la Eternidad se apreciará debidamente el importante papel que el Señor ha concedido a las mujeres en el seno de la Iglesia, sin necesidad de que ellas sean sacerdotes, por ejemplo.
Un abdomen inflamado, aumento dee 18 kgs, y 14 tallas de pantalon.
Dolor de estomago, problemas de visión y de audición. Reuma.
Que consiga que me toque hoy el cupon der la ONCE
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Alfonso, si perseveramos en la oración, el Señor nos concederá todo lo que sea mejor para nosotros, según Su Santa Voluntad. No hay nadie que nos quiera más que el Señor. Un saludo.
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Dulce Ariadna, ¡muchas gracias por haber dejado ese comentario y sobre todo por la bella oración expresada!
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