¿Cómo saber si alguien está inspirado por el Espíritu de Dios?

S. Juan Eudes (1625-1680), que comenzó y propagó el culto litúrgico al Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María, nos dice que el Inmaculado Corazón de María:

“es la verdadera arpa del verdadero David, Nuestro Señor Jesucristo. Porque es él quien la ha hecho con su propia mano y él solo quien la posee. Jamás fué tocada por otros dedos que los suyos, porque ese corazón virginal nunca tuvo otros sentimientos, otros afectos, otros movimientos que los que en él puso el Espíritu Santo. Y esa arpa levanta hasta los oídos del Padre tan maravillosa armonía, que, hechizado al oírla, olvida todas las cóleras que tenía contra los pecadores.”

Tan llena está esa armonía del Espíritu Santo que en cuanto oyó Sta. Isabel el saludo de la Ssma. Virgen María, segúnel Evangelio de la Solemnidad de la Asunción de María: “se llenó Isabel del Espíritu Santo” (Lc. 1, 41) también.
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¿Cómo saber si alguien está inspirado por el Espíritu de Dios o por un espíritu contrario a Dios (sea demonio, mundo o carne)?

El P. Royo Marín enumera estas características del Espíritu de Dios en “Teología de la perfección cristiana” (Parte 7, cap. 1) [traducción mía de una versión en inglés]:

“1) Verdad. Dios es verdad y no puede inspirar nada más que la verdad en un alma. Si una persona creída estar inspirada por Dios, por lo tanto, mantiene opiniones que están manifiestamente en contra de la verdad revelada, la enseñanza infalible de la Iglesia, o probada teología o filosofía o ciencia, se debe concluir que el individuo está engañado por el demonio o es la víctima de su propia imaginación o razonamiento defectuoso.

“2) Gravedad. Dios nunca es la causa de cosas que son inútiles, triviales, frívolas o impertinentes. Cuando Su espíritu mueve un alma, siempre es por algo serio y beneficioso.

“3) Iluminación. Aunque uno no pueda siempre comprender el significado de una inspiración de Dios, el efecto de cualquier movimiento o impulso divino es siempre la iluminación y certitud, en vez de la oscuridad y la confusión. Esto es verdad tanto respecto los efectos en el individuo que recibe la inspiración y sus efectos en otros.

“4) Docilidad. Las almas que están movidas por el espíritu de Dios, reconociendo su propia ignorancia y debilidad con toda humildad, aceptan con alegría el consejo y la orientación de sus directores o de quienes tienen autoridad sobre ellos. Este espíritu de obediencia, docilidad y sumisión es una de las señales más claras que una particular inspiración o movimiento es de Dios. Esto es especialmente verdadero en el caso de los cultos, que tienen una mayor tendencia a estar apegados a sus propias opiniones.

“5) Discreción. El espíritu de Dios hace que el alma sea discreta, judiciosa, prudente y pensativa en todas sus acciones. No hay nada de precipitación, ligereza, exageración o impetuosidad; todo está bien equilibrado, es edificante, serio y está lleno de calma y de paz.

“6) Humildad. Ésta es una de las señales más seguras del espíritu de Dios. El Espíritu Santo siempre llena al alma con sentimientos de humildad y de modestia. Cuanto más elevadas son las comunicaciones de lo alto, mayor es la profundidad con la cual se inclina el alma al abismo de su propia nada. “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra” (Lc. 1, 38).

“7) Paz. S. Pablo habla con frecuencia de la paz que viene de Dios (Rm. 14, 33, Fil. 4, 9) y Jesús menciona la paz como una de las manifestaciones de Su espíritu (Jn. 14, 27). Ésta es una calidad que siempre acompaña las comunicaciones de Dios, y cuando son recibidas, especialmente en la oración, el alma experimenta una serenidad profunda y estable en las profundidades de su espíritu.

“8) Confianza en Dios. Ésta es una consecuencia equivalente y necesaria a la verdadera humildad. Reconociendo que por sí mismo no puede hacer nada, como dice S. Pablo, el alma se lanza al poder y a la misericordia de Dios con una confianza de niño. Entonces aprende que puede hacer todo en Él (Fil. 4, 13).

“9) Flexibilidad de la voluntad. Esta señal consiste principalmente en una cierta prontitud de la voluntad a someterse a las inspiraciones y a las invitaciones de Dios. En segundo lugar, consiste en una facilidad en seguir el consejo y la orientación de otros, especialmente si son superiores, confesores o directores espirituales. Está opuesta a la rígida e inflexible voluntad que es característica de aquellos que están llenos de amor propio.

“10) Pureza de intención. El alma busca sólo la gloria de Dios en todo lo que hace y el cumplimiento perfecto de la voluntad de Dios, sin interés humano o motivación que brota del amor propio.

“11) Paciencia en el sufrimiento. El sufrimiento es con frecuencia la mejor piedra de toque para revelar el verdadero valor de un individuo. Sea la que sea la causa del sufrimiento o sea o no justamente recibida, el alma lo lleva con paciencia y ecuanimidad y lo usa como un medio para mayor perfección. Pero esta señal no debe ser confundida con el estoicismo y la insensibilidad de los que son fríos y flegmáticos por naturaleza.

“12) Abnegación propia. Las palabras de Cristo Mismo son suficientemente evidentes en que ésta es una señal del espíritu de Dios: “Si alguien desea venir en pos de mí, que se niegue, y tome su cruz, y me siga.” (Mt. 16, 24)

“13) Sencillez. Junto con la veracidad y la sinceridad, esta característica nunca falta en los que son verdaderamente motivados por el espíritu de Dios. Cualquier duplicidad, arrogancia, hipocresía o vanidad debe ser atribuido más bien al espíritu del demonio, el padre de las mentiras.

“14) Libertad de espíritu. En primer lugar, no hay apego a nada creado y ni siquiera a los dones recibidos de Dios. En segundo lugar, todo se acepta de las manos de Dios con gratitud y humildad, sea una cuestión de consuelo o prueba. En tercer lugar, mientras todos los deberes y ejercicios espirituales se cumplen con prontitud y puntualidad, el alma está dispuesta a dejar hasta el ejercicio más consolador y provechoso en cuanto la caridad de Dios le llama a otra parte. La libertad de espíritu permite al alma vivir en un estado de constante alegría y deseo de las cosas de Dios.

“15) Deseo de imitar a Cristo. S. Pablo dice que es imposible tener el espíritu de Dios sin tener el espíritu de Cristo (Rm. 8, 9). Por esa razón, S. Juan de la Cruz afirma que el alma que aspira a la perfección debe tener un deseo de imitar a Cristo en todo conformando su vida lo más posible al Suyo. (Cf. “Ascenso al Monte Carmelo”, Libro 1, Cap. 13)

“16) Amor desinteresado. Queremos decir por esta clase de amor todas las características que S. Pablo atribuye a la verdadera caridad (1 Co. 13, 4-7). S. Agustín dijo de esta clase de amor: “Ama con el amor dela caridad y haz lo que desees; no pecarás… Lo que procede de la caridad interior no puede sino ser bueno.” (S. Agustín, “in Epist.I S. Joannis”, tr. 7)”

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S. Juan Eudes reconoce esas características en el Inmaculado Corazón de la Ssma. Virgen María y nos anima a imitarlas:

“Una de las más útiles e importantes maneras de honrar el dignísimo Corazón de la Reina de las virtudes, consiste en procurar imitar e imprimir en el corazón una imagen viva de su santidad, de su dulzura y mansedumbre, de su humildad, su pureza, su devoción, su sabiduría, su prudencia, su paciencia, su obediencia, su vigilancia, su fidelidad, su amor y todas las demás virtudes”. (“Cántico Sagrado del Santísimo Corazón de la Bienaventurada Virgen”)

Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Le llama la atención alguna de las características de las almas inspiradas por el Espíritu Santo? ¿Cómo demuestra esa característica la Ssma. Virgen María y cómo le puede imitar?

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