¿Por qué no son santos todos los católicos que comulgan con frecuencia?
En el Evangelio del XX Domingo de Tiempo Ordinario Jesucristo nos dice sobre sí mismo: “Este es el pan que ha bajado del cielo” (Jn. 6, 58). Estando Él mismo en la Eucaristía, quizás extrañe a algunos que tantos católicos no mostremos en nuestras vidas la santidad que podría uno esperar de los que reciben el Pan del Cielo.
El P. Lallemant (en una cita de “La teología de la perfección cristiana” por el P. Antonio Royo Marín, O.P., Parte III, 2) hace una observación sobre religiosos que bien se podría aplicar también a los seglares que comulgan con frecuencia:
“Uno se asombra de ver tantos religiosos que, tras haber vivido 40 o 50 años en estado de gracia, diciendo Misa todos los días y practicando todos los santos ejercicios de la vida religiosa, y, por consecuencia, que poseen todos los dones del Espíritu Santo en un grado muy alto – uno se asombra, digo yo, de ver que estos religiosos no dan reconocimiento alguno de los dones del Espíritu Santo en sus acciones y en su conducta; de ver que su vida es completamente natural; que, cuando son corregidos o cuando están desanimados, muestran su resentimiento; que muestran tanta preocupación por la alabanza, la estima y el aplauso del mundo; que se complacen en él, y que aman y buscan su consuelo y todo lo que atraiga a su amor propio.
“No hay razón para asombrarse. Los pecados veniales que cometen continuamente atan los dones del Espíritu Santo, y no es asombroso que los efectos de los dones no sean evidentes en ellos. Es verdad que estos dones crecen juntos con la caridad habitualmente y en su ser físico, pero no crecen actualmente y en la perfección que corresponde al fervor de la caridad y aumenta el mérito en nosotros, porque los pecados veniales, siendo opuestos al fervor de la caridad, impiden la operación de los dones del Espíritu Santo.
“Si estos religiosos se esforzaran por la pureza de corazón, el fervor de la caridad aumentaría en ellos más y más y los dones del Espíritu Santo brillaría en su conducta; pero esto no será nunca muy aparente en ellos, viviendo como hacen sin recogimiento, sin atención a su vida interior, dejándose llevar y ser guiados por sus inclinaciones, y evitando sólo los pecados más graves mientras descuidan las cosas pequeñas. (“The Spiritual Doctrine of Father Lallemant” (Westminster, Md.: Newman, 1955), Prin. 4, c. 3, a. 3)
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S. Juan Eudes (1601-1680) se preocupó por la santificación del clero y demostró en su vida todo lo contrario de los ejemplos que da el P. Lallemant de los que viven una vida completamente natural.
Era el mayor de 7 hermanos, de padre muy devoto, y celebró su primera Misa en la noche de Navidad de 1625 en la capilla del Oratorio de París, ofreciéndose en perpetua servidumbre a Jesús y María. Dejó el Oratorio en 1643 para fundar con permiso del Obispo de Bayeux la Congregación de los Seminarios de Jesús y de María con estos fines:
“Trabajar con el ejemplo y la instrucción por establecer la piedad y santidad entre los sacerdotes y aquellos que aspiran al sacerdocio, enseñándoles a llevar una vida conforme a la dignidad y santidad de su condición, y desempeñar convenientemente todas las funciones sacerdotales, como también emplearse en la enseñanza de la doctrina cristiana por medio de misiones, predicaciones, exhortaciones, conferencias y otros ejercicios".
Se preocupaba de la santificación del clero porque comprendía el bien que los sacerdotes santos hacen a los seglares, de cuyas almas también se preocupaba.
Ayudaba a mujeres de mala vida colocándolas en hogares buenos temporariamente, pero una mujer que las acogía le comentó una vez: “Ahora os vais tranquilamente a una iglesia a rezar con devoción ante las imágenes y con ello creéis cumplir con vuestro deber. No os engañéis, vuestro deber es alojar decentemente a estas pobres mujeres que se pierden porque nadie les tiende la mano". En vez de desanimarse o de sentirse resentido por la crítica, abrió en 1672 una casa para esas mujeres, atendidas por visitandinas. Treinta años después se aprobaría la Congregación de Ntra. Sra. de la Caridad del Refugio.
No le importaban los respetos humanos. Considerado un “león en el púlpito y un cordero en el confesionario”, no temía recordar a la corte de Francia que tenían que ayudar a los súbditos en vez de pasarse la vida en diversiones, y que el infierno no respetaba las posiciones sociales de nadie.
Se pasaba muchas horas en el confesionario porque: “el predicador agita las ramas, pero el confesor es el que caza los pájaros”. Por eso escribió un libro para confesores. También propagó en sus libros y misiones el culto a los Sagrados Corazones, obteniendo permiso para celebrar en su instituto litúrgicamente la fiesta del Corazón de Jesús en 1672, un año antes de mostrar el Señor Su Corazón a Sta. Margarita María de Alacoque.
Aceptó las dificultades y las persecuciones que sufrió a lo largo de su vida sin desanimarse, viendo en cada cruz la voluntad de Dios. Tenía aprobación de Roma para abrir un seminario en Caen, pero el sucesor del Obispo de Caen le cerró la capilla, que se abrió cuando éste falleció. No consiguió aprobación canónica de la Congregación de Jesús y de María y fue desterrado de la corte francesa, aunque al final de su vida el rey le volvió a apoyar.
“[Los jansenistas] Me cargan con trece herejías. El motivo de toda su cólera está en que me opuse en todas partes a sus novedades, que sostengo en alto la fe en la Iglesia y la autoridad del Romano Pontífice y que he quemado un libro detestable compuesto contra la devoción a la Santísima Virgen.”
Su gran devoción a Cristo en la Eucaristía le dió fuerza y le llevó a decir: “Para ofrecer bien una Eucaristía se necesitarían tres eternidades: una para prepararla, otra para celebrarla y una tercera para dar gracias". Que el Señor nos conceda muchos más sacerdotes santos como S. Juan Eudes que nos animen a buscar y alcanzar la santidad esperada de todos, especialmente de los que recibimos al Señor en la Eucaristía.
Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Cómo respondería a la crítica de que si el Señor estuviera verdaderamente presente en la Eucaristía seríamos los católicos más santos? En su propia vida, ¿qué efectos tiene la recepción de la Eucaristía?
Mañana: S. Bernardo – “habita en mí y yo en él” (Jn. 6, 56)
21 comentarios
A mi también me extraña que nos pase esto con la comunión. Quizá falla la preparación, la acción de gracias tan rápida,que no le prestamos la atención debida a semejante huesped que viene cargado de bendiciones y nosotros pensando en el posible ERE, y otras historias
Pero para los que recibimos en gracia con Dios, ¿tendrá algo que ver la rutina o la tibieza que menciona que no se noten los efectos de recibir la Comunión? ¿Quizás ayude la Confesión más frecuente no sólo de pecados mortales sino también de los pecados veniales (que no es obligatorio confesar)? Están tan fuertemente relacionados los dos sacramentos en la vida espiritual, pero no se refleja eso en todas las parroquias, como dice.
El Señor nos pide la buena voluntad de recibirle en la Comunión estando en gracia con Dios, haciendo lo posible para amarle al Señor lo más que podamos y a ofrecernos a hacer Su Voluntad. Creo que el resto lo hará Él, que conoce muy bien nuestra debilidad.
Pero muchos santos como S. Juan de la Cruz, por ejemplo, han advertido que es importante para ser santo desapegarse de las cosas de este mundo. Las distracciones nos podrían indicar qué nos impide dar ese salto a la santidad.
"Cómo obtener de la Eucaristía el máximo poder santificante"
"¿Cuánto tiempo dedica a dar gracias al Señor tras recibir la Comunión?"
En cuanto a su pregunta, yo respondería que no somos más santos porque tal vez, y hablo por mí, no somos lo suficientemente dóciles a la acción santificadora de la Eucaristía. Y claro, si nos resistimos... el Señor no nos va a forzar. Y que tenemos - tengo - poca fe.
Cuando hacia deporte nos citaban hora y media antes del partido y se hacia todo un ritual de preparacion, pisabamos el terreno de juego, charlas individuales y colectivas, etc, para entrar poco a poco en situacion. Y solo era un juego.
Yo creo que la presencia de Jesucristo es real pero que si nos acercamos sin Fe, si no hay vida interior previa y reconocimiento de que necesitamos ser curados
no nos puede curar. Yo lo he experimentado asi personalmente. Ya en el Evangelio se ven varios ejemplos de esto.
Un saludo.
Me encantan las comparaciones que hace con el mundo del deporte. Se podría extender la analogía al mundo de la música también, con los ensayos y los preparativos antes de los conciertos.
Gracias por recordar los Evangelios. Nos prometió el Señor: "Pedid y se os dará". El Señor no curaba a todos, sino sólo a los que le buscaban con fe y uno que se acercó sin mucha fe acabó diciendo que creía pero que el Señor ayudara su falta de fe. Estoy segura de que siempre se gana algo al recibir la Comunión con la propia disposición, aunque no veamos los frutos hasta que lleguemos al Cielo. ¡Qué difícil me parece que es vivir nuestra fe en este mundo y llegar al Cielo sin la Eucaristía! Un saludo.
Ex-ante. La gente no se prepara. Ese es el gran drama. Acuden a comulgar sin hacer examen de conciencia, sin confensarse, sin cumplir la penitencia. Parecería como si no supiesen a quién van a dejar entrar en su casa. Cuando alguien va a recibir a otra persona en su casa la limpia, la ordena, en resumen, la pone bonita. Lo mismo debamos hacer para recibir al Señor. Poner nuestro corazón bonito.
Ex-post. La comunión se ha convertido en muchas ocasiones en un reparto de caramelos. Colas de gente sin recogimiento que no saben muy bien por qué están ahí. Música que no ayuda a la humildad. Sagradas formas cogidas con la mano, sin arrodillarse ante ellas para recibirlas. Profanaciones varias una vez que el sacerdote las entrega. Falta de acción de gracias por recibir al Sañor. Todo esto hace que el comulgar sea un mero trámite.
Que razón tiene San Josemaría en estas palabras:
¡Cuántos años comulgando a diario! —Otro sería santo —me has dicho—, y yo ¡siempre igual! —Hijo —te he respondido—, sigue con la diaria Comunión, y piensa: ¿qué sería yo, si no hubiera comulgado?
+ Bendiciones
Quizás ese sea un adorno muy apreciado por el Señor: que le recibamos por amor, para darle a Él placer y no por nuestro propio interés (aunque mucho tengamos en ello espiritualmente), un trámito de entrega al que entrega más que nadie.
También es necesario que nos esforcemos en la vida cotidiana para no causar escándalo por nuestra conducta a los que saben que practicamos nuestra fe. Si caemos, que nos levantemos y sigamos al Señor al Calvario en nuestros deberes según nuestro estado para poder parecernos más a Él que se anonadó sobre la Cruz y sigue haciéndolo en cada Misa. Un saludo.
Pues la obra de S Juan Eudes continúa en la Congregación de Jesús y María (CJM),popularmente conocidos como "eudistas",ver http://www.eudistes.org/castella.htm.Yo conocí,y compartí unos días, a un sacerdote eudista en 1991,me pareció fiel a su fundador,casi 300 años después.
También me gustó el segundo texto, en el que se describe la santidad dentro del Plan de Dios como un crecimiento gradual, apenas perceptible (aunque con ciertas excepciones a esa regla según la Voluntad del Señor). Eso nos debería de animar mucho. Gracias de nuevo.
Me pregunto esto mismo muchas veces:¿cómo es posible que aún me falte tanto amor a Dios y a los demás? Tal vez nunca le haya dicho de verdad a Jesús que me transforme totalmente, aun a costa del sufrimiento, de atarme a su Santa Cruz. Seguramente no le he dicho que soy de Él y de nadie ni de nada más.
A mi me ayuda ir un poco antes a la iglesia a rezar, ponerme en un sitio donde no me distraiga, hacer comuniones espirituales por la noche para prepararme, dar gracias por la Comunión a lo largo del día.
Pero, es Él el que tiene que transformarme y quiero y le pido que lo haga con su Espíritu.
Me llama también la atención que tenga momentos fijos para prepararse para la Comunión porque creo que ayuda mucho tener cierto horario fijo. Un saludo.
simplemente digo que si kiere comulgar puede hacerlo pero si en verdad lo hace con el corazon no vover a cometer el mismo error porque sinceramente el mundo esta lleno de tantaciones pero tenemos que ser fuertes para no caer de nuevo
saludos
que DIOS le bendiga
Me dió la impresión de que criticaba de un punto de vista protestante los Sacramentos de la Iglesia. Le pido perdón si no interpreté bien lo que decía y le agradezco que pasó de nuevo por aquí. Muchas gracias por sus oraciones y que el Señor le bendiga también.
Debemos recordar que todos somos criaturas pequeñas e imperfectas, y los sacerdotes y religiosas a pesar de estar tan cerca de Dios no dejan de ser humanos, también se equivocan, lo que como laicos nos toca es pedir siempre por ellos puesto que si la tentación en nosotros es grande, mucho más grande es para los que están consagrados; llevan doble responsabilidad ante Dios: la responsabilidad de ayudar a otros a no pecar y la responsabilidad de no pecar ellos.
Recordemos que la Comunión tiene el efecto de perdonar nuestros pecados veniales cuando recibimos al Señor con las necesarias disposiciones, aunque ayuda confesar los pecados veniales para aumentar también en gracia.
Mi madre solía decirme que antes de confesarme hiciera el esfuerzo de mejorar, de mostrar que sinceramente quería cambiar. Me parece que debe haber un equilibrio entre esperar a mejorar para confesarse y a confesarse para recibir la ayuda para mejorar.
Lo mejor es lo que hizo, que obedeció a su confesor, ya que Dios bendice abundantemente la obediencia y por esa obediencia también ayuda a los que podríamos ser escrupulosos [Ver post: "10 mandamientos para los escrupulosos"] Un saludo, y espero que siga contribuyendo al blog. Acuérdese, por favor, en sus oraciones de los que pasamos por aquí.
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