Todos podemos y debemos hacer esto al presenciar posibles abusos contra la Eucaristía
En el Evangelio del III Domingo de Cuaresma algunos judíos muestran ante Jesús preocupación por la profanación de: “los sacrificios que ofrecían” (Lc. 13, 1) los judíos asesinados por Pilato, al mezclarse la sangre de éstos con la sangre de los sacrificios. El Señor responde a esa denuncia pidiendo la conversión de corazón de los que le denuncian esas cosas y cuenta la parábola de la higuera que no daba fruto, en la que un viñador suplica al dueño de la higuera que le conceda otra oportunidad a la higuera mientras la ayuda.
En el ejemplo del buen viñador vemos que antes de llevar a cabo por verdadera caridad cualquier acción para ayudar al prójimo, sobre todo en casos de abusos contra la Eucaristía que uno podría presenciar, uno debería dirigirse al Señor y pasar tiempo con Él recordando la propia debilidad humana y necesidad de Dios Todopoderoso. Él nos ama tanto que está dispuesto a permitir ultrajes contra Su Persona en la Eucaristía con tal de recibir nuestro amor en tan sublime Sacramento.
En “Amor a la Eucaristía” [enlace recomendado por la lectora Susi] se narra la gran influencia en la vida del Obispo Fulton Sheen de una niña que dio su vida por la Eucaristía. Ella acudía fielmente noche tras noche a adorar al Santísimo, a pesar de los peligros, reparando así los ultrajes que recibía el Señor, tirado en el suelo como estaba en las Hostias Consagradas que habían dejado caer unos soldados. Si amamos de verdad al Señor, también le acompañaremos todos los días. Si no podemos acudir ante el Santísimo en persona, al menos podemos hacerlo en espíritu, dedicándole tiempo a solas.
Esa niña oyó en su corazón el lamento de S. Francisco de Asís: “¡El Amor no es amado, el Amor no es amado!”. Ella hizo lo que pudo para remediar la situación, sin decir ni escribir nada, simplemente adorando al Señor, que es el mismo en todos los sagrarios del mundo donde se reserve el Santísimo Sacramento, sean esos sagrarios de nuestro gusto o no.
“Para animar a los católicos a profesar valientemente su fe y a practicar las virtudes cristianas, ningún medio es más eficaz que el que consiste en alimentar y aumentar la piedad del pueblo hacia aquella admirable prenda de amor, lazo de paz y de unidad, que es el Sacramento de la Eucaristía.” (León XIII, Breve apost. Providentissimus,28-XI1897).
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S. Rafael Arnáiz Barón (1911-1938) estaba tan enamorado de la Eucaristía que en sus últimos meses pasaba horas en oración ante el Sagrario cada día. El mes antes de morir escribe en su diario espiritual esta reflexión sobre la caridad hacia el prójimo que le inspiró Cristo en la Eucaristía:
“13 de marzo, 1938
“[…] Señor Jesús, qué bueno eres.
Una de tus grandezas es la transformación que haces en mi alma con respecto al amor al prójimo. Me explicaré.
Cuando antes buscaba un religioso y me encontraba en su lugar, un hombre corriente…, ¡cuánto sufría, buen Dios!
Cuando un hermano, sin él saberlo, me humillaba (¡a mi…, qué paradoja!), también sufría…
Cuando no encontraba mi alma lo que buscaba… aunque no fuera más que educación…, muchos ratos he pasado a los pies de la Cruz… Señor, Tú ya sabes.
“Perdí la ilusión…, y en mis ratos de desconsuelo pensaba… más vale así…, he de separar mi corazón de los hombres y entregárselo sólo a Dios… Pasaba días en que no quería hacer ni señas… En medio de todo eso (ahora lo he visto claro), había bastante soberbia, mucha vanidad, y un inmenso amor propio… Dulce y manso Jesús…, perdóname, no sabía lo que hacía… Solo y sin guía…, si Tú no me ayudas, mil y mil veces me desviaré del verdadero camino, de la caridad de Cristo.
“Ahora me pasa una cosa muy rara. Algunos días, cuando salgo de la oración, aunque en ésta me parece no hacer nada, siento unos deseos muy grandes de amar a todos los miembros de la comunidad con unas ansias muy grandes…, como Jesús los ama.
Siento algunos días después recibir al Señor en la comunión, y ver lo que Él me ama siendo lo que soy, que de buena gana, besaría el suelo que los religiosos pisan, y siento unos deseos muy grandes de humillarme ante aquéllos que antes creía yo me habían humillado.
“Son religiosos al servicio de Dios… Jesús los quiere… Yo soy el último, el más mundano y con más lastre de pecados… ¡Ah, si el mundo supiera lo que yo he sido!
¡Ah!, Señor, en esos momentos quisiera ser pisoteado por todos; siento un gran amor y caridad por todos; no me importaría que el último me mandase las cosas más humillantes…, no veo flaquezas ni miserias en nadie… sólo veo mi ruindad amada por Dios…, y ante eso ¿qué no quisiera yo hacer para imitarle?… ¡Pues amar entrañablemente al prójimo!
“¡Qué grande es tu misericordia, Señor! ¿Qué mérito tenemos al amar a los buenos y a los santos? ¿Acaso Jesús no está clavado en la Cruz por los pecadores?
Buen Jesús, llena mi alma de caridad… Es el único alimento que en esta vida me puede de veras nutrir…
No sé si me explico…, pero lo que me pasa yo me lo entiendo muy bien.
“¡Ah!, Señor, y qué gran paz se siente en esos momentos… Así como antes me turbaba una falta o una flaqueza de un hermano y sentía casi repulsión…, ahora siento una ternura muy grande hacia él…, y quisiera en lo que de mí depende, reparar la falta… Es un alma a la que quiere Jesús. Es un alma por la cual Jesús sangra desde la Cruz… ¡Acaso yo la voy a desdeñar!… Dios me libre…, al contrario, siento un gran amor hacia ella, y esto que digo no es yana palabrería, es un hecho real y positivo que yo no he conseguido, sino que Jesús ha puesto en mi alma… He aquí el estupendo milagro.
“Ahora veo claro.
Sólo la caridad hace feliz… Sólo en ella se encuentra la mansedumbre y la paz… Solamente en la caridad se halla la verdadera humildad, y solamente en ella podemos vivir tranquilos y felices en comunidad. ¡Cuántas cosas diría si supiese escribir!
Mas no sé, y ante la impotencia de poder expresar lo que mi alma siente, prefiero callar.
La Santísima Virgen, que me comprende sin necesidad de ruidos ni de palabras, es mi gran consuelo.
Ante Ella deposito mi silencio. Así sea.”
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La manifestación más necesaria en el mundo es la de amor a Jesucristo, verdaderamente presente en la Eucaristía… simplemente visitándole y recibiéndole con la mayor frecuencia posible según nuestro estado de vida. Él es la fuente de santidad y de verdadera caridad hacia el prójimo, como descubrió S. Rafael Arnáiz. Si le ofrecemos el sacrificio que nos pide y no el que nos podemos buscar (a veces me he dejado llevar por falso celo), Él oirá nuestra súplica por nosotros y por otros.
“Abre tú, Señor, mis labios, y cantará mi boca tus alabanzas. Porque no es sacrificio lo que tú quieres; si te ofreciera un holocausto, no lo aceptarías. Mi sacrificio, ¡oh Dios!, es un espíritu contrito. Un corazón contrito y humillado, ¡oh Dios!, no lo desprecias. Sé benévolo en tu complacencia hacia Sión, y edifica los muros de Jerusalén.” (Salmo 51, 17-20)
Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Puede compartir algo que ha aprendido rezando ante el Santísimo expuesto o reservado en un sagrario? ¿Se reza en su parroquia en reparación por pecados cometidos contra la Eucaristía?
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29 comentarios
Esta frase me ha llamado mucho la atención, y me provoca reflexión. Evoca sin duda el mandato evangélico de amar a los enemigos, porque amar a los amigos ya lo hacen los paganos.
También la afirmación de Jesús de que Él había venido a sanar a los enfermos, porque los sanos no necesitaban sanarse.
Muchas gracias, María Lourdes.
Me parece particularmente apropiado para la Cuaresma la cita que destacó y la reflexión que dejó. Un saludo, y le agradezco que pasó por aquí de nuevo.
La conversión del templo en lugar de algarabía es una de las peores costumbres (malas)de los últimos años,y, cuanto antes se corrija, mejor.
No digo que no se pida a la gente el silencio y el respeto al Señor, pero cuando hay distracciones en la oración y dura, me parece mejor ofrecerle ese sacrificio al Señor sin dejar de acompañarle. Prefiero estar pendiente de Él, como si estuviera junto a Él en una multitud mientras enseñaba. Dudo que todos hubieran estado perfectamente callados cuando había niños pequeños entre ellos y tanta gente a veces que el Señor tenía que meterse en un barco para predicar, por ejemplo. Pero sus discípulos estarían pendientes de Él.
Creo que el ejemplo que uno da anima a otros. Si la gente ve a alguien arrodillado, rezando en silencio, suelen respetarlo e irse a otro lugar para hablar. A veces en el templo practica el coro o el organista a ciertas horas, al mismo tiempo que tengo tiempo para pasarme por el templo. Si me distraen a veces, también sé que mis propios pensamientos son esa loca de la casa que dice Sta. Teresa hay que dejar correr a veces sin alterarse uno. Son solo algunas consideraciones para cuando no tiene uno el silencio deseado. Un saludo.
... pensaré en ello
Sobre las preguntas del post:
A la pregunta 1: tengo la sensación de que soy una alumna poco aventajada del divino Maestro, algo zote, vaya :) Pero el Señor me ha hecho ver que sí le importa que esté con El.
A la pregunta 2: sí, los jueves hay adoración eucarística en una parroquia cercana.
María Lourdes, me ha encantado el post, en general, y en particular muchas gracias por el enlace a los textos del Hno. Rafael.
De vez en cuando leo noticias sobre actos de reparación cuando en alguna iglesia alguien robó un copón con Hostias Consagradas, por ejemplo. En esos casos suele acudir más gente unos días, pero por lo poco atendidas que he visto muchas capillas en las que el Señor estaba expuesto, tengo la sensación de que esa práctica no se continúa a largo plazo.
Menos mal que hay personas como las que menciona, que visitan regularmente al Señor... también he visto hombres y familias acudiendo. En algunas parroquias llevan a los alumnos de los colegios a adorar al Señor cada semana (el tiempo según la edad de los niños). Creo que sería maravilloso si todas las sesiones de catequesis comenzaran o acabaran con unos pocos minutos de oración ante el Sagrario. En algunos lugares no es práctico, pero en muchas parroquias sí es posible y tanto los alumnos como los padres suelen apreciarlo... y seguro que el Señor más aun.
Una devoción bastante extendida es la de las 40 horas de reparación ante el Santísimo expuesto ante los fieles. S. Benito José Labré era muy devoto de esta devoción. Un saludo.
Quizás también anima a alguien a acercarse al Santísimo (si no en persona, al menos en espíritu) saber que al Señor sí le importa que estemos con Él como dice (sintamos consolación o no, Él si aprecia cada segundo que le acompañamos). Lo recordaré la próxima vez que vaya a adorar al Señor. ¡Qué consuelo! Muchas gracias.
Ante el Señor podemos encontrarle un nuevo sentido a la vida hasta tal punto que muchas cosas dejan de inquietarnos. Cuando nos inquietamos es más difícil abrirle al Señor por completo las puertas de nuestro corazón. No le vemos a Él sino a nosotros mismos. Si sólo Le viéramos a Él, tendríamos Su Paz. Gracias por dejar su comentario.
A veces, le rezo esta oración que no sé dónde aprendí: Angel Santo de mi guarda, corre veloz al sagrario, a visitar en mi nombre a Jesús Sacramentado. Es fácil y sé que mi ángel lo hará mejor que yo.
Otras veces, me fijo en las iglesias por donde paso en coche y veo a lo lejos y le digo que mi corazón se quiere meter allí, en esos sagrarios oscuros, pero llenos de su luz, acurrucada junto a Él, para que me cambie con su amor.
También se puede hacer una visita on-line al Santísimo Sacramento en caso de urgencia, por ejemplo en www.savior.org. No es lo mismo, pero el amor encuentra algo de consuelo en esa posibilidad...
La Eucaristía es la demostración de hasta dónde llega ese amor extremo de Jesús por nosotros, que se cosifica y se expone a todos los ultrajes. Es como lo de Abraham:Dios estaba dispuesto a perdonar del castigo si encontraba algunos justos en Sodoma. Jesús está dispuesto a exponerse a esos sacrilegios por amor a unos pocos que están dispuestos a adorarlo en los sagrarios.Ojalá seamos muchísimos más. Ojalá seamos todos.
Cuanto más se trata a Jesús en la Eucaristía, más se ama a los que nos rodean. ¿Cómo no hacerlo?
"La acción de gracias a Jesús después de comulgar no siempre se puede hacer debidamente. Muchas veces, tras recibir al Señor, volvemos a nuestro sitio y se propone un canto eucarístico, o una acción de gracias leída en público. Yo enseño a mis hijos –y quien así lo estime necesario puede opinar lo contrario y comentarlo- que es muy importante cantar con el sacerdote y con toda la comunidad la canción propuesta. Como es lo que suele ocurrir en nuestra parroquia, pues nos sentamos y cantamos. Digo que nos sentamos, porque igual que enseño a mis hijos a ponerse de rodillas en la consagración, para recibir a Jesús adorándolo, también les enseño a ponerse de rodillas al volver al banco después de comulgar. En muchas iglesias, hoy en día, te encuentras con que no hay ni siquiera reclinatorios, pero igualmente, si uno es joven y puede, sigo insistiendo en arrodillarse. Ya lo hacen para jugar, ¿no? Pues eso. Para mí no hay mayor dignidad personal que la que se tiene cuando uno se arrodilla ante Dios.
El caso es que, al acabar la Eucaristía e irse el sacerdote, lo habitual es ver que los fieles abandonan los bancos, algunos se saludan, etc. Bueno, sobre esto también me gustaría decir lo que opino. Es cierto que estamos en la Casa de Dios, y que es nuestra casa también, naturalmente. Pero no cuesta nada salirse de la iglesia propiamente dicha, lugar de oración fundamentalmente, y charlar y confraternizar allí (como tan estupendamente hacen en las parroquias norteamericanas, donde el sacerdote sale a la puerta a saludar a los fieles…).
Yo intento hacer comprender a mis hijos que irse inmediatamente tras el Amén es como si invitáramos a alguien a merendar y, nada más abrirle la puerta y hacerlo pasar a la sala, nos fuéramos a nuestro cuarto a jugar y lo dejáramos ahí solo…
Al principio, lo único que puedes hacer como madre o padre, es volverte a sentar y hacer que los niños hagan igual, enseñarles con ejemplo, y luego ya puedes explicarles que Jesús está en nuestro corazón en esos preciosos momentos y que hay que aprovecharlos para estar a solas con Él, dándole las gracias por haber querido quedarse con nosotros y venir a visitarnos personal e individualmente. Además, yo personalmente les digo que la Virgen María también viene a nuestro corazón cuando comulgamos, porque ¿no va a llevar Jesús en su Corazón a su Madre? Pues Ella viene a nosotros también, aunque esta idea no sea muy teológica, me parece que refuerza mucho el espíritu familiar.
Es cierto que es también importante llevar a Jesús en el pecho mientras se vive la confraternización con los hermanos. Pero los primeros minutos…que sean sólo para Él. En esos momentos únicos, y diferentes cada vez que comulgamos, podemos también planear con Jesús lo que sigue en nuestro día, eso sería lo más bonito: ¿cómo vamos a salir de la iglesia? ¿Cómo vamos a tratar y hablar a los demás, empezando por nuestros padres y hermanos? Cuando lleguemos a casa, o adonde vayamos, ¿cómo vamos a comportarnos? Podemos pedirle a Jesús que nos ayude a acordarnos de que lo estamos llevando con nosotros, que no se nos olvide tan fácilmente. La presencia de Dios es difícil de mantener conscientemente, por eso me parece a mí que planear con Él lo que vamos a hacer el resto del día puede servirnos para recordar que no estamos solos, que no dejamos a Jesús en el sagrario: ¡Él se viene con nosotros! A ver si hacemos un esfuerzo por dárselo a los demás, que los otros lo noten, que llevamos a Dios con nosotros."
cristinamorenoalconchel
El año pasado publiqué el post "Enlaces para encontrar horarios de Misas y Adoración al Santísimo". Dejo el enlace por si ayuda a alguien. Un saludo.
Me hace gracia su comentario de: "Lo hacen para jugar, ¿no?" sobre cómo les enseña a sus hijos a arrodillarse antes y después de recibir la Comunión. ¡Cómo lo hacen los niños siguiendo el ejemplo de sus padres como si fuera lo más natural del mundo! Y es natural que uno se arrodille ante su Creador, Dios Todopoderoso. También les digo a mis hijos que no sólo hablen con Jesús sino también con Su Madre. ¿Cómo podrían estar separada tal Madre de tal Hijo tras haber completado su vida terrenal?
Me encanta cómo explica a sus hijos el respeto debido al Señor en la Misa usando imágenes tan sencillas que cualquiera puede comprender. Este post del blog tiene que ver con lo que comenta: "¿Cuánto tiempo dedica a dar gracias al Señor tras recibir la Comunión?" El P. Joan Antoni Mateo García también habla sobre el tema en este post de su blog: "Después de comulgar: la acción de gracias"
Por cierto, no dejó enlace al blog que menciona. ¿Cuál es? ¿Es uno suyo? Le agradezco de nuevo lo que compartió y espero que siga contribuyendo sus reflexiones al blog.
El Señor también le reveló a Sta. Faustina que se sentía muy abandonado en las iglesias porque pocos le visitaban. Me conmueve recordar la agonía del Señor en Getsemaní y cómo preguntó a sus apóstoles: "¿De modo que no habéis podido velar conmigo una hora?"(Mt. 26, 40) Un saludo.
Muchas gracias por tan hermoso texto y tan cierto, que inevitablemente lleva a la reflexión. Destacaría éste párrafo:
"Es un alma a la que quiere Jesús. Es un alma por la cual Jesús sangra desde la Cruz… ¡Acaso yo la voy a desdeñar!… Dios me libre…, al contrario, siento un gran amor hacia ella, y esto que digo no es yana palabrería, es un hecho real y positivo que yo no he conseguido, sino que Jesús ha puesto en mi alma… He aquí el estupendo milagro".
Y es que siendo como somos los seres humanos, es realmente un milagro que Jesús hace en nosotros.
Un cordial saludo.
Me refería a los dos blogs del sacerdote don Joan Carreras, uno familiar,
http://familiaenconstruccion.blogspot.com/
y otro, el que mencionaba, de catequesis para niños, que se llama Háblales de Jesús (http://primeroseducadores.blogspot.com/)
Espero que le interesen y, sobre todo,le ayuden en su apostolado. Yo seguiré pasando por aquí, muchas gracias de nuevo.
cristina
Un cordial saludo.
Espera lo mismo de sus discípulos. Menos mal que nos ayuda para que no huyamos del Calvario, donde Le encontramos esperando nuestro amor. Gracias por pasar por aquí de nuevo. Un saludo.
Vivo en una residencia de la tercera edad, con 2 hermanas, una con alzeimer avanzado, la otra se ha negado a andar.
Yo he pasado 17 meses de pruebas, en el hospital, por un bulto muy grande en el abdomen, después de resonacias magnéticas, TAC con contraste deyodo, exploraciones manuales, analíticas, el especialista de digestivo, me dijo: Sabemos que tiene algo dentro, pero ignoramos que puede ser.
No me dieron ningún tratamiento, habiendo engordado 16 Kgs., haciendo régimen,
Tenía muchos dolores, la otra noche rezando, se me ocurrió ir a un "punto de salud", me dieron una revista, encontréun tratamiento.
Lo he empezado a la hora de comer, el dolor ha desaparecido, orino más, espero, curarme.
Cuando salga de aquí, iré a la capilla de la Residencia, a dar gracias a Jesús Sacramentado.
Me gustaría saber, si tienen Vds., futuros santos y beatos, para pedir boletines de sus causas, estampas y reliquias,
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Alfonso, les tengo presente en mis oraciones a usted y a su familia. Le ruego que no se olvide de esta pecadora en sus oraciones ante el Santísimo.
Le recomiendo hacer una búsqueda por Internet de personas cuyas causas de beatificación o de canonización estén abiertas, ya que creo que hay más de mil causas abiertas. Así podrá encontrar alguna oración oficial relacionada la causa de los siervos de Dios que elija. Unas causas abiertas de personas famosas, por ejemplo, son las del Bto. Papa Juan Pablo II y Bta. Madre Teresa de Calcuta y del Bto. John Henry Newman. Un saludo.
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