15.07.21

CX. El matrimonio

1352. –¿Qué es el matrimonio como sacramento?

–El capítulo, en el que Santo dedica al sacramento del matrimonio, el último sobre los sacramentos de la Suma contra los gentiles, comienza de este modo: «Aunque los hombres hayan sido restablecidos a la gracia, sin embargo, no lo han sido de inmediato a la inmortalidad» cuya razón ya se ha dado». En efecto, en esta misma parte, al tratar la conveniencia de la Encarnación, había explicado que, aunque Cristo redimió nuestros pecados, era conveniente que permanecieran las penas como la mortalidad y los padecimientos (IV, c. 55, respuesta a la vigésimo quinta objeción).

Añade ahora que se infiere que: «Lo que es corruptible no puede perpetuarse si no es mediante la generación», aunque lo incorruptible también podría generarse, aunque no para perdurar. «Luego, como convenía perpetuar el pueblo fiel hasta el fin del mundo, fue necesario valerse de la generación para realizar esto, la cual es también el medio para perpetuar la especie humana».

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2.07.21

CIX. El sacramento del orden

1339. –¿Por qué Cristo instituyó el sacramento del orden?

–En la Suma contra los gentiles, explica Santo Tomás que: «En todos los sacramentos de los cuales ya se trató, se confiere la gracia espiritual oculta bajo las cosas visibles. Pero, como toda acción debe ser proporcionada al agente, es preciso, pues, que administren dichos sacramentos hombres visibles que gocen de poder espiritual».

De manera que: «No pertenece, pues, a los ángeles la administración de los sacramentos, sino a los hombres, revestidos de carne visible. Por eso, dice San Pablo: «Pues todo pontífice, tomado de entre los hombres, es puesto en favor de los hombres, para aquellas cosas que es instituido para aquellas cosas que miran a Dios» (Hb 5, 1)».

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15.06.21

CVIII. La extremaunción

1325. –¿Era necesario la institución por Cristo del sacramento de la extremaunción?

–En la Suma contra los gentiles, Santo Tomás dedica a la extremaunción un capítulo, que sigue al ya examinado sobre el sacramento de la penitencia. Este nuevo capítulo lo comienza con la demostración de su utilidad y necesidad. Parte de la siguiente observación: «Como el cuerpo es el instrumento del alma, y el instrumento está al servicio del agente principal, necesariamente la disposición del instrumento ha de ser tal cual corresponde al agente principal; por eso, el cuerpo se dispone tal cual conviene al alma».

A continuación añade otra. Como el hombre, compuesto de cuerpo y alma, es pecador, «de la enfermedad del alma, que es el pecado, deriva alguna vez la enfermedad al cuerpo por justa permisión divina».

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1.06.21

CVII. El sacramento de la penitencia

San Raimundo de Peñafort

1311. –El bautismo, además de borrar el pecado original lo hace también con todos los pecados actuales, que se hayan cometido hasta su recepción. Según lo explicado, si se peca después de recibirlo, el bautizado ya no puede remediar su pecado por el bautismo. ¿Cómo puede volver al estado de gracia del bautismo?

–Explica Santo Tomás que: «como la abundancia de la misericordia divina y la eficacia de la gracia de Cristo no toleran que falte el remedio, fue instituido otro remedio sacramental que sirviese para limpiar los pecados. Y éste es el sacramento de la penitencia, que es como un cierta curación espiritual»[1].

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17.05.21

CVI. La penitencia

1297. –¿Con el bautismo, la confirmación y la eucaristía, que dan y aumentan la gracia de Dios, no son suficientes los sacramentos?

–Observa Santo Tomás que: «aunque los hombres reciban la gracia por dichos sacramentos, sin embargo, no se hacen impecables por haberla recibido». Da cinco razones que prueban esta tesis.

Se explica que el hombre en esta vida no es impecable por el modo de poseer la gracia de Dios. Estos: «dones gratuitos se reciben en el alma como disposiciones habituales, mas el hombre no obra siempre según ellos. Porque nada impide que quien posee un hábito obre según el hábito o contra él». Aunque el hábito, a diferencia de la mera disposición, que es pasajera, es más estable, no se sigue siempre. Así, por ejemplo: «el gramático puede hablar rectamente, según la gramática, y también hablar inconvenientemente, contra la gramática». Lo mismo puede decirse de: «los hábitos de las virtudes morales, pues quien tiene el hábito de la justicia puede obrar también contra ella».

Ello ocurre porque: «en nosotros el uso de los hábitos depende de la voluntad, y la voluntad se relaciona con ambos opuestos», por ser libre puede elegir entre los opuestos, tanto sin son contradictorios, contrarios, privativos y correlativos. «Luego es claro que el hombre, recibiendo los dones gratuitos, puede pecar obrando contra la gracia».

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