XL. Los testimonios de la transfiguración de Cristo
Los testigos de la transfiguración[1]
Después de preguntarse Santo tomás sobre la conveniencia de la transfiguración de Cristo y sobre la claridad de su cuerpo transfigurado, en los primeros artículos de la cuestión que dedica a la transfiguración, se ocupa en el siguiente artículo de los que fueron testigos de la misma. Su tesis es que fue muy conveniente que fuesen los tres apóstoles Pedro, Santiago y Juan.
Para mostrar su conveniencia, parte de lo ya dicho en el artículo primero, que: «el motivo por que Cristo quiso transfigurarse fue para mostrar su gloria a los hombres y encender sus ánimos en el deseo de la misma».

Para finalizar su teología de los milagros de Cristo, Santo Tomás dedica un artículo a la transfiguración, el único milagro que Cristo realizó sobre sí mismo en su vida en la tierra. El relato, que aparece en los tres evangelios sinópticos, que sigue a los de la confesión de San Pedro y del primer anuncio de la Pasión, va unido a ambos, como ha notado Benedicto XVI

Estudiados los milagros de Cristo en general, en la siguiente cuestión del tratado de la Vida de Cristo, que forma parte de la Suma Teológica, Santo Tomás se ocupa de sus diferentes clases. Los clasifica en cuatro especies, que engloban al conjunto de todas las criaturas. La primera es la de los milagros sobre los espíritus.





