13.03.20

La Santa Misa: Con menos asistentes, por una responsabilidad ciudadana y una exigencia del amor al prójimo

Nota de los obispos de la Provincia Eclesiástica de Santiago de Compostela sobre las nuevas medidas en los actos religiosos ante la expansión del “coronavirus”

13/03/2020

Ante la situación creada por la expansión del virus Covid19, la responsabilidad por el bien de la salud propia y del prójimo nos lleva a adoptar algunas medidas destinadas a evitar la propagación de la enfermedad con ocasión de nuestras celebraciones litúrgicas y encuentros pastorales. Es una responsabilidad ciudadana y una exigencia del amor al prójimo prevenir el contagio en estos momentos. Estas nuevas medidas se añaden a las ya ofrecidas en la Nota de los Obispos de la Provincia eclesiástica de Santiago de Compostela del pasado 8 de marzo.

Como indicación general, en espera de otras medidas que puedan ser adoptadas por el Ministerio de Sanidad o por la Consellería de Sanidade de la Xunta de Galicia, queremos invitar a todos los fieles a seguir las disposiciones dadas por nuestras autoridades sanitarias, y particularmente a aquellos que pertenecen a grupos considerados de riesgo, según los criterios oficiales de las autoridades sanitarias nacionales y autonómicas.

Dadas las advertencias primeras, establecemos:

  1. Celebraciones litúrgicas
  • Se dispensa a los fieles cristianos de las diócesis de la Provincia eclesiástica de Santiago de Compostela de la asistencia a la Eucaristía, los domingos y fiestas de precepto. Se puede seguir la santa Misa por radio o televisión, así como por internet. La comunión espiritual es una práctica tradicional de la Iglesia que hemos de recuperar en estas dolorosas circunstancias, y puede ser ocasión de santificación y de comunión eclesial.
  • Se suspende las celebraciones comunitarias y públicas de la Santa Misa hasta ser superada la actual situación de emergencia.
  • Los sacerdotes continuarán celebrando diariamente la Eucaristía, rezando por el Pueblo de Dios, siendo posible la asistencia de un pequeño grupo de fieles. Aunque no podamos reunirnos físicamente todos, seguimos siendo comunidad, parroquia, Iglesia de Dios.
  • Los funerales pueden celebrarse según la modalidad de “Celebración de las Exequias sin misa”. Las misas exequiales pueden ser celebradas después de esta fase crítica; o en estos momentos sólo con el grupo de los familiares más allegados.
  • Pospónganse las celebraciones de aniversarios hasta después de Semana Santa.
  • Estas indicaciones se aplicarán igualmente para las celebraciones litúrgicas de la Semana Santa. Aconsejamos igualmente a los responsables de las Cofradías que sigan también las orientaciones de las autoridades sanitarias.
  • Se suspende la celebración de las Confirmaciones.
  • Se ruega que se posponga, igualmente, cualquier otra celebración que no sea urgente.
  • Para el sacramento de la penitencia, úsense espacios que permitan cumplir con las exigencias higiénicas indicadas por las autoridades sanitarias.
  • 2.Catequesis

Se suspenden los encuentros parroquiales, arciprestales y diocesanos de catequesis, en principio hasta después de Semana Santa.

3.Actividades formativas

Se suspenden, hasta nueva indicación, todos los encuentros programados por las distintas Delegaciones o Secretariados diocesanos y por los Arciprestazgos y las Parroquias. Igualmente se aconseja a las diferentes asociaciones y movimientos de nuestras Iglesias diocesanas que suspendan posibles encuentros previstos.

4. Acción caritativa

Por lo que se refiere a la actividad de las Cáritas parroquiales, interparroquiales y diocesanas, no se cerrarán los espacios dedicados a la actividad caritativa. Pero se invita a extremar la prudencia en la atención individualizada.

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12.03.20

Para rezar en tiempos de coronavirus

Abandono y confianza bajo la protección divina

Tú que habitas al amparo del Altísimo, / que vives a la sombra del Omnipotente,/di al Señor: “Refugio mío, alcázar mío,/ Dios mío, confío en ti”.

Él te librará de la red del cazador,/ de la peste funesta./ Te cubrirá con sus plumas,/bajo sus alas te refugiarás:/ su verdad es escudo y armadura./ No temerás el espanto nocturno,/ ni la flecha que vuela de día, /ni la peste que se desliza en las tinieblas,/ ni la epidemia que devasta a mediodía” (Salmo 91, 1-6).

 

Súplica ferviente

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo inmortal, ten misericordia de nosotros.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

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7.03.20

Transfiguración: La gloria y la cruz

Mateo, en su relato de la transfiguración, vincula la peculiar experiencia vivida en la cumbre de un monte con el camino de la pasión.

Mt 17,1-8 describe la transfiguración propiamente dicha: “Se transfiguró delante de ellos y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz” (Mt 17,2). La voz de Dios ocupa el centro: “Este es mi Hijo, el amado, en quien me complazco. Escuchadlo” (Mt 17,5).

Jesús es revelado como el Hijo de Dios. Como tal, aparece inmerso en el mundo celeste y, como un presagio de futuro, muestra – incluso en su rostro – el esplendor y el dominio que corresponden a quien Dios ha revelado como su Hijo.

Pero esta luz es inseparable del camino que, como Hijo del hombre, le conduce a la pasión y a la muerte.

Mateo desarrolla este relato, abarcando así a los discípulos (Mt 17,6-8.10-13). Ellos experimentan de un modo singular, en un monte alto, un fragmento anticipado del esplendor de la pascua. Pero no pueden dejarse encadenar por la fugacidad de esa luz. No pueden permanecer en la montaña, caídos en el suelo a causa del contacto con lo divino.

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25.02.20

Limpiar el corazón (Miércoles de Ceniza)

“Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios” (Mt 5,8). “Limpiar el corazón”. He aquí el programa de toda la cuaresma: limpiar el corazón para “ver” a Dios; para alcanzar nuestro auténtico fin. Como escribe san Agustín: “escucha y aprende a desear a Dios; aprende a prepararte para verlo”. O, tal como recoge el profeta: “Convertíos a mí de todo corazón, con ayunos, llantos, lamentos” (Jl 2,12).

¿Cómo es posible este retorno, esta conversión “de todo corazón”? Es posible por la fuerza de la misericordia que brota del corazón mismo de Dios, “un Dios compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en amor” (Jl 2,13). La conversión del corazón es gracia, obra de Dios, y fruto de la fe en su misericordia.

Limpiar el corazón es dejar que la gracia penetre en lo más íntimo de nosotros mismos, en el sagrario de nuestra conciencia, y dejar que lo sacuda, dándonos la fuerza de “rasgar el corazón”, permitiendo que el Señor transforme y renueve nuestras intenciones, nuestras acciones y el fondo de nuestro ser.

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22.02.20

Un texto muy bien escrito: “Querida Amazonia”, de Francisco

Hablando, en una ocasión, con otro sacerdote pude constatar una impresión compartida. Todos los días los sacerdotes católicos rezamos y leemos el “Oficio de Lectura”, cuyo centro radica en un texto bíblico al que sigue otro texto patrístico, espiritual o magisterial. Mi interlocutor me decía que, a veces, el texto estaba tan bien escrito que le hacía avivar su atención hacia lo leído. A mí me ha pasado lo mismo.

Muchas veces, ese texto que reclama atención, que se niega a ser leído como de pasada, tiene como autor a San Agustín, a la vez un retórico, un clásico de las letras y del discurso persuasivo, y un profundo pensador.

Explicando, San Agustín, que el deseo del corazón tiende hacia Dios nos dice: “Toda la vida del buen cristiano es un santo deseo. Lo que deseas no lo ves todavía, mas por tu deseo te haces capaz de ser saciado cuando llegue el momento de la visión. Supón que quieres llenar una bolsa, y que conoces la abundancia de lo que van a darte; entonces tenderás la bolsa, el saco, el odre o lo que sea; sabes cuán grande es lo que has de meter dentro y ves que la bolsa es estrecha, y por esto ensanchas la boca de la bolsa para aumentar su capacidad. Así Dios, difiriendo su promesa, ensancha el deseo; con el deseo, ensancha el alma y, ensanchándola, la hace capaz de sus dones”.

Es muy difícil escapar a la sugestión de esas palabras que suscitan a la vez la actividad de la imaginación y del entendimiento, que recurren a la imagen y a la analogía. Que son palabras espirituales y materiales. Simbólicamente materiales. Como los sacramentos. El Papa dice en “Querida Amazonia” que los sacramentos “son una plenificación de lo creado, donde la naturaleza es elevada para que sea lugar e instrumento de la gracia, para ‘abrazar el mundo en un nivel distinto’”.

En el mundo pagano, Platón poseía ese arte de lo simbólico, de la alianza entre literatura y pensamiento, entre fondo y forma. Y, tras Platón, ya en el universo cristiano, Pascal y Newman. O el mismo Cristo con su Sermón de la Montaña y con sus parábolas. Forma y fondo. Belleza y verdad.

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